46| Completamente suya.
Mi celular no ha parado de sonar en toda la noche, incluso cuando lo silencie podía ver la pantalla iluminarse en las tenues luces del hospital. Mi madre sabe dónde estoy, sabe que le mentí, he visto varios de sus colegas pasearse por el pasillo tratando de ser fantasmas, pero les va más curar a la gente que jugar al espía.
Temí que llamara a Adrián y le exigiera una explicación, pero sus colegas ya le abran informado del porqué estoy aquí. Confiaba en ella, en su inteligencia, debe haber sacado conclusiones.
—Deberías ir a casa —la voz de Ariel me da más sueño del que quiero admitir. Su bostezo empeora la situación.
—Quiero quedarme.
—Dereck está estable, no pasará nada. Ve a casa, descansa, has pasado por mucho, lo necesitas.
—Igual tú, entonces ¿Por qué sigues aquí?
Ariel estira sus músculos y me mira con una sonrisa débil.
—Es cómo mi hermano, no puedo dejarlo solo, me vale una mierda si está estable o no, yo siempre estaré para él —mi pecho se estruja.
Me identifico con Ariel desde que sus labios pronunciaron "hermano". Pienso en Jeremy y en la cantidad de veces que he estado para él, que nos teníamos el uno para el otro. Sus palabras han salido tan sinceras que le creo y no tanto por sus palabras, sus acciones hablan por si solas.
—No voy a irme —sentencio.
Ariel niega y se acomoda cerrando sus ojos. Las sillas no son cómodas, está bien para esperar unos minutos, pero utilizarlo como una cama es igual que echarse sobre una roca áspera.
Giro mi cabeza y miro la luna a través de la ventana. Estamos en un piso alto, por lo que se ve con más claridad. No sé cuánto tiempo pasa, pero cuando observo a Ariel ya está dormido. Me devuelvo con la luna, me transporta paz.
Me distraigo de mi espectacular vista cuando escucho un ruido de unas pisadas. Miro a Loty, amiga de mi madre, plantarse al frente de mí. Su expresión grita una llamada de auxilio.
—Tu madre está abajo, vino por ti, pero uno de sus pacientes se complicó. Está firmando unos papeles, para este momento ya debe estar subiendo. —la miro confundida— Te estoy advirtiendo. No le mientas, apenas están restableciendo su vínculo.
En ese momento recuerdo la profesión de Loty; psicología. Entiendo su amistad de años, pero al verla con esta rara expresión me hace pensar que Giuliana está en terapia. La simple sospecha me eriza la piel ¿Por qué volver? ¿Está bien? ¿Jeremy tiene que ver con esto o simplemente es el estrés que su mismo trabajo produce? Debe ser el trabajo, tiene que serlo, si hubiera una actualización del caso, lo que sea, mi madre me lo diría, tiene qué.
Loty debe haberme visto mal porque enseguida se agacha a mi altura y niega con un movimiento.
—Es mi amiga, me preocupo. Giuliana quiere recuperar a su hija.
—Lo estamos intentando —admito con la respiración un poco acelerada.
Es raro verla seria, profesional, mis recuerdos de Loty son con una sonrisa divertida, haciendo bromas a sus colegas, se comportaba más como un paciente que como experta.
A lo lejos se escucha un ruido y cuando Loty suspira pesadamente sé lo que va a pasar. Ella se levanta y con un gesto se despide, en el camino se encuentra con mi madre y mientras dialogan miro a Ariel, está profundamente dormido.
Con cansancio me levanto y voy al alcance de mi madre. Loty desaparece cuando ve mis intenciones.
—Por favor explícame. —Giuliana me toma por los brazos y me inspecciona de abajo a arriba— No estás herida.
—Mi amigo está...
—Dereck Orwell no es tu amigo, —me frena. Trato de ocultar mi gesto de desagrado— sé que ese tipo te odia.
¿Me odiaba? No, jamás lo acepto. De hecho creo que su rencor es más consigo mismo que con otra persona, no hay nada más horrible que tratar de odiar a quien... ¿Amas? Dudo que lo haga, me niego a creerlo, pero si cabe la posibilidad de que me quiera. Justo como él dijo: Un simple gusto que se quita con una follada.
—Han pasado cosas. —me limito a responder. Mi madre expande sus fosas nasales, se está conteniendo— Te mentí y me gustaría decir que lo siento, pero la verdad es que no...
—Ashley —mi tono ha sido lo más sincero posible, pero por la reacción de mi madre sé que no lo he logrado.
—Estoy siendo honesta. —suspiro— Si no hubiera ido con Dereck seguiría en una mentira y tal vez jamás podría sentir está valentía de avanzar —con lo último, mi madre descuadra su gesto.
Sus manos se tensan sobre mi piel y poco a poco van bajando hasta mis manos. Su piel está fría y su mirada es puro anhelo. Sus iris están brillosos por las lágrimas acumuladas, pero algo la retiene a soltarlas, no quiere esperanzarse, necesita una señal, quiere oírlo.
Aprieto sus manos con más fuerza.
Lo he estado pensando durante horas, en todo mi tiempo en esa silla dura, mirando la luna. La idea se implantó al momento de ver a Luke irreconocible, en ese instante me di cuenta de mi problema.
Luke me manipuló, me vendo los ojos y me hizo ver lo que él quería. Confíe en la persona equivocada, me aferre a su ser con todas mi fuerza. En su momento fui un blanco fácil, demasiado frágil ¿Eso le abra atraído de mí? ¿Mi vulnerabilidad? Jamás lo sabré, no pienso hablarle. Luke me sano, tal vez las cosas siempre estuvieron ahí y nunca me di cuenta por mis vendas. Sin embargo, ahora la ceguera se fue y solo puedo pensar en las personas que aleje, los sentimientos que dañe y de los momentos que me perdí.
Todo por aferrarme a una persona.
Necesito hablar con mi madre, necesito volver a lo que éramos y por más que estamos avanzando, sé que jamás lo haré al cien por ciento si no me despojo de esto que estruja mi corazón.
—Quiero hablar de Jeremy —siento una liberación— ¿Estás lista?
Giuliana asiente y derrama sus lágrimas guardadas, no de ahora, esto viene de años.
—Lo estoy, lo estoy, por supuesto. —repite. Me abraza y llora en mi hombro— Podemos ir a mi oficina, es tarde y nadie...
—Ahora no, necesito quedarme con Ariel, no pienso abandonar a Dereck —detengo su diálogo
Mi madre acaricia mi mejilla.
—No quiero que retrocedas —dice.
—No lo haré, —aseguro— justamente por eso te lo estoy diciendo.
—¿Qué fue lo qué sucedió? Lo que ustedes le dijeron al doctor fue que se intentó de un robo frustrado. Tú estabas con Dereck en el lugar, él te ordeno esconderte y enfrentó al ladrón. Tiempo después llegó Ariel y el ladrón al verse acorralado huyo del lugar.
—No nos crees —confirmo.
—Dijiste que ibas con Adrián ¿Él tiene que ver en esto o me mentiste? —no hay reproche en su voz, es pura curiosidad.
—Te lo dije, te mentí, Adrián no tiene nada que ver aquí ¿Le has dicho algo?
—No. Comprendo que es una experiencia fuerte, sin duda alguna, pero has vivido cosas peores. Dudo mucho que esto haya sido significativo para ti, te conozco, debe haber algo más, esto no pudo haber sido un detonante —sonrío, no soy una desconocida para mi madre.
—Y lo hay, pero si te lo digo estaré obligada a contarte todo lo demás.
Mi madre me mira con su dulce mirada. Me recuerda a la mujer de hace años, la que tenía un dulce hogar y unos hijos maravillosos.
—Sé que esto es un paso importante, no te presionaré.
Detengo sus caricias en mi rostro y vuelvo a entrelazar nuestras manos.
—Esta noche hablaremos, por mientras necesito estar aquí.
Giuliana asiente y mira por encima de mi hombro, sigo sus ojos hasta caer dónde Ariel.
—Es mi amigo —digo.
—A veces siento que no se nada de tu vida —susurra.
—Me aseguraré de cambiarlo.
Mi madre acepta que me quede en el hospital, pero no permite que duerma en las sillas de espera. Me ofrece un pequeño cuarto donde duerme las noches que debe quedarse.
