48| Descontrol.

Recuerdo vagamente un feliz recuerdo de mi niñez, cuando Jeremy y yo pasamos todo un verano en un campamento lejos de todo el infierno que nos cocía, por supuesto que no duró mucho la felicidad. Vince había molido a golpes a mamá, termino internada y tuvimos que volver urgentemente. Ese día supimos que jamás podíamos dejarla sola, nadie podía estar a solas con él.

Esos tres días con Jeremy fueron felices, es lo único que quiero recordar, esa felicidad fue grandiosa, pero nada se puede comparar con la paz, alegría que siento hoy en día.

Adrián había venido temprano a mi casa, despertando con susto a mi madre y a mí, la alarma no había sonado gracias a mi baja batería y los golpes en la puerta fue como recibir un golpe de agua fría.

Giuliana y yo dormimos en mi cuarto, en mi cama, fue nostálgico porque estaba en posición fetal mientras ella me abrazaba. Me sentí protegida por mi madre, no recuerdo la última vez pude acariciar ese sentimiento.

En este momento estábamos los tres desayunando, conversando como una familia feliz, se siente real, nada forzado. No puedo evitar agrandar mi sonrisa.

La mano de Adrián sobre mi rodilla me hace mirarlo, su brillo me impacta y vuelvo a concentrarme en mi último pedazo de desayuno junto a un sonrojo creciendo en mis pómulos.

Claramente Giuliana ya había preguntado sobre la fiesta de celebración de Adrián, expuesto mi engaño, pero era más preocupación que una llamada de atención; estuvo desesperada cuando no llame y uno de sus compañeros del hospital le dijeron que había ingresado con un tipo en lamentables condiciones. Ahora sacaba a relucir el estado de Dereck.

—Su tío Tyren fue a buscarlo y pese a las recomendaciones del doctor, se llevó a Dereck a casa —me atoro con el agua que estaba bebiendo.

—Dereck necesita estar en el hospital —digo indignada— ¿Cómo lo permitieron?

Mi madre hace una mueca.

—Según Marcelo, Tyren es un tipo ¿Cómo decirlo? ¿Convincente? —amenazador quiso decir, las palabras de Ariel sobre el tío de Dereck aún permanecían en mi mente— Demostró que las lesiones de Dereck pueden ser tratadas en casa, se enfocó mucho en el estado de ánimo de su sobrino e incluso se ofreció a contratar una enfermera para que lo acompañe unos días. Marcelo firmó su permiso de alta, Tyren tenía razón, de igual forma le iban a firmar el permiso mañana, las heridas de Dereck cicatrizan rápido, es impresionante, jamás vi una resistencia como la suya.

Adrián bufa a mi lado.

—Así que está mejor —afirmo.

—¿No te has comunicado con él o con ese chico de cabello rojo?

Adrián aparta su mano de mi cuerpo, coge una servilleta y limpia sus labios.

—Justo pensaba hacerlo —me disculpo mientras me levanto de mi silla y me apartó a un ambiente solitario.

Ariel contesta en el segundo tono.

—¿Cómo es eso de qué lo han dado de alta? —arremeto de golpe.

—Tyren no es una buena opción, te lo dije —suelto un chasquido de frustración.

—¿Al menos está estable, contrato a la enfermera o era simple cuento?

—Oh, claro que lo hizo, necesita a Dereck fuerte para las peleas, es su mejor ficha. Por sus golpes tuvo que retrasar un par de fechas que tenía pactado.

—Es su tío.

—Jamás se comportó como uno así, no pienses que esto lo hace porque realmente le importe. Si te reconforta, Dereck se siente de igual forma —suelto un suspira y me apoyo en una pared— ¿Y qué tal, Wood? ¿Hay algo qué deba saber? Admito que ambos estuvimos a punto de llamarte cuando no recibimos señales tuyas —hay cierta picardía en su voz.

Me toma un par de segundos darme cuenta a qué se refiere. Ariel piensa que ayer fui al instituto y enfrente a dos grandes abusadores, de tan solo pensarlo me abrumo.

—Ayer falté, pero supongo que eso ya lo sabes ¿Verdad? Por eso no llamaron —se escucha una risa lejana en la línea, después unos murmullos y es suficiente para darme cuenta de que estoy en alta voz— ¿Estás con Dereck?

—Quien más, estoy siendo el papel de enfermera sexy ¿No quieres reemplazarme? —ahora yo me río ante sus palabras— No te burles de mí, hablo en serio.

—No te imaginaba estudiando para el rubro de medicina ¿Tyren de verdad te está pagando o es otra de tus bromas? —inclino mi cabeza y lo idealizo con una bata blanca mientras toma apuntes de sus pacientes, rio más fuerte, definitivamente no.

—Lo está haciendo, me sirve, de paso recupero lo que gaste con las medicinas —escucho más sonido de fondo— ¿A dónde te fuiste con tu perrito? No me mientas porque también faltó, no puede ser una causalidad.

—¿Por qué debería responderte? —arqueo mi ceja.

—Porque somos amigos —responde Dereck. Me reincorporo, no tengo tiempo de reaccionar porque justo en ese momento entra Adrián con un aura de celos asesinos.

De inmediato llevo mi mano a la boca, haciendo una señal de para que no haga ningún ruido. Esto solo hace que pronuncie su gesto posesivo. Mientras se acerca me pide que ponga en alta voz la llamada, lo hago.

—¿Ashley? —la voz de Dereck resuena.

—Pensé que necesitabas tiempo —respondo no tan segura, la presencia de Adrián, esos ojos con los que me mira me ponen nerviosa.

—¿Aún no aceptas coger con él para que te supere? —me tenso y sujeto el celular con fuerza, Ariel me las va a apagar— Vamos, Wood, he visto el video de la alberca. Si así se besan no quiero imaginar cuando por fin cojan.

