ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ²²

Calem.

—¿Crees que haya funcionado?— pregunto a través del teléfono.
—No lo sé, pero tenemos tiempo en estas vacaciones para intentar que funcione— me responde Jordan.
—Tienes razón. Por lo menos somos buenos actores.

Cuando la conversación termina dejo el móvil en mi cama y voy al baño.

Jordan y yo estamos siguiendo un plan, (el cual para mí es estúpido, pero Jordan dice "que el es el experto") para hacer que Alexandra salga conmigo. Nuestro beso de ayer se supone que debía afectarle y que se diera cuenta de sus sentimientos por mi.
Suspiro y entro en la ducha.

Como si eso fuera a ocurrir.

Alexandra.
—¿Vas a bajar ya?— escucho la voz de mi madre desde la planta baja.
—Por dios, ya voy— gruño y bajo arrastrando la maleta.
—No me gruñas, jovencita— mi madre me lanza una mirada de advertencia y yo le muestro una sonrisa inocente.— Hayes ya está en el coche, y Jordan y Calem están en la casa. Vete y no hagas esperar más a tu hermano. Nos vemos en dos semanas, te quiero.— Deposita un suave beso en mi mejilla para luego empujarme fuera de la casa y cerrar la puerta.

También te quiero, madre.

Arrastro la maleta hasta el coche de Hayes y la deposito en el maletero. Abro la puerta del copiloto y me deslizo dentro del coche.
—Hola, enana.— Me da un beso en la mejilla.
—Hola, Hayes.— sonrío de lado y pongo música en la radio mientras nos alejamos de mi casa hacia la casa de campo.

Llegamos a la casa y descargamos las maletas. La última vez que vine fue hace cinco años, y no ha cambiado nada.

Sigo a Hayes al interior de la casa. De momento no he visto ni rastro de Calem y Jordan, nada desordenado ni ningún incendio.

Veo a Hayes subir y meterse en una de las habitaciones. Frunzo el ceño pues creí que íbamos a decidir cómo dormir.

La casa de campo dispone de tres habitaciones, y al ser cuatro dos personas tendrían que dormir en el mismo.

Dejo mi maleta en la sala. Esperando a ver qué habitación me toca y bajo a la cocina a por algo de comer.

Nada mas entrar veo sentados en la mesa a Calem y a Jordan.
—Hey.— sonrío saludando al entrar.
—Hola, Lexa— dice Jordan.
—Hola, pequeña— saluda Calem.

Muerdo mi mejilla mirándolos a ambos. Mi mente vuelve a recrear la escena de su beso. Me siento feliz por Jordan, pero a la vez molesta por Calem.

Y sé que por mucho que me guste Calem, nunca le haría daño a mi mejor amigo.

No he vuelto a hablar con Calem desde la cena de navidad, teníamos una conversación pendiente entre Hayes, él y yo acerca de mis sentimientos.

Con Calem es todo muy raro, y más después de haber presenciado su beso con mi mejor amigo.

—Hey, chicos— Hayes interrumpe mis pensamientos entrando a la habitación.— ¿Queréis ir a una fiesta esta noche? Es en la casa de la esquina.

Tanto Jordan como Calem asienten, y yo hago igual.

—Por cierto— digo— ¿cómo vamos a dormir?

Hayes es el primero en hablar:
—Yo duermo solo.

Jordan asiente y dice lo mismo.
—Yo también, ronco mucho por la noche.— Pongo los ojos en blanco pues sé que es verdad, este hombre ronca por seis.

Miro a Calem cayendo en la cuenta de que él y yo vamos a tener que dormir juntos, y no sé si es bueno o malo.

Asiento y salgo de la cocina. Cojo mi maleta y subo a la habitación a cambiarme para la fiesta.

Bajo las escaleras con cuidado de no caer debido a los tacones. Tardé dos largas horas en prepararme, (aunque una de ellas fue en la bañera).