Entre las dos despertamos a Ariel y después de explicarte el ofrecimiento de mi madre, acepta y los tres nos conducimos a la tercera planta. Cuando entramos al cuarto, parece más una oficina. Tiene un colchón en una de las esquinas, un escritorio grande y miles de hojas posadas en diferentes lugares, no está desordenado, pero es notorio que necesita un espacio más grande.
Ariel agradece a Giuliana y se acuesta al rincón de un colchón, no lo culpo, apenas podía mantenerse de pie en todo el trayecto.
—¿Me vas a solas con un chico? —le pregunto divertida.
—Hay cámaras de seguridad, —señala una esquina del cuarto— y no creo prefieras a ese tipo a Adrián.
—¡Mamá!
—No es ni la mitad de guapo de lo que es tu novio. —mis mejillas se sonrojan— De igual forma la cama es lo suficientemente grande para que ambos no estén acurrucados y sé que jamás serías infiel —lo último me da una punzada en el vientre, sé perfectamente por qué lo dice.
En un impulso abrazo su delicado cuerpo con fuerza.
—Gracias por esto.
Me devuelve el gesto incluso con más fuerza.
Después de nuestra despedida, Giuliana se va. Me acuesto al extremo de la cama y cierro mis ojos. Por alguna razón me siento ligera y conciliar el sueño es sencillo.
Un suave movimiento hace que despegue mis párpados. Ariel está al frente de mí, tiene su cabello peinado y cara limpia, me preguntó desde hace cuánto tiempo está despierto.
Me regala una sonrisa y eleva su mano para enseñarme el motivo de la interrupción de mi sueño. Mi celular está vibrando contra su mano y la pantalla refleja el nombre de mi madre.
Restriego mis ojos y me reincorporo.
—Deberías contestar ¿Cómo no sientes el ruido? —agarro mi celular y lo bloqueo.
—¿Viste a Dereck?
—Los medicamentos y el reposo de toda la noche han hecho efecto. Se ve mejor, pero sus moretones tardarán el curarse —asiento— ¿Quieres verlo?
—¿Crees que sea buena idea?
—Me preguntó por ti, —revela— se sorprendió al saber que pasaste la noche aquí.
Yo igual. Estiro mis brazos y doy un largo bostezo, a pesar de las circunstancias he dormido excelente.
—Quiero verlo —digo— ¿Ya desayunaste? Me muero de hambre.
—Justo venía por eso ¿Quieres qué te traiga algo o comemos allá?
—Anda yendo, te doy el alcance después de asearme —Ariel acepta y antes de que desaparezca por la puerta logro gritar— ¡Pídeme un jugo de fresa y una empanada de carne!
Agarro mi celular y marco el número de mi madre.
—Acabo de despertar, vi tus llamadas perdidas —mi voz sigue un poco áspera.
—Lo sé ¿Quieres qué te llevé ropa? Tienes que ir al instituto —no hay tregua en su tono, no va a ser flexible.
—Supongo que no tengo opción. —pongo en alta voz la llamada y me adentro al chat del instituto, no hay novedades— Me sorprende que Boris no haya suspendido las clases, sus chicos ganaron, deberíamos festejar todos.
—Lo tenía planeado, pero me reuní con algunos padres de familia y fuimos a reclamar. Pagamos para que les enseñen, no para ver un partido de fútbol —rio con ganas.
—Ayer parecía que lo disfrutabas —contraataco.
No la veo, pero me imagino su sonrisa divertida.
Hay un silencio cómodo.
—Marcelo me dijo que Dereck se está recuperando favorablemente —dice— ¿Dónde están los padres del chico? Necesitan que firmen algunos documentos.
—Dereck es mayor de edad —por lo que tengo entendido.
—Marcelo está desconfiando de su historia, si no fuera por mí ya hubiera llamado a la policía ¿No tiene ningún familiar que pueda acercarse? Preferiblemente que no se vea como un adolescente.
—Hablaré con Ariel. —digo y antes de salir de WhatsApp miro la hora, es temprano— Iré a la casa y después al instituto, pero primero pasaré a ver a Dereck.
Cortamos la llamada al mismo tiempo. Salgo del cuarto y busco uno de los baños del establecimiento para arreglar mi aspecto lo mejor posible.
Cuando llegó a la cafetería, mi desayuno ya está puesto sobre la mesa.
—Gracias —me siento al frente de Ariel y empiezo a comer. Delicioso.
—¿Le devolviste la llamada? —se refiere a Giuliana.
—Si ¿Te dijeron algo sobre querer hablar con un familiar de Dereck? —Ariel se tensa, pero cuando bebe un sorbo de su jugo de naranja se relaja.
—Sus padres trataría de llegar al fondo de esto si se lo contamos, su prima es demasiado nerviosa para verlo así, la única opción viable es su tío —no lo conozco, pero su mención hace que Ariel ponga una expresión de amargura.
—¿Qué tiene su tío?
—Él lo introdujo a las peleas clandestinas, no es como si Dereck se quejará, él mismo sé lo rogó, pero Tyren estará furioso cuando vea como se dejó golpear. Tyren es un tipo duro, dudo mucho que tenga corazón.
—No hay opción, tú lo dijiste —le doy un mordisco a mi empanada y mastico hasta pasarlo— ¿Crees qué Luke se quede tranquilo?
—Te apartamos de su lado para siempre, pueda que quiera destrozar el mundo, pero su futuro se destrozará si filtramos el video ¿Qué puede más? ¿Un corazón roto o tu vida misma?
Una corriente me atraviesa. Luke ama a su madre, su padre podría estar muerto y no le interesaría, pero están atravesando un duro momento, la separación por infidelidad. Si el vídeo de ayer sale a la luz, toda su vida se desmoronaría.
Desventajas de tener una empresa famosa, cualquier paso en falso, cualquier chisme a la prensa y todo desaparece.
Ariel y yo terminamos de desayunar, él insistio en pagar la cuenta y la verdad no me hice de rogar, no tenía ninguna moneda conmigo, solo mi celular.
Mientras subimos al piso donde está Dereck, observo los gestos de Torres. Se ve relajado, divertido, es él chico que conocí y no hay rastro del intimidante Ariel de ayer.
—Tengo que ir al instituto, hablaré con Dereck y me iré ¿Quieres que vuelva más tarde? Tengo la tarde libre —me apresuró a decir una vez que estamos cerca del destino.
—No es necesario, —asegura— Dereck está estable, hablaré con su tío y pediré que venga.
—¿Crees que haga un escándalo? —temo, no quiero más problemas.
—No, pero cuando este a solas con su sobrino sí. Dereck no podrá pelear dentro de semanas. Los sentimientos y bolsillo de Tyren sufrirán.
Cuando llegamos, Ariel me da mi espacio y entonces entro sola al cuarto de Dereck. No estoy nerviosa, pero me va a doler si lo veo igual de destrozado que ayer.
La sangre nunca ha sido un problema para mí, prácticamente he vivido con él durante años. Sin embargo, al ver a Dereck bañado de esta, me revuelve el estómago. La imagen mental regresa y hago un gesto de desagrado.
Lo primero que capto es la poca iluminación del lugar, es opaco y la neblina se puede ver a través de la ventana. Todo está ordenado. Mis ojos se dirigen a la camilla ubicada al centro, lo primero que observo son sus pies, abdomen y finamente su rostro. Siento un alivio al no ver ningún yeso en su cuerpo. Está destapado, con la camilla reclinada, sus ojos me miran cuál gato con un extraño.
Está limpio, sus facciones se pueden ver con claridad. Tiene el labio roto, algunas de sus partes hinchados y un terrible aspecto de chico malo. Es raro verlo sin su chaqueta, pero su esencia sigue siendo la misma.
—Te quedaste —suena cómo si se acabará de levantar.
Avanzo hasta rozar las sábanas blancas.
Siento un alivio al no ver ningún yeso en su cuerpo. Siento un alivio al no ver ningún yeso en su cuerpo.
—No podía dejarlos solos —declaro.
—No te necesitamos, —se apoya sobre sus dos manos y se inclina completamente. Hago una mueca, no es así como quiero empezar nuestro vínculo— pero gracias. —Dereck cierra los ojos y sacude su cabeza, pasa sus manos por su cabello y un gesto de dolor se implanta en su rostro. Me mira— Lo siento, no debí hablarte así.
—Sé que esto es extraño.
—Irreal —corrige.
—Quiero ser tu amiga —me acomodo al extremo de su cama.
