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"Gracias por cuidarla." Dijo Jimin mirando a Seokjin desde su espejo, todo mientras se arreglaba. "Si sucede algo o tienes alguna emergencia que atender puedes decírmela y yo vendré en seguida para ver a Yunjin."
"No te preocupes." Dijo. "Yo puedo con ella, además, me gusta mucho cuidarla, tu diviértete con Eunwoo. Suerte en tu cita."
"No es una cita." Dijo con tono serio mientras le miraba por el espejo, colocando rubor en sus pómulos. "Es solo un evento, me pidió que le acompañara, es algo de trabajo."
"Si, aja." Seokjin rio, levantándose de la cama, parándose detrás de Jimin para tomarlo de los brazos con suavidad, devolviéndole una sonrisa por el espejo. "Diviértete, Minnie, te lo mereces."
Jimin rodó los ojos negando con la cabeza. Era común que su mejor amigo actuara así, hace mucho que no había salido a algún sitio especial, desde que tuvo a Yunjin solo se ha dedicado a ella, todo su tiempo y dinero iba para su hija, había sido un padre devoto a las necesidades de una niña pequeña; aunque se haya dejado de lado por mucho tiempo. Jimin era alguien muy atractivo, había tenido pretendientes desde siempre, pero por el tiempo que le dedicaba a su hija había rechazado cualquier propuesta de una relación amorosa, no tenía ganas y no tenía tiempo, por eso es que Seokjin estaba tan feliz de que haya estado aceptando salir a cenar, caminar y ahora ir a un evento con Eunwoo, creía firmemente que Jimin debía darse una nueva oportunidad.
Cuando terminó de arreglarse el rostro, abrió su joyero, tenía poquísimas joyas y la mayoría eran de imitación, pero hoy quería verse a la altura de todas las personas que asistan a ese evento; pues sabía muy bien que Eunwoo solo se rodeaba de gente con tanto dinero como él, así que de una pequeña bolsita de gamuza saco el único collar caro y original que tenía, collar que fue un regalo de Jungkook.
Era increíble como una pieza de oro portara tantos recuerdos, tantas alegrías y tanto dolor, soltó un suspiro al desabrocharlo, mirándose al espejo se lo puso en el cuello, luciendo magnífico como el primer día que tocó su piel.
"Creí que lo habías vendido." Escuchó a su detrás.
"La crisis no estuvo tan fuerte." Sonrió bajo, soltando otro suspiro y levantándose de su asiento, sonriendo ampliamente mientras le mostraba su atuendo a Seokjin, el alfa le silbó mientras daba una pequeña vuelta. "Ya, harás que me sonroje."
"Te ves muy bien, dejarás a todos boquiabiertos." Lanzó un beso y le guiñó el ojo.
Antes de que Jimin pudiese decir algo, su celular se iluminó mostrando el mensaje de Eunwoo que le decía que ya estaba abajo, soltó otro suspiro y tomó su pequeño bolso de mano, su abrigo y sus llaves, ansioso por lo que la velada pudiese traerle.
Ajeno a lo que la luna había planeado para él.
;;
El lugar estaba lleno, algunas caras conocidas como sus amigos le acompañaban y la otra parte de los invitados siendo los conocidos de Minho, todos con una copa de vino blanco en sus manos esperando que el brindis comenzará. Jungkook conversaba tranquilamente con sus amigos, comiendo algunos bocadillos que le ofrecían y riendo por los malos chistes, siempre evitando la presencia de Minho, aunque el bufete estuviese al nombre de los dos, no quería relacionarse demasiado con él; aunque fuese legalmente su esposo, la misión de venir a vivir a Busan era comenzar a separar sus bienes y ponerlos a su propio nombre, cuando volviese a pedir el divorcio por lo menos tendría algunos cuantos bienes a su nombre.
La noche iba como se esperaba, recibiendo saludos y felicitaciones de personas que no volvería a ver, algo aburrido por la monotonía de su vida, exhausto de todo. Pero en tan solo un instante, la monotonía y el aburrimiento se desvanecieron, en el lugar que se celebraba la reapertura de su bufete y de su despacho, aparecía aquel ángel que le visitaba en todos sus sueños, aquel ángel al cual le había arrancado un montón de plumas, su ángel, Jimin.
Sintió como todo su mundo se paralizó, el tiempo se detuvo y los demás se esfumaron, volvía a ver tan de cerca a Jimin y en un evento suyo, quería ir a él, quería hablarle, pero su cuerpo no respondía y su mente se había bloqueado con tan solo ver su precioso rostro. Jimin seguía siendo tan hermoso como siempre lo recordaba, su corazón se agitó como un loco, aun le amaba como desde el primer día.
Su mundo volvió a moverse en cuanto vio que Jimin venia acompañado con alguien, ese alguien era mas alto; de cabello negro y con un esmoquin impecable. Su corazón dolió y se envenenó en sus propios celos, ¿pero, qué podía hacer? Su historia ya había acabado y Jimin tenía todo el derecho de volver a rehacer su vida. Y debería de estar feliz, feliz y dichoso de ver como la única persona que había amado rehacía su vida, pero no lo estaba, se sentía miserable, deprimido y enojado. No quería que el amor de su vida se enamorara de alguien más.
Miró su copa y bebió del poco vino que tenía mientras retiraba la mirada de Jimin, al volver a verlo, ya no estaba.