No puedo mirar a Adrián, ni siquiera me voy a atrever hacerlo. Sin embargo, tampoco me arrepiento del beso porque esa acción desencadenó que Adrián me poseyera cómo suya y él se convierta mío.

—Me estás empezando a preocupar ¿Dónde estabas ayer? No me digas que hiciste una tontería —la calidez en la voz de Dereck me toma por sorpresa.

Escucho un gruñido a mi lado y de inmediato el celular es arrancado de mis manos.

—¡Adrián! —grito tratando de recuperar mi móvil.

—Debes estar muy drogado para pensar que Ashley alguna vez volverá a tocarte o tú a ella. Olvídalo, es imposible, me pertenece. Y si tanto estás intrigado en su maldita agenda, te informo que ayer estuvo conmigo aceptando ser mi novia, mía.

Me quedo sin aliento, por alguna razón sus palabras van directo a cada una de mis partículas. Dejo de luchar. Lo miro con tanta intensidad, él por su parte susurra un insulto y cuelga la llamada. Antes de que pueda reaccionar, ya tengo sus labios contra los míos en un posesivo beso.

Enredo mis manos en su nuca y me aferro a su cuerpo. Por otro lado, sus manos no pierden el tiempo y se van directo a mis glúteos, los acaricia y cuando nos separamos termina con una nalgada.

Muerdo mi labio y enarco una ceja esperando una explicación, en realidad no quería nada, pero me fascinaba esto.

—Esto es solo el comienzo, eres mía, se lo dejaré en claro a cada individuo que pose sus ojos en ti. Pueden desearte, admirarte desde lejos, pero eso es lo único que obtendrán. Ahora que te tengo, no dejaré que nada ni nadie te aparte de mi lado —vuelve a besarme y está vez la intensidad de cualquier beso que nos hayamos dado queda en ridículo.

Le creo, realmente lo hago. No pude darme cuenta entonces cuando acepte ser su novia, pero ahora lo veo claro. Algo se ha despertado en Adrián, algo voraz, hambriento, posesivo. Lo siento en la forma que me toca, en su mirada. Dejarme ir no es una opción, me quiere solamente para él y eso, en vez de alejarme o asustarme, me excita, revoluciona mi sistema porque es exactamente lo que siento por él.

Después de una sesión intensa de besos, ambos nos despedimos de mi madre y salimos en busca de su carro. Una vez que estuvimos adentro, Adrián arranco con rumbo al instituto.

Cuando estaciona en las instalaciones, suelto un suspiro y me deshago del cinturón de seguridad.

—¿Irás a entrenar o después de todo regresan a la rutina de full day? —mi voz bromea, pero espero que no sea así.

—Entrenamos en la última hora, igual que ustedes. —mi sonrisa cosquillea por salir— Así podremos irnos juntos a mi casa o a la tuya, estoy segura de que tu madre estará complacida con mi presencia.

—¿Y si quiero estar sola en mi habitación?

—Te dejaría sana y salva en tu casa, no dejaré que te vayas sola.

—Creo que no puedo tener mejor novio —busco su mano y la entrelazo con la mía.

—¿Crees? Ni una semana llevamos y ya me estás rompiendo el corazón —reímos y bajamos del auto.

La tensión se apodera de mi cuerpo. Es como si la verdad me golpeara con rudeza.

—Estás preocupada. —niego con la cabeza— ¿Ya has hablado con Tatiana? —vuelvo a negar— ¿Tus amigas? —Adrián mueve sus manos por mis brazos, creando fricción y dándome tranquilidad, besa mi frente.

—He tratado de ignorar todos sus mensajes, pero están curiosas por dónde estuve ayer, sin contar de que Sullivan estará furioso conmigo. —doy un paso atrás y paso mis manos por mi rostro— No he visto sus mensajes ¿Y si Tatiana manipulo a todas y ahora están en mi contra? Estoy muy furiosa, no creo tener control. —admito— Si me provoca, la golpearé, no importa dónde ni cómo, la quiero destruir.

—No ha puesto a nadie en tu contra, creo que sabe que de cualquier modo todos descubrirán la verdad. —tiene un punto— Cristina me llamo ayer, le conté lo que sucedió, lo máximo de odio que sentirán tus amigas por ti es que no les hayas contado de tu relación conmigo, además de tu ignorancia a ellas. Y... —Adrián calla, no es un silencio bueno, es uno de esos que te cortas a ti mismo para no echar todo a la basura.

Me acerco y suplico.

—Dime, sea lo que sea.

—¿Tatiana sabe que te enteraste de todo? —frunzo mi ceño.

—Supongo que Luke le abra contado todo, de igual forma discutimos en el partido —me encojo de hombros.

Adrián pone sus labios en una fina línea.

—No creo que sepa nada ¿Sobre qué discutieron?

Hago una mueca.

—Ella fue quien les contó a todos que tú me pediste un tiempo —no es sorpresa, estoy segura de que Adrián ya lo sospechaba, pero recordar ese momento que atravesamos no es nada agradable.

—No lo sabe, utiliza eso a tu favor. —tiro mi cabeza de lado— Cristina me contó que Tatiana revelo que le gusta Dereck desde hace años y que hizo algo que te perjudicaba por celos. —casi me río incrédula al escucharlo— Tus amigas necesitan contactarse contigo para hacer que se perdonen, Tatiana dijo que estabas molesta con ella, al parecer presentó la versión deprimente de ella.

—¿Cómo esto puede ayudarme a no golpearla a penas la vea?

—Necesito preguntarte algo y necesito que seas franca contigo misma, respóndeme con sinceridad. —tiemblo, esto no me está gustando— Si cuentas la verdad ¿Crees que te van a creer? Ashley, no estamos hablando de Leslie y tú, se trata de Tatiana y de ti, ambas son muy amigas de todas.

