45| Cruda verdad.

Debí suponer que unos chicos como Dereck y Ariel, tenían motocicletas. Suena lógico. Sin embargo, cuando llego al aparcamiento y los veo montados sobre sus respectivos vehículos, una corriente de electricidad recorre toda mi columna. Ambos me inspeccionan.

Ariel me mira divertido, relajado, tan él, es como si una confianza de años existiera entre nosotros. En cambio cuando mis ojos chocan con los de Dereck, vuelvo a ponerme rígida y alerta. No sé que truco ha utilizado Ariel para que Dereck esté aquí. Él me desteta, aborrece mi presencia, no soporta que haya pasado por aguas tibias su amenaza.

Presiono mis labios para formar una línea recta, a pesar de todo sostengo su mirada y esto lo enloquece más. Noto como sus manos ejercen fuerza sobre el timón y las venas de su cuello ascendiendo hasta su rostro. Si no fuera por Ariel sé que estaría tres metros bajo tierra.

—¿Por qué se miran tanto? ¿Quieres ir con él, Wood? —la voz burlesca de Ariel hace que pierda el contacto con Dereck.

—Ni en mil años lo escogería —digo mientras voy con el nuevo pelirrojo.

Subo detrás de cu cuerpo sin ningún problema. Ariel me ofrece un casco, pero lo rechazo con una sonrisa. La seguridad en estos momentos no me interesa, lo más seguro es que me sienta sofocada de los tantos pensamientos que tengo en mi cabeza.

Ariel encoge sus hombros, mira atrás y le lanza el casco a Dereck. No volteo, pero escucho un gruñido que me deja con los vellos de punta.

Me acerco y apoyo mis manos en los hombros de Ariel. Estiro un poco mi rostro hasta su oído.

—Pense que solo íbamos a ser tú y yo —susurro.

—Dereck descubrió mi plan y tuve que usar más de una táctica para convencerlo a hablar contigo.

—¿Por qué estás tan seguro de qué no te decepcionaré? —pregunte confundida. No sé nada, soy un papel en blanco en la espera de que Ariel se atreva agarrar el bolígrafo. Su confianza en que yo soy inocente de algo es determinante, a penas me conoce, no es normal.

—Tus ojos, Ashley. Tu confusión, tu angustia por las palabras de Dereck o mías son genuinas. Puede que yo me haya dado cuenta sin haberte dicho nada, pero está noche me aseguraré de que Dereck y tú abran los ojos.

Asiento levemente aún con la confusión resonando.

Algo en mi interior me grita con desespero que huya y siga viviendo en la ignorancia. Es la misma sensación que sentí con Tatiana antes de poder encajar todas las piezas. Suspiro. No importa lo que venga, estaré preparada.

Dereck pasa con su moto por nuestro costado, la rapidez con la que va deja un frío viento sobre mi cuerpo. Ariel chasquea sus dientes y aprieta el acelerador.

—¿A dónde vamos?

—A su casa, necesita enseñarte algunas cosas. —mis manos se tensan sobre sus hombros— Tranquila, Dereck jamás te hará daño y si aún quisiera hacerlo, no sé lo permitiría.

No recuerdo la última vez que subí a una moto, pero me siento tan familiarizada con la sensación de la adrenalina que no tengo miedo, ni porque Ariel empieza a perseguir a Dereck y este se empeña en alejarse más. A pesar de lo violento que es el trayecto, mis manos jamás rodean la cintura de Torres, conservo mi misma posición. No tendría nada de malo, lo sé, pero de alguna manera siento como si estuviera cometiendo un pecado. Le mentí a Adrián, a mi madre, recostarme en la espalda de Ariel, hacer ese gesto tan íntimo, sin duda alguna aseguraría mi pase vip al infierno.

Estoy tan cohibida en mis pensamientos que me sorprendo de lo rápido que hemos llegado a la ciudad. En el carro de Adrián el camino era de una hora y media, pero en la motocicleta de Ariel parece haberse tardado cuarenta minutos.

Ariel silva con la ayuda de sus dedos y en automático, Dereck baja la velocidad, nos ponemos en su altura.

—¿Qué? —espeta Orwell.

—Gasolina —responde Torres.

—Bien —dice y vuelve acelerar.

Dereck nos guía hasta un grifo donde lo menos que hay son vehículos. Con cuidado saco mi celular y miro la hora; van a hacer las diez de la noche.

Ariel estaciona en una de las llenadoras, la chica que atiende se da cuenta de nuestra presencia y se levanta rápido de su banca de espera. Por un momento, veo pasar el deseo carnal por Ariel en sus ojos. Se sonroja mientras se acerca y habla él. Este parece haberse dado cuenta por qué me mira por encima de su hombro y me sonríe con sorna.

Después de todo, creo que sí es hermano de Naybet.

—¿Por qué no vas con Dereck hermanita? Creí que querías conversar con él, por ahí puedes aprovechar en comprarte algo —saca su billete y me tiende un billete de bajo valor. Su cabeza señala el mini supermercado que hay en la gasolinería.

No ha sido nada sutil. La empleada le ha gustado y soy un estorbo en su coqueteo. Lo miro de mala gana ¿En serio tenía que arrojarme al lobo? Ni crea que no voy a recriminarle por esto después. Sus ganas de juntarme con Dereck tampoco son ocultadas.

Volteo los ojos, tomo el billete y sonrío con falsedad. Mis pies caminan en dirección de Dereck, su moto está aparcada al frente de la tienda. El lugar es pequeño, pero limpio y a simple vista tiene todo lo necesito. Ubico a Dereck en la sección de las bebidas, por curiosidad y por el mero placer de fastidiarlo, me acerco a su lado.

—Largate.

—¿Piensas que con un poco de licor aguantarás mejor mi presencia? —señalo las bebidas.

—No es para mí, es para Ariel ¿Sabes lo jodido que se sentirá al saber que eres una farsa? Eres una horrible persona, no puedo creer hasta donde has llegado.

Retengo la respiración mientras niego lentamente. El resentimiento en su voz me advierte que nada de lo que está por suceder es broma y que definitivamente es grave ¿Qué cree que he hecho? ¿Por qué me odia tanto?