Dereck me observa con intensidad. No sé en qué punto estamos, pero quiero dejar en claro mis intenciones, no quiero fingir que lo de anoche no sucedió, me quiero acercar a él. No por lástima, simplemente lo quiero. Y esto es de años, desde el momento que lo vi intenté captar su atención y después de varios tratos malos me rendí, sin embargo ahora que sé la verdad espero que las cosas cambien.
—No, —suelto un suspiro— al menos no por ahora.
Lo noto enseguida, Dereck está confundido entre sus sentimientos y su razón.
—¿Tardarás mucho?
—Si nos acostamos acortaría el tiempo, pero prefiero olvidarte a la antigua —su risa sale de sus labios, es profunda, me contagia.
—Soy difícil de olvidar.
—No estás ayudando —me advierte con su mirada.
—Seremos grandes amigos —amplío mi sonrisa.
—Tengo que acostumbrarme a la nueva realidad, es absurdo, pero siento como si me hubieran cambiado de cerebro. Te veo y solo puedo pensar en todo el daño que te hice.
—Ya hablamos de esto...
—Si, pero no puedo dejar de cuestionarme. —suelta un bufido— Fui un imbécil.
—¿Quién dijo que has dejado de serlo? —esta vez yo reí primero. No sé por qué, tuve la suficiente confianza para soltar aquella frase. El miedo de antes ha desaparecido.
—Agarras confianza rápido —evidencia.
Me encojo de hombros.
—Para que entiendas que deje el pasado atrás, no pienso vivir atormentada y sé que cada persona tiene su tiempo, pero realmente espero que sanes rápido —me planteo abrazarlo, sin embargo eso es demasiado.
Él no está preparado, no pienso obligarlo.
—Esto me hace recordar el tiempo que te conocí, eras tan persistente, siempre sonreías, tratabas de buscar conversación, no creí extrañarlo.
Esto es nuevo, se siente bien. Sin todas esas capas de amargura puedo ver su verdadera personalidad y no la que usaba para protegerse. Siempre escuché que las personalidades parecidas no congeniaban, pero Ariel y Dereck es la excepción, ahora que lo veo y escucho al real Orwell siento que estoy tratando con Ariel. Es sarcástico, sensible, es él sin perder ese toque de chico malo.
—Tengo que ir al instituto ¿Quieres que consiga los apuntes de tus clases? La próxima semana son los exámenes —le recuerdo, hasta yo misma me olvidé en un punto de este trayecto.
—No, gracias, —recuesta su cabeza en la pequeña almohada— tengo a Dalesa para eso.
Arrugó mi entrecejo, pero luego recuerdo la anécdota de Priscilla. Dalesa es prima de Dereck ¿Acaso va al mismo instituto que nosotros? Es imposible, todo el mundo lo sabría.
—Está bien, será mejor que me vaya si no quiero a mi madre entrando por esa puerta. —señalo a la salida— Con suerte te dan de alta mañana, no hagas cosas alocadas ¿Si? Tienes que estar sano para el lunes, he escuchado que llevas mal algunos cursos. —Dereck enarca una ceja y su sonrisa de superioridad me lo dice todo— Eres popular, todo el mundo habla de ti, ni aunque quisiera me hubiera enterado —expreso rápido, es la verdad.
—Como digas, Ashley —se mofa.
—Le diré a Ariel que me mantenga informada ¿Está bien?
—Voy a estar bien, no estoy tan grave —suelto un suspiro dramático. Por favor, eso dile a tu pómulo, labio y seguramente al enorme dolor que hay en su abdomen.
—¿El boxeo te hace inmune al dolor?
—¿Cómo te enteraste de eso? —su expresión cambia a una curiosa.
Sonrío con victoria, giro mis pies avanzando hasta la puerta, tomo la manija y antes de desaparecer escucho como me llama.
—Si Luke o Tatiana intentan algo, por favor avísanos. —afirmo con la cabeza— Y gracias por todo —con eso salgo del cuarto.
Me preocupa que Dereck piense así ¿Todo no estaba resuelto? Acaso cree que... No, solo está preocupado, los analgésicos deben ponerlo paranoico.
Encuentro a Torres sentado en la misma silla que anoche intentamos dormir, cuando me ve se levanta y acerca.
—¿Fue un idiota? —casi suelto una carcajada.
—Fue diferente, no sé cómo explicarlo. —miro la hora en mi celular y chasqueo la lengua— Mi madre me va a matar si no me apuro. —guardo el aparato y miro a Ariel, hay algo en sus ojos que me hace sentir nervios— ¿Qué?
—¿Qué probabilidad hay de qué estés con Dereck? —jadeo de la impresión. No hay forma, es imposible que pase. Mi corazón ya tiene dueño.
—Cero. —achina sus ojos— Hablo en serio —golpeo con sutileza su pecho.
—No lo sé, has conocido al tipo malo siempre, ahora estas por conocer al lindo y amoroso Dereck —sacudo mi cabeza al imaginar un tipo como describe Ariel.
—No interesa, tengo a Adrián y es más que suficiente —las palabras han salido con naturalidad. Siento un revoloteo en mi estómago.
—Eres conformista —dice con un toque egocéntrico.
Volteo los ojos.
—Avisame cualquier cosa, a cualquier hora —me despido con un movimiento de mano y prácticamente salgo corriendo hasta al ascensor.
Lo que no preveo es que justo pasa una enfermera con una bandeja de comida entre sus manos. Todo el contenido va directo a mi blusa.
—¡Iugh!
¿Qué es esto? ¿Gelatina? Siento una espeso líquido impregnarse en mi piel y poco a poco bajando hasta mis pantalones.
Miro a la enferma con furia, ella me devuelve el gesto de la misma forma. No estoy para esto. Mi cara se siente caliente y si no fuera por un brazo que me jala para atrás, podría haber insultado a la pobre mujer.
—Demonios ¿Qué es eso? —Ariel pasa uno de sus dedos por la cosa cremosa y lo lleva a sus labios para probarlo. Su cara de asco empeora mi situación— Quédate aquí, te traeré algo.
No lo veo irse y en el tiempo que lo espero observó cómo la enferma suelta varios insultos al aire y se regresa por dónde vino.
Ariel regresa con una camiseta entre sus dedos, expreso mi incomodidad al identificar al dueño de la prenda. Se lo visto millones de veces a Dereck.
—Es esto o seguir con esa mierda encima.
Bufo. Tomo la prensa y camino hasta el baño más cercano. Mi aspecto en el espejo me asusta. Parece vómito. Hecho seguro a la puerta, me quito la blusa, me limpio lo más que puedo y después me pongo la prenda de Orwell.
Cuando salgo, Ariel me está viendo divertido.
Le enseño el dedo medio y vuelvo a correr hasta la salida del hospital. Debo llegar a casa lo antes posible.
Aún es temprano, el sol a penas está saliendo dentro de la masa espesa de neblina y nubes grises. El clima es tan extraño. Sin embargo, quiero bañarme, esos baños donde te sumerges en el agua por varios minutos y obtienes una paz enorme.
Para la hora que consigo un taxi, es el preciso momento donde mi alarma estaría sonando y despertándome. Mis esperanzas son aplastadas por un bloqueo de vía y una nueva ruta donde el tráfico es horrible. Para cuando el auto se estaciona al frente de mi casa, es el instante donde saldría de la ducha y elegirá que ropa ponerme. En el tiempo que estoy pagando al chófer, sé que no obtendré mi baño soñado.
Veo irse al automóvil amarillo con pena, tengo el reloj contra mí.
Suelto un suspiro.
Avanzo hasta mi casa y justo cuando estoy a punto de introducir la llave, un claxon hace que detenga todos mis movimientos.
Giro mis pies y su simple imagen hace que mi corazón se acelere, sonría y que alucine tener miles de ataques cardíacos.
Adrián apaga el motor de su carro, avanzo para darle el encuentro. Baja de su vehículo, lo rodea y por fin tengo una imagen más clara. Mi corazón se bombea con fuerza. Se ve espectacular, su brillo me enamora cada vez más y su enorme sonrisa hace que sienta nervios cada vez con más intensidad, ninguno de mis sentimientos se apacigua con el tiempo, es como si todo regresará como un tsunami.
De pronto su expresión cambia radicalmente. Su sonrisa se borra y detiene sus pasos ¿Qué pasa? Sus ojos recorren mi cuerpo, algo se enciende en su interior. Arruga su frente, tensa su quijada y siento una terrible decepción creándose en su ser.
