La muerte de un amor.
La ilusión de llevar aquel velo blanco y acarrear el pequeño ramo de flores se reflejaba perfectamente en sus ojos iluminados y en las mejillas coloradas. Una felicidad inigualable se le colaba al rostro en cuanto veía su reflejo en el espejo, todo de blanco, con un anillo plateado en su dedo, esperando que los minutos corrieran, esperando reposar su cabeza en el pecho de su prometido, el amor de su vida.
El día de su boda se pronosticaba con ser el más feliz de su vida.
Jimin miraba su reflejo muy ilusionado, enamorado y feliz, veía su anillo de compromiso en el espejo mientras sonreía de oreja a oreja. Al fin, tendría lo que no pudo tener hace muchos años atrás, una familia con la persona que amaría eternamente hasta el último de sus días.
Era feliz.
Muy feliz.
Era un novio feliz y dichoso, nada podría salir mal el día de su boda, ni siquiera el pronóstico de lluvias que escucho en el segmento del clima.
"Pero mira que bello estas." Escucho a sus espaldas, viendo en el reflejo del espejo a Seokjin, su mejor amigo.
"Gracias." Sonrió, dando una pequeña vuelta para mostrarle todo su atuendo.
"Wow, estas brillando." Sonrió tomando las manos del rubio. "Que feliz me siento por ti."
"Ay, Jin, me harás llorar."
"Seré yo quien llore." Fingio limpiar una falsa lágrima de su mejilla, apreto las manos de Jimin aún más fuerte. "Te casaras, Minnie, que feliz me hace saber que encontraste a la persona indicada, que feliz me hace saber que serás feliz para toda la vida."
"Ya." Cantureo, no quería llorar, por lo que abrazo a su amigo, fuerte y seguro en sus brazos, soltando un suspiro.
"La limusina ya esta afuera." Informó al soltarse del abrazo. "Es hora, pequeña luciérnaga."
"Que lindo es ese apodo." Suspiro melancólico, recordando con melancolía a sus padres. Deseaba con todo el corazón que estuviesen ahí, pero sabía, que en cualquier lugar en el que se encontrarán, ellos le veían y acompañaban en su gran día.
"Vamos." Tomó del brazo a Jimin, caminando con su mejor amigo hasta llegar a la limusina, siendo el único que le acompañaba desde las escaleras de su hogar.
Jimin no tenía más familia que él, sus padres habían fallecido en un accidente hace siete años atrás y de su hermano-medio hermano- no sabía nada, Seokjin era su mejor amigo y hermano, solo se tenían entre ellos en momentos tan importantes como estos. Claro, Jimin tenía más amigos, Sungwoon, Joohyun y Jisoo, pero no habían crecido al lado de Jimin como Seokjin lo había hecho, eran hermanos. Por eso tendría el honor de entregar a Jimin en el altar, a su pequeño hermano.
Y la felicidad de Jimin iluminaba como las luciérnagas en un oscuro valle, se sentía pleno y compartía aquella plenitud con todos.
Iba a ser el mejor día de su vida.
Al subir a la limusina escucho su corazón palpitar fuertemente en sus oídos, faltaba muy poco para estar frente a Jungkook y aceptar todas las promesas que harían a nombre de la luna, poco para unir su vida para siempre con la de su amor verdadero. No podría estar más ansioso.
El camino se hizo corto, ya se encontraban a afueras de la iglesia, esperando la señal para que hiciera su entrada triunfal al altar.
"Iré a ver como esta todo adentro." Dijo Seokjin, apretando la mano de Jimin antes de salir.
La sonrisa en su rostro no se desvanecerá, sino que incrementará con el paso de los segundos, era una maravilla. Pronto, sus amigos se colaron a la limusina, halagando su apariencia y haciéndolo sonrojar aún más con su charla.
Seokjin volvió, haciéndose espacio entre ellos, informando que todavía Jungkook no había llegado, pero era porque ellos se habían adelantado. Así que esperaron.
El pequeño grupo habló de la posterior fiesta, del viaje de los novios y predicaron que por ahí podrían tener unos cuantos cachorros en el futuro. Era toda una vida que se predecía en los asientos de una cara limusina, matando el tiempo hasta que el novio arribará.
Pero el novio nunca llegó.
Cuando se dieron cuenta del gran retraso, todos se alarmaron. Jimin entró en desesperación al no saber nada de su prometido.
"Jimin, mantente calmado, estamos tratando de contactarnos con Jungkook, posiblemente tuvo un percance." Dijo Seokjin tratando de calmar a un muy agitado Jimin quien salía dr la limusina.
"Sí, pero, ¿¡y si le paso algo!?" Exclamó preocupado, con pena, imaginar que algo le pudiera haber pasado al hombre de su vida, le destrozaba.
"Joohyun se encargará de preguntar a todos los hospitales sobre sus ingresos." Dijo Seokjin, tratando de contactar hasta con el portero del edificio de Jungkook.
No había respuesta en ninguno de los canales que tomaron.
Hasta que Jimin recibió un mensaje.
De: Jungkookie <3
Lo siento, Minnie.
