58| Mar de mentiras (Parte 2)

No estoy segura de cuánto tiempo permanezco inmóvil, hecha piedra, no sé cuánto tiempo solo me enfoco en mi pulso para asegurarme de seguir viva. Desde que Beatriz ha salido por esa puerta, estoy en un estado de shock impresionante.  

Mi corazón late, pero peligrosamente despacio. Mis parpados se cierran las veces necesarias para lubricar mis ojos y mi cuerpo funciona a penas lo justo. Me siento más como un robot que humana. Sin embargo, en el interior soy una explosión de sentimientos.

Internamente grito, lloro y me muevo de un extremo a otro.

Explicar todo esto es imposible, la bomba que ha soltado Beatriz me deja ver secuelas que antes eran fantasmales. No tengo un balance, mis sentimientos, están divididos, son polos completamente opuestos. Mi mente quiere divagar entre mis pensamientos, pero antes decido construir un muro de concreto para la inminente oleada de emoción que causará.

Tengo que mantenerme fuerte hasta el final.

"Ha estado enamorado de ti desde hace tres años" la voz de Beatriz resuena como un eco y sigue sonando tan irreal como la primera vez.

Hace tres años llegué al instituto, hace tres años comencé una nueva vida y hace tres años es cuando conocí a Luke Brown no a Adrián Irman ¿En qué momento? ¿Cómo? Él jamás se me acercó, nunca, pero también es cierto que jamás lo tuve en mi radar. Al principio estaba sola, luego Luke y ahí se cierra el círculo.

Nunca tuve sospechas, jamás. Es cierto que bromeaba con el hecho de que Adrián fuera un acosador, pero solo era eso, una inocente broma para nuestros juegos ¿Cómo no me di cuenta en su momento? Las cosas que antes eran insignificantes ahora lo son todo. Hay pequeños detalles que van tomando forma y se convierten en piezas claves de este rompecabezas.

"Se tiñó el cabello solo porque andabas con un chico rubio" Beatriz no sabe que tuve algo con Luke y lo creo fervientemente. Sé que fue abogada de la familia Brown, pero jamás la vi en el tiempo que estuve ahí, ni recuerdo alguna mención de su nombre en las pocas cenas familiares que asistí, mucho menos haberla visto merodeando la propiedad.

Trato de recordar a Adrián, remover en las profundidades de mis pensamientos para visualizarlo con otro color de cabello, en especial con uno castaño oscuro, pero mi memoria parece jamás haberlo captado. Todos mis recuerdos son de el rubio y curiosamente, al principio de nuestro vínculo, siempre me repetía el parecido que tenía su cabello con el de Luke. Incluso en su cumpleaños los confundí por ese motivo.

¿Debería sentirme asustada? ¿Decepcionada? Porque no lo estoy, en absoluto. Es extraño.

"Estaba feliz porque por fin lo habías notado"

En mi mente no hay una interacción con Adrián en el pasado. No recuerdo ese momento en que cruzamos palabras y alegre su día sin querer. Es frustrante. Por la manera en que Beatriz lo dijo, estoy segura de que ese momento es atesorado por Adrián, pero yo no soy capaz de ni siquiera ver una sombra de la escena.

"Siempre que tenía la oportunidad me preguntaba por la hija de mi amiga Giuliana" Suelto pequeñas cantidades de aire por la boca, sigo en el trance y no veo una salida cercana.

Él me conoció desde mucho antes, él se fijó en mí hace tres años, soy su todo desde ese entonces.

¿Así lo hizo? Cuando empezamos a crear un vínculo, siempre estaba tan nerviosa por lo bien que me conocía. Creí ser un libro abierto para él, pero la verdadera razón estaba muy lejos de lo que pensaba.

Adrián tenía un plan, Adrián se aseguró de conocerme para enamorarme, se amoldó a mí y yo jamás me di cuenta.

El cabello rubio debió hacerme eco, pero jamás lo había notado con su color natural. Sus conocimientos sobre mis preferencias debió indicarme algo, pero lo asumí a ser demasiado legible. Nunca podría haberme dado cuenta por qué jamás lo vi, estaba demasiado absorbida por otra persona que no pude ser capaz de ver más allá.