Me atrevo a tocar su brazo, él se tensa, pero no se niega a mirarme cuando muevo su cuerpo de tal forma que quedemos de frente.

—No sé que está pasando, pero si de algo estoy segura es que jamás haría algo para que alguien me deteste de la forma en que lo haces. —sus ojos destellan algo que no puedo comprender.

Su mentón baja hasta mi toque, frunce su ceño y en un movimiento se aparta despacio.

—¿Vas a llamarlo, ese idiota aparecerá está noche? —su pregunta me deja helada.

—No entiendo.

Dereck da una respiración profunda y pasa por mi lado, lo sigo, se va del establecimiento sin comprar nada. Por las vitrinas transparentes puedo ver que se sube a su moto y arranca a toda velocidad. De pronto veo una figura alzando su mano y tratando de llamar mi atención.

Ariel relaja sus músculos al ver que por fin le hago caso. Que dramático.

Camino hasta la salida.

—¿Conseguiste su número? —hago referencia a la mujer de antes.

—¿Lo dudas?

—A la próxima no seré tan colaboradora —me subo a su atrás.

—¿Paso algo con Dereck? —su tono se vuelve serio.

—Lo mismo de siempre —resto importante.

Torres asiente y arranca en el alcance de Dereck.

Las calles se me hacen conocidas y por un segundo temo por encontrarme con Adrián en el camino. Es cierto que no sé dónde es la casa de Hugo, su entrenador, pero espero que sea lo más lejos posible del hogar de Dereck. Lo último que necesito es que descubra mi mentira.

Tardamos un par de minutos en llegar a nuestro destino. Ariel aparca en un espaciamiento verde. Por otro lado, Dereck entra en la cochera de la casa y cuando la puerta lo cubre por completo, me permito respirar de nuevo.

Ariel es el primero en bajar, me tiende la mano en ayuda al ver que mi pierna se queda atascada en una parte de su moto.

—Estas tensa —dice.

—Siento que el asunto es más serio de lo que pienso —admito.

Torres no me contesta, pero me guía hasta la puerta principal. Para mi sorpresa, ya está abierta cuando Ariel gira la perilla.

La casa es grande, acogedora, no parece ser un lugar donde Dereck encaje, pero al verlo parado en su sala de estar, bajo la tenue luz del techo, sé que es su hogar. Varias fotos de él y de otras personas están colgados en la pared y en pequeños recuadros encima de la chimenea.

Está claro que Orwell se siente amenazado, estoy en su lugar seguro, soy una forastera y me lo deja muy en claro con la mirada mortal que me lanza.

—¿Puedo desenmascararte de una vez o te doy un tiempo más para que idees una buena excusa? —su voz es fría.

—Idiota. —susurra Ariel mientras coloca una de sus manos en mi espalda alta, me anima a avanzar— Ven, sentada estarás más cómoda.

Dereck rechaza mi cercanía sentándose en un sillón y señalando al que está a su al frente. Volteo los ojos, tampoco es como si fuera a sentarme a su costado.

Ariel permanece junto a mí.

El sillón es realmente cómodo, imagine algo tosco.

—Tu celular —es lo primero que dice Orwell.

—¿Disculpa?

—Ya escuchaste —me estremezco ante lo sombrío de su tono.

Ariel extiende su mano. Suspiro, no tengo nada malo, no debo porque preocuparme. A mala gana extraigo mi celular y se lo entrego desbloqueado. Ariel ni siquiera puede revisarlo porque Dereck se levanta y se lo quita de sus manos.

Inspecciona mi celular con un gesto inexplicable. Dura unos minutos así, después me lo entrega y vuelve a su lugar.

—Es inteligente, borro todo —dice Dereck a Ariel.

—No he borrado nada —me defiendo— ¿Qué estás buscando? He venido aquí para que me digan la verdad y no para que me confundan más —en la última parte miro a Ariel.

—No te soporto —susurra Dereck, sin embargo lo oigo claramente.

Ariel mira al techo y después de pasar sus manos por su rostro me mira.

—No sé cómo decírtelo, en mis pensamientos se oía fácil, pero ahora...

—Por dios, acabemos con esto. —Dereck se levanta y sin preverlo me lanza un folder— Lee —ordena.

Mi paciencia se está agotando, realmente me admiro por no regresarle el objeto de la misma forma. En parte es por mi curiosidad y otra es porque tengo la necesidad de demostrar mi inocencia.

Abro el folder y empiezo a leer la primera línea de la hoja. Arrugo mi entrecejo. Paso a la siguiente hoja y me doy con la sorpresa de que es el mismo documento. Contabilizo en total treinta placas, doce recetas médicas y un sin fin de fotos del cuerpo de Dereck. No comprendo, he visto tan rápido todo que tengo que regresar al inicio para tratar de hallar una explicación. En las placas se ven huesos rotos (o eso parece), ligamentos estirados y demás lesiones de gravedad baja. En las recetas hay nombres de varios medicamentos, ampollas y examines médicos. No conozco la mayoría, pero por el trabajo de mi mamá sé que algunas pastillas son para aliviar el dolor.

Por último me enfoco en las fotos. En la primera aparece el pómulo de Dereck morado e hinchado por un golpe, en la segunda su muslo con sangre, en la tercera su hombro con un hueso fuera de lugar. Cierro mis ojos ¿Qué es esto? Cuando me atrevo a seguir viendo me doy cuenta de que todas son de iguales de sangrientas, alejo el folder cuando veo un corte profundo en su estómago.

Levanto mi cabeza para mirarlo, toda mi ira hacia Dereck se va y solo siento lástima ¿Qué sucedió? Diría que tuvo un accidente o algo, pero es obvio que las fotos se tomaron en diferentes días.

Dereck retrocede un paso, de pronto ya no parece tan a la defensiva, algo ha cambiado.

—¿Qué te paso? —le susurro— ¿Estás bien?

Es obvio que se ha recuperado de sus heridas superficiales, pero las internas no es algo que pueda saber. Trato de hallar la conexión entre sus golpes y mi persona, pero nada cruza por mi mente.

Ariel recoge el folder y lo sostiene entre sus manos.

—Tú, eso pasó —dice.

—Necesitas ser claro con ella. —interviene Ariel— Dereck ¿No la ves? Mira su rostro por favor.

