22|Efectos secundarios.
Ashley Wood
—Deberías parar. —sugiere Tamara— Para mañana estarás deshecha.
—Es lo que busco —respondo llevándome otra copa de licor a la garganta.
Desde mi encuentro con Adrián no he dejado de tomar sin control alguno. Y es que es bien sabido que el alcohol ayuda ahogar las penas y porqué no también el ¿Ardor? La efervescencia de Adrián Irman. Cuando terminamos de recuperarnos del orgasmos, salimos apreciar los juegos artificiales que duraron al rededor de veinte minutos, luego yo misma me aleje con la excusa de buscar a Karla, no podía quedarme otro segundo más a su lado. Mi cuerpo me exija otra ronda de éxtasis y la vergüenza me embargo. Después de eso, no he vuelto a verlo y para tener bajo control mis acciones, he decidido llenar mi cuerpo de alcohol, muy maduro de mi parte, lo sé.
—No seas aguafiestas, Ashley quiere divertirse ¿Cuál es el problema? —me rio ante el comentario de Cristina. Está tan borracha que todo rastro de sensatez se a esfumado. Me gusta esta versión de ella.
Chocamos vasos y bebemos a la vista de todas, dejando en claro nuestra rebeldía.
Mery y Killa aparecen de repente, chocando una contra otra y soltando unas risas nerviosas, sus mejillas están sonrojadas, sus cabellos revueltos y sus labios hinchados. Miro a mi amiga con picardía, mi bebé está creciendo. Mi pecho se infla con orgullo.
—Insisto ¿Se están cuidando? —duda Gabriela.
La pareja vuelve a reírse de manera tímida mientras cogen las bebidas que tenemos en la mesa.
—¡Bailemos! —una mano sujeta mi muñeca y me arrastra hasta la pista de baile. La música es movida, está en su parte final y cuando el Dj hace una mezcla empieza a sonar la canción de Karol g - se jodió todo.
A Cristina parece encantarle ya que da una salto de felicidad y me toma por los hombros, acercando su rostro al mío.
—Cantemos a todo pulmón ¿Sí? No me dejes sola en esto.
—Nunca mi bichota.
Vuelve a chillar emocionada y me suelta para darme un perfecto panorama de su espalda descubierta. Lleva un vestido de satín, corto y de un color vino exquisito, es perfecto para ella, resalta sus largas piernas y al ser pegado la parte superior ayuda a marcar sus grandes atributos.
—Me cansé de relaciones, no quiero más presiones. Por más que me critiquen, me tienen sin cojones. —empieza a cantar contorneado su figura contra la mía. Sonrío agarrando posición de su cintura—Papi, me puse más mami ¡Lo sabe Colombia, PR y Miami!
Las personas se van haciendo a un lado, admirando nuestro espectáculo. Me rió. Doy una mirada a mi amigas quienes nos silvan y alientan para continuar. Pero todo rastro de diversión se esfuma cuando veo un par de ojos cafés analizandome con profundidad. Tengo que morderme mi labio inferior para aplastar la excitación que estaba creciendo con desenfrenado.
¿Qué me has hecho Adrián? Solo con una mirada logras mojarme.
—¡Qué chimba se siente! Hacer el amor con otro y que quede entre nosotros. —le sigo alzando mis manos y disfrutando de su baile. Cris baja hasta abajo y vuelve restregandome todo su trasero— Tú eres mío sin papeles y así cero corazones rotos.
La agarro del hombro y la volteo, es mi turno.
—En Miami en una moto. Si el traje se me sube, se me vio todo —giro y poso mis manos en mis rodillas para luego mover mis nalgas de arriba abajo, al compás de la música mientras que Cristina me da una nalgada— Todo el día en la mía, estoy bien encendía. Me dejaron solita y se jodió —volvemos a quedar cara a cara. Escondo mis manos detrás de su nuca y la acerco a la vez que las suyas se posan en mi espalda baja.
