→ Juntos
El camino al departamento de Bin fue silencioso mas no incómodo, Sanha solo tenia su cabeza gacha observando sus manos y de vez en cuando miraba por la ventana.
Bin suspiró y tomó su mano, Sanha lo miró, sus ojos estaban cristalizados y Bin ladeo su cabeza llevando ahora aquella mano a su mejilla, acariciandola, cuando se detuvieron en un semáforo rojo. Sanha estaba tan asustado por lo que pasaria de ahora en mas, el mayor le sonrió, una de esas sonrisas que le decían que todo estaría bien.
El departamento de Bin se encontraba del otro lado de donde Sanha vivia, el menor sonrió al darse cuenta que a Bin, la veces que lo había llevado a su casa, no le importó ir hasta el otro lado de Seúl solo para dejarlo seguro.
Subieron hasta el tercer piso de un... No lujoso edificio, pero si se veía que era un departamento algo caro de pagar.
- Adelante - dijo Bin abriéndo la puerta.
Sanha ingresó y rápidamente un pequeña gatita bebé llegó hasta ellos llorando.
- Hola, mi vida ¿Me extrañaste? - Bin la tomó en sus brazos - ¿Tienes hambre? ¿Ya no hay comida en tu tazón? - miró a Sanha que miraba a la gatita con dulzura - Mira Roa, él es Sanha y me dijo que quería ser tu amigo - Sanha sonrió.
- ¿Puedo cargarla? - Bin la pasó a sus brazos y el menor comenzó a acariciar su cabezita, la gatita acurrucandose en su cuerpo.
- Le agradas - Sanha sonrió aún más - Siéntate, traeré algo de tomar.
Sanha divisó un sofa cerca y se sentó allí sin soltar a la peludita.
Bin le ofreció un saludable jugo de naranja natural y se sento junto a él. Minutos pasaron donde volvían a ponerse al día sobre la vida del otro, como habia extrañado el humor de Sanha.
Sanha se habia enamorado de Roa, amenazó al mayor diciendole que se robaría a la minina, Bin solo le dijo que lo intentara y ambos rieron.
Roa salió de sus brazos luego de algunos minutos para ir hasta su segunda cama cómo le dijo Bin, ahora Sanha se sentía un poco ansioso, no tenia con que distraer sus nervios.
- Sanha - llamó Bin y luego de lanzar un suspiro lo miró, su corazón latió con fuerza, la profunda mirada que le daba el mayor alteraba su ritmo cardíaco.
Nunca se habia sentido tan nervioso, habia sido tan atrevido con los hombres con los que habia estado antes,
claramente Bin era mucho mas que todos ellos.
- Te extrañe mucho las dos semanas, casi tres, que no entrenamos juntos - dijo un timido Bin sonriendo.
- También yo - admitió Sanha - El entrenador Choi no es tan compasivo.
- ¿Ah? ¿Solo extrañaste que te consintiera? Me siento dolido - Sanha río.
- No, extrañé todo de usted - dijo mirandolo a los ojos - Los ejercicios, sus rutinas, sus masajes, que me llevara hasta mi casa, que hablaramos de nuestras cosas, su voz, su sonrisa - dijo sincero y Bin lo miró incrédulo.
No sabia cómo le había terminado gustándo un adolescente de 17 años, no sabía en qué momento se había robado su corazón y se había quedado aferrado a su mente, pensando en él siempre.
Se acercó un poco más y acarició su mejilla, queria robarle un beso en ese instante pero se contuvo, no sabía si Sanha se sentiria invadido.
- ¿Quieres hablar de lo que temes por aceptar tus sentimientos? - Sanha suspiró.
- A mi, entrenador Moon, me gustan las chicas pero también los chicos - Bin asintió. Y eso no tendría que ser, los chicos no deberian gustarme.
- ¿Por que piensas eso?
- Porque soy un chico y... Deberia estar con una chica.
- No, Sanha, tú tienes que estar con quien quieras y si es un chico... No deberia de haber problema - acaricio la mejilla con su pulgar - Tus sentimientos son hacía una persona, no debería si quiera importar si es un chico o una chica, el amor no distingue género - Sanha sonrió.
- Todos me hablan de esa manera, diciendo tantas cosas de manera sencilla cuando nada lo es.
- Yo se que no lo es, y mucho menos en éste pais, pero es momento de abrir la mente y dejar ser feliz a las personas con las personas que elijan.
- Mi padre jamas podría aceptar algo asi, nunca - suspiró - Mucho menos
de mi.