—Está actuando, no debería sorprendernos —ataca de inmediato.

—¿Cómo esto se relaciona conmigo? —insisto.

Dereck bufa y da media vuelta para sujetar su cabello y desenredarlo. Cuando gira, mira a Ariel en busca de ayuda.

—No puedo con ella, es muy falsa. —ruge— Intenta hacernos creer algo que no es.

Suficiente.

Me levanto del sillón y me coloco delante de Dereck. Está más que claro que Ariel no piensa interferir, quiere que su amigo sea quien me diga las cosas, a pesar de que fue él quien me busco. Sin embargo, Dereck tampoco puede ser lo suficientemente hombre y decirme las cosas tal cual, no tengo más opción que actuar y responder mis dudas con las preguntas correctas.

—¿Quién te hizo eso? —señalo el objeto sostenido por Ariel— ¿Crees que fui yo?

No tiene lógica, pero en estos momentos no creo en nada.

—Deja de actuar, Ashley. Ambos sabemos la verdad —todo su cuerpo está tenso, hasta su respiración se siente forzada.

—Respondeme, Dereck.

—Sí, fuiste tú. —declara, me obligo a no entrar en shock— Deja de poner ese gesto maldita sea.

—Jamás te he golpeado, jamás podría lastimarte de tal forma —me defiendo exasperada.

Dereck ríe con un aire a malévolo.

—Por supuesto que no lo hiciste tú, pero ir a llorar con Luke para que me ponga un estate quieto equivale exactamente lo mismo.

Mi corazón se oprime. Retroceso afectada, cómo si un golpe hubiera recibido.

—¿Luke? —a penas se oye mi voz.

—¡Deja de actuar maldita sea! —su grito no me afecta en nada, pero de igual forma Ariel se levanta y se interpone entre ambos.

—¿Luke te hizo todo eso? ¿Luke te lastimo? —mi voz se quiebra.

—Lleva haciéndolo por años —confiesa Ariel.

—Eres boxeador, Luke no es tan bueno peleando, es imposible que te haya dejado así. Estás mintiendo —digo aferrándome a mi última esperanza.

Mis ojos se nublan, pero al pasar mi mano por mi cara logro recuperar la compostura.

Dereck quiebra un poco su máscara dura cuando menciono su actividad nocturna, no esperaba que supiera ese dato. Agacha su cabeza sin tener las agallas para mirarme, estoy casi segura de que sentimos casi lo mismo

—Debes decirle —Ariel se dirige a su amigo.

—Jamás te he visto con un golpe —evidencio— ¿Cómo es posible? —Orwell mantiene su postura.

—Siempre se desquita con Dereck en vacaciones, una vez estuvo en cama sin siquiera poder ir al baño y tuvo que regresar a clases un mes después del retorno. —me informa Torres— Es el modo que actúa Luke, yo pienso que es para que no sospeches nada.

Inhalo pesadamente.

—¿Por qué lo hace?

—Por ti, para que sigas siendo suya. —esta vez responde Dereck. Me doy cuenta de que ha levantado una muralla y ver algún sentimiento en sus ojos, cuerpo, gestos, es imposible— No soy el único que pasa por esto.

—¿Hay más? —mi pecho se cierra, tengo que llevarme la mano a la altura del corazón para aliviar el dolor.

—No soy el único que ha intentado conquistarte —¿Dereck estuvo interesado en mí?

—¿Cuándo fue la última vez que te golpeo?

—Cuando me besaste en el cumpleaños de tu amiga, —recuerdo ese día— pero a comparación de otras veces no pudo aguantarse su furia y pateo mi estómago, estuve dos días en cama.

Algo en mi interior se revuelve, no puede ser. Ese día en la alberca yo lo besé, y por más que sé que no es mi culpa, no puedo dejar de sentirme así.

—Eres boxeador —digo incrédula. No termino de aceptar lo que cuenta.

—Me tiene amenazado, lo sabes —sus últimas dos palabras me llenan de enojo.

Avanzo amenazante y me coloco a centímetros de su cara.

—¿En serio crees que permitiría que alguien haga eso por mí? ¿Qué clase de monstruo crees que soy? —pregunto dolida, afectada por todo.

—Sé que mientes, tú viste la primera vez que sucedió, no seas hipócrita —la furia destalla en su tono, poco a poco su barrera se va debilitando.

—¡Jamás vi algo así! ¿Crees qué me gustaría ver ese espectáculo? Creeme que si hubiera estado presente ese día, lo hubiera detenido.

—¡Deja de mentir! Tatiana también estaba ese día, ambas lo vieron todo —no puedo seguir escuchando, oculto mi rostro con mis manos intentando opacar mi sollozo inminente.

—¿Tatiana?

—Tu amiga.

No estoy tan segura que tan amiga sea ahora mismo, de hecho el pequeño hilo que quedaba de nuestra relación se ha roto en pedazos ¿Ella sabía de esto o solo es una engañada más? No, no puede ser.

—Ashley... —Ariel toca mi espalda y me ayuda a tragarme todo el dolor. No puedo derrumbarme, no ahora. Levanto la cabeza en alto y con mis facciones congeladas, exactamente como Dereck lo hizo hace instantes.

—Cuando Luke te presento, me interesaste, llamaste la atención de todo el puto el mundo. Es como si hubieras sido una oruga que se convirtió en una maldita mariposa. Brown no es idiota, se dio cuenta de las miradas de deseo. Ese mismo día que saliste de tu capullo, Luke se encargó de amenazar a cada estudiante, eras suya, irte de su lado no era una opción —su tono de voz va en picada con cada paso que da en mi dirección.

Esto es una pesadilla, él miente.

—He tenido pretendientes, no es posible que todo el mundo sea suicida —mi garganta quema.

—¿Repitente? Dime un solo nombre, dime solo uno y te juro que me arrodillo para disculparme. Luke tiene ojos por todos lados. Una mirada inapropiada a tu cuerpo, una sonrisa coqueta, un intento de flirteo es suficiente para Luke y cualquier persona que se haya atrevido a interesarse por ti, después de su golpiza no tienen ganas de regresar. —guardo silencio, está diciendo la verdad, ninguno ha regresado, siempre son diferentes.