Fue invisible hasta el día de su cumpleaños.

Entonces, poco a poco mi mente me va haciendo eco a situaciones.

Adrián jamás asiste a fiestas, pero lo hizo el día de su cumpleaños.

Adrián siempre fue posesivo, siempre fue claro con sus intenciones, siempre me quiso para él.

Adrián me vigilo, me observo por años desde las sobras, lo sé, es un hecho. El vibrador rosa que trajo al instituto era el mismo, exactamente igual al que yo había visto en internet hace un año. Recuerdo estar asombrada por ello, preguntarme que tan posible sea esa coincidencia, pero el deseo cegó mis sentidos.

¿Cómo debería reaccionar? Mi corazón late y late con más amor, cree que esto es un gesto de amor grande y tan tierno como Beatriz llega a pensar. Sin embargo mi mente es dura, no se entrega completamente a las sensaciones y piensa con frialdad. A mi mente no le gusta esto, mi mente está odiando cada segundo, no ve esto sano, ve demasiadas inconsistencias y sobre todo, me recuerda que hay algo detrás de todo esto, repite constantemente el nombre de Lara hasta ganar la guerra contra mi corazón y bloquear toda debilidad.

Mi cuerpo me da señales de que debo encontrar un balance antes de que sea consumida por las llamas de mis secuelas del pasado. Sin embargo, mis pensamientos vagan sin freno... No puedo cegarme, hay demasiada mierda que debo escarbar para descubrir esa bomba nuclear que tiene Luke reservado para mí.

Esto no es un cuento de hadas, Adrián va a hacer mi ruina, es la única opción que puede derrumbarme entonces ¿Qué no estoy viendo?

Mi cuerpo me obliga a parar, pero yo sigo pensando y ese dolor de cabeza va creciendo del tamaño de una semilla de planta.

En aquel tiempo Luke debió darse cuenta, por supuesto que debió sospechar del nerd que admiraba a su mujer desde lejos. Brown debió hacer algo, lo hizo con Dereck ¿Qué diferencia a Adrián? En el pasado no hubo demanda de divorcio ni un vídeo sexual de por medio, Luke podría destruir a Adrián en un chasquido de dedos, pero no lo hizo ¿Por qué?

Una corriente me atraviesa, una que me hace querer expulsar todo el contenido de mi estómago.

La idea de que ambos se hayan unido para desterrar a todos y pelearse al final por mí, se me cruza por la cabeza, lo admito, pero ambos se toleran nada para ver factible mi suposición.

No podrían, ese odio al mirarse no es fingido. Es tan real como el amor que profesa Adrián por mí, lo cual me lleva a descartar que me esté utilizando para otros fines desconocidos.

Entonces ¿Qué pasó? ¿Por qué Luke no actuó?

Algo no cuadra, algo está terriblemente mal.

Si este enamoramiento secreto se trata de lo que me va a destruir, entonces hay algo más profundo en toda esta situación.

Luke me subestima, sí, pero no tanto. Estoy reuniendo las piezas del rompecabezas, pero me faltan algunas para completar el tablero. Y sé dónde encontrar una ficha. En la habitación de Adrián debe estar la carta que Lara le dejó. Es imposible que lo haya llevado al instituto, ya que la probabilidad de que ese objeto termine en las manos equivocadas son altas, en su casa, en su cuarto representa un riesgo mucho menor.

Quisiera poder darle la vuelta al asunto una y otra vez hasta llegar a una conclusión lógica, pero el reloj juega en mi contra. Beatríz y Adrián llegarán en cualquier momento, en cuanto ella le diga que estoy aquí... Será mejor que entre en acción.

Hago mi primer movimiento muscular después de minutos, me acostumbro al dolor que provocó el brusco paso y luego subo con toda la determinación del mundo.

Casi un mes que no entro aquí y ni el tiempo que pasó Adrián en mi casa puede borrar su aroma del ambiente ¿Le tomo solo una noche impregnar su esencia? No lo dudo. Por alguna razón miro mi vestimenta y pienso si también oleré a él.