Comprendo todo cuando copio su gesto. Mi apariencia es un desastre. La camiseta característica de Dereck, mis pantalones y calzado de ayer, mi cabello desordenado y mis ojos llenos de culpabilidad me delatan.
Desde esta distancia escucho como su respiración se hace más pesada.
Con lo fácil que soy de leer, no cabe duda que sabe que no pase la noche en mi casa, de que le mentí. Sus ojos me lo dicen todo.
Contengo la respiración.
Me acerco con la expresión tensa. Quería hablar con Adrián, por supuesto que le iba a contar la verdad, pero la forma en como sus ojos rompen la camiseta, me hacen flaquear.
No.
No.
Él no es Luke.
—Ya veo porque no contestaste mi mensaje —desconozco su voz, no es tenebrosa, es fría.
De inmediato saco mi celular y lo primero que me aparece es su mensaje ¿Cómo no lo escuché?
Adrián
Buenos días, estoy yendo a recogerte ¿Desayunamos juntos? He descubierto un nuevo lugar, te prometo que no te arrepentirás.
Junto mis labios mientras guardo el aparato. Mi corazón bombea frenético ante la posibilidad que me he perdido, su plan sonaba perfecto.
—¿Dónde pasaste la noche? —Adrián da un paso y por inercia tengo que elevar mi quijada— ¿Por qué llevas su maldita ropa?
No hace falta que mencioné su nombre, esto es solo un aviso para que sepa hasta que punto puede avanzar. Pronunciar "Dereck" no es algo que soporte en estos momentos.
Con sus dedos toca la tela y así de rápido la suelta con asco. Sus labios se fruncen con enojo. Su mente es su peor aliada, ni siquiera quiero imaginar lo que debe estar idealizando, ni siquiera puedo pensar estar en su lugar. Lo destrozada que me sentiría, supondría cosas y lo más probable es que no lo deje hablar, simplemente reacciono.
Una sensación de hormigueo me atraviesa. No quiero perderlo, si Adrián se va y me deja con la explicación en la garganta, me romperá el corazón.
No voy a mentirle, ya no quiero ocultar nada, quiero avanzar con Adrián y está es la única forma.
—En el hospital —confieso— y lo de la camiseta es un error, tuve que ponérmelo.
Su postura se agrieta cuando menciono "hospital" veo su preocupación y por segunda vez me analiza de arriba a abajo, asegurándose de que no esté dañada. Su rostro no pierde ese gesto amargado, posesivo. Sin que me diga algo, puedo ver en sus ojos una pregunta: ¿Sigues siendo mía?
—Si se atrevió a tocarte... —cierra sus ojos e inhala con la tensión marcando su mandíbula— Dímelo y lo mató con mis propias manos.
—Dereck no me hizo nada. —respondo segura, no quiero crearle más conflicto del que debe tener— ¿Podemos ir a tu auto? No quiero hablar de esto aquí afuera.
Muerdo mi labio nerviosa al ver su duda. Lo conozco demasiado para decir que lo último que quiere cometer es una estupidez, por eso freno cuando me vio, por eso se niega a tocarme por más de dos segundos y descarga toda esa emoción con sus ojos, con su mirada.
No responde, simplemente se da media vuelta y se dirige a su automóvil. Su espalda ancha está recta, sus pisadas son tensas, gracias a que solo lleva un polo manga corta, puedo ver sus manos estirarse y hacerse puño cada tres segundos.
Está luchando con su interior.
Estoy sorprendida con su actitud, si me hubieran preguntado cómo pensaba que iba a reaccionar, definitivamente diría que exigiendo una explicación y poca tolerancia.
Me tomo un tiempo antes de subirme en el asiento de copiloto.
Adrián no se molesta en ignorarme, tiene toda la atención en mí. Espera a que me digne hablar y con eso salvaguardar su corazón.
—Tenías razón. —me escucho decir— Ariel me contacto días después de su cumpleaños, me dijo que me iba a dar todas las respuestas del porqué Dereck actuaba tan a la defensiva conmigo. Yo acepté y por cosas del destino Dereck se terminó uniendo a la reunión. Él nos llevó a su casa y ambos empezaron hacerme preguntas...
—¿Te hicieron algo? —sus ojos cafés exigen una respuesta, no le gusta el rumbo que va tomando la conversación.
—No, ellos no. —trago saliva, mi garganta ha empezado a fastidiar— Dereck me reveló el porqué de su actitud y yo simplemente no lo pude creer. Por favor no me pidas que te lo cuente por qué no lo haré, esto no. —las imágenes de Luke golpeando a Dereck viene a mi mente. Retengo un jadeo— No puedo decirte el porqué, pero Luke y Tatiana tienen que ver en esto, ambos me engañaron, me manipularon y le pintaron una versión distorsionada de mí a Dereck. Todos estos años odio alguien que no existe, jamás podría ser yo. —susurro lo último.
No tengo ganas de llorar, ya no creo sentir tristeza, pero la impotencia hierve cada una de mis venas. Hay una culpable que aún no paga y estoy dispuesta a hundirla.
—¿Tatiana, tu amiga?
—Esa perra no es mi amiga. —corrijo— Vi una versión de Luke que desconocía, ayer abrí los ojos, me siento estúpida por todas las veces que lo he defendido, por no haberme dado cuenta de la situación. —llevo mis manos a mi cuero cabelludo— Digamos que ayude en una venganza y producto de eso Dereck termino en el hospital, Ariel y yo estuvimos toda la noche atentos por si pasaba algo. Mi madre también lo sabe, nos presto su oficina para dormir augusto, las sillas del hospital eran terriblemente incómodas —intento aligerar el ambiente con mi última oración.
Pero Adrián no ríe, de hecho no reacciona. Pone su mirada en un punto fijo y procesa mis palabras. Después de unos segundos vuelvo a ser su centro de atención.
—Luke se fue del festejo temprano, —se dice a sí mismo, cómo si tratara de unir los cabos sueltos— recibió una llamada y salió rápidamente ¿Él te lastimo?
—No físicamente. —tuerzo los labios— El punto es que siento que he vivido engañada toda mi vida. Estoy agradecida con Dereck, pero la forma en que sucedió todo fue muy duro.
Apoyo mi cabeza en el respaldar. Mentalmente estoy agotada.
Adrián no entiende, se ve a simple vista, está confundido y conmocionado. Supongo que es normal, no le he explicado varias cosas, tampoco quiero hacerlo. Que irónica es la vida, hace unos días quería estrangular a Dereck con mis propias manos y ahora lo protejo del escándalo. Si alguien llega enterarse de esto, Luke y Dereck caerían a la vez, ambos tienen fuertes armas que no dudarán en usar.
Me sobresalto al sentir un calor en mi mejilla. Me doy cuenta de que es la mano de Adrián, le sonrio con los pocos ánimos que tengo.
—¿Me crees?
—Lastimosamente —susurra.
—¿Qué quieres decir?
—Hubiera preferido que me rompas el corazón a que tengas el tuyo dañado, se sentiría menos doloroso.
—Mi corazón está bien, no le daré el gusto a Tatiana de verme destrozada, sé lo mucho que me odia —sujeto su mano y la bajo para unirlo con la mía— y con Luke es más decepción ¿Cómo podrían dañar mi corazón? Tú eres el único que tiene el poder.
Creo que jamás había dicho algo parecido, por eso su sorpresa cruzando por cada una de sus facciones, su cuerpo entero reacciona, incluso su mano me da un ligero apretón. Le he dado un indicio de lo que siento, de lo que quiero realmente.
Sus ojos cafés vuelven a brillar con ese toque especial, me eriza la piel. Quiero decirle algo, quiero avanzar, pero no siento que sea el momento adecuado. Sin embargo, este sentimiento hirviendo en mi pecho me dice que me sincere de una vez por todas.
Me inclino lentamente a su cuerpo.
—Vámonos de aquí, —dice. Frunzo mi frente— quiero llevarte a un lugar.
—Tenemos que ir al instituto.
Adrián niega y toma posesión de mi nuca. Cada centímetro que toca, arde con locura.
—No estoy en condiciones para encontrarme con Luke por los pasillos.
—¿Lo golpearías?
—Por ti haría muchas cosas, eres mi debilidad.