—No puedo, no tiene sentido, Adrián...

—No trates de esquivar el tema ¿Cómo explicas lo de Tatiana? Tus lágrimas no me compran.

—Ella ya no es mi amiga, —siento una punzada— estoy segura de que nunca lo fue.

—Claro, tirala al fuego para limpiarte. —se ríe sarcástico.

—Dile cómo fueron las cosas, explícale y de paso comprende tus propias palabras imbécil —ordena Ariel quien en todo momento permanece a mi espalda, como un arma que está lista para atacar a Dereck o un soporte para cuando no resista las verdades.

Orwell bufa, pero acepta.

—Fue un tiempo después de que te conociera ¿Estuviste interesada en mi verdad? Tus intentos de coqueteo fueron vergonzosos. —tenso mi quijada— Fuiste tan insistente que Luke se dio cuenta y una tarde me encaró. Recuerdo perfectamente ese día, estabas a punto de entrar a la cancha de voleibol, te estaba siguiendo desde que saliste de la clase que compartíamos. Pero justo antes de Luke...

—¿Por qué estabas siguiendo a Ashley? —lo silencia Ariel.

Dereck me mira y por un instante lo siento debilitarse.

—Queria hablar contigo, me gustabas, quería declararme e intentarlo sin importar las advertencias de Luke. —sus ojos negros no destellas emoción, pero sus palabras han salido con enojo— Como decía, antes de que pudiera entrar, Luke apareció. Era un idiota, muy joven. Así que cuando pregunto que estaba haciendo, le confesé la verdad.

—¿Te golpeó ahí, a la vista de todos? —indago.

—Los pasadizos estaban vacíos, Luke estaba hirviendo en celos, fue el ambiente ideal. En plena golpiza, Tatiana salió del entrenamiento y vio todo, no hizo nada, ni siquiera me miró con pena, simplemente miro a Luke y movió su cabeza con asentimiento. Cuando Luke termino conmigo me dijo que sabías todo y que tu coqueteo es solo para burlarse de mí, que te daba pena y un millón de mierdas más. No quise creerlo, te defendí, pero minutos más tarde Tatiana salió a verme y a confirmar las palabras de Luke. Me sentí como una mierda. Lo último que ambos me dijeron es que ya habían acabado conmigo, que no salias a verme para guardar la poca dignidad que me quedaba y que desde ese entonces ya me ibas a dejar en paz.

—¿Entonces estamos claros que jamás la viste mirarte? —pregunta Ariel.

—¡No me jodas! Desde ese día jamás me habló, sus patéticos intentos de entablar una amistad o lo que fuera que estaba buscando, cesaron. —Dereck se exalta mientras habla con Ariel y me señala con prepotencia.

—Dereck... —intento interferir.

—¡Cállate! Te observé por días, Ashley. Te paseabas con tu amiguita de arriba a abajo riéndote de mí, incluso me miraban mientras lo hacían ¡Te burlaste! Eres igual de mierda que Luke.

Las lágrimas se escapan, pero no emito ningún sonido. Cierro los ojos. La empatía quiere surgir desde mi interior, pero la decepción que siento es tan grande que me desborda. Toda la confianza, todo mi historia con Luke desaparece y se convierte en una película de terror ¿Con quién he estado todos estos años? ¿A quién le confíe mis secretos, mis demonios? No lo conozco, me mintió igual que Tatiana.

Las lágrimas no paran de fluir. Tatiana jamás fue mi amiga, me utilizo. Mi mente reproduce mis momentos más felices con ambas personas y me quiebro.

Ariel me sujeta y me acomoda entre sus brazos. No quiero hacerlo, no debo ser débil, no ahora, necesito saber todo. El gruñido de Dereck me indica que está arto de mi llanto.

—¿Por qué te siguió golpeando? Siempre me has tratado como basura —limpio mis mejillas y vuelvo a encararlo. Tiene que haber algo que me dé esperanza, debo aferrarme a lo más mínimo.

Dereck se queda en silencio, analizando cada gesto de mi rostro, tratando de hallar algo y gruñe cuando no encuentra nada.

—Porque es un idiota que lleva enamorado de ti desde hace años, no puede dejar de mirarte y ni los golpes de Luke son suficientes para sacarte de su mente —Ariel es firme con sus palabras, miro a Dereck sin poder creerlo.

"No lo vas a conseguir, intenta todo lo que puedas, nada hará que vuelva a ser adicto a ti" Recuerdo sus palabras con un ácido sabor.

¿Enamorado de mí?

De pronto mi tristeza pasa a un segundo plano, por unos segundos, pero es suficiente para hacerme una y mil interrogantes ¿Cómo puedes amar a una persona que consideras lo peor del mundo?

—Cambia tu cara, simplemente me gustas, no es para tanto —suaviza Orwell, pero todo su cuerpo está tenso desde que su amigo abrió su boca.

—Si, cómo no —Ariel se mofa.

—No dices que soy...

—Con una simple follada se me quita, no le des tanta vuelta al asunto, Ashley. —dice Dereck— Enfoquémonos en lo importante.

Dudo de sus palabras, no por su voz entre cortada sino porque he visto las fotos de su cuerpo dañado. Después de algo como esa magnitud, no puedo seguir gustándole, hace tiempo que Dereck debió odiarme y aun recibo ciertas miradas que me hacen dudar de lo que verdaderamente siente por mí.

No quiere indagar en sus sentimientos y como no estoy en posición para doblegar su muralla, hago caso y sigo con mis interrogantes.

—¿Por qué nunca dijiste nada? Puedes denunciarlo, podemos hacerlo en este momento si quieres, voy a apoyarte —mi voz es decidida.

Dereck y Ariel comparten una mirada cómplice.

—No puedo, Luke me tiene amenazado. No preguntes por qué no te diré nada —a pesar de sus palabras serias, sonrío. Con su última oración ha dejado en claro que está empezando a dudar de mi participación en este circo romano.

Observo a Ariel, se mantiene serio y apoya a Dereck en no revelar el secreto de la amenaza. No insisto. Para soportar años de golpes, humillaciones, es seguro que es algo fuerte. No soy digna de tener un poder tan grande sobre Dereck, ni amigos somos, lo comprendo a la perfección.

