Capítulo 11
❝Oh, por dios, eres hermoso.
¿Por qué te quedas con este tonto neurótico?❞
Insomnia — IAMX
Kaminari en ningún momento pensó que había algo malo con Shinsou.
No tenía por qué pensarlo, ¿cierto? Puede que él fuese un tonto, un despistado y un indiscreto la mayor parte del tiempo...
Pero él sabía ubicarse cuando se trataba de algo serio. Y lo de Shinsou era serio —y no precisamente malo por ello.
Cuando se levantó el lunes para ir a la escuela, llovía a cántaros. Kaminari apenas podía ver algo por el espejo retrovisor.
Intentó pasarle la mano encima del vidrio, pero se dio cuenta demasiado tarde que las gotas en realidad estaban afuera.
Él era estúpido.
—Maldición —masculló mientras activaba el limpiaparabrisas en un intento por preservar la única neurona que le quedaba—. Si vuelvo a llegar tarde, me van a suspender en química...
Chasqueó la lengua con frustración. Lo único que podía escucharse en la calle eran las fuertes gotas y las bocinas del auto, avisándoles de su paso a los otros conductores para evitar un choque.
Llegó a la escuela justo a tiempo, tal vez por algún milagro. Agradeció que Kirishima dejara olvidado su paraguas de tiburones en la guantera del auto. Ya más tarde podría sentir vergüenza de que sus compañeros lo vieran con semejante cosa infantil.
No es que su propio paraguas fuera mejor. Estaba decorado con Pokemon.
Tras cerrar la puerta de su Audi, Kaminari tuvo que sujetar fuerte el paraguas para que no saliera volando. El viento era incluso más fuerte que la apestosa lluvia.
Le gustaba la lluvia. Le encantaban las tormentas eléctricas; el rugido de los truenos quebrando el cielo e iluminando las noches por un instante.
Por supuesto, le gustaban cuando podía quedarse en la comodidad y calidez de su propia casa. No cuando tenía que asistir a la insufrible escuela.
Kaminari corrió entre los charcos, agradeciendo estar usando botas de goma que lo protegieran de los inmensos charcos sobre la calle. Un montón de otros estudiantes trotaban a su lado, pero con lo gris del día era prácticamente imposible distinguirlos.
—Misión cumplida —suspiró con una sonrisa cuando por fin atravesó la puerta de entrada.
En realidad, no del todo. Kaminari casi resbaló en la empapada entrada donde todos los estudiantes se sacudían como perros mojados. De no haber sido porque alguien sujetó su codo, se habría dado de bruces contra el suelo.
Ahora, tal vez Kaminari fuese solo un iluso empedernido que leía demasiados libros. Pero había tenido un presentimiento de quién podría haber sujetado su codo para salvarlo de la horrible caída.
Se dio la vuelta con una sonrisa. Se le borró casi al instante cuando solo se encontró con la pequeña silueta de Jirou.
La chica le hizo una mueca.
—De nada por salvarte —farfulló ella tras quitarse la capucha del impermeable—. La próxima dejo que te quedes sin dientes.
—¡No! —Kaminari sacudió la cabeza—. Perdóname, sigo dormido...
—Y torpe —agregó Jirou con una sonrisa de costado—. Pero eso eres siempre...
Kaminari resopló con una sonrisa. Jirou sacudió su corta cabellera que había conseguido empaparse un poco a través de la tela. Su amiga se aseguró de que las gotas dieran contra Kaminari.
Él le dio un empujón amigable.
—No seas cerda —exclamó—. ¡Compórtate como una dama!
—Lo haré el día que tú seas un caballero —Jirou contestó. Le dio una mirada de arriba abajo—. Pero apenas llegas a bufón.
Kaminari intentó sujetarla de la capucha pero ella fue más veloz y dio un saltito para alejarse. Él trastabilló otra vez sobre el piso mojado, lo que sacó una risita en su amiga.
Ella tironeó de su brazo para que empezaran a caminar para alejarse de la peligrosa entrada empapada.