Mi corazón bombea con mayor fuerza, no puedo creer que su bendito efecto rebase cada uno de mis límites. Miro sus labios con deseo y luego sus ojos. Esto se siente bien, a pesar de mis cambios de ritmo cardíaco.
—Debo cambiarme de ropa.
—Deberías quemar esa cosa, —mira la camiseta de Dereck— las mías se te ven mejor.
El rubor sube por mis mejillas y contengo el impulso de besarlo.
Adrián suelta mi nuca y con un gesto me indica que salga del vehículo.
—Asegurate de traer un traje de baño y ropa de cambio —lo miro con curiosidad, pero no digo nada.
Con el corazón aún en la boca, mi sonrojo y mi deseo a flor de piel, salgo del vehículo corriendo. Entro a mi casa y lo primero que hago es entrar a la ducha. Me aseguro de eliminar cualquier resto de la masa asquerosa de aquella bandeja, pero también lo hago rápido.
Cuando salgo, cojo un bolso y meto las cosas necesarias para esta pequeña aventura. Lo siento en mi piel, este día será mágico, por fin podrá ser mi momento de ser feliz.
Bajo las escaleras con la misma emoción que cuando entre. Me encuentro con mi madre en el camino, me mira de arriba a abajo, es evidente que no estoy vestida para el instituto.
—¿Qué haces? —pregunta.
—Dejando de ser cobarde.
No le doy más explicación, voy directo a la salida. Mi sonrisa debe haber hablado por mi misma.
Para cuando entro al auto de Adrián, lo miro ansiosa y un sentimiento más que no puedo explicar.
—No tuve tiempo de peinarme —menciono cuando su mirada se mantiene fija en mi cabello.
—No puedo creer que ni siquiera necesites peinarte para lucir perfecta.
Cuando salimos, la neblina estaba desvaneciéndose y para este momento, en plena carretera, el sol ha aparecido. Estamos yendo a una playa, estoy segura. Mi bolso con mi bikini, el camino por donde conduce, todo parece indicar que pronto estaré zambulléndome en el mar.
Estoy emocionada, a pesar de que pocas veces en mi vida he visitado el océano, no porque estuviera lejos, es que soy parte de la población que prefiere la piscina. Puede que hoy cambie de opinión.
El trayecto es relajante, incluso con el sol calentando cada vibra que toca, no me incomoda. La radio del vehículo está sonando con música en Inglés, es entretenida, ideal para pasar el rato, sin embargo este día me he propuesto no perder ningún segundo. Pienso en una idea y cuando Ariana Grande suena en la emisora, saco mi celular y conecto mi YouTube con la radio del vehículo, agradezco internamente que tenga conexión Bluetooth.
Miro a Adrián con un brillo, lo que voy a hacer es significativo, la misma letra de la música lo dice todo, es dar un paso más, solo espero que se de cuenta.
—¿Te importa si pongo música? —muevo mi celular entre mis manos. La verdad es que ya tengo todo listo para dar play.
Adrián me sonríe y niega. Mi corazón se acelera.
Asiento ligeramente.
Le doy clic a mi celular y la música empieza a resonar. Los primeros segundos suena el mar y una melodía relajante, todo en mi interior vibra ante la sensación de adrenalina.
—Es como si tuvieras superpoderes. Conviertes mis minutos en horas —It's like you got superpowers. Turn my minutes into hours.
Mi voz es suave y baja, suficiente para que me escuche, pero no para acaparar la canción.
Tienes más de 20-20, cariño.
You got more than 20-20, babe
—Ves a través de mí cómo si estuviera hecha de cristal. Me conoces mejor que yo. —made of glass the way you see through me. You know me better than I do— Parece que no puedo ocultarte nada —can't seem to keep nothing from you.
Mis manos descalzan sobre el asiento, apretadas fuertemente sobre el cuero. Mi corazón puede escucharse ¿Cómo no hacerlo? Estoy avanzando. Cada letra la siento real, tan nosotros, no creo que nada más pueda describir mis sentimientos.
¿Cómo tocas mi alma desde afuera?
How you touch my soul from the outside?
A través de mi ego y mi orgullo
Permeate my ego and my pride.
Quiero amarme de la forma en que me amas.
I wanna love me the way that you love me.
Toda mi belleza y toda mi fealdad también.
For all of my pretty and all of my ugly too.
—Me encantaría verme desde tu punto de vista —i'd love to see me from your point of view.
Quiero confiar en mí de la forma en que confías en mí.
I wanna trust me the way that you trust me.
—Porque nadie nunca me amó como tú lo haces —cause nobody ever loved me like you do.
No quiero mirarlo, estoy demasiado nerviosa para eso, pero por el espejo retrovisor alcanzó ver una parte de su cuerpo. La tensión es evidente y una pizca de alivio se instala en mi pecho al estar logrando mi objetivo, sabe que se la estoy dedicando.
—Te amaré aunque tenga miedo —
i'ma love you even though i'm scared.
Estoy aprendiendo a estar agradecida conmigo misma.
Learnin' to be grateful for myself.
Amas mis labios porque dicen las cosas que siempre hemos temido.
You love my lips 'cause they say the things we've always been afraid of.
La velocidad del auto empieza a disminuir y cada vena de mi cuerpo sale a relucir. Estamos sintiendo lo mismo. Mi garganta se seca y tengo la necesidad de tocarlo, decirle todo esto a la cara.
No podía creerlo o verlo por mí misma.
I couldn't believe it or see it for myself.
Chico, estoy impaciente, pero ahora estoy aquí.
Boy, I be impatient, but now i'm out here.
—No te dejaré esperando —i won't keep you waitin.
Es lo último que digo hasta esperar que la canción termine. Mis dientes capturan mi labio inferior cuando la melodía acaba y el silencio se hace presente.
Estoy ansiosa.
Con un suspiro retenido me atrevo a mirar a Adrián. Sus manos están relajadas sobre el volante, pero su quijada tensada me confunde. Sus ojos por otro lado, me miran igual de especiales que siempre. Si su brillo se uniera con el mío crearíamos una estrella digna de admirar por años.
Su expresión se relaja cuando nuestras miradas se conectan, es instantáneo. Me agrada sentir ese poder, lo mutuo de nuestros sentimientos.
Adrián relame sus labios y mira nuevamente a la carretera. Hay un ligero enojo en ese momento, lo comprendo. Lo más seguro es que desea estacionar el vehículo, tener un tiempo para admirarme, pero la falta de espacio al extremo de la pista no ayuda.
—¿Te gustó? —pregunto con una sonrisa.
—Sí. —una de sus manos suelta el timón para posarse sobre mi muslo desnudo— ¿Qué me estás haciendo, Ashley?
Agrando mi sonrisa y miro al frente relajada. Apagó el celular, vuelvo a poner la emisora que estábamos escuchando y Adrián acelera hasta nuestro destino.
Después de dos horas de trayecto, contando desde mi hogar, vemos el mar cristalino. Es impresionante, a los lejos se ve una especie de isla formada por rocas gigantes y desde mi distancia parece tener la forma de una figura mujer recostada.
Adrián se desvía de la carretera. No me fijo bien en el camino, estoy embelesada por el paisaje. Captó un muelle a lo lejos, personas caminando sobre la arena y un camino decorado con palmeras gigantes. Mi cuerpo se estremece al recibir la brisa del mar.
Salgo de mi trance cuando Adrián estaciona su vehículo. Pongo una expresión de confusión al ver la enorme casa de playa que hay al frente nuestro.
—Es de mi madre, herencia de sus padres y con suerte llegará ser mío algún día —explica.
—¿Eres millonario y me lo has estado ocultando? —bromeo, pero su gesto se endurece— Oh por dios ¿En serio?
Adrián se relaja y se ríe de su pequeña broma. He caído por completo, por su gracia, por él.
—Ojalá fuera cierto —dice mientras sale del auto, lo copio y sigo sus pasos hasta la entrada de la casa.
La infraestructura es una belleza. Las ventanas te dan una vista al mar, sus paredes son blancas y muchos de sus adornos son color madera. Todo grita playa, libertad.
—Ven —toma mi mano y me arrastra hasta la segunda planta.
Suelto una risa al casi tropezarnos en las escaleras.
Adrián abre la puerta de una habitación y me adentra.
—Cambiate, estaré en el cuarto de al frente haciendo lo mismo. Aquí hay todo lo necesario, pero si necesitas algo no dudes en tocar mi puerta —dice y se da media vuelta.