"Si Ariel es lastimado te juro que poco me importará que abra su boca" Otras de sus palabras recobran sentido. Por eso estaba tan preocupado por Ariel, temía por la reacción de Luke.

—¿No hay nada que pueda hacer? —susurro.

—He intentado conseguir el vídeo en estos años, si yo no lo he logrado, tú menos —Dereck chasquea sus dientes, pero algo en sus ojos brilla con emoción.

Me abstengo de preguntar que clase de contenido tiene ese vídeo.

—¿Por qué me están diciendo todo esto? No voy a poder acercarme a Luke sin sentir asco, trataré de no involucrarte, pero de alguna forma él lo sabrá —evito decir que Luke me lee a la perfección, que estos años he sido manipulada y resistirme es un juego perdido.

Mi mirada decae en Ariel quien sonríe con maldad y algo en mi mente hace clic.

—Te busqué para salvar a mi amigo y quitarte la venda de los ojos. —dice Ariel— Eres la única que puede ayudarnos a frenar la agresión de Luke. Eres su debilidad.

—Lo haré —respondo inmediato.

Dereck sujeta mi brazo y de un tirón me jala hasta su cuerpo. La ira destalla en sus ojos.

Antes de que Ariel pueda retirarlo, le doy una mirada que lo hace retroceder. Necesito que Dereck saque todo lo que por años se ha estado guardando.

—No tengo nada que demostrarte, pero lo haré —mi firmeza hace que su presión se intensifique. Hago una mueca de dolor.

Su mano libre se apodera de mi cuello y me asfixia ligeramente. Quiere hacerme daño, quiero destruirme, pero sus sentimientos no se lo permiten. Dereck lo tiene muy claro, por eso me suelta con fuerza tan solo para acercarse nuevamente y amenazarme.

—No te creo, no me harás dudar, pero permitiré que Ariel haga su circo de mierda. Sin embargo, te advierto que no verás decepción en mis ojos, no espero nada de ti, sé que saldrás corriendo con Luke, sé que volverás a sus brazos. —su mentón tiembla por la tensión— Solo necesito una decepción más para sacarte de mi mente, esto es por mí, este juego es mío, no tuyo, ya no tendrás el control.

Retrocede unos pasos y con una postura de pocos amigos me tiende mi celular ¿Cuándo me lo quito?

—Llamalo, márcale. Dile que te traje a mi casa con engaños y que intente sobrepasarme —su voz es neutra.

—¿Ahora? —miro a Ariel.

—Hemos esperado tres años para librarnos de ese imbécil, no perderemos más tiempo —Torres se acerca y toca mi brazo con delicadeza— ¿Te duele? —niego.

—¿Nuestro encuentro en las escaleras fue real? Realmente no me conocías —dejo en claro mi duda. La primera vez que conocí a Ariel fue tan casual que no vi nada malo, pero ahora dudo de todo.

—Lo planeé —se sincera.

—¿Por qué ahora? —mi mirada viaja de Ariel a Dereck sucesivamente.

Orwell enarca una ceja, se acerca y se coloca junto a Torres.

—Porque las reglas cambiaron... —antes de que Dereck pueda terminar de hablar, levanto una de mis manos y lo silencio. Una opresión se hace presente en mi pecho. Las ganas de llorar vuelven con fuerza y una realidad atroz resuena en mi mente. No, él no.

Por favor, no.

—Adrián Irman —confirma Ariel.

"Veo que sigues teniendo los mismos gustos, tú no cambias Ashley"

Retrocedo afectada. Todos mis sentidos se combinan y mis sentimientos no pueden describirse. El dolor es grande, más que con Tatiana o Luke, no tiene comparación. Cierro mis manos en puño, mis uñas se incrustan en mi piel tratando de endurecer mi caparazón. No quiero preguntar, no quiero decir nada, pero Ariel ni Dereck hablan.

—¿Él también? —a penas pronuncio.

—La única vez que me golpeó tú estuviste presente. —dice Dereck— Lo he observado y la única similitud que hay entre ambos es que te observan, Adrián contiene sus celos, Luke explota, no son iguales, puedes despreocuparte. El hombre al que amas está libre de pecado.

—Adrián nos causa interés, —sigue Ariel— es el único que ha logrado romper la barrera de Luke, pero no es como él, eso te lo aseguramos.

—¿Lo han vigilado? —interrogo.

—Sí. —responde Ariel— Es posesivo, cómo te podrás haber dado cuenta, pero no llega a cometer atrocidades como Luke. Puedes estar tranquila, te dije que te iba a quitar la venda de tus ojos, si Irman fuera una mierda te lo diría.

Me permito respirar, suelto mis manos y me dejo caer en el sofá. Oculto mi rostro

Por un momento sentí mi mundo caerse. Con Tatiana y Luke es decepción total, mi confianza se destruyo. Pero con Adrián es diferente, tan solo pensar que tuvo que ver en todo esto, es horrible, tuve ganas de gritar y llorar desconsoladamente. Él no, todos menos él. Incluso dejé de respirar por unos segundos, fue espeluznante.

Entonces me doy cuenta de algo, recuerdo las palabras de Adrián al momento de pedirme un tiempo y acepto cada una de ellas como si fuera un cuchillo atravesando mi piel. Soy una tonta, Luke me manipulo. Un par de lágrimas descienden, las limpio rápidamente e inspiro aire.

Extiendo mi brazo en dirección de Dereck y rápidamente me da mi celular.

—¿Tienen listo todo?

Ambos asienten y entonces marco el número de Luke.

Brown ha reaccionado justo como debía. La llamada estaba en altavoz y cuando se termino, Dereck y Ariel sonrieron con aprobación.

Hice lo que se me pidió, fingí estar asustada por Dereck, invente unos escenarios donde era una víctima. Modular mi voz para parecer rota no fue difícil, lo estoy, estoy deshecha. La noticia me sigue afectando, una chispa de esperanza sigue esperando que me digan que todo es parte de una broma cruel, pero sé que jamás llegará.

Esta es la cruda verdad, jamás conocí a Luke, jamás tuve una amiga llamada Tatiana. No estoy segura de como participan en todo esto, pero ella haría cualquier cosa para mantener a Dereck consigo.