—Ya, ya. Aprenderás a vivir con ello —Jirou le sacó la lengua—. ¿Se puede saber por qué pusiste esa cara de velorio cuando me viste?
—Es que te has puesto fea —contestó Kaminari para cabrearla—. Más ojerosa y creo que te estás quedando calva.
—¡Oye!
Jirou le pellizcó en las costillas, consiguiendo que le sacara un chillido. Denki aprovechó para devolvérselo, pero le dio un escalofrío cuando puso la mano en el costado de Jirou.
Estaba demasiado flaco y huesudo. Hacía meses que él no tocaba de verdad el cuerpo de Kyoka, pero estaba casi seguro que no estaba de esa forma.
La retiró al instante. Jirou lo notó. Y la tensión que se formó de repente fue insoportable.
Kaminari carraspeó, intentando no sentirse como el imbécil más impertinente de todos.
—¿Has hecho la tarea de geografía? —preguntó con una sonrisa tímida—. Es que no tuve tiempo...
—Kaminari, quedarse jugando al LoL con Kirishima hasta las dos de la mañana no es una excusa...
—¡Era de vida o muerte, Jirou!
La chica rodó los ojos, sujetándose el rostro como si fuese imposible tratar con alguien como Denki. Ellos siguieron andando por el pasillo; abrió la boca para contestar algo a Kyoka, pero las palabras murieron en el mismo instante que trató de decirlas.
Primero no le reconoció. Tenía el pelo empapado y hacia abajo; se le hizo curioso que lo tuviera tan largo —casi hasta la altura de la boca— pero tenía bastante sentido.
Kaminari sonrió. Estuvo a punto de alzar la mano y agitarla para llamar la atención, pero algo más le hizo detenerse.
Shinsou estaba tiritando mientras depositaba los libros húmedos en su casillero. De hecho, estaba seguro que tenía los labios casi azulados. Y que los ojos del chico conectaron con los suyos por medio segundo... hasta que cerró su casillero de un solo golpe y se dio la vuelta para irse lo más rápido que pudo.
Kaminari no entendía nada. Y Jirou no era ninguna idiota. Se dio cuenta al instante de que estaba observándolo con una mueca compungida mientras se alejaba. Ella le arqueó una ceja.
—Como sigas con esa cara, te meteré el paraguas donde mejor te quepa —Ella se lo quitó para señalarle con la punta. Como Kaminari no reaccionó, Jirou lo bajó—. ¿Se puede saber qué diablos contigo...?
Kaminari sacudió la cabeza. Se estaba perdiendo demasiado en su mente los últimos días.
—No es nada, Jirou...
—A mí no me mientes —La chica se cruzó de brazos—. Sigues obsesionado con Shinsou.
—No sé de que hablas —Denki bufó—. Solo soy su tutor en literatura y ya...
—¡¿Eres su tutor?! —rió ella—. ¡No creía que lo dijeras en serio!
Kaminari apretó más fuerte su mochila. No entendía por qué la situación de Shinsou le frustraba tanto; y tampoco quería que lo notaran, pero Jirou acabó dándose cuenta de todas formas. Ella le persiguió mientras intentaba alejarse.
—Ya, perdona —dijo Kyoka—. No sabía que estabas tan susceptible... es que no pensé verte nunca de esta forma...
—Tal vez no estoy susceptible —dijo Kaminari en tono mordaz—. Pero sí me cansé de ser el payaso que mete siempre la pata.
Jirou se detuvo. Sus grandes ojos se veían entre confundidos, y quizá apenados, ante el repentino enojo de Kaminari.
Ni siquiera él sabía que estaba enojado.
Pero la verdad era que le molestaba estar donde estaba en ese instante, y no realmente donde él quería estar.
O con quien quería estar.
Todas las clases fueron insoportables. Los lunes no tenían literatura —y Kaminari no había hecho su tarea para ninguna de las otras clases.