Antes de que pueda atravesar el lumbar de la puerta, agarro su brazo y de un impulso junto nuestros labios en un beso cerrado. No le doy tiempo de reaccionar, lo he sorprendido y quiero mantenerlo así. Por eso rápidamente me separó y lo empujó a la salida, cierro con seguro.
Con mi espalda pegada a la puerta, suspiro.
Mis labios siguen sintiendo esa sensación de hormigueo.
Me voy directo al baño para refrescar mi cuerpo con el agua, estoy limpia, pero el calor en este sitio es atroz. Creo que no lo había sentido hasta separarme de Adrián.
Unos minutos después, estoy saliendo de la ducha con la toalla envuelta en mi cuerpo. Me seco rápido y voy a la cama donde está mi bolso con mi bikini.
Miro con una sonrisa malvada el pequeño pedazo de tela, mentiría si dijera que agarre un traje de baño a la zar. Escogí el más pequeño, sensual y matador posible.
Una vez lista, salgo del cuarto y toco la puerta de Adrián. Muerdo mi labio, necesito ver su reacción.
La puerta se abre y Adrián no disimula su deseo por mi cuerpo. Sonrió con orgullo. Repasa varias veces mi cuerpo, se detiene varias veces en mis pechos que son cubiertos por una tela blanca con pequeñas blondas a su costado, la parte de abajo es igual, solo que cuando me volteo podrá verse mi trasero entero, es casi parecido a una tanga. Mi cabello está suelto así que cae en ondas sobre mis hombros y rozan el inicio de mi cintura.
Me siento cómoda, pero el gesto de Adrián me empodera de una forma atroz.
—Te espero abajo —aún no está listo, tiene la misma ropa que hace unos minutos. Me preguntó si su retraso tiene algo que ver con mi beso sorpresa.
Me doy media vuelta con dirección a su sala.
—Mierda —susurra a mi espalda.
Contorneo mis caderas para torturarlo. Casi me rio al escuchar su puerta siendo azotada.
Una vez abajo, encuentro la sala sin esfuerzo. El lugar es amplio, pero tiene pocas paredes de separación de ambientes, las ventanas gigantes permiten que el sol entre y pueda ver las olas del mar impactando contra la arena.
Deslizó uno de los vidrios y solo avanzo dos pasos afuera. El sonido de los pájaros volando sobre el mar, es igual al de una sirena, me atrae locamente. Cierro los ojos disfrutando del viento, calor y olor del océano.
Después de unos minutos, escucho a Adrián bajar. Giro mis pies para admirarlo.
El karma es una perra.
Adrián luce jodidamente ardiente. Lleva solo unos shorts cortos de color blanco con textura y unas sandalias del mismo tono. Combinamos a la perfección, no sé si lo ha hecho adrede, pero la sola idea me acelera el pulso. Su abdomen está descubierto, reluciendo su increíble cuerpo trabajado. Toda esa semana de full entrenamiento con Hugo sí que dieron resultado. Los rayos del sol impactan justo donde su piel desnuda y por alguna razón le da un toque apetecible, tengo la necesidad de tocarlo y ver si él es real. Su cabello ligeramente mojado es lo que pone la cereza al pastel, esto es tortura, es imposible que sea tan perfecto.
—Mierda. —susurro.
Adrián sonríe con una ceja alzada. Alza su mano y tira un objeto a mis pies. Tiro mi cabeza a un costado confundida.
—Son de mi madre, creo que son de la misma talla —en efecto, lo somos, las sandalias me quedan a la medida.
—Gracias, pero conste que esto si lo devolveré. Suficiente tengo con que me regalarás un pantalón suyo —se encoge de hombros.
La verdad es que aún tengo el pantalón que me dio cuando rompió el mío con unas tijeras. Hago una mueca, ese día me dejé tocar por Luke, le di la satisfacción de vengarse.
Adrián se acerca y me toma de la mano, me mira por unos segundos antes de salir de la casa con dirección al mar. A medida que nos vamos acercando veo un pequeño toldo rectangular que está cubierto con una tela negra y en medio de todo hay una especie de pícnic diminuto, junto a dos toallas. Las esquinas están reforzadas con una piedra.
—¿En qué momento hiciste esto?
—Cuando te estabas cambiando.
La tela del toldo es lo suficientemente gruesa para que el sol no nos queme, pero también lo suficientemente delgado para que no nos prive de la luz natural. Se ve espectacular.
—Esto es maravilloso.
—Tenía que equiparar la balanza, la canción que cantaste me dejo muy atrás. Te mereces lo mejor —no pudo evitar soltar una pequeña risa. Pensé que ya habíamos dejado atrás el tema de la competencia.
—Gracias por esto. —me paro de puntitas y dejo un beso en su mejilla— ¿Esto equivale a una cita?
—Nuestra primera cita. —pone sus manos en mi cintura y veo sus ganas de besar mis labios— Ese bikini te queda fenomenal, con el color blanco luces como un ángel, pero tus ojos devorando mi cuerpo me dice que no es más que un disfraz.
—Podría decir lo mismo de ti —enredo mis manos en su nuca.
Nuestras pieles se tocan y ambos jadeamos ante la sensación. Nuestra conexión sexual es indiscutible, pero ahora que lo miro a los ojos, su manera en que alborota todo mi ser, hasta la más pequeña partícula, sé que la parte emocional también es igual de fuerte.
—¿Tienes hambre? —señala la comida. Niego— Menos mal, no sabes las ganas que tengo de nadar.
Mi respuesta es enredar mis pies en su cintura con una sonrisa. Adrián se aferra a mis muslos y corre al mar. Ambos reímos cuando una ola choca contra nuestros cuerpos. La temperatura del mar es cálida y adaptarnos es sencillo.
—Recuerda que no sé nadar —digo. Solo lo mencioné una vez, no sé si lo tiene presente.
—¿Confías en mí?
Sigo trepada en su cuerpo, el agua nos cubre hasta las caderas. Su pregunta no puede significar otra cosa que no sea adentrarse más.
—Por supuesto.
En un movimiento rápido me besa los labios y por lo rápido que nos adentramos al mar, sé que es una venganza por lo de hace rato. Me pagó con la misma moneda, quisiera que lo siga haciendo.
Me aferro más a sus hombros cuando volteo a ver tierra, estamos lejos, lo suficiente para que Adrián ya no esté tocando tierra.
—Relajate
Respiro profundamente y me voy calmando poco a poco. Adrián me espera todo lo necesario. El agua neutra es un factor importante.
—¿Me vas a enseñar a nadar? —pregunto.
—No, pero quiero que flotes, debes disfrutar esta experiencia tanto como yo.
La idea de soltarlo me genera terror.
—No voy a soltarte.
—No tendrás que hacerlo, nuestras manos siempre permanecerán unidas. —recreo una escena y no me gusta para nada— Mantén tu cabeza en alto, no mires abajo.
—No tengo una fobia, simplemente no quiero morir —aclaro.
—¿Alguna vez has estado tan fondo como hoy día? —niego— Bien, entonces no quiero que hoy sea el día en que averigües si tienes o no talasofobia.
Me quedo callada.
Respetar al mar y tenerle fobia son cosas muy distintas
—Dejame empezar —digo finalmente.
Escucho las olas del mar, me conecto con el e incluso me imagino vivir aquí. Siento la paz y poco a poco me voy soltando de Adrián. Su mano libre me ayuda echarme. Mantengo mis ojos cerrados en todo momento, no por miedo, estoy disfrutando. Mis oídos captan el suave movimiento el océano y sin pensarlo rompo mi último lazo con Adrián.
No verifico si sigue a mi lado, confío en él.
Esto se siente bien.
No sé por qué cuánto tiempo permanezco así, pero cuando tengo suficiente de toda esa tranquilidad, palmeo mi mano para avisarle a Adrián. Sus manos me capturan al segundo de mi llamado.
Me trepó en su cuerpo y escondo mi rostro en su cuello. Sobre mi pecho siento su corazón acelerado.
Después de ese momento, Adrián me conduce más a la orilla, dónde mis pies tocan el suelo. Jugamos con el agua salada como un par de niños, nos lanzamos al mar, nos divertimos y en un par de ocasiones robamos fugaces besos.
El sol sigue fuertemente brillando. No hay nadie al rededor, tenemos todo este paraíso para nosotros.