No me siento bien, Ariel lo nota, desaparece y regresa con un vaso de agua entre su mano. Me lo tiende y acepto con una sonrisa débil.

Dereck está en el sillón de la frente, observando cada uno de mis gestos, esperanzado con encontrar algo para hundirme. También me ha confiscado mi celular y en todo este tiempo de espera he visto que la pantalla se ha iluminado al menos unas treinta veces.

—¿Cómo saben que va a funcionar? —indago.

—Para que eso ocurriera tendrías que ser pésima actriz y...

—Callate Dereck —Ariel me quita el vaso vacío y lo coloca en una mesa baja.

El silencio se impregna.

No me quieren decir su plan, de hecho Dereck convenció a Ariel de no hacerlo. Me contaron lo necesario, no insistí, trato de ser empática, no quiero empeorar las cosas, quiero ayudar.

—Ya está llegando, esta a dos cuadras —dice Dereck mientras ve su celular.

De pronto ambos hombres se juntan y murmuran entre sí.

Me levanto con un suspiro.

Ariel se acerca y me toma de la mano, miro su gesto extrañada.

—Cambio de planes. —informa. No me da tiende rebatir, me arrastra afuera de la sala y me lleva hasta las escaleras. Subo tan rápido como puedo. Ariel nos encierra en un cuarto, parece ser de visita— Era muy bueno para ser verdad —susurra.

—¿No debería recibir a Luke abajo y hacer un teatro? —digo recordando mi libreto— ¿Qué pasó?

—Dereck y su confianza —responde seco.

—¿Me dirás que planean? Necesito...

Entonces se oye un golpe seco, un fuerte y después nada. Quiero gritar por el susto, pero Ariel logra taparme la boca con su mano.

—No hagas ruido —asiento.

Ariel confía y rápidamente se aleja para sacar un celular dentro de su bolsillo. Enciende el aparato y en un par de movimientos estoy viendo una imagen en tiempo real de la sala de Dereck.

La cámara que capta todo esto es de alta resolución. Lo primero que veo es el cuerpo de Luke, está desaliñado, con su rostro deformado con un gesto de rabia, sus manos apretadas en puño y un terrible sonido escapando de su garganta. Mis ojos rebotan con Dereck. No es el mismo que deje hace unos instantes, este Derecho parece salvaje y con un terrible aire a sexo salvaje. Su casaca está tirada en el suelo junto con su suéter, su pantalón azul está apenas acomodado, los botones están abiertos y sus pies descalzos.

Comprendo lo que intenta hacer, quiere llevarlo a su límite y captar todo en cámara para poder tener un salvavidas.

—Tantos años de espera valió la pena, Ashley es deliciosa —el tono ronco de Dereck me desequilibra ¿Cómo puede transformarse con facilidad?

—¿Qué le hiciste? —tiemblo con la profundidad de la voz de Luke. No lo reconozco.

—¿No es obvio? La hice mía, justo en ese lugar —señala el sofá donde había estado sentada todo el tiempo.

Luke no puede más, pierde los cabales y se acerca a Dereck para tomarlo del cuello. Sus ojos azules, eso por lo que alguna vez suspiré, están negros por el cegamiento de la ira.

Un primer golpe llega directo al estómago, Dereck se retuerce.

—¿Dónde está? Dímelo —exige Luke.

—Ashley sabe chuparla y es obediente, se tragó todo mi semen sin pretexto. —siento náuseas— Sé que lo mejor se hace esperar, pero esa mujer rebasa los límites.

Luke no aguanta mucho, golpea fuertemente la boca de Dereck y lo deja en el suelo. Puedo ver rastros de sangre brotar desde su labio cuando levanta la cabeza.

—No sabes cómo disfrutaré esto. —Luke se agacha a su altura para que lo oiga bien— Te aseguro que te arrepentirás de haberla tocado, destrozaré cada uno de tus huesos.

Miro a Ariel asustada ¿No piensa hacer nada? Está concentrado viendo el espectáculo.

—Nada me quitará la sensación del Ashley envolviéndome con su calor. Incluso si me matas, ella tampoco podrá olvidarme ¿Hace cuánto tiempo no te la coges? ¿Recuerdas sus gemidos? Son un puto canto de ángel —su labio está partido, el dolor debe ser horrendo, pero aun así Dereck busca más demolición.

Luke colabora pateando su cabeza, temo que lo haya matado, incluso por el vídeo se ha escuchado el sonido de algo rompiéndose.

—Es suficiente —ruego a Ariel.

—Esto no es nada, necesitamos más —niega mi petición sin despegar sus ojos del aparato.

Trato de copiarlo, pero justo Luke decide iniciar una serie de patadas contra el estómago de Dereck, este se retuerce en el suelo mientras quejidos salen de sus labios. Me irrito al no dar señales de querer defenderse, es como si aceptará su destino. Sé que es armado, pero no puedo contar mi amargura.

No puedo, paso las manos por mi rostro y doy pasos atrás.

—¿No pudieron emboscarlos en algún lugar y hacer esto mucho antes? —pregunto.

—Lo intentamos, pero nunca cedió, es como si lo supiera. Cuando golpeaba a Dereck lo citaba en lugares distintos, desolados y siempre lo revisaba por si traía algún artefacto consigo. Tenderle una trampa parecía imposible. Sin embargo algo que jamás sospechara es de ti, confía plenamente en ti, eres su debilidad, si pides por su ayuda, Luke asistirá son dudarlo.

—Sigo sin creer lo estúpida que fui ¿Cómo no me di cuenta?

—Eras dependiente de él, no sé que hubo entre ustedes en el pasado, pero fue muy obvio como te aferraste a Luke de la nada.

Me recuesto en una pared y cierro mis ojos. El lamento de Dereck me desgarra, es duro de escuchar. Mi estómago se revuelve tan solo con pensar en la atrocidad de Luke está haciendo.

—¿Cómo iba a ser tu plan si Dereck no sé enteraba de nuestra reunión? —intento distraerme.

—Lo iba a atraer con engaños, él ya sabe de mi plan desde hace mucho. Cuando hubiera visto la situación, entendería y no le quedaría más remedio que seguir el juego. Las cámaras las tenía instaladas en otro lugar, pero gracias a una amiga pudo instalarse todo en la casa de Dereck.