Intentó sobornar a Bakugo para que le diera la tarea, pero fue una misión imposible. De hecho, le envió a comer tierra. Y como Kirishima siempre copiaba la de Bakugo, no es como si su mejor amigo pudiera salvarle el trasero.
Sero y Mina eran otros dos ceros a la izquierda. Y le avergonzaba acercarse hasta Jirou luego de su injustificado arrebato contra ella.
Podría habérsela pedido a Mineta, pero Kaminari decidió que la etapa de juntarse con ese engendro estaba superada; y puede que él fuese el más descarado de su clase, pero le daba hasta un poco de vergüenza mendigar la tarea con otros compañeros ñoños, como Midoriya.
Seguramente Midoriya le hubiera dado su tarea. Pero estaba hablando con Todoroki, riéndose y sonrojado por lo que fuera que le dijera. Y Kaminari recordaba que Shinsou mencionó algo de que a Midoriya se le caían los calzones por TodoGuapo...
Así que acabó teniendo un punto negativo en casi todas las asignaturas del día. Llegó tan malhumorado a la hora del almuerzo, que arrojó la bandeja contra la mesa tan fuerte que hizo dar un respingo a Kirishima.
Pero su mejor amigo solo rió nervioso.
—Wow —dijo Kiri—. Creo que alguien no está de humor... ¿quieres un masaje, bro?
—A Kaminari le debe estar faltando jalársela más —intervino Sero después de masticar su hamburguesa vegana de lentejas—. El otro día me dijo que se pone gruñón cuando pasa muchos días sin hacerlo...
Ashido se tapó la boca para no reírse a carcajadas; no es que su risa fuese poco escandalosa. Kirishima no parecía querer reírse de su mejor amigo, así que estaba mordiéndose los labios.
—No, no quiero un masaje —masculló Kaminari de mala gana—. ¡Ni tampoco me hace falta jalármela!
—Vaya, qué carácter —dijo Sero con una mueca—. Sí te das cuenta que confirmas mi punto, ¿no?
Kaminari gruñó. Volvió a deslizar su bandeja hacia sí mismo solo para pinchar furiosamente un pedazo de su filete de pollo.
Bakugo, que estaba a su lado, le miró con una ceja arqueada y formando una mueca bastante despectiva.
—¿Qué mierda contigo? —preguntó Bakugo con su tono ronco—. Has estado ausente la última semana y media, ¿y encima te das el lujo de ser un histérico?
—Tal vez aprendí de ti, Bakugo.
Kaminari sabía que acababa de cagarla. Él lo sabía.
Una parte de su pequeño cerebro intentó detener a las palabras que se atropellaron por salir de su boca, pero no fue capaz de evitarlas.
Mina ahogó un gritito. Sero se puso de pie al instante para posicionarse a espaldas de Bakugo —que soltó sus cubiertos haciéndolos tintinear ruidosamente—, mientras que Kirishima apoyó ambas manos sobre los hombros de Denki.
Kaminari sintió la mirada asesina de Katsuki.
Lo único que le había faltado a aquel día era que su amigo lo asesinara.
—Kat —Kiri le cortó—, tranquilo. ¡Recuerda tu lugar feliz!
—Mi lugar feliz es destrozando a este Pikachu —Bakugo golpeó el puño contra su propia palma y sonriendo maquiavélicamente.
—¡No puedes golpearlo! —exclamó Mina—. Es solo Kaminari, ya lo conoces...
—Sí, Bakugo —agregó Sero con una sonrisa nerviosa—. Piensa que si no fuese por Kaminari, no estarías aquí con nosotros...
—¡Yo no le debo nada a este bastardo!
—Es cierto —Kirishima abrió la boca con sorpresa; luego, sonrió con los iluminados y alzando los puños—. ¡Fue Kami el que nos trajo la alegría de empezar a juntarnos con Blasty!
—¡No es verdad! —bramó Bakugo indignado, dando un pisotón—. ¡No fue por este imbécil!
—Ah, todavía recuerdo la primera vez que convivimos con este gremlin... —Sero suspiró con nostalgia—. Me tiró mi caja de leche de coco por la cabeza.