Cuando el estómago nos empieza a gruñir, salimos y nos secamos con las toallas que estaban al costado de la pequeña mesa con comida.
—¿Vino, gaseosa o agua? —ofrece.
—Vino —respondo sin dudarlo.
No pienso beber más de lo debido, pero la combinan del licor con las uvas verdes del tazón me hacía babear.
Adrián y yo terminamos todas las frutas y bocaditos que estaban en la mesita. Me tocó mi vientre al estar satisfecha.
—¿Tanto tiempo me demoré? —encoge sus hombros.
—Cerca de aquí hay una pastelería, conozco al dueño así que solo le marque para que trajera las cosas mientras yo armaba esto. —mira al rededor.
—¿Pasas todos tus veranos aquí? —asiente— Te envidio, este lugar parece el paraíso.
—Es muy concurrido los fines de semana, los días particulares mayormente se concentran en el muelle por los puestos y espectáculos que hay.
—¿Cómo se llama el lugar? Está cerca, no entiendo cómo no supe de ella.
—La playa es se llama: La tranquilidad. Debiste suponerlo por la enorme piedra que viste cuando ingresamos, es una representación.
—Sí que acertaron con el nombre —bromeo— ¿Puedo hacerte una pregunta? —me mira con curiosidad por el cambio de tema.
—Depende.
—¿Tu lugar favorito en el mundo?
—Junto a ti.
Miro a otro lado mientras controlo mi sonrojo. Adrián Irman ¿Qué me estás haciendo?
—¿Comida favorita? —intento con otra pregunta.
—Tu cuerpo.
—Adrián —se inclina y puedo ver su característico brillo.
—Estoy siendo sincero —dice.
—¿Tu cita idea como sería? —pruebo otra vez.
—A tu lado.
No puedo más, mis mejillas se tiñen de rojo y la risa de Adrián acompaña en ambiente.
—Me encanta cuando te sonrojas —declara.
—No tenías que mentir para lograrlo —bromeo, por supuesto que le creo.
—Tienes razón, ni siquiera necesito hablar para poner calor sobre tus mejillas, con un toque de mis manos en un punto exacto es más que suficiente.
Empujó su pecho, pero él es más rápido y me atrapa rápido. De un tirón me pone encima de su cuerpo, con mis piernas separadas a cada lado suyo.
—¿Qué es lo que intentas? —indaga.
—Conocerte mejor.
—¿Sientes que no me conoces? —niego rápido.
—Si no fuera así, no estaría contigo aquí, solos, lejos de todo. —evidencio— Sin embargo quiero conocerte más a fondo, sobre tu familia o cualquier cosa, por más insignificante que parezca.
Para cuando terminó de hablar, me mira con una intensidad que baja todas mis defensas. Me tienen a su merced.
—¿Va a ser recíproco?
—Por supuesto.
Apenas tiene mi respuesta, se levanta y me conduce nuevamente a la casa. Me lleva por una puerta trasera. Una piscina de mediana nos recibe, pienso que vamos a meternos a nadar, pero mis planes son opacados cuando me adentra en un cubículo madera.
Es una ducha improvisada, con un jabón y champú. En el suelo hay un orificio pequeño con rejas por dónde se va el agua.
Adrián abre la llave y el agua sale disparada. Está a temperatura ambiente.
—¿Esto no te hace acordar a nuestra primera vez? En lugar de ducha era un cambiador —digo cogiendo el jabón y sacando el agua salada.
—¿Intentas provocarme? —dice.
Su pregunta me deja da una idea. Dejo el jabón en su lugar, llevo mis manos a mi espalda y despacio voy desatando la fina tela que cubre mis senos.
El deseo desborda en Adrián, pero antes de que pueda desvestirme, pone su mano sobre las mías impedimento mi acción.
Su cuerpo se ha acercado, su boca roza la mia y nuestras respiraciones se unen.
—Dijiste que no ibas a volver a besarme hasta que hablara con Luke. —hay cierto enojo es sus facciones— Ya lo he hecho y créeme que no quiero volver a saber de él.
—¿Volvemos a lo mismo? —su tono ha cambiado, es profundo.
No, eso lo tengo claro. No quiero para nada volver a lo que tenía con Adrián, quiero más, pero ahora no es el momento de decirlo.
—¿Cuándo dejamos de ser del otro? —su mirada me lo dice todo, pero la liberación de mis manos me lo confirma.
Termino mi trabajo y dejo mis senos al aire, siendo salpicadas por gotas de agua. Adrián no mira abajo, sus ojos están centrados en los míos y cuando mis labios sueltan un suspiro, me besa frenéticamente.
Su posesividad termina por envolverme en sus llamas. Estoy tan necesitada de él. Elevo mis manos en su cabello y sin dudarlo tiro de el a mi regalada gana, lo disfruta y me agradece elevando mis piernas a su cintura.
Jadeo cuando mi espalda impacta sobre una superficie mojada y fría. Mis pies encogen y la necesidad de tener su miembro en mi interior aumenta.
Todo es perfecto, se siente bien, pero al mirar sus ojos después de que devorará mi cuello, una pregunta hace eso en mi cabeza ¿Por qué Luke no lo trato como a los demás? ¿Qué hizo Adrián?
—¿Luke te amenazó por estar conmigo?
Todo el fuego es apagado con mi pregunta. Sus labios se apartan de mi cuerpo y me ayuda a ponerme de pie, en todo segundo es delicado.
—Lo hizo —responde. Sus ojos no cambian, siguen viéndome con esa devoción.
—¿Por qué no te alejaste?
—Por la misma razón que Dereck siguió insistiendo todo este tiempo.
Entreabro mi boca ¿Lo sabía y no me dijo nada?
—Tú...
—Sabes lo bueno que soy para leer a las personas, lo sospechaba, pero jamás onde en el tema. Tú me lo confirmaste hoy día cuando me contaste lo que pasó, uni los claves. —sus dedos acarician mi rostro— Luke no encontró un eslabón débil para amenazarme, incluso si lo hubiera hecho no se atrevería. Su madre necesita a la mejor abogada, necesita de mi madre, no puede arriesgarse a perjudicar a su progenitora, ni siquiera por ti.
—Pero lo de sus padres es reciente, tú y yo llevamos viéndonos hace tiempo.
—Cayetana viene desde hace meses queriendo contactar a mi madre para hundir a Rogelio. Que su infidelidad hubiera salido a la luz nunca estuvo en sus planes, Luke no podía arriesgarse —recoge la parte superior de mi bikini y me lo coloca con cuidado.
—Beatriz se opuso desde un principio ayudarla, le es leal a Rogelio, me lo dijiste ¿Qué le hizo pensar que no amenazándote iba a ser algo bueno? —mi mente es un caos.
—Le ofrecí un trato, —antes de que me lo contará, ya lo sabía— endulzar a mi madre para que colabore con Cayetana.
—Pero no lo has hecho —estoy segura.
—Él no lo sabe. Además no te haría algo así, simplemente jugué mejor su juego. —me da un beso en la frente— Lo estuve conteniendo con palabras, sabes que soy bueno con ello, Luke se deja guiar por sus impulsos y está desesperado por salvar a su madre, fue sencillo.
—¿Alguna vez sospechaste de Tatiana? —necesito saberlo. Que no me lo dijera es comprensible, si se equivocaba iba a generar una brecha entre nosotros, siempre iba a confiar en mi amiga.
—Es muy buena actriz.
Beso sus labios en un osculo tierno, inocente y después lo abrazo con fuerza.
—Gracias.
La excitación se ha ido, pero después de esa charla me siento más ligera. Nada me impide avanzar y siento que cualquier segundo sería el adecuado para mostrarle la fuerza de mis sentimientos.
Adrián enjuaga mi cabello y yo su cuerpo. Nos desnudamos mientras limpiamos los restos del mar. Compartimos un momento íntimo. Para cuándo terminamos él sale primero para traer mi ropa de arriba.
Salgo lista y con el cabello húmedo.
Encuentro a Adrián esperándome en el sitio que armó para nuestra cita sorpresa.
La mesita de comida se había retirado a una esquina y dos cojines lo había reemplazo.
—Quiero que sigas con tus preguntas —dice una vez que me acomodo a su lado.
Estamos mirando el mar, el lugar y la persona indicada para este momento sin duda alguna.
—¿Tu madre es la única familia que tienes? —empiezo.