—Te tengo a ti, a Dereck, a Ariel, tengo las pruebas.

—No es eso lo que pregunte.

Muerdo mi labio. Lo sé ¿Realmente se pondrán de mi lado? Si no lo hacen, podría intervenir cualquier persona de la historia y decir la verdad, cualquiera que sean sus decisiones, al final todas llegarán a la misma conclusión, se pondrán de mi lado.

—No lo sé —admito.

—¿Y si la provocas hasta que deje su papel de víctima? Usa todas tus cartas.

—Dereck es la única carta que vale en estos momentos ¿Estás seguro de esto?

—Sacrificios que uno hace por amor —sonríe y me atrae a su cuerpo para abrazarme. Su temperatura me cobija, aquí es mi lugar.

—¿Y si decido qué quede a su criterio?

—Estaré a tu lado para protegerte —inhalo su aroma y me pierdo en sus brazos.

Nos quedamos en el estacionamiento hasta el inicio de las clases por mi temor a encontrarme con las chicas, lo más seguro es que me estén esperando en mi aula. No quiero tener que fingir que todo está bien, cuando las vea juntas tomaré una decisión, hasta el momento quiero mentalizarme para lo que se viene.

Cuando llegamos al aula sabíamos que estamos tarde. Sin embargo el profesor solo negó con la cabeza, nos dio una lección de vida y nos dejó pasar.

En todo momento Adrián mantiene mi mano sujeta a la suya.

Al dar una rápida pasada a los sitios libres, sé que no podré sentarme junto a Adrián. Lo veo de reojo, tampoco le agrada mucho la situación, amenazar a alguien para que nos ceda el puesto es tentador, pero el profesor ya ha sido muy benevolente al dejarnos pasar sin mandarnos a detención.

El panorama mejora cuando encuentro a Lauren, la última vez que la vi fue cuando intercambios trabajos. Tiene la vista baja y parece lejana a todo lo que sucede a su alrededor.

—Detrás de mí. —le susurro a Adrián antes de soltar su mano para sentarme en el espacio libre de Lauren— Hola desaparecida.

Lauren me mira y me da una sonrisa torcida.

—Hola —su voz a penas suena con fuerza.

—¿Qué está sucediendo? —de pronto me imagino algo relacionado con su madre o un accidente de auto, sus hermanos y la imprudencia se unen cuando el alcohol los mezcla.

Hace una mueca antes de responder:

—Me han roto el corazón, lo superaré —trato de ocultar mi sorpresa. No sabía que salía con alguien.

—Claro que lo harás, ese imbécil no sabe lo que se ha perdido, has que se arrepienta —tomo su mano y le doy un apretón antes de guiñarle un ojo.

Lauren me lo agradece con una sonrisa, está vez más fuerte.

La clase pasa rápida, Adrián y yo conversamos a través de un papelito cada vez que el profesor no se daba cuenta. La clase no fue nada más que teoría sencilla así que me facilito las cosas. También conversé con Lauren y en un punto también se unió a los textos en papel. Me dio un poco de pena en el momento que tuvo que ver lo que Adrián había escrito, sentí desfallecer cuando sus mejillas se sonrojaron.

—Así que lo conseguiste. —dice Lauren a mi novio cuando recogemos nuestras cosas, el profesor ya se había ido. Miro extrañada a Adrián, él solo se encoge de hombros— Era muy obvio que se moría, que se muere por ti —corrige cuando se da cuenta de mi mirada.

—Creeme que me resistí, su adicción me consumió —digo.

—No lo dudo. —se ríe— Nos vemos —le da una repasada a la mesa, verifica que nada se esté quedando, luego se va.

—¿Tan obvio era? —le pregunto a mi novio cuando salimos, su mano reposa en mi hombro y sus dedos rozan mi brazo.

—Todavía lo preguntas. —mueve su cabeza en negación y deja un beso en mi cabeza— ¿Estudiamos juntos para los exámenes? Me quiero asegurar de que estés preparada, entre tu próximo partido y las evaluaciones temo que priorices uno que otro.

Retengo mi mueca. Recuerdo que Priscilla me dijo que Adrián odia enseñar y por más que conmigo jamás actuó con disgusto, me es imposible preguntarme si lo hace esfuerzo por mí o realmente soy la excepción.

—¿Estás seguro? —siento la mirada de Adrián—¿No tienes un método de estudio o algo parecido que necesites estar solo?

—Si estás tratando de decir que eres un estorbo, no. Tenerte a mi lado es lo que necesito. Soy inteligente, capto rápido las cosas, no necesito un maldito método de estudio para sacar buenas calificaciones. 

Detengo mis pasos, me ve extrañado y yo alzo una ceja divertida.

—¿Estás seguro de que no seré una distracción?

Adrián capta mi mensaje y algo en sus ojos cambia, ese ardiente deseo sexual explota en sus iris. Me apoya en uno de los casilleros y me dejo atrapar entre sus brazos que se deslizan por mi cintura, sus dedos rozan ligeramente el inicio de mi trasero.

—No te preocupes, antes de empezar me aseguraré de satisfacer todo tu cuerpo, relajarlo de tal manera que no tengas que tentarme. —la punta de su nariz choca contra mi mandíbula— Ambos tendremos que esforzarnos, porque lo cierto es que jamás me cansaré de ti, eres mi adicción, jodidamente hermosa, jodidamente exquisita, jodidamente mía.

Todas sus palabras van directo a mi cuerpo, en esos puntos exactos que hacen removerme de placer.

—¿Tuya? Esos tipos de allá creen tener una oportunidad conmigo —señalo a mi derecha. Desde que ambos salimos del aula y paseamos por los pasillos, me percate de las miradas curiosas de todos. Si bien antes había paseado con Adrián, está en la primera vez que no nos veían al borde de la discusión y su brazo sobre mi hombro no era más que un símbolo de nuestra formalización— ¿Por qué no les demuestras quien es mi dueño?