- Así que temes la reacción de tu padre.
- Si, es lo único que me preocupa, las demás personas realmente no me importan.
- Ese un gran paso, que no te importe el que dirán. Y el que te asuste el reaccionar de tu padre quiere decir que lo aprecias mucho.
- Es lo único que tengo en la vida, claro que si. Tan solo pensar que puede odiarme me destroza el alma - Bin torció su boca.
- Cómo alguien podria odiarte, Sanha. Robaste mi corazón desde el primer momento - Sanha rió.
- ¿A usted también le gustan los chicos?
- Me gustan las personas.
- No debe tener un padre de mentalidad prehistórica como el mío entonces.
- No, la verdad no, murió hace años.
- Oh, lo siento tanto - llevó sus manos
a su boca.
- No te preocupes - sonrió.
Sanha bajó su cabeza, pensando y suspiró, un pequeño silencio se formó y luego habló otra vez.
- Entrenador Moon - llamó.
- ¿Mm?
- Aunque sienta el miedo de lo que piense mi padre si sabe que me gustan los chicos, mis sentimientos hacia usted no cambian, usted me gusta - mordió su labio nervioso y Bin sonrió, tomó la mano de Sanha y cómo antes lo había hecho la llevo hasta su pecho.
- También me gustas, Sanha. Siente mi corazón, jamás había latido así por alguien.
- No mienta - rió.
- Hablo en serio, no se que tienes pero definitivamente eres diferente a todas las personas de mi pasado. Todo de ti me encanta, tu humor, tu manera de pensar y de ser, que seas tan lindo con los animales, tu preciosa sonrisa... Me vuelve loco - Sanha sintió su respiración cortarse unos segundos.
En serio el guapo y fornido entrenador estaba correspondiendo a sus sentimientos.
Se acercó aún más a él, y con la atenta mirada de Bin siguiendo sus movimientos tomó su rostro entre sus
manos y lo besó.
Sintió la mano de Bin en su cintura, acercandolo más a su cuerpo,
correspondiendo con suavidad y eso hizo suspirar al menor.
Sanha se separó un segundo para pararse y luego colocarse a horcajadas sobre el mayor, donde volvió a besarlo aún más profundo. Bin llevo sus manos hacía la espalda baja del menor, aprisionandolo tanto a su cuerpo. Sanha quiso ingresar su lengua hacía la boca ajena, siendo consentido, probando de la exquisita lengua de Bin.
Una gran parte de la frustración de Sanha se había ido besando y recorriendo la boca de su querido entrenador.
Jamás besar se había sentido tan bien.
Odió ser un adolescente hormonal porque pudo sentir como rapidamente su cuerpo empezaba a calentarse y obvio pediria por más.
Trató de calmarse, no quería que Bin pensara que solo quería eso con él porque esta vez no era así. Quería todo con Bin.
- ¿Vamos a comenzar una relación? Digame que si - dijo Sanha separándose de su boca y Bin rió.
- ¿Eso quieres?
- Si, ¿Usted no?
- Si, lo quiero - dijo sobre su boca - Entonces el primer paso para empezar es que dejes de tratarme de usted.
- Fácil - levanto sus hombros.
- Debemos ir de a poco, ¿Que pasa si hay algo que no te gusta de mi?
- No creo que haya algo que no me guste de ti, eres perfecto - besó su mejilla y luego su mentón. Bin rió.
- Tú eres el perfecto aqui.
Sanha observó su rostro delineando su boca y sus cejas con sus dedos, ¿Donde había quedado su miedo al querer a un chico, donde había quedado el terror al que su padre se enterara y lo odiara?
Bin hacia que todo eso desaparezca.
Quería elegir su felicidad, quería elegirlo a Bin para que sea quien le causara esa felicidad.
- ¿Qué sucede, bonito? - preguntó Bin cuando vio que sus ojos volvian a cristalizarse.
- Si algún dia debo enfrentar a mi padre y confesarle todo, ¿Estaras ahi conmigo?.
- Claro que si, te apoyare y daré animos, y si no sale cómo esperas estare para consolarte, prestandote mi hombro si quieres llorar. Te abrazaré fuerte hasta que vuelvas a sonreir, porque no quiero dejar de ver tu hermosa sonrisa nunca - Sanha exhalo y lo abrazó por su
cuello.
Bin lo abrazó de vuelta y con fuerza, en serio estaría en ese momento porque él sabía lo fuerte que sería.
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