El único desorden que hay es el de algunos libros de su escritorio, así que empiezo mi búsqueda lo más cautelosa y rápida posible. Probablemente sospechara algo después de que Beatriz le cuente la charla que tuvimos, pero prefiero retrasar sus deducciones lo más que se pueda.

Busco debajo de su cama, del colchón, entre sus sábanas, entre la ropa perfectamente doblada de su ropero, encima y debajo de objetos altos, metí mi mano en lugares donde espero sentir telarañas, pero me encuentro con un vacío espacio. Reviso cajones y millones de papeles sin sentido, no dejo escapar nada y aun así mi búsqueda no da resultados.

Pienso en rendirme, pero la confesión de Ariel sobre Dalesa llega a memoria y continuo con una idea loca.

Me tumbó al suelo y empiezo a palmear cada pedazo de este, me arrastró por toda la habitación mientras busco algo.

Y cuando llego a la parte de su cama, justo en la esquina izquierda, la más alejada, siento un clic.

Me paralizo.

He encontrado algo.

Prendo la linterna de mi celular e iluminó la zona mientras me introduzco completamente debajo de su cama.

Me cuesta levantar el material, pero cuando lo hago suelto un grito al ver una araña salir y esconderse dónde la luz no llegué.

La cama al ser de altura corta, no tengo el suficiente espacio para levantar mi cabeza y ver lo que hay en dse espacio que he descubierto. Mover la cama hubiera sido sencillo, pero si por alguna razón Beatriz y Adrián llegaban, iba a ser descubierta por el ruido que causa trasladar el objeto de un lado a otro.

Un dato que sé por una tarde de placer, desde ese día preferimos su escritorio o la pared.

Introduzco mi mano y al principio creo que no hay nada, pero luego lo siento. La maldita carta. Saco el objeto solo para verificar y así es, la luz de mi celular parece burlarse de mí cuando hago el ademán de romper el papel en pedazos.

Es curioso que el único lugar sucio de su habitación es justo donde está algo perteneciente de Lara.

Dejo el papel a un lado y meto mi mano de nuevo, me aseguró de que esté vacío y cierro es espacio con la misma dificultad que fue abrirlo.

Salgo debajo de la cama y me coloco encima de esta. Su colchón siempre me pareció blanco, pero está vez hay una incomodidad.

Miro el objeto de mi mano.

En un papel bond doblado a la mitad, formando la forma de un libro. No hay colores a simple vista, no hay corazón ni mucho que decir. La portada consta de cuatro letras escritas con tinta negra al medio del espacio "Lara", por alguna razón me reconforta no leer algo cursi, es sencillo y cortante.

Abro el papel y empiezo a leer.

Hola, Adrián.

Antes de que destroces esta carta quiero que sepas que no es una de amor, de hecho es una de despedida.

Me voy, la zorra de mi madre por fin firmo los papeles para irme con mi padre. Me voy del país, me voy de tu lado, pero no son antes decirte todo esto. Sé que no te escribo desde aquel día... pero considero necesario soltar todo está bola de emoción. Voy a comenzar de nuevo y si dejo al pendiente me arrepentiré el resto de mi vida.

Así que aquí voy...

Lo entiendo, no me amas. Puede que yo haya sido la primera en todo, pero ni esas sensaciones únicas podrán ser más fuertes de las que ella te provoca. Lo capté, Ashley no es reemplazable, nunca seré ella.

Abrí los ojos de la manera más cruel, tan devastador cómo si sintiera que empuñaras un cuchillo y me lo clavaras en el corazón. No sé si fue amor o necesidad lo que sentí por ti, pero definitivamente ahora que abrí los ojos y pude ver la basura de persona que eres... Solo me queda nada por ti, así es: Nada. Ni siquiera es odio y eso es frustrante, no sabes cuánto me encantaría odiarte.

Sin embargo...

Te odio, Adrián, te detesto, me repugnas.

¿Un poco contradictorio, no? Bueno, y me conoces, no soy buena con mis emociones.