Adrián no necesita otro incentivo, sus labios impactan contra los míos en un posesivo beso. Cada movimiento está destinado a cualquier espectador, quiere dejar en claro el mensaje, sin ninguna duda.

Me aferró a sus hombros con determinación. Tocar su nuca, cabello o cualquier otra parte de su anatomía solo desencadenaría la lujuria. Desearía estar en un lugar privado para sucumbir a Adrián.

Estoy tratando de no parecer desesperada, realmente me esfuerzo. Hace días que solo nos besamos, tenemos sexo oral, pero ya extraño su miembro siendo abrazado por mis labios inferiores. Es una tortura que no pienso que se alargue más. Todo se va por la borda con la inesperada intromisión de su lengua, lucho por el poder, pero una nalgada me hace someterme a su ritmo erradicó.

Lo siento sonreír victorioso.

Veamos quién sonríe al final.

Con fuerza de voluntad, me separó de sus labios y lo arrastró hasta el estacionamiento. Adrián no opone resistencia y se deja caer en mi trampa cuando llegamos a su auto y abre la puerta de atrás.

—Esto será rápido, no creo resistir mucho —sus palabras hacen que mi intimidad vibre en aprobación, me siento igual.

Adrián cierra la puerta una vez que estamos adentro. No espero mucho para sentarme encima de él y besarlo. Jadeo cuando siento su miembro alzándose sobre su jean. Grande, grueso, justo como lo recordaba.

Sus manos van a mi top, lo baja hasta dejarlo enredado en una fina línea y a su vez mis senos se disparan contra su pecho. El roce con la prenda me saca otro gemido. Dejo que juegue con mis pezones mientras que me las ingenio para bajar su cremallera y que su miembro salga como resorte contra mi intimidad.

Agradezco estar llevando un short holgado, lo suficientemente elástico para ponerlo a un costado y dejar que Adrián me folle.

Un gruñido me hace mojarme, chorrear. Me necesita, tanto como yo a él. Estiro mis prendas a un lado y sujeto su miembro para rozarlo contra mi intimidad. Quiero provocarlo, llevarlo hasta su límite, pero cada fricción me hace gemir con ardor. Mi mano se dedica a masturbarlo y las suyas a masajear mis senos, cuando su boca captura unos de mis pezones tiro la cabeza para atrás.

—¿Quieres jugar, Ashley? Te enseñaré a jugar —seguido de eso, empieza a succionar la parte sensible de mi cuello.

Debí saber que iba a perder cuando me metí a esto, él siempre tiene el poder.

Sin embargo, no me doy por vencida. Desequilibrio toda la balanza cuando mi mano abandona su miembro y lo que ahora lo abraza es mi interior. Lo recibo húmeda, caliente, apretada y con unas terribles ganas de hacerle perder el poco juicio que le queda.

Sonrío victoriosa al escuchar su gemido, me tiro un poco atrás para apreciarlo, tiene sus labios entreabiertos, y con mis manos sobre su cabello se ve completamente dominado, totalmente a mi merced. Me muevo con rapidez solo para ver cómo cierra sus ojos y recuesta su cabeza en el respaldar.

Me acerco a la curva de su mandíbula para posar mis labios, descender a su cuello y ejercer más intensidad en mis besos. Quiero marcarlo como mío, tengo esa misma necesidad de mostrarles a todos que Adrián Irman ya tiene dueña, esa posesividad loca que jamás creí sentir se va incrementando con mis movimientos veloces.

—Me tienes envuelta en tu efecto, Adrián ¿En serio crees que otro podría tener lo que es tuyo? No sé que me has hecho, pero por nada del mundo te cambiaría, mi corazón y cuerpo no lo permiten, no lo deseo, no lo quiero —a pesar del extraño tono de mi voz por la excitación, logro sonar firme y sin dudas.

Adrián me saca de su cuello y una de sus manos sujeta mi nuca, me pone frente a su cara, a sus ojos llenos de brillo, pero está vez no sé si es por el placer que le otorgo o el amor que me tiene.

Su mano libre hace que detenga el vaivén de mis caderas. Suelto un quejido.

—Tampoco lo permitiría, si alguna vez tus sentimientos cambian creeme que haré todo lo posible para volverlos al lugar que pertenecen. Conmigo, míos. Eres mía, Ashley, así como todo de mí es tuyo. —me acerca, quiero besarlo, pero su presión en mi nuca me lo impide— Quiero oírte gemir, que todo el mundo oiga como me haces tuyo.

Soy obediente, hago exactamente lo que me pide.

Sonrío antes de volver a saltar sobre Adrián. No creo poder estar más enamorada de él, pero abre su boca y me voy de cara contra el suelo. Irman se aferra a mi cintura mientras que mis senos suben y bajan con el movimiento. Intenta atraparlos, pero aumento la velocidad y se le es imposible.

Los vidrios están empañados, el sonido de nuestros sexos golpeándose con la combinación de nuestros gemidos es la melodía perfecta.

Entonces cuando siento que las estocadas finales están a punto de llevarme al orgasmo, dejo su cabello y lo abrazo para besarlo. Tan solo segundos después explotamos juntos, lo siento llenarme, nuestros fluidos se mezclan y la opresión en mi sexo se alivia.

—No te salgas. —agarra mi cintura y me obliga a quedarme justamente así— Dame un momento.

Sonrío mientras dejo otro beso en sus labios y limpio las pequeñas gotas de sudor que se forman en su frente.

—¿Segundo round? —pregunto.

Adrián cierra los ojos, luchando contra su placer.

