17| Lo intente.
Ashley Wood
En mi última clase me retraso por no acabar a tiempo un estúpido resumen de cincuenta hojas, cuando salía los pasadizos ya estaban vacíos, entre en desespero a la vez que corrí hasta el estacionamiento con la esperanza de encontrar a Luke, ya llevo más de cinco minutos buscando su auto y nada.
Avanzo unos metros y lo veo. Muerdo mi labio para no gritar.
—Vamos —demando cuando estoy a su al frente.
—¿No ves qué estoy ocupado? —señala a la chica que tiene sujeta de su cintura, sus dedos están acariciando su trasero.
Tomo a la chica de su antebrazo para separarlos.
—Lárgate —le ordenó. Asiente con miedo y se va cabizbaja.
No me atrevo a mirarlo así que lo empujo y me subo al asiento del copiloto, no espero mucho para que ocupe el asiento del costado. No dice nada, sus manos van directo al volando y con una gira de llave enciende el auto. El resto del camino no hablamos, ni siquiera nos dedicamos alguna mirada. Al momento de estacionar se queda con sus manos en el volante, sus nudillos están blancos.
—¿No vienes? Pensé qué...
—Tengo planes.
—¿Cogerte alguna zorra? —escupo.
—En parte —no soporto esto, no soporto su indiferencia.
Observo los objetos que tengo cerca así y cuando encuentro algo con valor lo cojo con mis cosas y salgo del auto. No entro a mi casa, paso por la entrada que da al jardín y detengo mis pasos cuando estoy debajo de mi árbol preferido, mi lugar. No tarda mucho en sentarse junto a mí.
—No sé que estás tramando, pero no va a funcionar.
—¿Tienes miedo?
—Si.
—Tengo tarea, ayúdame —busco entre mis cosas hasta localizar el cuaderno correcto. Se lo tiendo con un lápiz y borrador.
Su risa inunda el lugar.
—¿Qué me darás a cambiar? ¿Besos, orgasmos, una mamada?
—Luke, basta enserio —dejo las cosas aún lado cuando no las acepta. Trato de tomar sus manos, pero es rápido, se aleja.
—¿Qué? ¿Mis servicios valen más? ¿La penetración te...
No puedo evitarlo, le tiro una cachetada. No me siento culpable, de hecho lo quiero hacer otra vez y lo hago cuando pretende abrir su boca. Mi mano arde, pero jamás pensé que está sensación fuera tan satisfactoria.
—He aguantado mucho. Sin embargo, ya basta, para. —hablo firme y claro— ¿Porqué actúas así?
Su cabeza sigue para la izquierda, lugar donde yo mismo direccione. En ningún momento temo su reacción, lo conozco, jamás me haría daño, al menos no físico, pero aún no me mira y ya empiezo a preocuparme ¿Me abre pasado? Sus mejillas están teñidas de rojo y no precisamente de vergüenza. De pronto su cabeza voltea y me mira cortándome la respiración, su iris azul me hipnotizan. La idea de que va a besarme se me cruza y se intensifica cuando empieza acercarse, mis ojos se cierran por impulso, esperando su toque, su demencia, pero jamás llega.
Cuando vuelvo a mirar, está tendido en el pasto mientras busca la hoja donde dibujar. Encuentra su lugar y empieza su trabajo. Me recuesto a su lado.
—No te quiero perder.
—Callate.
—No así, te quiero en mi vida, no importa si es como un amigo —estoy dispuesta a todo— ¿Te gustó, Luke? —no puedo engañarme más, no puedo dejar que nos alejemos.
Lo noto, su espalda se tensa y por unos segundos deja de mover el lápiz sobre la hoja blanca. Vuelve en si y sigue con su trabajo.
—Luke...
—No digas tonterías, eres mi amiga y punto —auch.
—¿Entonces porqué todo esto? ¿Porqué te molestas tanto? ¿Porqué te estás muriendo de celos? —no dice nada— ¿Porqué no admitimos nuestros sentimientos y listo? —deja el lápiz de golpe y me mira estupefacto.