Me alejo de la pared y entonces me acerco nuevamente al celular. La imagen con la que me encuentro es asquerosamente sangrienta.

Trato de buscar la expresión de Dereck, pero el cúmulo de sangre sobre su cuerpo me dificulta la misión ¿Qué espera? No sigue en el suelo, ahora está sobre el sillón con sus extremidades separadas. Luke está parado a su al frente soltando un sin fin de puñetes contra su rostro.

Ariel frunce su ceño y creo que ya es momento de parar todo esto, pero su gesto vuelve a la normalidad.

Me duele ver a Dereck así, solo puedo pensar en todo el daño que ha tenido que aguantar. Sé que esto no es nada, las fotos con su hueso roto me lo recuerda, pero aun así mis ganas de salvarlo de las garras de Luke no cesan.

Por otro lado, ver a Luke es comparable con ver a un desconectado, a un matón. Es un rostro se ve el disfrute, el placer que le causa herir a Dereck. Sus manos están llenas de sangre y algunas gotas han salpicado en su vestimenta. Es irreconocible. Una sonrisa de victoria se extiende sobre su cara a la par que impactante uno de sus pies en la entrepierna de Dereck.

Orwell jadea.

—Besa bien, pero prefiero su lengua en mi polla —niego a escucharlo ¿Cuánto más piensa provocarlo?

—Callate, maldita sea, cállate —Luke le propina un puñete.

Un escalofrío me recorre.

—¿Sabes? Tengo que agradecerte, le enseñaste muy bien, sabe cómo dar placer a un hombre —se mofa.

Luke no aguanta más y vuelve atacar su rostro sin piedad, no se detiene, golpea repetidamente la misma zona. Se escuchan las súplicas de Orwell, cómo su sangre ahoga su respiración y se ve sus piernas moverse con desesperación. Sus brazos están bloqueados por Luke, no tiene defensa.

—¿Estos golpes son solo por mí o también incluyes los de Adrián? —logra decir una vez que su rostro es dejado en paz. No sé si Dereck es valiente o suicida.

—¡Es mía! —ruge Brown.

—Ella es mía, dejo de ser tuya hace mucho tiempo.

Me sostengo de Ariel al ver siguiente reacción de Luke.

Agarra del cuello a Dereck y lo tira al suelo como un trapo sucio, lo patea en diferentes partes del cuerpo. Los gritos desgarradores de Dereck llena toda la casa. Después vuelve agarrarlo del cuello y lo levanta para tirarlo nuevamente al sofá, Dereck queda en la misma posición, irreconocible por la sangre.

De pronto pasa algo que pone en alerta todos mis sentidos. Luke retrocede tres pasos, esconde una de sus manos en su chaqueta y después extiende su extremidad en dirección de Dereck, lo apunta con un arma de fuego, específicamente en su cabeza.

Todo pasa rápido, miro el terror en Dereck, siento todo el cuerpo de Ariel tensarse y su cabeza girarse para mirarme. No hace falta que diga más, leo sus ojos.

—Te mataré imbécil, te mataré —es lo último que oigo antes de salir corriendo a la sala.

Mis pasos son rápidos, bulliciosos. No me detengo por nada, ni siquiera porque escucho el sonido de arma dispararse, esto solo me incentiva a acelerar.

Llegó con mi corazón palpitando fuertemente. No puedo llegar con Dereck, Luke apuntándome con el arma detiene mi camino. Lo tomo de sorpresa, justo como él a mí. Nos quedamos viendo un rato, miedo y decepción se enfrentan.

Luke esconde el arma y sus hombros decaen. Avanza mientras que retrocedo la misma cantidad.

Su mirada me lo dice todo, él lo sabe, sabe que lo he descubierto. Así funcionamos, soy un libro abierto, me conoce a la perfección.

—Por dios, Ashley ¿Estás bien?

—¿Cómo pudiste? —mi voz esta rota. Incrédula— Confíe en ti, de ti todo de mí.

Verlo cara a cara es más duro de lo que imagine.

—Ashley...

Mi mirada viaja con Dereck, quien a pesar de no tener fuerzas para nada, levanta su cabeza para analizar mis movimientos.

—¡No me hables! Me das asco ¿Cómo pudiste? ¿Te das cuenta de lo qué haces? —señalo a Dereck— ¿Por celos? ¿Me quieres para ti? —sin medir mis consecuencias, me acerco a su pecho y golpeo con todas mis fuerzas— ¡Te confesé mis sentimientos! ¡Te fuiste como si nada! Eres un cobarde, un infeliz ¿Qué te detuvo ese día? Tu cargo de conciencia es tanta que ni tú mismo te permites ser feliz.

—Por favor, déjame explicarte —mi mano quema cuando impacta contra su mejilla.

Necesito herirlo, necesito destruirlo desde mi interior, demostrarme que no significa nada para mí.

—¿Explicar? No hay ninguna excusa para esto. —retrocedo un paso— Has muerto para mí, desde hoy dejas de existir. Y te advierto que si vuelves a lastimar a Dereck te destruiré, no lo tocaras a él ni a nadie. No me importará nuestros años de amistad, jamás volverás a lastimarlos.

Las lágrimas quieren salir, pero las retengo con persistencia. No le daré el lujo de verme llorar, no lo merece.

Luke lleva sus manos a su cabeza, está perdiendo en control. Entonces gira sus pies y va directo con Dereck, lo agarra del cuello y antes de que pueda detener mi ataque, Ariel llega y se interpone entre ambos.

Torres extiende su celular hasta Luke, le está enseñando las cámaras, la grabación.

—Creo que las cosas están claras, —empieza Ariel— si tu filtrado el video, nosotros haremos lo mismo ¿Te imaginas lo que esto afectara a la empresa de tu padre, tu futuro? Perdiste el juego, ya no tienes el control.

Luke retrocede tambaleando, no mira la pantalla, por el sonido de su voz, los diálogos, sabe de qué se trata. Sus ojos azules están enfocados en mí, me miran decepcionados, triste por la traición que se acaba de cometer y el hecho de que se sienta así me hierve la sangre ¿Acaso no me conoce?