—Vas a ser mi ruina. —me levanta y me sienta a su costado. Se inclina en la parte delantera y busca en su cajuela algo. Regresa con un papel en sus manos— Te limpiaría, pero ver tu sexo con mi semen saliendo de ti es para perder el control.

Muerdo mi labio, las únicas veces en que Adrián ha estado fuera de sí ha sido por celos y el sexo fue para morir y despertar en el infierno.

—Si sigues haciendo ese gesto, créeme que nos pasaremos todas las horas aquí encerrados —dejo de morderme el labio y me limpio con el papel.

—¿Crees que la profesora haya llegado? —digo cuando bajamos del auto.

—Muy probablemente —toma de mi mano y me conduce corriendo a nuestra aula. Aprovecho en ir al baño en el camino.

Normalmente siempre hay diez minutos de descanso entre cada clase, pero algunos profesores llegan antes y deciden comenzar.

Cuando vemos la puerta cerrada y el sonido de alguien explicando algo detrás de la puerta, sabemos que estamos fritos.

—Todo es tu culpa —claramente bromeo, pero Adrián me sigue el juego.

—No es mi culpa que no sepas controlarte.

—Cuando se trata de ti no pienso mucho —digo y tocó la puerta.

—Si te sirve de algo, me pasa exactamente lo mismo.

La puerta se abre y me aseguro de plantar un gesto de arrepentimiento. Mi expresión decae cuando miro a uno de mi compañero de aula.

—Tienen suerte, se acaba de ir a sacar copias —dice y nos deja pasar.

—El destino nos quiere juntos... —me callo. Un enojo se traslada por mi cuerpo— Que diablos —susurro antes de separarme de Adrián e ir directo con la persona que estoy mirando.

No puedo creerlo ¿Dónde está Ariel? Se supone que debería estar cuidándolo. Dereck está sentado en una de las mesas, con unas gafas negras que ocultan sus moretones, no sé si me mira, pero sus labios se contraen cuando me pongo mis manos en su mesa.

—¿Qué haces aquí? —demando.

—¿No es obvio? Asistiendo a clases —su tono borde me irrita.

—Estás herido, necesitas reposo, no me vengas con tus bromas, te vas ahora mismo a tu casa ¿Dónde demonios está Ariel?

—Aquí, —sigo la voz hasta un asiento más atrás. No se ve para nada a Ariel, tiene una camiseta con un logo de paz, su cabello rojizo oculto con una gorra y su chaqueta de cuero es reemplazado por una deportiva. Hago una mueca— no me hagas sentir más ridículo de lo que me siento.

—Llevátelo —le ordeno, señalo a Dereck.

—Me voy a quedar, solo está clase así que deja de hacer tu maldito drama. —dice el mencionado. Bufa y se recuesta en la silla.

—Hay no, ahí viene —dice Ariel mirando algo por encima de mi hombro. Dereck vuelve a bufar.

Cuando unos brazos pasan por mi estómago y me atrae a su cuerpo sé a quién se refieren. Adrián besa mi mejilla, marcando territorio.

—¿Así qué es verdad, ustedes dos andan? —dice Ariel, por alguna razón sus ojos se han vuelto más incisivos.

—Si —respondemos Adrián y yo al uniso. Me sonrojo.

—Me dan asco —susurra Dereck.

Volteo los ojos y me pongo a la altura de él, con mis brazos sobre la mesa. Las manos de Adrián jamás me abandonan.

—¿Qué tiene de especial está clase? —digo— ¿Es por los apuntes? Te dije que yo puedo dártelos.

Dereck me ignora y mira a otro lado. Infantil. Me reincorporo y busco en Ariel una respuesta. Este deja de matar a Adrián con la mirada y se rinde ante mi insistencia, señala a un rincón del salón.

Frunzo mi frente y miro en la dirección. Todo cobra sentido. Luke está en el rincón, en la mesa más alejada mirando todo nuestro espectáculo, mejor dicho viendo todo lo que hago. Sus azulados ojos quieren hacerme flaquear, pero ya no tienen poder, no siento nada más que decepción, odio, nada bueno por Luke Brown.

—No tenías que venir, Ashley no necesita protección e incluso si tuviera un momento de debilidad, yo estoy para ella —la voz de Adrián está cargada con tensión y la absoluta verdad.

—Ashley, —el llamado de Dereck me hace salir del trance— besalo —señala a Adrián.

—¿Qué? —la incredulidad me dirige. No corresponderé a los sentimientos de Dereck, pero no le haría algo así, al menos no a propósito. Besar a Irman al frente suyo, en sus narices, no es algo que haría jamás.

—Yo digo que le hagamos caso —dice mi novio.

—Yo opino que las pastillas están causando un efecto adverso —sugiere Ariel.

—Por favor, besalo —su mirada dura y sus puños apretados me dice que no es lo que quiere, pero no tardo mucho en saber su verdadero motivo.

—No, Adrián y yo tenemos el resto del año para torturar a Luke con nuestro amor, no es necesario —miro por unos segundos a mi novio y me asiente de acuerdo conmigo.

—Yo diría que toda la vida —Adrián me aprieta contra su cuerpo y descansa su cabeza sobre mi hombro.

El sonido de la puerta se escucha y veo a la profesa entrar con varias hojas en su mano.

—Termina la clase y se van —le advierto a ambos antes de sentarme junto a Adrián.

La maestra nos da una mirada acusadora, pero no dice nada.

Al final terminamos haciendo una práctica, pero en medio de esta apoyo mi codo sobre la mesa y mi mejilla sobre mi mano, con mi cabello trato de cubrir para mirar a Adrián. Se da cuenta de mi intensidad y me mira burlesco.

—No te pasaré las respuestas —es tangente.

No las necesito, quise decir. Hay otra cosa que me ha estado rondando la mente.

—Toda una vida es mucho tiempo —le susurro bajo.