—¿Qué has dicho?
—No pienso repetirlo.
—Me tengo que ir. —susurra poniéndose de pie y agarrando su celular de mis manos— Adiós.
—Luke.
—He dicho adiós, Ashley.
—Te he dicho que me gustas no que estoy enamorada de ti ¿Porqué tanto drama? —arremeto poniéndome a su lado, trato de parar su andar, pero desiste.
—Dejalo, me tengo que ir —se sube a su auto, gira la llave y enciende el motor.
—Si te atreves a irte, terminamos, sea lo que sea que tengamos porque aunque lo niegues sabes que hay algo entre nosotros. —declaro— Solo quiero hablar, pero no voy a estar de arrastrada.
Espero y espero. No hay nada. Sus manos siguen en el timón y su pie en el acelerado.
—Solo baja del maldito auto, Luke. Te pido una conversación...
No me deja terminar, su auto rechina y desaparece doblando en una esquina. No puedo creerlo, no doy fé a lo que veo. Parpadeo varias veces tratando de ver alguna falla, pero nada, Luke ya no está. Se terminó. Mis ojos arden, mi pecho se estruja y tengo que apretar mis uñas contra la palma de mi mano para detener el inminente llanto ¿Me abra escuchado? ¿Habrá ido a dar una vuelta? No, se fue y punto. Es su elección, tengo que respetar, no puedo obligarlo, no puedo. Doy un suspiro sintiéndome derrotada. No doy más, no puedo seguir así. Por alguna razón, la imagen de la ex de Adrián cruza por mi mente ¿Llegaré a ese nivel? No, jamás. Tragó saliva y sacudo mi cabeza deshaciendo las pequeñas lágrimas que se han formado. No vale la pena.
Cuando me devuelvo al gigantesco árbol miro el cuaderno y una sonrisa se asoma en mis comisuras. El corazón está a medio terminar, es bello, realista, aún me asombra su técnica. Luke podrá tener miles de defectos, pero sin duda alguna su mayor virtud es su talento por dibujar y pintar, se destaca en todos los ámbitos, va desde acuarelas hasta tinta, sus manos son mágicas. Su mayor sueño es estudiar arte en la Real Academia, pero los negocios de su familia lo obligan a dejar de fantasear y enfocarse.
Basta.
No.
No pienses en él, ya no más.
Arranco la hoja con furia y lo hago bolita, lo tiró al pasto mientras me adentro a mi casa. Entre las miles de formas que pudimos acabar, tuvimos que hacerlo así. Después se tanto. Creo que eso es lo que más me enoja y entristece, antes que nada éramos amigos, no es justo, pero ¿Ahora que importa pensar en los universos paralelos? Ya todo está jodido.
✴︎✴︎✴︎
El entrenamiento se ha vuelto duro, mis muslos arden, pero me gusta. Necesito distracción. Ya tenemos fecha para el próximo encuentro, es con las Tigresas en tres semanas así que tengo que olvidarme de las fiestas y toda diversión hasta entonces, la excepción claramente es el cumpleaños de Karla. Aunque... No, hay ocasiones que llegan hacer antidoping, no me arriesgaré.
Después de dos horas sin descanso, el entrenador nos da libertad. En estos momentos me encuentro con las chicas en los vestuarios, había sudado como puerca así que tuve que bañarme. Ya estaba cambiada cuando Karla nos informa del lugar de su cumpleaños.
—Es lejos.
—Lo se, pero mis padres quieren lo mejor para mí y según su criterio, Arizona es fenomenal.
Estoy pensativa. El lugar está a tres horas de mi casa, es un terreno a las afueras de la ciudad, lo conozco, pase un fin de semana una vez ahí. La cuestión es que no creo poder conseguir el permiso, no como están las cosas con mi madre. Muerdo mis uñas con nerviosismo.
—¿Alquilaron todo el lugar? —inquirió.
—Si.