—Prendo el Ferra y despego de la tierra. Hagamos el amor, no la guerra. Que en la disco me esperan mis perras y vamos con la cartera mela —se acerca rozando su lengua por todo mi cuello hasta llegar a la altura de mis labios. Elevo mis cejas incrédula ¿Dónde está mi Cristina? ¿Qué le han hecho? Despacio, introduzco una pierna al medio de las suyas, me copia y de manera sensual vamos bajando hasta el suelo. Al momento de subir, su mano eleva mi falda estoy consiente de que se me ve una parte de mis glúteos— ¡Y se jodió todo! —la canción termina.
Abrazo a mi amiga ocultando mi carcajada en su cuello. Ella hace lo mismo. Una vez que nos recuperamos del ataque, volvemos a nuestro sitio.
—¡Joder! ¿Aceptan un trío?
—Nop, lo siento Gaby —responde Cris agarrando un vaso, me tiende otro.
—¡No sabía que te movias así Cris! Me has dejado muda
—¿Muda? Estas dos me han dejado mojada.
—Lo hicieron bien. —se suma Killa— Tienes que enseñarme a moverme el trasero así Ashley —escupo al oír la palabra trasero salir de sus labios ¿Acaso todo el mundo cambio de personalidad?
—Con gusto ¿Dónde está Mery?
—Se fue al baño, salió prácticamente corriendo, ya no aguantaba más.
Asiento. Me remuevo en mi sitio. Las chicas siguen halagando nuestro número, pero me disperso de la charla al sentirme incómoda. Sé porqué, es Adrián, su mirada que es como un cuchillo que no deja de hincarme. Por el rabillo de mi ojo lo observo moverse hasta mi anatomía.
—¿Es normal que sienta celos?
—Eres mi novio, supongo que sí —un escalofrío me recorre al escuchar su risa masculina. Me reprendo cuando lo miro, su camisa está desabrochada dándome una perfecta mirada de sus pectorales, su cabello sigue revuelto gracias a mis manos y por su aliento puedo deducir que acaba de tomar una bebida dulce. Quiero probar esos labios, verificar su aún queda rastro de la bebida y si no es así, succionarlos hasta conseguirlo— ¿Dónde has estado?
—Con una amiga —no hay un tono pícaro en sus palabras, ni siquiera una pizca. Lo dice desinteresado, pero aún así un amargo sabor se crea en mi garganta. Dejo el vaso vacío en la mesita de al frente y agarró otro.
—Me alegro.—bebo el contenido y lo dejo dónde antes— Si me disculpas —no avanzo ni un metro cuando ya lo tengo sujetando mi mano y arrastrandome a unos metros más allá— ¿Qué?
—¿Celosa?
—No me haga reír ¿Me quieres soltar?
—Estaba con Priscilla, un tipo la estaba molestando, la defendí y luego me quedé un rato con ella hasta que vinieran sus padres a recogerla —cuenta y de inmediato bajo todos mis muros. Eso explica su desaparición por horas. Me siento estúpida, lo atribuyó a los efectos secundarios del licor— ¿Te comieron la lengua? —si, tú.
Siento las miradas de mis amigas, no son obvias, su charla a bajado de tono y no dejan de darme un vistazo. Pero la que más está interesada es Leslie, quien a diferencia de otros días no enfoca su odio en mi, sino es su pobre vaso que lo asfixia con fuerza, temo por su vida ¿Porqué está así esa víbora? No lo sé, pero había algo más en su mirada de recelo. Me siento terriblemente insegura de repente. No, esto no puede estar pasando. Les hago un gesto a las chicas para que me dejen en paz, pero lo pasan con descaro. Sin otro remedio, jalo a Adrián al frente de mí, bloqueando sus vistas, pero no mis sentimientos, mi garganta sigue amarga y mi pecho sube y baja desenfrenado.
—¿Qué es lo pasá entre Leslie y tú?
—Nada —responde tajante.
—No me lo trago. Se besaron por Dios...
—Ella me besó, yo la corte. Ya te explique ¿Porqué seguimos discutiendolo?
—No estamos discutiendo nada, solo te estoy preguntando. Cómo sea, ella te beso. Puede que sea una zorra, pero jamás se arriesgaría hacerlo sabiendo que la rechazarias. Tú le has dado motivos, no trates de negarlo, por eso te vuelvo a preguntar ¿Qué es lo pasá entre Leslie y tú? —retrocedo un paso, mi espalda choca contra un muro.