—Tengo una tía en el extranjero, pero la veo tan poco que si me la encuentro en la calle sería una desconocida. Solo somos mi madre y yo —me recuesto sobre su hombro— ¿Puedo preguntar?
—Si —mi voz está cargado de dudas.
—¿Qué hay de tu familia? ¿Ustedes dos son las únicas? —es directo.
Miro el mar y cierro los ojos para contagiarme de su paz. Lo necesito. Quiero contarle, debo soltarlo. Esto es lo que me prometí cuando supe la verdad de Luke. Nadie tiene porque tener control sobre mí, Adrián, mis amigas, mi madre, todos quienes me importa deben saber de Jeremy, así para cuando extrañe su presencia de hermano, no tenga que aferrarme a una sola persona a nadie en realidad.
—Antes no era así. —mis labios se cierran y un nudo se forma en mi garganta— Tenía, tengo un hermano, mi mellizo.
La nostalgia me invade.
Adrián se tensa y me obliga a mirarlo.
—No tienes que hacerlo, estoy bien así.
—Pero quiero hacerlo. —soy contundente— Jeremy desapareció hace tres años, no está muerto ha desaparecido. —enfatizo al ver su gesto de lamento— Luke era la única persona con la que podía hablar de esto, supo usar eso a su favor para mantenerme a su lado. Al menos eso quiero pensar, ser ciega ante lo que pasaba es muy doloroso.
No lloro, pero la sensación de que voy a hacerlo está ahí.
—Me hubiera gustado conocerlo —dice después de un rato. Su prioridad ha sido darme caricias para controlarme.
—Mi madre cree que está muerto, pero sé que no es así. Mi hermano vive, escapó de la mierda que era nuestro hogar. —hago una mueca de asco al recordar el pasado— Mi padre era un maltratador, mi casa era un infierno, no lo culpo por irse, pero ya murió ¿Entonces por qué no regresa? —llevo mis manos a mi rostro— No respondas.
—Dicen que los mellizos tienen un fuerte lazo, si dices que está vivo entonces debe ser así. —sonrío con sus palabras— Tal vez está lejos de aquí y ni siquiera sabe que su padre está muerto, también está la posibilidad de que algo le haya pasado. No quiero herirte, quiero ser realista contigo, no te daré esperanzas, pero tampoco te las quitaré. No podría conducirte a una perdición.
Me lanzó a su anatomía y lo abrazo con fuerza. Me recibe con la misma intensidad. Adrián Irman tiene un efecto para diferentes ocasiones, siempre es perfecto, siempre sabe que decir, sabe hacerme sentir bien, incluso en la única pelea que tuvimos supo decir las palabras correctas. Y cuando actúa mal, se disculpa y remedia las cosas, claro ejemplo es tratarme con frialdad después del distanciamiento, hubo cosas que me afectaron. Sin embargo Adrián confesó sus sentimientos y yo no dije nada, se tragó todo su enojo y me protegió de Dereck, siempre me cuida, siempre está para mí, a pesar de mis errores, de los suyos, siempre me amó.
Y por eso y muchas más razones estoy enamorada de Adrián. No sé en qué momento empecé a sentirlo, pero desde nuestro primer beso supe que esto era algo más que diversión.
Adrián se ha metido en cada fibra de mi cuerpo, siendo su mal alto tesoro: Mi corazón.
—¿Alguna vez te ha dedicado una canción? —su pregunta hace que me despegue de sus brazos y lo mire con curiosidad.
—Nunca.
Sonríe y saca su celular de su bolsillo izquierdo. Tecla un par de veces y cuando las primeras melodías hacen que mi cuerpo vibre y todo se revolotee en mi interior, está canción es especial, la conozco perfectamente.
¿Alguna vez te has sonrojado?
Have you got colour in your cheeks?
¿Hay algunos ases en tu manga?
Are there some aces up your sleeve?
—¿No tienes idea de que estás en lo profundo? —have you no idea that you're in deep?— He soñado contigo casi todas las noches de esta semana —i've dreamt about you nearly every night this week.
Su mano se entrelaza con la mía.
—¿Cuántos secretos puedes guardar? Porque está canción que he encontré me hace pensar en ti de alguna manera y la repito varias veces hasta que me quedo dormido —how many secrets can you keep? 'Cause there's this tune i found that makes me think of you somehow an' I play it on repeat until I fall asleep.
No soy capaz de reaccionar, mi corazón ya rompió su récord de ritmo cardíaco. La voz de Adrián es sensual, pero llena de profundidad que combina a la perfección con la música.
—¿Quiero saber si este sentimiento fluye en ambos sentidos? —do I wanna know if this feelin' flows both ways?
Lo hace ¿Cómo no enamorarme de Adrián?
Arrastrándome de vuelta a ti.
Crawlin' back to you.
—Tal vez yo esté demasiado ocupado siendo tuyo como para mirar a alguien nuevo —maybe I'm too busy bein' yours to fall for somebody new.
Mío. Nuestros sentimientos son del otro, de nadie más. Estamos jodidamente enamorados.
La canción me hace querer gritar, saltar, besarlo, pero me contengo, quiero que acabe para poder hacer algo que ambos hemos estado esperando por mucho tiempo. Ya no estoy dispuesto aplazarlo.
Mi sonrisa ilumina el lugar. Ya no estamos en la playa, simplemente somos él y yo.
—Entonces, ¿tienes las agallas? He estado preguntándome si tu corazón sigue abierto; y si es así, quiero saber a qué hora cierra —so have you got the guts? Been wondering if your heart's still open and if so, I wanna know what time it shuts.
Su mano se coloca en mi quijada y me atrae a su rostro, no me besa, pero los centímetros que nos separan son dolorosos. Quiero esto, lo quiero a él a mi lado, quiero estar para él, quiero que seamos una pareja y todo lo que conlleva.
—Lamento interrumpir, es solo que estoy constantemente a punto de intentar besarte. No sé si tú sientes lo mismo que yo, pero podríamos estar juntos si tú así lo deseas —i'm sorry to interrupt, it's just I'm constantly on the cusp of tryin' to kiss you. I don't know if you feel the same as i do but we could be together if you wanted to.
Adrián me lo ha propuesto con una canción, en un lugar maravilloso, con nuestros sentimientos a flor de piel ¿Cómo podría negarme?
La música sigue corriendo, pero Adrián parece haberse desconectado del todo. Me mira atento esperando una respuesta con la que podamos avanzar.
—Si, lo deseo. —complemento su última oración y el brillo en sus ojos es mi talón de Aquiles— El sentimiento es correspondido, estoy enamorada de ti.
Corto la distancia que nos separaba y junto nuestros labios en un beso apasionado, pero tierno a la vez. Nos probamos, disfrutamos cada segundo y guardamos este recuerdo en nuestras mentes.
Adrián se separa por la falta de aire, su mano se desliza por mi cabello, mira mis labios hinchados por su culpa y luego eleva su mentón a mis esferas cafés. Lo siguiente que dice me corta la respiración:
—Te amo.
¡Feliz año! En el 2023 se vienen muchas cositas 🤭🤫
Se suponía que el capítulo debía subirlo el primero de Enero, pero la emoción por un nuevo año pudo conmigo, empeze a brindar, festejar y cuando ya me había dado cuenta, estaba el 1 con una resaca terrible... Recién me he recuperado 😅
✨¿Les gustó el capítulo?✨
Nos vamos acercando al final... 😔, pero se viene una noticia que estoy segura que l@s alegrará. Muy pronto relevare algo en mi Instagram: Anthuanetnieves.
Datos que nadie pidió, pero dejo por si las moscas:
CANCIÓN QUE DEDICA ASHLEY: Pov – Ariana Grande
CANCIÓN QUE DEDICA ADRIÁN: Arctic Monkeys – Do I Wanna Know?
Este capítulo va dedicado a Dayarbella fue su idea la de dejar el capítulo largo, mi plan era cortarlo en dos partes ❤️✨ (cualquier cosa a su priv) JAJAJAJAJA bromita. También KuratoAoki que siempre está para mí para apoyarme, eres grandiosa Via, gracias por no dejar que me derrumbe 🥺❤️.
Y finalmente a tod@s ustedes que comentan, votan, me leen. ✨Son lo mejor✨
Por cierto, las personas que me siguen en Instagram han tenido un adelanto del capítulo 🙈.
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