Bueno, vamos bien. En efecto, Arizona es fenomenal, ese lugar es como un parque de diversiones combinada con alcohol y lujuria. Sus terrenos se extienden más de Díez hectáreas, sé que lo padres de Karla son adinerados, pero jamás pensé que tanto.
—Habrá habitaciones para que se puedan quedar, chicas por favor no me miren así —acota.
—Iremos, no te pongas así es que solo nos has tomado por sorpresa —tranquiliza Tamara.
—Si ¿Qué clase de amigas seríamos si te dejamos sola en tu cumpleaños? —Mery la abraza y Karla suelta un suspiro aliviada— ¿Por eso estabas preocupada? ¿Pensaste que nos negariamos? Tontita
—Ujum —no puedo dejar de pasar su nerviosismo.
—¿Es con pase? ¿Puedo llevar a Killa?
—Gracias por hacerme acordar. —se aleja de Mery y va hasta su cartera para sacar su celular y volver con nosotras— No es con pase, pero si pienso hacer una lista con personas que están prohibidas, yo ya tengo algunos nombres, pero al ser ustedes mi amigas les voy a dar el privilegio de apuntar algunos ¿Si?
—¿Indeseados? ¿Estás segura? Tengo a muchos —responde Gabriela.
—No quiero que se sientan incómodas después de todo será nuestra última fiesta hasta el partido.
—Bien ¿Estás lista para apuntar? —Karla desbloquea su celular y me da la señal para que empiece hablar— Naybet Torres, Leslie Dermin...
—¡Ashley! —reprende Cristina.
—¿Qué? Dijo indeseables, ella es una.
—Maldita zorra, está me...
—¡Hey! Cálmate, recuerda lo que hablamos —la detiene María, la miro confundida y ella solo resta importancia.
—¿Alguien más, Ashley? —vuelvo mi atención a Karla.
—Si, —dilo, solo dilo— Luke Brown.
Gabriela suelta un grito dramático. La miro con cara de pocos amigos, su mano está en su pecho y finge estar a punto de desmayarse. Las demás solo guardan silencio, sin embargo no paso por alto la sonrisa de sorna de Leslie. Arpía.
—¿Alguien más?
Adrián Irman, pienso, pero no, lo soporto.
—No.
—Ok ¿Leslie, tú?
—Ashley wood.
Ruedo los ojos, las demás no tachan a nadie, exceptuando a Tatiana que pone en la lista a Dereck Orwell ¿Qué pasa entré esos dos? Cuando llega el turno de Gabriela, ella misma coje el celular de Karla y empieza a escribir.
—¿Tanto demoras? Me quedaré sin invitados —trata de quitarle su celular, pero no accede.
—Solo una más. Listo —se lo entrega.
—Naybet ya está en lista ¿Porqué la pusiste de nuevo? —le pregunta al revisar sus notas.
—Por zorra.
—¿También te quito a alguien? Mira como está Ashley ¿Tan bonita es esa maldita? —odio a Leslie, con toda mi alma.
—¿Puedes callarte? Cada vez que abres tengo ganas de golpearte.
—Todavía que te defiendo. Por cierto ¿Vieron las historias de Luke? Se ve que la paso bien ayer en la fiesta de Brenda —acota a su venenoso comentario.
—Callate.
Se muy bien de que habla. Luke a subido varias historias a su Instagram con chicas, en algunas se están besando, otras bailando, cantando, hacen diferentes actividades. Pero, lo que más me choco es una publicación en la misma plataforma, en la foto estaba él con una rubia en sus piernas, estaban sonrientes mirando a la cámara y con la descripción de emoticons de fuego.
—La chica se llama Lisandra, —que horrible nombre— se rumorea que ya le pidió ser su novia ¿Como vez a tu remplazo, Ashley? Yo digo que si rebasó la valla.
Estoy tratando de controlarme, enserio, pero es como si quisiera que la golpeara hasta dejarla desfigurada. Miro a Cristina por ayuda, si ella no logra nada entonces cederé a mis impulsos.