—No sabía que las zorras tienen dignidad. —oculto mi sonrisa con éxito— Ella me besó porque quiso y punto. Me la cruzo a veces y charlamos, no hay nada más que un trato amical.
—¿Amical? Claro, como tú y yo, super amigos —escupo sintiendo mi cuerpo nuevamente arder.
Quiero golpearlo, estrujar su bonito rostro.
—No, lo que tu y yo tenemos es completamente diferente, en todos los sentidos, no te atrevas a comparar.
Mi cabeza duele y su voz no hace más que empeorarlo, mi barriga gruñe por comida y mi pecho se contrae con resentimiento ¿Qué me pasa? Miro sus ojos ¿Por qué siempre brillan? ¿Por qué siempre es conmigo? Reflejan un sentimiento fuerte ¿Enfado quizás? No lo creo, la única que tiene derecho enfadarse soy yo, nadie más, pero el simple hecho de que esté la posibilidad, me enciende de coraje.
—¿Compararme con esa? No juegues, no me llega ni a los talones. —no sé que digo, las palabras van saliendo sin control— ¿Sabes qué? Olvída que dije algo, acuéstate, besate con esa zorra si es lo que tanto quieres, me importa una mierda ¡Pensé que éramos amigos! ¡Sabes qué la detesto! ¿Porqué me haces esto?
—¿De qué hablas? ¿Acaso me estás escuchando? —no, no entiendo nada, las palabras parecen cruzarse cuando las recepciono— ¡No me la quiero coger! ¿Me crees tan estúpido para cambiarte por esa?
—Si, eres un estúpido ¡No me toques! —exclamo cuando veo que tiene la intención— ¿Qué esperas? ¡Ve y agarra a tu víbora de quinta! —trato de empujarlo con ella, pero en el acto pierdo el equilibrio, Adrián me atrapa antes de caer al suelo. Me mareo y mi estómago arde. Hay no. Llevo mis manos a mi boca con rapidez antes de que la sensación crezca y explote— Baño —digo entre dientes provocando una arcada. Mierda.
Lo miro con desespero, no pierde tiempo. Con cuidado Adrián me carga sujetandome entre sus dos manos, estilo novia, cierro mis ojos al no respaldar su idea, la sensación a empeorado, el cambio de gravedad me nubla el juicio. Cuando la luz blanca choca contra mis párpados me pongo de pie y entro a uno de los cubículos tambaleando. Me arrodillo y agacho expulsando todo. Siento su manos sujetar mi cabello en una coleta y otra acariciar mi espalda suavemente.
—Lo que votas es pura agua ¿Has comido algo durante el día? —niego. Recordando que deje mi almuerzo y cena en la refrigeradora, estaba más preocupada en alistarme que lo olvide por completo— Maldita sea, ahora el líquido es amarillo.
¿Cómo es qué no le da asco? Yo ni siquiera me atrevo a ver, al menos no huele tan mal como imaginé, aún así es repugnante.
Cuando siento que ya no tengo más que desechar de mi estómago, me levanto tomando un poco de papel higiénico del recipiente en la pared, me limpio rápido de un tirón y lo arrojó al suelo. Sus manos jamás me abandonan, solo cambian de lugar.
—Ahora mismo vamos a comer algo, no me importa si te gusta o no, comerás —percibo cierta preocupación dentro de su dictadura.
Salimos del cubículo y ahora es donde me siento cómoda para abrir mis ojos, pero por mucho que lo intente, no puedo, no quiero, tengo mucho sueño. Me acerco a su cuerpo y enredo mis manos en su cintura, lo siento tenso. Me acomodo en su pecho como si fuera mi almohada preferida, las piernas me vuelen a fallar, pero sus manos en mi cintura me salvan otra vez. Su temperatura corporal caliente no hace más que llamar a Morfeo por mi alma, no lucho, en estos momentos soy toda suya. Suelto un suspiro cuando mi cuerpo es alzado. Me acomodó lo mejor que puedo y poco a poco voy dejando de oír la música retumbando por el lugar, mis músculos se relajan y la única acción que logro hacer es ocultar mi rostro en su antebrazo, no quiero que me vea, debo estar hecha un asco.
—Te tengo, aquí estoy, tranquila.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top