No vendré a la iglesia.
El mensaje no decía nada más, solo eso, un lo siento y ninguna explicación más.
Pero aquello derrumbó a Jimin, haciendo que tambalee en sus tobillos, le habían quitado el aire y le habían golpeado en el pecho, no podía creerlo. No podía.
"¿Qué pasó?" Preguntó uno de sus amigos, por el abrumamiento no supo distinguir quién era.
"Jungkook, dijo que lo siente." Susurro, sosteniendo su estómago, las tripas le comenzaban a ahogar, solo quería vomitar. "M-me dijo que-que no vendrá a la iglesia."
La atención fue puesta en él como si hubiese tirado un montón de copas de vidrio al piso, todos le miraban mientras sostenía su estómago, a punto de vomitar.
"¿Qué?" Preguntó Seokjin.
"A-algo le debió de haber pasado." Dijo soltando su cuerpo, lleno de desesperación. "N-no no me explico muy bien, a-algo le paso."
"Jimin..." Sungwoon susurro.
"Algo le paso." Volvió a repetir.
"Minnie..."
"¡Algo le paso a Jungkook!" Grito en desesperación. "Por favor, tenemos que ir a verlo, algo esta mal, algo le paso, yo-yo ...por favor."
"Vamos." Dijo Seokjin, tratando de así consolar a Jimin.
El omega no aceptaba que había sido plantado en el altar.
Ambos se subieron a la limusina, dejando a todos los invitados atónitos, habían presenciado el planteamiento de un ilusionado novio, era una pena.
Al llegar al edificio de Jungkook, las manos de Jimin no dejaban de temblar, se sentía mareado y con nauseas, desvaneciéndose y luchando contra el dolor que sentía en su pecho.
Usaron el elevador y cuando arribaron a su apartamento, la puerta de esta se mantenía abierta, algo le había pasado a Jungkook, eso era lo que se repetía Jimin.
Al entrar al departamento, Jimin jamás se imagino ver a su hermano ahí, conversando muy tensamente con Jungkook; quien estaba vestido con su traje, se había vestido para casarse con él.
"¿Jungkook?" Dijo Jimin, llamando la atención de ambos, al acercarse, piso un papel que sonó, lo levantó por curioso y cortesía. No debió hacerlo.
Era una prueba de embarazo positiva, perteneciente a su hermano.
Las cosas estaban claras, pero Jimin no quería atarlas.
"Jimin." Rápidamente Jungkook se acercó a él, sintiendo como el omega se había apagado rápidamente, no tenía luz. "Yo..."
"¿Qué pasó? ¿Por qué...por qué no viniste? ¿por qué me enviaste ese mensaje?"
"Jimin..."
"Lo siento, Jimin." Escucho a su hermano, no había oído su voz en mucho tiempo, se le hacía extraña.
"Lo sientes ¿por qué?" Preguntó Jimin con el ceño fruncido, una lágrima corriendo por su mejilla, aterrizando en su labio.
"Estoy embarazado." La oración hizo eco en su cabeza, aún así, no ato nada.
"¿Y por qué lo sientes?"
"Minho..." Jungkook trato de mantenerlo al margen.
"Es de Jungkook." Dijo Minho, hundiendo más a Jimin, atando lo que él no quería atar.
Las cosas estaban ahí, pero Jimin no quería ni verlas, no quería caer en cuenta de lo que había pasado. Fue plantado en el altar, fue engañado y ahora se enteraba que tendría un sobrino que llevaría la sangre de la persona que amaba. Era demasiado, sus piernas no pudieron con su enorme pena.
Se desequilibro pero Seokjin lo sostuvo, tomándolo en sus brazos mientras Jimin se aferraba a él como un koala.
"Jimin." Llamó Jungkook, yendo hacia él, quería hablar con él, explicarle.
"¡Aléjate!" Grito Seokjin, saliendo del lugar con Jimin sosteniéndose de su cuello.
¿Cómo el día más feliz de su vida se convirtió en su pesadilla? El día que se suponía que sus mejillas dolerian por la felicidad de su sonrisa, ahora era el día que sus ojos dolían por las lágrimas incesantes.
Y solo fue el principio, después de aquel día tan gris, Jimin se entero que Jungkook y Minho se casaron por lo civil en Seúl, contribuyendo más a su miseria.
Todos los días después de su matrimonio fallido se la pasaba en cama llorando y de vez en cuando vomitando, había caído en una depresión severa desde que Jungkook le planto en el altar.
Desde que lo dejó sin decir nada más.
Hasta que, su vida volvió a tomar brillo cuando se entero que estaba embarazado. La felicidad volvió a él, porque una pequeña vida crecía en él.
Después de su gran dolor, Jimin floreció más fuerte que antes.
No permitiría que aquel bebé, su hija, sufriera el mismo dolor que él, el abandono es algo que cala en tus huesos y pudre tu corazón, por eso es que nunca le dijo a Jungkook que esperaba un hijo suyo.
Fue su mejor decisión, después de todo.
un pequeño vistazo del día de la boda de jimin y kook, espero que esta nueva obra les vaya gustando, gracias por leer <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top