—Y aun así sigue sin ser suficiente.

Mi corazón fácilmente podría haberse salido de la emoción.

No pude ir a la cafetería, en su lugar Adrián y yo comimos en la azotea. Él fue quien me trajo algunos alimentos de la cafetería, se demoró bastante gracias a mis amigas que lo interceptaron en el camino y tuvo que huir sin que descubrieran mi escondite.

Según lo que me dijo, puedo decir que están molestas y preocupadas. Incluso Tatiana tuvo el descaro de fingir un llanto de culpabilidad. La sangre me hierve cada vez que la imagino en su papel de víctima, tremenda descarada.

Las siguientes clases fueron más pesadas de lo que imagine, la hora del entrenamiento estaba acercándose y mis posibilidades de esquivarlo son nulas.

Me separé en mi última clase antes de la verdad. Me dijo que ante cualquier cosa vaya a buscarlo, le diera una llamada, que iba a responder, sus palabras realmente me hizo sentir que a pesar de todo iba a estar protegida... Y está bien, pero quiero que mis amigas confíen en mí.

Aproveche que la última clase solo fue una repaso de todo lo que habíamos visto durante el año, preparación para el examen de la siguiente semana. Me salí antes, no fui la única, cuando la clase no es importante puedes hacer eso.

Realmente espero que mis amigas no me estén esperando para empezar su ataque de preguntas, sin embargo muy en el fondo sé que es imposible, es demasiado temprano para que sucediera. De igual forma saben que voy a venir a entrenar.

Podré escapar de ellas, pero de Sullivan jamás.

Entro a los vestidores y me siento en una silla, tiro mi cabeza para atrás y cierro mis ojos.

No pienso en nada durante un buen tiempo, diría que bastantes minutos, todo está vacío, pero basta solo una chispa de incertidumbre para avivar mi cerebro con angustia.

Todo sigue sintiéndose irreal, al menos hasta que los veo y siento esa sensación horrible.

Con Luke ya me he desquitado en la casa de Dereck, no pienso ni tengo nada más que hablar con él, las cosas están claras. Y lo confirmé hoy al verlo, mi indiferencia fue un cuchillo a su pecho. En cambio con Tatiana es pura intensidad, tal vez sea porque poco a poco ha ido haciendo cosas que me han lastimado y he perdonado a ojos cerrados, no sé por qué, pero con ella no siento que sea sencillo. Era mi amiga, jamás pensé experimentar ese dolor, la vida parece ponerme...

—¡Eres un idiota! —un fuerte grito me hace ponerme alerta.

Reconozco esa voz. Actuó rápido, me escondo. El vestuario en grande y utilizo a mi favor el gigantesco y largo muro que hay al medio.

—¿¡Cómo pudiste!? ¡Éramos un equipo! —¿Quién está con ella?

—No lo éramos, trabajamos de acuerdo a nuestro beneficio, no te mientas por favor —ese tono de voz, frío, distante, jamás lo escuché en Luke, ni siquiera cuando estuvimos peleados.

—¡No tenías que exponerme! ¡Eres un idiota! —escucho golpes. Tatiana está furiosa.

—No lo hice, tu amado Dereck le contó todo a Ashley, sabes lo idiota que se vuelve a su lado.

—¿Cómo lo permitiste? Me dijiste que lo tenías controlado, eres un inepto ¡Te advertí que se estaba acercando! —hay un silencio— Debiste ponerle un estate quieto cuando se atrevió a besarla al frente de todos en la piscina. Todo es tu culpa.

—¿Cómo me pides qué golpee a al hombre que amas? Estás enferma, en serio.

—Al menos así seguiría siendo mío, de seguro ya se ha follado a la puta de Ashley, no es un secreto que esa mujer es más fácil que la tabla del uno —la ira recorre por mis venas.

Esta es la verdadera Tatiana, con esta persona he estado compartiendo todos estos años, toda una farsa andante. Trato de memorizar y la única vez que vi su verdadero ser es cuando estaba drogada por celos.

Se oye un sonido sordo y después unos balbuceos.

No es nada bueno, lo siento, pero aun así lo compruebo. Asomo mi cabeza y lo que veo me deja sin aliento.

Luke tiene a Tatiana sujeta del cuello, sus pies no chocan en suelo y se aferra desesperadamente a la mano de su verdugo. Después de unos segundos la deja tirada en el suelo, Tatiana se lleva la mano al cuello y trata de regular su respiración.

Me oculto nuevamente.

—No vuelvas a referirte así de Ashley, no me importa que seas mujer, pagarás si la insultas nuevamente —muerdo mis labios y respiro por la nariz, no quiero ser descubierta. Ese par están desquiciados.

—¿Me lo vas a negar? Sabes que ella desea a Dereck —la voz de Tatiana no suena tan segura como antes.

—Deseaba —corrige.

—Claro, —suelta una risa sarcástica— ahora es la novia del gran Adrián Irman ¿Cómo puedes estar tan tranquilo después de que te han robado a tu chica? 

La respuesta tarda.

—No he perdido —su seguridad me inquieta.

Hay otro silencio incómodo.

—¿Se lo dirás? Pensé que él te tenía entre sus manos.

—Espero que no, no quiero herirla, pero si tengo que romper su corazón lo haré y repare cada pedazo para mí.

Mis manos se hacen puño, no puedo creer que quiera seguir manipulándome. Por más que ellos no sepan que estoy escuchando, no dejaré que envenenen mi cerebro.

—Esa... Ashley le contará la verdad a las demás, estoy hundida, no pudiste avisarme antes de que dijera esa estúpida mentira. —supongo que se refiere a su papel de víctima— Estoy embarrada de cualquier modo ¿Piensas ayudarme?

—No —claro y sin dudas.