—¡Te pasa por consumir mierdas veganas!
—Blasty, quiero que sepas que le debo todo a Kaminari por acercarte a mí —dijo Kirishima mientras le arrojaba un beso.
Bakugo se puso todavía más rojo. No supo si por la vergüenza, el enojo o por lo muy enamorado que estaba de Kiri aunque no lo dijera.
Mientras el rubio hacía su típico berrinche, Kaminari rememoró un instante. No es como si tuviera presente aquel hecho todo el tiempo... pero sus amigos no estaban mintiendo.
Apenas lo recordaba, pero cuando eran más pequeños, Kaminari recordaba al niño rubio, abusón y sin amigos en el patio. Una vez intentó proteger a Midoriya de recibir una paliza de Bakugo; y, a cambio, fue él quien terminó con el ojo morado.
Bakugo solía decir que era aquel golpe el que le sacudió todas las neuronas y le mató otras tantas.
Puede que el grupito de Midoriya le viese como un héroe después, y que el mismo Midoriya le regalase una colección de figuritas, pero Kaminari también se ganó una suspensión y un castigo, al igual que clases particulares con el consejero.
¡Y él había sido el golpeado!
De más estaba decir que Bakugo acabó en mismas condiciones. Los dos estuvieron obligados a convivir y aprender a ser amigos, por muy reacio que el otro rubio se mostrara.
Y sorpresivamente, Kaminari acabó ganándole cariño a aquella bestia traída de los avernos.
Todavía recordaba el último día con el consejero, en que le tomó por la muñeca, y lo arrastró en dirección a donde Mina, Sero y Kirishima cotilleaban, para gritarles con orgullo como si tuviera un perrito entre las manos:
—¡Miren! ¡Encontré un nuevo amigo!
Las cosas no fueron tan fáciles como en su cabeza. Bakugo era un hueso duro de roer, y Sero y Ashido no tenían tanta paciencia —sí, fue la perseverancia de Kirishima —que quedó encantado con él— la que les hizo ser finalmente amigos...
Pero fue Denki quien les unió a todos en primer lugar.
—Kaminari colecciona emos —rió Sero—. Primero Bakugo, después Jirou...
—¡Cállate, inmundo vegano cara plana! —Bakugo siguió berreando. Kirishima estaba ahora a su lado intentando calmarlo con besos en la oreja.
—Le falta todavía Tokoyami —Mina codeó a su novio—. O podría ser Shinsou...
—Shinsou está en otras ligas —dijo Sero—. Ni siquiera el mismo Kami se atrevería a tanto.
Sus amigos siguieron cotilleando. Bakugo siguió haciendo dramas estúpidos. Kirishima continuó besándole, como si aquello lo fuera a calmar. Lo hacía, sin embargo, pero bastante después.
Y Kaminari solo se quedó pensando en cosas que nunca había pensado hasta entonces.
En verdad, le gustaba muchísimo más cuando no tenía que pensar en absoluto.
Kaminari terminó su almuerzo y se excusó para ir al baño. Sero bromeó con que debía jalársela, pero Mina le golpeó en la nuca para que dejara de molestar.
Kirishima preguntó si estaba todo bien. Lucía preocupado de verdad.
Así que se obligó a sonreírle y bromear con que debía hacer el número dos. Luego de algunos gestos de asco de sus amigos, Kaminari consiguió escabullirse de la cafetería.
Necesitaba salir corriendo de allí.
El pasillo estaba casi desértico. Solo algunos alumnos que aprovechaban para coquetear o estudiar de último minuto a los pies de la escalera.
La cabeza comenzaba a darle vueltas. Creía tener algunos medicamentos en el botiquín que su madre preparaba todos los años, y el cual Kaminari arrojaba al fondo de su casillero... todos los benditos años.
Pasó por al lado de Midoriya y su grupito. Todoroki estaba con ellos; en todo el día no se separó de Midoriya. Tal vez ocurrió algo en la fiesta de Sero.