A veces no hay nada y luego hay todo.

Es lo que provocas.

Cómo dije, malditamente frustrante.

Me utilizaste para capturarla, fui un peón en tu juego de ajedrez para mantener a tu reina a tu lado.

Pero, diablos, no puedo dejar de pregúntarme ¿Todos esos momentos que pasamos fueron mentira? ¿Realmente me inventé una historia de romance durante nuestros juegos sexuales? Adrián, puedo odiarte con todo mi corazón, pero mi cuerpo aún siente el calor tu toque, tu maldita calidez recorriendo cada parte de mi cuerpo.

A veces cierro los ojos y puedo sentirte ¿Qué tan enfermo es eso?

A pesar de todo, cuando te miro paseando con ella a tu lado, cuando miro tu brazo sobre su cuerpo, tu lengua sobre la suya, tus ojos idolatrándola... No siento nada, vacío.

¿Por qué no pude ser ella? ¿Qué tiene Ashley que no tenga yo? Es bonita si, hermosa, pero es hueca como una piedra. Joder, tu mismo viste lo manipulable que es ¿Qué atractivo tiene eso? Es superficial, no me llega ni a los talones... Lo siento, me estoy yendo por las ramas, pero mentiras no digo.

Yo podría darte lo que ella nunca podrá (lo sabes perfectamente), me perdiste Adrián y vas a lamentarlo cada día de tu miserable vida en el momento que des cuenta mi valor.

Te dejo para sufrir con mi ausencia porque me extrañarás, tarde o temprano me apreciarás y será demasiado tarde. Así que cuando entres en razón, no me busques, no me contactes bajo ninguna circunstancia, quiero empezar mi nueva vida enterrando el pasado.

No te odio y te odio.

No siento nada y a la vez todo.

¿Patético? ¿Inestable? Bueno, me conoces mejor que nadie, un siglo a tu lado... Ya no voy a alargar esto, sé que no te gusta leer cosas sin valor.

Me transfiero la siguiente semana y solo quiero irme en paz así que ¿La paz?

Nunca tuya, Lara, la peor jugada de tu vida.

Releo la carta una y otra vez hasta que soy capaz memorizar cada palabra, cada coma, cada signo de puntuación, todo. Mis ojos recorren por última vez la carta y después mi mano arruga el papel con tanta fuerza, con tanta rabia, con tanto miedo que logro romper algunas partes del objeto.

Mi respiración está mal. No es rápida para que mi pecho vibre sin control, pero si lenta para que suba y baje con cautela, estoy hecha un demonio.

Me levanto de golpe y mi visión se concentra en un par de libros. Odio, siento ira. Algo se apodera de mi cuerpo y empiezo a gritar a su vez que explotó contra el escritorio.

Tiro los libros al suelo y pateó la silla donde me pase horas sentada resolviendo ejercicios que él me dejaba. El asiento cae, pero mis patadas solo se llenan de más fuerza.

Es imposible que la rompa, lo sé, pero hacer añicos ese objeto es mi mayor enfoque.

Lo que sea que me esté dominado se revuelve de irritación al ver que no consigo nada así que paso a tocar sus libros y romper cada una de sus hojas, doblarlas, pisarlas y si tuviera una chimenea cerca, estoy segura de que las incendiarias, dejaría que las brasas del fuego consuman sus preciados libros.

"¿Todos esos momentos que pasamos fueron mentira?" Mi conciencia es tan cruel que incluso se imagina la voz de Lara pronunciando estás palabras de forma seductora.

Que asco, que patética, que poca cosa.

Trato de enfocar mis llamas ardientes en Lara, a punto y espero para disparar. Canalizando todo, lo suelto en una dirección imaginaria, pero una oleada de viento pasa y regresa el sentimiento al origen de todo.

Adrián.

"Ella me busca, yo la ignoro"

¿Qué tan cierto es eso? Dímelo, Adrián, que otras mentiras voy a descubrir. ¿A qué momentos se refería Lara? ¿Qué jodidos momentos? Dijiste que desde primaria, desde que rompieron, no te acercaste a ella ¿Así que de que estamos hablando? ¿Qué me estás ocultando? Porque si, incluso si no te veo ahora mismo sé que hay algo pudriéndose, apesta desde aquí.