—Claro, tú siempre ganas, no importan los demás, solo tu Ashley. —hago una mueca de asco, no soy nada suya— ¿Qué ha pasado?

—¿A qué te refieres? —hay una fractura en la voz de Luke.

—Te has tomado la molestia de avisarme a último momento cuando fácilmente podrías haberlo dicho antes ¿Por qué? ¿Quieres que idee un plan en contra de tu amada? Creo que el enfermo eres tú —casi puedo visualizarlos retándose con la mirada— ¿Es porque son pareja? Sabías que esto iba a pasar.

—No tan pronto.

—Te mantuve informada de todo, que no sepas mover tus fichas no es mi problema. Tu turno ha llegado ¿Qué harás?

—¿Por qué tanto interés? —inquiere.

—Para ver si puedo beneficiarme de algo, necesito recuperar a Dereck.

—La diferencia entre tú y yo es que yo si puedo recuperar a Ashley, tú...

—¿Y a qué costo, Luke? ¿En serio piensas arriesgarte? Un corazón roto por amor es peligroso, cuidado con la trayectoria del misil que puede cambiar.

Desconozco a ambos y me esfuerzo en no dejar que se metan a mi mente. Escucho otro sonido sordo, pero al no oír ahogos de ayuda no asomo mi cabeza, lo más segura que alguien haya golpeado algo.

—¿Qué haces ustedes aquí? —Cristina.

Oh, no.

Busco otro escondite de inmediato, pero las chicas empiezan a rellenar el lugar. Con la primera persona que cruzo mirada es con Mery.

—¡Ashley! ¿Por qué estás agachada?

Todo se vuelve silencio. Me paro inmediatamente antes de que un grupo de nueve personas me rodeen.

—Hasta que te dignas a honrarnos con tu presencia —respiro hondo ante las palabras de Gabriela, no es su culpa, no sabe nada de lo que está pasando. Todas creen que es me he resentido por un problema absurdo.

—Ay no, ya volvió —mi mirada se va contra Leslie llena de furia, realmente no estoy para sus juegos. La veo estremecerse y fingir que no la he afectado.

Observó a Tatiana con enojo, al principio me mira con sorpresa y después mira a Luke y me devuelve la mirada con una malicia. Al menos le queda una pizca de inteligencia, negarlo a estas alturas es ilógico, sabe cuál es su posición.

—¿Qué se siente saber que Dereck jamás te hará caso? ¿Qué se siente saber que siempre me preferirá a mí? Incluso si llegas a besarlo, follarlo, siempre pensara que soy yo. —pronuncio despacio, quiero que me escuche, que mis palabras la hieran— Siempre serás una perdedora.

Se oyen el jadeo de mis amigas, para el contexto que tienen, obviamente sueno como una completa perra.

Las manos de Tatiana se hacen puños e intenta alcanzarme, pero Luke la sujeta de la cintura.

Sonrió con sorna. Me avanzo entre mis amigas y entre mi enojo empujó sin querer a Gabriela, le susurro un "lo siento" antes de salir a la cancha de voleibol.

—¡Tú no te vas de aquí maldita perra! —Tatiana me grita. La ignoro. La escucho correr y cuando estoy al medio del campo me devuelvo a ella, recibir un golpe a ciegas me perjudica.

—¡¿Perra yo?! ¡Confíe en ti! ¿Y qué hiciste tú? Traicionaste nuestra amistad por el amor de un hombre que jamás te amará ¡Yo te amaba! Lo sabes perfectamente, mentí por ti, te protegí, me aseguraré que no te metieras mierdas ¿Y yo soy la perra? —mi pecho arde.

Mis amigas salen corriendo detrás de Luke. Ellas no hacen nada, solo nos observan, a petición de Cristina que tiene su brazo levantado, pero esto es más por Gabriela, las demás realmente no saben que hacer, mi actitud debe parecerles lo más horrible.

Luke se acerca y con mi mano le exijo espacio, no pienso hablarle, ni mirarlo a los ojos, mi palabra sigue en pie.

—Me quitaste al hombre que amo ¿Te parece poco?

Alzo mis brazos con exasperación.

—¡Nunca lo supe! Ese día que llegaste a mi casa te lo dije y sigue siendo verdad hasta el día de hoy, jamás estaré con Dereck, ese beso que nos dimos fue un error. Pero claro, no me creíste nada.

—Eres una moca muerta, te gusta tener a todos para ti.

—¡De qué demonios hablas! Solo me he acostado con dos hombres en mi vida y besado a tres.

—¡Sigues siendo una zorra! —exclama lanzándose sobre mi cuerpo.

Ya no me contengo. Ni siquiera se muestra culpable, arrepentida, está tan segura de sus convicciones que no pedirá perdón. No busco reparar nuestra amistad, pero verla de esa manera, tan eufórica por romperme me hace dar cuenta que jamás podremos siquiera saludarnos por respeto, lo que sea que haya habido entre nosotras está roto.

Siempre he sido más fuerte, pero Tatiana es más ágil así que logra posicionarse encima de mí y tirarme una bofetada. No me inmuta, quiere seguir, pero detengo su mano a medio camino y la tumbo a un lado. Le doy una probada de su propia medicina, mi palma hace eco contra cu mejilla.

—¡Deténgase! —escucho a Cristina de lejos. Seguido oigo a las demás exclamar que paremos, pero repentinamente se callan ¿Será Sullivan?

—¡Puta! —Tatiana aprovecha mi distracción para empujarme y agarrar mi cabello con fuerza.

Gimo de dolor.

Esto es suficiente, me las pagará.

Pongo mi mano en puños y golpeo su brazo con tal fuerza que solo es necesario dos estocadas para que libere mi cabello. Antes de que se arrastre en dirección contraria, agarro un buen mechón del suyo y lo tiró para atrás.