Tuvo que saludar a casi todos los compañeros que se cruzó. Aoyama y Tokoyami. Tsuyu. Incluso al idiota de Mineta, que intentó atrapar su atención con algún soborno barato de tetas de las chicas de la escuela. O hasta a los de la clase B; Monoma también estaba con ellos.
Y Kaminari hubiese querido ver su cara y reír a carcajadas al recordarlo oliendo la bomba fétida. Pero ni siquiera eso pudo hacer.
Cuando al fin llegó a su casillero, rebuscó con dedos temblorosos por el botiquín. Había demasiadas pastillas —demasiadas formas, tamaños y colores.
Eligió al menos tres que podrían servir para dolor de cabeza. Como era medio gallina y siempre temía ahogarse con las mismas, las tomó una por una junto con un sorbito de la botella de agua que guardaba en su casillero hace...
No lo sabía realmente.
Casi como si funcionasen a modo placebo, Kaminari se sintió estúpidamente mejor después de consumirlas. Dejó su botellita otra vez en el casillero, y se dispuso a regresar satisfecho a la cafetería, pero algo le hizo detenerse.
Shinsou estaba al otro lado del pasillo.
Y estaba mirando directamente hacia él.
Kaminari no supo por qué le dio un vuelco el corazón, justo antes de empezar a latir más rápido. El pelo de Shinsou se había empezado a esponjar otra vez. Ya no estaba azul, pero se veía más desgarbado y agotado que de costumbre.
Diablos, ¿era normal pensar que Shinsou se veía guapo incluso en esas situaciones?
Kaminari estuvo tan absorto en su mente que se dio cuenta demasiado tarde que Shinsou acababa de darse vuelta otra vez. Pero no le iba a dejar escapar.
—¡Eh! —exclamó—. ¡Shinsou!
Más de un compañero metiche se dio la vuelta después de su grito. No le importaba. Tal vez así Shinsou se sintiera un poco avergonzado de seguir ignorándolo como parecía venir haciendo desde el sábado.
Shinsou detuvo su andar. Kaminari aprovechó para trotar hasta él.
Tenían demasiados ojos curiosos encima. Jirou y Yaomomo también, estaba seguro. Las vio a lo lejos, charlando animadas en la escalera.
—Shinsou —Kaminari jadeó por la carrera pero sin dejar de sonreír—. ¿Qué hay, colega?
Shinsou le miró primero por encima del hombro. La apartó al instante como si estuviera avergonzado. Finalmente se dio la vuelta, pero se negaba a ver a Kaminari a los ojos.
Sus pies parecían ser más interesantes para él en ese momento. Intentó no sentirse ofendido, pero falló en el proceso.
—Kaminari —carraspeó Shinsou—. Perdona, no te había visto...
—¡Oh, vamos! —Kami bufó divertido; se aguantó las ganas de recordarle lo de esa mañana—. Me estabas espiando. ¿A que sí, stalker?
Le guiñó un ojo a modo de broma. Creyó que Shinsou le seguiría el juego, pero suspiró cansado. Su respiración hizo un sonido un poco extraño.
—En realidad venía con la cabeza en otra parte...
Kaminari esbozó otra sonrisa, pero fue mucho más temblorosa y amarga. No pudo mantenerla demasiado tiempo hasta que se evaporó por completo de su rostro.
—La he cagado, ¿es eso? —preguntó de repente—. Oh, dioses, ¿hice una estupidez el viernes? Seguro que sí la hice...
Shinsou se vio sorprendido de que balbuceara aquellas cosas, pero Kaminari lo decía en serio. Se había empezado a morder la uña del meñique.
—Kaminari, no —negó—. No has hecho nada...
—Tengo el presentimiento de que he hecho algo estúpido y me estás ignorando... —suspiró Kaminari—. Casi siempre hago algo estúpido...
Shinsou dio otro resoplido extraño. Se veía más cansado que nunca, con la piel demasiado pálida y sus larguiruchas manos temblando como si estuviera congelado.
—Kaminari, no has hecho nada malo... al contrario...