¿Lara está hablando de los momentos de su niñez? No, diablos, no. Podrán ser letras las que están en esa carta, pero se siente, hay deseo, calor, intimidad en cada una de las curvas de sus letras.

"¿Realmente me inventé una historia de romance durante nuestros juegos sexuales?"

Juegos sexuales.

Sexuales.

Suelto un grito, mi garganta quema.

Termino por destrozar cada uno de los libros de la estantería y empiezo a sacar la ropa del closet. Voy directo donde se ubica su ropa interior y empiezo a cortar cada bóxer con la ayuda de unas tijeras.

Mi visión se nubla unos segundos.

Me recompongo y plantó una sonrisa siniestra en mi rostro.

—¿No eras virgen, Adrián? —a comparación con mis acciones, mi voz es demasiado débil— ¿Esto fue un juego? ¿Creíste que al engañarme con tu virginidad podría caer más rápido por ti? Me observaste por años ¿Esto se trata de una obsesión? Me da igual, pero realmente me intriga saber que viste para creer que tal barbaridad como tu pureza me iba a sorprender.

Mis manos van disminuyendo sus movimientos hasta soltar la tijera y caer sobre el colchón duro.

Mi cuerpo sube y baja gracias a la respiración irregular.

—Te odio —mentira.

Mi fuego se ha reducido a una pizca de llama y cuando cierro los ojos se apaga completamente, dándole paso al mar de lágrimas.

"Adrián, puedo odiarte con todo mi corazón, pero mi cuerpo aún siente el calor tu toque, tu maldita calidez recorriendo cada parte de mi cuerpo"

Siento un gran peso aplastando mi corazón haciendo que tape mi boca con las manos para no soltar un grito desgarrador.

No duele saber esto, es insignificante y sería la peor de todas las hipócritas al decir que esto cambia algo de lo que siento por Adrián. Todo sigue igual, lo sigo amando con todas mis fuerzas. La cuestión está en la mentira, el porqué de lo que hizo ¿Qué iba a cambiar si supiera que era su primera vez conmigo o no? Nada, absolutamente nada, de igual forma hubiera caído en sus encantos que tanto me esforzaba por bloquear.

Me siento totalmente débil porque sé que esto es una pieza clave, porque puede verse insignificante, pero de alguna forma retorcida es oro ¿Te tienes preparado para mí Luke? ¿Qué otras mentiras me revelaras? ¿Qué verdad iluminarás?

Puedo no saber nada, pero decir que esto no me va a doler es eufemismo, lo que tiene Luke me va a destrozar, solo basta con mirarme ahora. Estoy echada, con los ojos cerrados, llorando y con las manos en mi boca para no desgarrarme.

Estoy haciendo un pozo de dolor y el único que va a destaparlo va a hacer Luke.

Todo esto es parte de un juego que ya iniciado desde hace años. Adrián primero se concentró en conocerme y cuando sabía cada debilidad, decidió atacar, movió sus hilos para que yo vaya con él, amenazó a Price para que no de tutoría y así ser Adrián la única esperanza que me quedara. Me acorraló y ganó.

Aun así, nada de lo que pienso es suficiente para odiarlo. Sé que me falta algo y sé perfectamente dónde voy a conseguir juntar mi rompecabezas.

Tomo una profunda inhalación y me reincorporo de la cama. En ese momento, la manilla de la puerta suena y se abre.

No.

No.

No.

No puedo verlo ahora, no quiero, necesito saber la verdad primero. Retrocedo con un ligero temblor creciente sobre mis manos.

Una cabellera rojiza se asoma por la puerta y después observo cómo una chaqueta de cuero ocupa toda mi visión.

Ariel.

Mi presión vuelve a la normalidad.

—Mierda, Wood, casi me matas del susto ¿Qué carajos te dije sobre contestarme a los mensajes o llamadas? ¡Casi envío a una jodida ambulancia a tu dirección! —Torres tiene un aspecto fatal.