Me planché el pelo y maquillé ligeramente la cara. Mascara de pestañas, una suave sombra de ojos, un poco de base y un pintalabios rojo.

Me coloqué unos tacones negros y un vestido pegado también negro. Es una fiesta de fin de año así que tenemos que ir elegantes.

Termino de bajar las escaleras y me dirijo a la sala, donde Jordan se encuentra sentado viendo la televisión.

Veo que ya está cambiado, vestido con un esmoquin que, por cierto, le queda muy bien.

Sus ojos se apartan de la televisión y me miran. Recorre mi cuerpo con la vista y abre la boca ligeramente, anonadado.
—Joder, Lexa. Te ves endemoniadamente sexy— se levanta y se acerca a mí, coge mi mano y me da una vuelta sobre mi eje. Río y me separo de él cuando ya me ha analizado bien.

—También te ves bien, Jordan— sonríe y en ese momento bajan Hayes y Calem hablando por las escaleras. Les miro y su conversación se queda congelada en el aire.

—Ostia— empieza Calem, con los ojos abiertos como platos.
—Puta— termina Hayes.

Ruedo los ojos y me acerco a la mesa cogiendo mi bolso y el móvil.
—Exagerados— susurro y salgo de la casa sin decir nada más.

La música llena la calle. Es una casa grande, plagada de adolescentes. Entro sin esperar a los chicos y al instante un camarero me entrega una copa de lo que creo es ron.

—Gracias— murmuro y veo como me guiña un ojo, seguidamente se va.

Oh la lá.

Una mano se coloca en mi cintura inmovilizándome.
—Gracias por esperar, Alexandra.— susurran en mi oído. Giro la cabeza y sonrío muy cerca de sus labios.
—Nada, Calem— me separo de él y me adentro en la casa, terminándome mi primera copa.

—¿Bailas?— un chico se me acerca, y me resulta conocido.
Entrecierro los ojos pensando de donde lo conozco.
—¿Damian?— digo sorprendida y él asiente.
—El inigualable.

Damian era uno de mis amigos cuando venía en verano a la casa del campo. Lo conozco desde pequeña pero llevaba sin verlo cinco años.

Al ver que no hablo coge mi mano y se dirige conmigo al centro de la habitación, donde todo el mundo está bailando y perreando hasta la saciedad.

Se coloca detrás mío y posiciona sus manos en mis caderas.

Va a ser una muy larga noche.

Me termino la cuarta copa y suspiro sentándome en la barra. Faltan solo cinco minutos para el 2021 y estoy deseando que llegue ya. Nuevo año, nueva chica.

Me dirijo a bailar yo sola. Muevo mis caderas al compás de la música y cierro los ojos.

Unas manos se hacen acoplo de mis caderas y abro los ojos encontrándome a Calem. Muerdo mi labio cuando me afirma contra su cuerpo y vuelvo a mover mis caderas.

Sonrío perversa al ver las pupilas dilatadas de Calem y entierro mi cabeza en su cuello. Mordiendo su mandíbula y su cuello.

Sus manos agarran con fuerza mis nalgas y siento otro cuerpo pegarse detrás de mi. Giro la cabeza confundida encontrándome con Hayes.

Sus manos se deslizan por mis muslos mientras los labios de Calem se dirigen a mi cuello.

Jadeo y lamo mis labios con éxtasis sintiendo un repentino calor recorrer mi cuerpo.

5
La mano de Hayes asciende.
4
Calem muerde mi cuello.
3
Hayes cuela su mano por mi vestido y desliza mis bragas.
2
Calem acaricia mis pechos por sobre la tela del vestido.
1
Hayes desliza su dedo en mi interior.
¡Feliz año nuevo!

—Vamos a casa— murmura Calem con voz ronca.
Hayes asiente, coge mi mano y nos desliza fuera de la fiesta.

Feliz 2021.
Pienso.

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