𝗔𝗱𝗮𝗿𝗮 𝗠𝗶𝗹𝗹𝗲𝗿:
Domingo en la mañana y apenas despertando y lo único que me recibió fue el dolor de cabeza, ayer en la fiesta hubo muchísimo alcohol y yo no desaproveche la oportunidad.

Baje a desayunar y ahí estaban mis padres.

—Hola pequeña—dijo mi madre y mi padre solamente me dió un beso en el cabello—¿Cómo te fue ayer?.

—Bien, estuvo tranquilo—era casi la verdad, después de las 12 la fiesta dejo de estar tranquila.

—Que bueno hija, lo importante fue que te divertiste—dijo mi padre.

—Si—le di una mordida a mi pan tostado.

Terminando mi desayuno mis padres se quedaron en la sala y yo subí a mi cuarto a acostarme, busque mi celular y me di cuenta que no lo tenía, trate de recordar dónde tenía mi teléfono la última vez hasta que me di cuenta que por andar jugando, bailando y tomando lo había perdido.

Tendría que hablar con mis padres, claramente omitiendo algunas cosas pero debía decirles.

—¿Puedo hablar con ustedes?—dije bajando las escalera.

—Claro, ¿Qué pasa cariño?—les conté lo del celular, lógicamente se enojaron bastante—te daré el celular de repuesto que tenemos pero tendrás que quemarte las pestañas tu misma para comprarte uno nuevo si eso es lo que quieres-comento mi mamá y después me mandó a mi cuarto lo menos que quería era verme en ese momento.

Estuve casi todo el día en mi cuarto hasta que mi madre me habló desde el piso de abajo.

—¡Adara!¡Camila vino a verte!.

Baje casi corriendo para llegar a la planta baja lo más rápido posible.

—¡Camí!—apenas llegué abracé a mi amiga—¿Cómo has estado?.

—Bien ¿y tú?—hablo la pelirroja con una sonrisa de oreja a oreja—¿Quieres ir a tomar un café? Hace mucho no platicamos—volte a ver a mis padre que en ese momento no estaban tan lejos de nosotros.

Mis padres se voltearon a ver pensando si me concederían el permiso o no—Tienes permiso.

—Gracias—me acerque y los abrace a los dos.

—Vamos Dara, Rafael está fuera esperándonos.

Subí a mi cuarto por mi bolsa y una chaqueta, me despedí de mis padres y salí de casa viendo el carro de Rafael y a él parado a un lado de la puerta del conductor.

—¡Hey chica perdida!—me saludo el novio de mi amiga.

—Hola a ti también Rafa.

—Luego se saludan, vámonos que quiero mi cafe—Camila chillo desde el asiento delantero del carro.

—Lo que mi princesa diga—Rafael y yo nos subimos al carro y el chico se puso a conducir hasta la cafetería.

Estuve con mis dos amigos platicando de lo que había Sido de nosotros después de terminar la secundaria y entrando a la prepa, las horas pasaron volando y yo tuve que regresar a casa.

Mis padres seguían en la sala pero solo estaban esperándome ya que se irían a acostar temprano porque debían ir a trabajar al día siguiente.

Me quedé un rato abajo sirviendo un poco de jugo de uva y buscando el celular de repuesto luego de encontrarlo subí a mi cuarto y prendí la computadora, empecé a pasar todos los archivo que tenía en mi computadora como mi música, fotos guardadas y algunos otros.

Empecé a registrar los contactos y números conocidos como los de Samara, Nick y los de algunas personas que reconocía sus números, llegué a la parte de números desconocidos dónde no tenían fotos de perfil ni nada así que empecé a mandar mensaje para que me reconocieran y así poder agregarlos.

ᴅᴇsᴄᴏɴᴏᴄɪᴅᴏ

ʜᴏʟᴀ, sᴏʏ ᴀᴅᴀʀᴀ, sᴏʟᴏ ϙᴜᴇʀɪ́ᴀ sᴀʙᴇʀ ϙᴜɪᴇ́ɴ ᴇʀᴇs ᴘᴀʀᴀ ʀᴇɢɪsᴛʀᴀʀᴛᴇ, ᴘᴇʀᴅɪ́ ᴍɪs ᴄᴏɴᴛᴀᴄᴛᴏs

ʜᴏʟᴀ
¿ᴄᴏ́ᴍᴏ ᴇs ϙᴜᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴀs ᴛᴀɴ ʀᴀ́ᴘɪᴅᴏ ᴀ ᴛᴜs ᴀᴍɪɢᴏs?
ɴᴏ ᴛᴇ ᴄʀᴇɪ́ᴀ ᴄᴀᴘᴀᴢ ᴀᴅᴀ

Pensé que después de lo ocurrido en la fiesta había eliminado el número de Isaac, sin embargo, él era el único que me decía "Ada"

La suerte no está jugando de mi lado hoy