—¿En serio creíste que me iba a poner de tu lado? Estás enfermo, jamás podría apoyarte en esto ¡Estás demente! —mi garganta está tan tensa que duele, mis cuerdas vocales fallan.

Mi vulnerabilidad es evidente, tiene la capacidad de destruirme.

Luke llega a mi altura, mi pecho quema, eleva su mano hasta mi mejilla, no me toca ni roza, es una caricia superficial y por alguna razón, se siente más intensa que cualquier otra cosa que he experimentado con él.

Esto es el fin.

Me conoce, lo conozco. No hay opción a quiebre.

Paso por su lado y me coloco al lado de Dereck, despacio para no dañarlo, sus golpes deben estar ardiendo.

Agachó la cabeza esperando algo y ese algo es el sonido de la puerta, se ha ido.

—Hay que llevarlo a un hospital —ordeno, no voy a ceder.

—Harán preguntas —susurra Dereck.

—Siempre hemos sabido arreglalo. —responde su amigo desapareciendo en dirección a las escaleras, vuelve con un botiquín en manos— La ambulancia llegará en unos minutos, por mientras hay que limpiarlo —se sienta a nuestro lado y me tiende el botiquín.

—Dejame hacerlo, anda a su cuarto a preparar ropa para unos días, lo necesitará. —digo y Ariel asiente— No te dañaré —añado al recibir una mirada suspicaz de Dereck.

Torres se levanta y se va a cumplir con mi petición.

Suspiro. Abro el botiquín y limpio mis manos con alcohol. Después empiezo a retirar la sangre de su rostro, en el proceso hace varias muecas, trato de ser lo menos tosca, pero nada funciona.

—Perdón por lo que le dije a Luke de ti —detengo mis movimientos y lo miro fijamente.

—Tenías que hacerlo.

—Me siento como un idiota —revela.

—Dereck, te protegiste, hiciste lo que pensaste que era correcto. Tu desconfianza es válida, no te culpo por ello, pero no voy a negar que si me hubiera gustado que me contarás antes, no merecías sufrir por tanto tiempo —niega al oírme.

—Te traté mal por años.

—Si te sirve de consuelo, yo pensé muchas cosas malas sobre ti —sonrío débil.

Si labio inferior empieza a temblar y solo entonces cierra sus ojos fuertemente.

—¿Qué pasa? —digo confundida.

—Te prometí que no verías una mirada de decepción —siento una corriente de electricidad atravesarse.

—¿Te decepcioné? —esta situación me duele.

—Estoy decepcionado de mi mismo.

Lo analizo. Parece a punto de llorar y no precisamente por los golpes. No quiere mostrarse débil, lo entiendo, por eso cierro mis labios y continuo con el retiro de sangre.

La ambulancia llega rápido, los especialistas transportan a Dereck y se lo llevan al hospital mientras que Ariel y yo seguimos su ruta con la motocicleta. En todo el camino me aferró a su espalda, estoy débil, temo caerme con cualquiera bache.

Dereck es ingresado por urgencia, lo chequean y nos mandan a comprar una lista de medicamentos. Ariel no escatima en gastos, compra todo. Solo respiramos con normalidad cuando el doctor sale y nos da el diagnóstico. No tiene huesos rostros, son puros hematomas graves, para lo que he presenciado, tomo las palabras del doctor como una buena noticia.

Ariel y yo nos dejamos caer en uno de los asientos de la sala de espera. No hay nadie, no tengo idea de la hora.

—¿Por qué no lloras? —su pregunta me toma por sorpresa.

—Me contengo. —confieso— La prioridad es Dereck.

—No deberías hacerlo, estoy para ti, él ya está estable. Suelta todo lo que tengas.

—Pero...

—Creeme que esto no es nada, Dereck ha sobrevivido a cosas peores, es resistente al dolor.

Mis ojos se humedecen, si es que alguna vez dejaron de hacerlo. Nadie debería acostumbrarse al dolor, no es sano, no es vida. 

Ariel pasa un brazo por mi hombro y me atrae a su cuerpo, no lo detengo, necesito esto, necesito soltar.

Empiezo mi sollozo en silencio, pero poco a poco mi garganta se suma a mi lamento. Mi cuerpo empieza a temblar, la sensación es conocida, estoy a punto de entrar en una crisis.

Luke es el único que sabía cómo tranquilizarme ¿Eso fue real o compromiso para tenerme en sus manos? ¿Algo fue sincero, todo fue maquinado? Es duro darme cuenta de la realidad, pero tuve dependencia por un periodo largo, sus palabras de consolación de mis momentos más oscuros resuenan en mi mente como dagas en el pecho, sus caricias, sus miradas. Si no lo tengo a él no tengo nada, estoy sola, soy débil... La imagen de mi madre se presenta en mis recuerdos, no, no estoy sola.

Llevo mis manos a mi cabeza y me concentro, recuerdo las palabras de mi psicóloga, recuerdo cada sesión.

Inhala.

Exhala.

Inhala.

Exhala.

No necesito medicinas, no necesito de nadie, me tengo a mi misma y eso es suficiente. Soy fuerte, soy una sobreviviente. No voy a dejar que esto me derrumbe.

No es malo llorar, las lágrimas te liberan, pero debo seguir adelante. Hoy día suelto a Luke, mi confidente, a Tatiana, mi amiga, me despego de ambos y continuo con mi vida.

No puedo, no quiero, no recaeré cómo hace dos años, ellos no valen la pena.


¡Hola! ☺️ ¿Qué tal? ¿Les gustó el capítulo? Supuestamente debí subirlo hace dos días, pero paso algo que me hizo enojar y casi tirar la toalla... Se me borró todo mi avance, estuve tratando de recuperarlo, pero no me quedo más remedio que reescribí todo 🥺

He tratado de que se entienda la razón de muchas cosas, espero haber logrado mi objetivo ✨.

En unas noticias buenas, le comento que he abierto un Instagram para mis historias, se llama: Anthuanetnieves (el enlace se encuentra en la descripción de mi perfil y en mi tablero) Estaré subiendo adelantos del próximo capítulo 😈, próximos proyectos 🤫, y demás chismesito 🤭.

Gracias por su apoyo, l@s quiero lector@s pervers@s 🌶️.

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