Quedamos ella en el suelo, yo encima con mi pierna en su espalda y su cabeza estirada para atrás. Debería ser suficiente para qué parará, pero esa mirada orgullo jamás se la quitaré.

Jalo su mechón más fuerte. Nada, no hace ningún ruido.

La suelto con un gruñido y me niego a cerrar las palmas de mis manos con asco, es entonces cuando entiendo que no quiero dañarla, no me hace bien.

Tatiana se voltea y se apoya en sus codos mientras que sus pies están estirados en mi dirección. 

Noto en algo en ella quebrarse cuando mira a un punto que no soy yo, sigo la dirección.

Adrián está con mis amigas y por la expresión de ellas sé que les ha contado un poco de lo que está pasando. Ya no hay rastro de Luke, sospecho que Irman tuvo algo que ver con eso.

—Tú si puedes ser feliz, pero yo no. —se ríe sin ningún gramo de gracia— Me metí al voleibol por él, tenía tantas ganas de parecerme a ti, que por fin me notará, pero cuando lo hizo solo vio un monstruo, jamás me verá como lo hace contigo y por eso te odio. Te detesto desde siempre.

Pensar lo que siente es una cosa, pero oírlo es diferente. Me duele, pero no pienso sanarla, ya no.

—Largate del equipo, no te necesitamos, somos lo suficientemente capaces de sacar el juego sin tu ayuda. No confío en ti, lo más probable es que nos sabotees. —me inclino y bajo mi voz— Si no lo haces tendré que hablar con el entrenador sobre tu adicción a las drogas, tengo contactos en el hospital que me facilitarían tu prueba positiva y en ese caso, ambas sabemos que perder el voleibol sería lo menos importante.

Expulsión y un registro a cada universidad que aplique es lo que le espera. Tatiana pierde en todos los sentidos. Si yo hablo, puedo inventar que me tuvo bajo amenaza, mi castigo máximo seria suspensión de días y perderme el siguiente juego. Es un riego que soy capaz de tomar.

La mujer que desconozco se levanta con un gemido a punto de salir de boca, pero es tan testaruda que se niega a mostrar debilidad.

—Ya veo porque te escogió, eres igual a él —la manera en que se refiere a Luke y a mí me inquieta, me dan náuseas.

No digo nada, solo señalo la puerta y con un ligero cojeo se va caminando.

Suelto un suspiro cuando voy con mis amigas. Adrián es el primero en recibirme, me bloquea la visión de las chicas y me examina.

—Pensé que tenías práctica —recuerdo.

—Cuando Luke no se presentó supe que algo andaba mal, me ofrecí a buscarlo y llevarlo de regreso. —aclara mis ideas— No pienso volver, me necesitas.

—Estoy a salvo —le sonrío.

—Tienes un rasguño —acaricia mi mejilla.

—Creeme que su rostro está peor —y es verdad, mis uñas no salieron con la cachetada, la silueta de mis manos se irá en unas horas, pero mis uñas parecerán cómo si un gato la hubiera atacado.

—¿Cómo estás? —toma mi quijada con cariño y me alza el rostro.

—Sin asuntos que resolver, me siento extrañamente tranquila —la tensión baja en sus facciones, pero no desaparece por completo. Me da un beso en los labios, corto, y otro en mi herida antes de retirarse y encontrarme con las miradas de mis amigas.

—Dejanos solas, —pido a Adrián, sacude su cabeza— por favor.

—Es nuestra amiga, no tienes por qué protegerla de nosotras —dice Mery.

Adrián suspira y asiente. Me da una mirada tensa antes de irse y dejarme en un silencio sepulcral.

Sé que han oído a Tatiana decir que no le importaba el voleibol, yo, ellas, pero sus miradas ruegan para que les dé una explicación. Incluso Gabriela que suele alivianar estos momentos, se le nota angustiada.

—¿Sullivan no debería haber llegado? —rompo el hielo.

—Ayer aviso que hoy iba a faltar, Cristina quedo a cargo de la práctica —informa Tamara con voz baja.

Otro silencio. Empiezo a sentir el ardor en mi mejilla, pero solo hago una mueca de disgusto. No debí permitir que me hiciera daño.

Levanto la mirada cuando la pelirroja da un paso adelante y me tiende un folder grueso.

—Son los apuntes de tus clases de ayer —dice.

Acepto y me quedo mirando la pasta amarilla con pequeños dibujos de flores. Mery lo ha decorado

—Graci... —mi voz se corta, el nudo en mi garganta se agranda y continuar no es opción.

Me acerco a Mery y la abrazo para llorar en su hombro. Mi llanto es ahogado, lo explotó por completo, no porque me dé vergüenza sino porque Tatiana no se lo merece. No sé que saben, no sé que se imagina, pero ellas siempre estarán conmigo y yo para ellas. Las demás se reúnen y de pronto me siento rodeada por brazos seguros, por una amistad real.

Jeremy, Tatiana, Luke, Giuliana, hay tantas cosas que necesito contarles que por un instante creo que no me reconocerán, pero me despreocupo así de rápido como llego la inquietud. Son mis amigas, la familia que escogí, estoy preparada para soltar lo último que me queda, esto es mi paso final, cuando sepan de todo, cerraré el ciclo de Luke y Tatiana.

Bueno, bueno ¿Qué les pareció el capítulo?

Sé que la escena sexual del auto fue cortito, pero también fue un polvo rápido, tranquil@s que ya se viene los fuerte 🔥🤭

En la encuesta del anterior capítulo (la nota de autor) me he dado cuenta que haré sufrir a mucho de ustedes ¡Pero, hey! No me pongas esa carita, los finales tristes no son lo mío, sin embargo eso no significa que no estrujare tu pequeño corazón.

Con mucho, amor, nos vemos la siguiente semana lector@s pervers@s 💆🔥.

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