Capítulo diecisiete
No sabía cómo empezar a decirlo, de todas formas aunque intentará buscar las mejores palabras sabía que sus padres no lo entenderían.
Solo esperaba que el señor Antares, o mejor dicho su pareja no demorará demasiado en llegar a su casa para que le pueda ayudar a enfrentar a sus padres.
Por fortuna tenía un poco de base de maquillaje para cubrir aquellas marcas que tenía en su cuello; aquel día de su cumpleaños fue el mejor regalo que pudo darle Kardia.
Después de aquella ronda de pasión desenfrenada el señor Antares lo cuidó como su joya más preciada.
Se dió a la tarea de llevarle el desayuno a la cama, seguido de algunos apapachos y caricias tiernas mientras descansaban en los brazos del contrario.
En la tarde compartieron un baño en la tina con aceites y sales relajantes; esa misma noche Kardia lo llevo a cenar a uno de los restaurantes de la ciudad donde lo esperaba Milo y Kanon para poder disfrutar de un pastel que el mayor había ordenado desde días atrás.
- ¡Camus!
Lo llamaba su padre, esperando que su hijo bajara al comedor.
Rápidamente se dió un último vistazo al espejo luciendo las prendas que sus padres le dieron de cumpleaños.
Se colocó un poco de fragancia en su cuello y pasó sus manos sobre su larga cabellera rojiza.
Con pasos apresurados bajó por las escaleras hasta llegar al comedor donde sus padres lo esperaban con la mesa lista esperando la llegada del pretendiente de su hijo.
- Creí que esperabas una fiesta en grande por tu cumpleaños Camus - Respondió Defteros tomando asiento en la silla mirando solamente en la mesa cuatro manteles.
- No me gustan las fiestas en grande papá.
Dégel terminó de sacar una charola del horno y la dejó sobre la estufa para esperar que se enfriara un poco antes de servirlo.
En ese momento el timbre se escuchó anunciando la llegada de la visita esperada, Camus se levantó de la silla para poder recibir a su pareja pero fue Defteros quién se le adelantó.
- Siento que a papá no le agradará la idea - Susurro Camus al ver como Defteros salía de la cocina para ir a la puerta principal.
- Camus - Le habló Dégel colocando su mano sobre su hombro - Sabemos de quién se trata, sin embargo a tu padre no le cabe en la cabeza la idea que Antares te doble la edad.
- Yo sé que no es algo que se ve todos los días pero... - Se quedó callado unos momentos - Kardia en ningún momento ha jugado conmigo, al contrario es todo un amor cuando está a mí lado.
Dégel se quedó callado unos momentos - Me pasó algo muy similar cuando conocí a tu papá. Cuando yo tenía diecisiete años él tenía veintidós, tu abuelo Krest se oponía a qué yo tuviera una relación con él y me decía que buscará alguien acorde a mi edad. No te voy a negar que tardé demasiado en pensarlo, estuve a punto de perderlo por una mala decisión por hacer caso a los comentarios de las demás personas.
- ¿Y que fue lo que pasó? - Preguntó Camus animado cruzando los brazos sobre la mesa escuchando detenidamente a Dégel.
- De tan solo recordarlo me causa gracia.
Sin embargo la entrada repentina de Defteros a lado de Kardia los dejó sorprendidos.
- Aquel día en el mero cumpleaños de mi Dégel tuve la osadía de secuestrarlo - Añadió Defteros extendiendo su mano para invitar a Kardia a tomar lugar en la mesa.
- ¿En serio? - Cuestionó Camus con asombro.
- Claro, después de todo Krest terminó aceptando por que tuve la locura de traerme a Dégel a esta casa.
- Bueno pero yo quiero hacer las cosas bien, no pienso secuestrar a su hijo - Añadió Kardia interrumpiendo esa plática.
- Primero necesito conocerte mejor y tus intenciones - Sentenció Defteros señalando al mayor de los Antares.
- ¡Oh vamos Defteros! ¿Acaso crees que yo dañaría a tu hijo? Por favor - Respondió Kardia colocando sus manos sobre la mesa - Tu hermano me conoce mejor que nadie, Aspros es mi mano derecha en la empresa, con razón dije de algún lado he visto ese rostro, si los dos son igualitos.
- Que pequeño es el mundo - Respondió Dégel tomando asiento a lado de su hijo.
- Miren, sé que para ustedes esto es algo muy difícil de digerir. Lo sé por qué es una locura enamorarme de alguien mucho más jóven que yo pero... - Kardia miró a su amado pelirrojo - Al conocer a Camus la diferencia de edad no es nada, nuestra relación puede funcionar por qué el amor depende de la equivalencia de nuestros sentimientos no de nuestras edades.
Defteros miraba de reojo a su pareja, al principio quería negarse ante tal relación, pero desde que ambos se conocieron podía notar un cambio favorable en su hijo.
- Debo admitir que estoy dispuesto hacerte la vida imposible si se te ocurre jugar con los sentimientos mi hijo - Contestó Defteros con desdén - Mientras tu tienes experiencia en la vida, Camus está comenzando a descubrirla.
- Te daremos el beneficio de la duda Kardia - Añadió Dégel retirándose los lentes para poder limpiarlos mientras seguía hablando - Algo me dice que no eres una mala persona, al menos Aspros siempre se ha referido a ti como una persona responsable, algo loco pero dispuesto a lograr lo que te propones, de igual manera como te lo dijo mi esposo, si se te ocurre lastimar a mi Camus de nosotros no te libras, es todo lo que tenemos en este mundo y lo que menos queremos es verlo sufrir.
- Como se lo dije a Camus y se los comento a ustedes, toda mi vida me la he pasado en soledad; jamás me atrevería a jugar con los sentimientos de su hijo. Si algún día Camus no siente mas amor por mi, tengan por seguro que me haré a un lado de su camino y comprenderé la situación.
Ante las palabras sinceras del señor Antares, el corazón de aquel joven de cabellos escarlata latía de manera desenfrenada, inconscientemente se llevó su mano derecha a su lado izquierdo de su pecho intentando controlarse.
En ese momento quería levantarse de su silla y perderse en la calidez de sus brazos por qué era el único que le brindaba su amor y su apoyo incondicional.
Aprendió hacer un lado los malos comentarios de las personas cuando pasaban a su lado, omitía respuesta alguna cuando sus compañeras de su salón lo señalaban como el amante o el segundo de muchos amores del padre de Milo.
Entendió que las personas solo se basan en hablar sin conocer la realidad de la situación, de juzgar solo lo que ven sus ojos y sobre todo hablan por meterse en dónde no les importa.
Cerró sus párpados unos momentos, sonrió y se dispuso a tomar la palabra.
- El amor no tiene edad cuando se entrega el corazón.
Dégel miró a su hijo con una sonrisa victoriosa, tenía la corazonada que ese amor sería un momento único entre Camus y Kardia.
- Está bien - Respondió Defteros al ver que no había algo más por reprochar ni de qué quejarse - Solo te pido una cosa Kardia... No esperes que ya te puedes llevar a Camus contigo, primero me termina de estudiar y después hacen lo que tengan a futuro.
- Les juro por mi vida que cuidaré de Camus hasta que la muerte nos separe, y aún así sería capaz de buscarlo en la siguiente vida para seguir siendo el privilegiado por tener su amor.
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Mañana nos vemos con el último capítulo personitas bellas, los quiero 💖💖💖
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