Mi amiga entiende mi indirecta y la jala hasta una esquina para poder centrarla aunque conociendola no le dirá las palabras que quisiera oír.
Cuando vuelven, Leslie ya no abre su boca.
Terminamos nuestra pequeña charla y cada una va por su camino, aún así espero a Karla hasta el final para que ninguna escuché nada. Cuando verifico que ya no hay nadie, corro a su lado.
—¿Qué es lo qué tienes? Últimamente te noto extraña, —sus pupilas se dilatan, la obligó a sentarse y entrelazó nuestra manos— me preocupas.
—Es por la fiesta.
—Dime la verdad, —lo piensa— te apoyaré en todo, confía en mí.
—Es que no sé, creí ver algo en el estacionamiento, yo... —su temperatura a caído.
—Karla.
—No puedo decirte, no estoy segura, no quiero crear problemas. —me suelta y se pone de pie— Déjame averiguar ¿Sí? Cuando tenga algo concreto te lo digo.
—Es sobre nosotras —afirmo— ¿Qué crees haber visto?
—Dejame averiguar, —repite— no quiero arruinar nada. Por favor no digas nada hasta entonces.
—No diré nada, te lo prometo —me da una cálida sonrisa y juntas salimos hasta los salones. La acompaño al suyo y me despido.
Estoy a punto de girar hasta mi destino, pero unas manos en mi cintura me dejan helada.
—Que no se te olvide que me debes un beso. —su voz en mi oído me tambalea, volteo con la intención de golpearlo, pero se adelanta y esquiva mi puño— Agresiva.
—Me asustaste —acuso poniendo en marcha mis pies, Adrián me sigue.
—Quiero mi beso, Ashley. —demanda— Por cada clase un beso ¿Ya lo olvidaste?
—¿No qué me tienes aprecio? Ya deberías dejar de cobrarme de esa manera.
—Eres tentadora, no puedo. Bésame.
—Estoy por entrar a clases, Adrián. Nos vemos mañana en la reunión.
—Para entonces serán dos besos y no creo que tengamos tanta resistencia —me detengo y me apoyo en una de las paredes al ver cuánta verdad dice.
¿Hace cuánto tiempo no pruebo sus labios? Soy consiente del ambiente que se crea estando juntos, de como nuestros cuerpos reaccionan en su cercanía, de como ruegan por un roce al estar a solas. Puedo parar un beso, con dificultad y todo, puedo hacerlo ¿Pero dos? ¿Tengo la fuerza se voluntad? No, cederé y no es lo que estoy buscando en estos momentos. Necesito paz. Además le deje bien en claro a Adrián que no pensaba seguir más haya que besos, estoy segura de que le importa poco mis palabras, lo ha dejado en claro.
No me da tiempo de reaccionar, se acerca y con una de sus manos atrapa mi rostro y con otra mi cintura. Me besa. No es suave, puedo sentir toda su contención siendo liberada, es demandante. Reacciono igual poniendo mis manos en su nunca y fortaleciendo el vínculo, mi cuerpo agradece su toque, lo extrañaba. La llama empieza a subir y su lengua pide acceso, se lo doy con gusto, peleamos por el control. Sus manos descienden más de debido llegando a mi trasero, masajea a su antojo y con un peñiscon me saca un gemido.
—Sabes exquisita, soy adicto a ti.
—Debemos parar —digo, pero me aferro más a su cuerpo.
—Te quiero follar.
Me enloquece. Me encanta la forma en que me habla, tan sucio y sin vergüenza. Sin embargo, a pesar de que no quiero abandonar sus labios, de que lo quiero más unido a mi cuerpo, detengo el beso. No soy capaz de mirar a los curiosos que se han detenido a admirar la escena, solo me enfoco en los iris cafés que tengo adelante. Me mira de tal manera que llega a hacer que tiemble, profundo y intenso.
De pronto, caigo en cuenta de una realidad. Con Adrián se me olvidan todos mis problemas ¿Tanta es nuestra conexión sexual? ¿Tanta tensión tenemos acumulado para lograr aquello?
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