—Lo siento —mi voz es a penas audible

—Joder, Wood.

Ariel me toma del brazo y me arrastra a fuera de la casa. Yo estoy en modo automático, incluso cuando me sube a su motocicleta y pasa mis manos por encima de su torso.

—Me sujetas ahora mismo o te juro que te amarraré a mi cuerpo —amenaza.

Sujeto la carta de Lara con fuerza y después la guardo en uno de los bolsillos de su chaqueta. Él no se niega, pero me mira con intensidad por el espejo retrovisor.

—¿Puedo ir adelante? —susurro.

—No. Sujetate.

—Tengo miedo de caerme, creo que voy a perderme en mis pensamientos...

Un chillido de llantas frena mi explicación. Me tenso completamente y me aferro a Ariel para que acelere y me lleve lo más lejos posible.

Sin embargo, no llegó ni a apretar mis manos contra el cuero cuando alguien toma mi mano tirándome ligeramente para atrás.

La respiración se me corta.

Su toque está extremadamente caliente, quema, me hace daño como si fuera mi verdugo. Levanto la mirada y la agonía aumenta su intensidad.

Las lágrimas caen sin freno.

¿Cómo puedo sentir tanto a través de sus ojos? No ha dicho nada, no ha hecho nada más que tocarme la muñeca, pero Dios, sus ojos me expresan tanto que no soy capaz de resistirlo. Ese brillo que tanto amo está presente combinado con muchas preguntas flotando a su alrededor. Sin embargo, ni siquiera esa preocupación es capaz de opacar su amor.

Autentico amor, devoción, respeto, todo.

Mi garganta deja de luchar y suelta un jadeo bajo. Adrián intensifica su agarre. Adrián está aquí, Adrián me está tocando y por primera vez deseo que deje de hacerlo, por primera vez lo quiero lejos de mí.

Me esta dañando emocionalmente.

—Suéltame —no es una orden, es una súplica.

—No —Adrián hace el ademán de querer bajarme de la motocicleta, pero me aferro a la espalda de Ariel en busca de protección.

Mi amigo no hace nada, pero está mirándonos, atento a cualquier cosa y listo para saltar en mi defensa de ser necesario.

—Suéltame —digo más firme.

Adrián vuelve a jalarme y está vez su fuerza logra despegarme de Ariel y estar inclinada a su cuerpo. Sus iris cafés siguen el recorrido de mis lágrimas hasta aquel se pierden en la curva de mi cuello.

Estoy tan cerca que huelo su aroma, que siento su desesperación.

Da un paso adelante y mis ojos van a su cabello. El rubio de Luke me recuerda toda la farsa de la que estoy rodeada y el brillo de sus ojos me confunde.

Adrián suaviza su agarre y veo su determinación en mantener a su lado. No lo deseo.

Tengo la opción de quedarme, que pedir explicaciones, pero entonces, cuando oiga salir las primeras palabras de su boca, dudaré, me haré preguntas y no llegaremos a ningún lado.

Por más que me cuente aceptarlo, por más que me duela, sé que el único que me dirá la verdad es Luke. No va a exagerar las cosas, va a ser conciso, ha guardado está bomba que no hay necesidad mentir. Es su último recurso, su preciado boletín dorado para que vuelva a su lado.

Necesito irme, necesito desestabilizar lo suficientemente a Adrián para que Ariel pueda sacarme de aquí.

Dejo escapar una última lágrima antes de mirar su brillo.

—Sé que te acostaste con Lara —digo. Cada palabra arde y son agujas contra los bordes de mi boca.

Adrián retrocede y entonces me aferró fuertemente a la chaqueta de Ariel mientras que el movimiento del vehículo corta la posibilidad de que rompa en llanto.

—Directo a la casa de Luke.

—Wood.

—A su casa, no resisto más. Por favor, Ariel, necesito saber que está pasando yo... Por favor.

La moto gira en una esquina a toda velocidad mientras que Torres maldice incontables veces el resto del camino.

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