;;
Jimin disfrutaba mucho de la conversación de Eunwoo, le hacía sentir familiar con todo el entorno a pesar de seguir sintiendo muchas miradas sobre su nuca, se quería decir a sí mismo que estaba algo loco y que nadie le veía, pero eso era mentira, Jimin fue como el espectáculo principal. Pero ninguna de esas miradas logró incomodarlo pues Eunwoo estaba ahí para hablarle y hacerle sentir parte de aquel status social.
La noche iba bien, o eso creía, pues cuando se escuchó el tintineo del brindis, se le arrebató estrellas a su noche. La primera vez que volvió a ver a Jungkook sintió un vacío en su estómago y desesperación de huir, pero ahora que lo volvía a ver por segunda vez; sentía un vacío en su pecho y tenía ganas de echarse a llorar, la primera vez lo vio solo, ahora lo vio con su esposo. Después de todo, las heridas nunca dejaban de escocer.
Sintió un abismo en su alma en cuanto vio a su ex prometido y a su hermano parados lado a lado, reinaugurando la firma que habían hecho juntos, sintió como el abismo le iba consumiendo en cuanto se topó con los ojos redondos de Jungkook.
Ambos sintieron las espinas de su amor fracasado en sus miradas, tan miserables, tan solos.
Pero la rabia y el enojo son sentimientos más poderosos que la tristeza, y aquellos tomaron control en Jimin. Su bilis hirvió mientras escuchaba como su hermano agradecía a todos los presentes, elogiándose a él mismo por las maravillosas oportunidades que había tenido, regozándose en su éxito y en su fortuna, jactándose de lo exitoso que era y como todo había sido gracias a la ayuda de Jungkook, que juntos pudieron tallar sus nombres entre los mejores de su área. Le dio rabia a Jimin, porque mientras que el tuvo que renunciar a su sueño de ser artista para dedicarse a un trabajo de oficina, Jungkook había estado viviendo la gran vida en Seúl, rodeado de éxito y fortuna; mientras que muchas veces a él ni le había alcanzado para llegar al fin de mes.
Jungkook vivió y Jimin murió.
"Gracias por venir." Fue lo único que escucho de la boca de Jungkook, todo mientras aquel alfa le miraba a los ojos.
"¿Qué pasa?" Escucho a Eunwoo preguntarle.
"Nada ¿Por qué?"
"Te ves algo perdido."
"Solo me distraje un poco." Sonrió. " ¿Vamos por algún bocadito? Me dio hambre."
"Después de esto si quieres podemos ir a cenar."
"Estaría encantado."
Ambos se sonrieron, Jimin aun sintiendo un par de ojos sobre él, cuando se volteo a ver: eran Jungkook y Minho quienes le veían. Una mirada con mucho amor y dolor, la otra con rabia y rencor, pero no se percató de ninguna.
;;
"Yo creo que ya me voy, hija." Dijo Haseul mientras lavaba sus manos. "Iré a despedirme de tu hermano y pediré un taxi."
"Yo me iré después, le haré compañía a Jungkook."
Las dos mujeres conversaban tranquilamente mientras arreglaban su maquillaje mirándose al espejo, solas en el baño, tranquilas por no haberse topado en toda su estadía con el esposo de Jungkook. Pero claro, la noche daba tantas vueltas que no dejaría pasar aquella tranquilidad.
Con el sonido de la puerta abriéndose y el aura descompuesto, Minho entró al baño, parándose detrás de Haseul y Heejin, por el vidrio podían notar el gran enojo de el omega que los miraba con odio.
" ¿Quién de ustedes fue?" Preguntó mientras las miraba por el espejo.
" ¿De qué hablas?" preguntó Heejin.
" Que quien de ustedes invitó al maldito de Jimin al evento."
Heejin soltó una pequeña risilla, burlándose de Minho mientras secaba sus manos.
"Ninguna de nosotras lo invitó." Se volteó, dando pasos hacia Minho, encarándolo. "Tal vez fue Jungkook quien lo invitó."
"Ni siquiera sabe dónde vive." Sonrió y luego hizo una mueca. "Seguro fuiste tú, Haseul, aun no aceptas que tu hijo esta casado conmigo, ¿no es así?"
Haseul rodó los ojos, tirando la toalla de papel a la basura, dándose la vuelta para mirar a Minho. Haseul era una mujer sonriente, pero cuando oía el nombre de Minho toda la alegría era reemplazada por disgusto y seriedad, no lo soportaba, mucho menos ahora que sabía que se había aprovechado de su hijo y lo había manipulado.
"Yo no invité a Jimin, debió venir con alguien más."
" ¿Y con quién? ¿¡ah?!" Camino hasta estar frente a Haseul, levantando la barbilla para hacerle saber que no le asustaba para nada. "Ese jamás conocerá a alguien de la clase social de Jungkook, debió haber venido de metido si es que ustedes no lo invitaron."
"Ni siquiera se porque me desgasto hablando contigo." Haseul hizo el manojo de rodearlo, pero Minho la tomó del brazo.
"Es hora de que aceptes que tu hijo esta casado conmigo, es hora de que me aceptes como tu nuero y dejes de intentar que MI esposo vuelva con la poca cosa de su ex."
"Jamás aceptaría a alguien que se aprovecha del estado etílico de mi hijo." Dijo y se soltó del agarre de Minho. "Espero que siempre recuerdes que serás la sombra de Jimin y que ni yo, ni Jungkook te aceptaremos."
Fue lo último que dijo, junto a su hija salieron del baño, dejando a un histérico Minho solo.
Después de todo su esfuerzo por quedarse con Jungkook, no dejaría que nada los separe, estaban casados después de todo y solo la muerte los podría separar.
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