—¿Huh?
Shinsou seguía viéndose frustrado de tener que decirlo en voz alta. Pero Kaminari no podía seguir viviendo con la duda, así que le miró expectante de que se lo dijera con palabras claras.
—Has hecho todo bi-...
Los ojos de Shinsou se levantaron hacia Kaminari; el rostro se le transformó por completo. Le miraron solo un instante, pero fue un instante en el que Kaminari casi pudo sentir la estática del ambiente concentrándose en la corta distancia que había entre los dos.
Shinsou dio un paso hacia Kaminari, después otro; su cabeza cayendo un poco hasta la misma altura en la que Kaminari se encontraba. El corazón volvió a latirle demasiado rápido.
Oh. Por. Los. Benditos. Dioses.
¿Acaso Shinsou...? ¿Shinsou iba a...?
¡¿Estaba a punto de besarlo?!
Okay, no tenía que entrar en pánico. Kaminari había besado chicos antes...
¡De acuerdo, estaba demasiado en pánico!
Tuvo como tres segundos para prepararse en lo que Shinsou se acercaba más a él. Kaminari alzó los brazos como si quisiera tal vez abrazarlo. Debía abrazarlo, ¿no?
Todos los compañeros estaban mirándoles, maldita sea. ¿No hubiera sido mejor que Shinsou lo besara cuando estuvieran a solas?
¿Y por qué Kaminari pensaba en cuáles circunstancias era mejor que empezaran a besuquearse?
¡Shinsou era su colega! ¡No podía besarse con él! ¡Sería como besar a Kirishima!
O tal vez a Bakugo —pero Bakugo le mordería la lengua...
Mejor dejaba de divagar y se ponía a arreglar todo aquel embrollo.
—S-Shinsou... oye... —Kaminari rió nervioso—. Creo que es mejor que...
Pero Shinsou no se detuvo. Y allí fue cuando Kaminari notó que no todo estaba del todo bien.
Los párpados de Shinsou lucharon por mantenerse abiertos y, al final, perdieron. Las rodillas se le doblaron.
Y Kaminari volvió a estirar justo a tiempo los brazos para sujetar a Shinsou entre ellos cuando se desplomó por completo.
Iba a decir que este capítulo estaba tranquilito y después recordé en que parte lo terminé HAHAHA
Igual, de todas formas, es bastante de transición ;;o;; quizá notaron qué hay varios capítulos así en esta historia, pero a mi punto de vista, apoyan exactamente eso realista que quiero retratar con este fic
No siempre pasarán cosas re wow. La vida a veces es tranquila, también, o sin mucho para contar ;;; aunque por supuesto, no hago tantos capítulos de transición o los tan llamados "relleno", y los dejo cortitos para que no se aburran tanto uwu el próximo les prometo que les gustará... y tiene referencias!
Que le pasó a Shinsou?! Alguien tiene teorías???? ——>
Les cuento que ya estoy con el capítulo 19 :D y adivinen que... llevó dos oneshots de la ShinKami Week!!! Me emociona muchísimo participar ♥️ y espero ver a muchos de ustedes haciéndolo ;u;
Muchísimas gracias por todos sus comentarios y votos! ♥️ Me sentí muy tranquila luego de verlos comentar el capítulo de la semana pasada, y me alegra de verdad saber que nadie se ofendió ;;; se que son temas delicados, y si alguien lo necesita, saben que los comentarios o mis mensajes privados están siempre abiertos ;u;
Y en el capítulo de hoy le mando también un besote enorme a arohagy por terminar el curso!! Te deseo muchísima suerte en todo lo vivirás ahora bb ♥️ u ♥️ ella escribe TodoDeku, así que la pueden ir a leer si desean ;u;
Pequeña noticia para quienes lean Hechizo para enamorarte: se que me he demorado mucho (lo siento ;;-;;) pero les pediré unos cuantos días más de paciencia, porque planeo subir capítulo doble como recompensa TuT
Nos vemos el próximo jueves! Besitos ♥️
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