Recuerdos de un amor
Las curvas, los trazos, el pincel deslizándose por el lienzo con la fluidez del río.
-Es genial Nathanaël, tienes futuro.
Un color tras otro, manchas de pintura esparcidas por la blanca superficie y sin darme cuenta, Adrien estaba frente a mis ojos...
La convención de arte había sido un éxito, el cuadro de Adrien que había pintado anteriormente resaltaba visiblemente ante las demás obras de arte.
-Buen trabajo Nathanaël, unos años mas y no tendrás que preocuparte de lo que suceda.
Sonreí levemente, Adrien parecía fijar sus ojos en mí.
Unos años atrás había salido de la Universidad con un diplomado de arte, aprendí a escribir poesía, componer música, moverme con agilidad en la danza y sobre todo, había aprendido todo con la pintura.
Desde la secundaria nunca supe nada de Marinette, ni Adrien, ni siquiera de Rose y Juleka, las chicas que consideraba mis amigas. Por mas que intenté, me alejé del mundo, me quedé solo a fin de cuentas.
Llegue a casa y preparé Hot Cakes para cenar, con miel y mantequilla, era un estilo clásico, yo era clásico. Siempre me gustaron los estilos clásicos.
Lave los platos después de comer y me dispuse a lavar mis dientes, se escuchó un ruido extraño, con el cepillo en la boca investigue, un florero yacía roto en el piso, las flores estaban regadas y el agua tocaba las plantas de mis pies.
Regrese al baño, por más que hubiera crecido sabia que el infante tímido seguía haciendo de las suyas.
Me acosté con más ruidos raros, cubriéndome completamente con las sábanas, siempre funciono. Pero hoy era diferente.
Baje la sábana para mirar una sombra al fondo de mi habitación, lancé un grito infantil, lleno de terror. Estaba paralizado, la sombra se acercó y yo, corrí a la puerta. Me tomó del brazo y me cubrió la boca y la nariz con un pañuelo
"Cloroformo" fue lo ultimo que pensé antes de caer inconsciente.
La oscuridad era tan penetrante que sentía mi pie arder. "Es la falta de luz, ¿por qué duele?"
Mis mejillas se llenaron de lágrimas.
-¿H-hola?
Logré articular mientras mi garganta ardía, sentía que me faltaba el aire.
-Hola
Respondieron, una voz cálida, esa voz, no la había escuchado hace años.
-¿C-ChatNoir?
-No, ChatNoir esta muerto, me encargué personalmente de matarlo.
Su voz era suave pero ocultaba rencor, me recorrió un escalofrió.
-¿Que quieres de mí?
-Todo, lo quiero todo, tus labios, tus ojos, tu cuerpo.
-¡¡B-basta!! yo no quiero estar a tu lado, ¡tengo miedo!
Una mano se situaba en mi mejilla, un tacto suave, dejé de temblar. El recorrido pasó a mis labios y bajó por mi cuello.
-Te amo.
El contacto desapareció, escuché pisadas irse.
-¡NO!, ¡No te vayas! ¡¡No quiero estar solo!! ¡¡¡VUELVE!!!
La puerta cerrarse. Lloré más, nunca me gustó la oscuridad absoluta, alguien llegaría y me comería o algo peor. Algo tocó mis piernas y subía rápidamente. Intente moverme pero no podía, estaba atado.
-N-no...
Estaba asustado, algo me estaba tocando y no veía absolutamente nada, el contacto era mayor, se acercó a mi oído.
-Ensemble pour toujours.
Susurró. Me quede estático, el contacto de mis muñecas se había desvanecido, me moví rápidamente a tocarlo, su cabello sedoso, su ropa era tersa, sus ojos parecían brillar en la oscuridad.
-¿Adrien?
Palpé ligeramente su cara, él se acercó a mi mejilla y me dio un tierno beso, me sonrojé al instante. Tomándome en brazos salimos de aquel lugar, la luz me cegó instantáneamente, me oculté en su pecho para desvanecer esos puntos negros, al mirar arriba, vi al modelo. Había cambiado estos últimos años, era mucho mas atractivo ahora, aunque... No era él, se veía distante a lo que era antes.
Me dejó sentado en un sofá, la puerta estaba en frente, no dudé en correr a ella, la abrí ligeramente y fui detenido por el rubio, cerrando la puerta con un golpe brusco y arrinconandome a ella. Algo punzo cortante estaba en mi espalda baja.
-No piensas irte tan rápido, ¿verdad Nath?
Mordió ligeramente mi oreja, me estremecí ante su contacto.
-¿Por qué quieres irte tan rápido? La fiesta apenas comienza.
-No quiero ir a tu fiesta, es macabra y me privas de mi libertad, Savater dijo...
-¡También leí su maldito libro!
Me aprisionó aún mas.
-Esta en mi libertad hacer lo que quiera.
-P-pero yo no quiero estar aquí.
-¿Te incomoda quedarte conmigo?
Un dolor punzante, cada vez más fuerte.
-¡Detente!, no me hagas daño por favor.
Parecía extenderse el dolor.
-Adrien duele, por favor detente.
-Si no estás conmigo no estarás con nadie más...
-A-Adrien... E-Esta bien, me quedare p-pero.. detente...
Cerré mis palmas, demasiado fuerte, enterré mis propias uñas causándome dolor.
-Oh, estas herido, ven, vamos a curarte.
Tomó mis manos, lentamente abrí la palma y tomó mis dedos, justo como una damisela me guió hasta la cocina, nunca separe mi vista de su mano izquierda, sostenía un cuchillo manchado de rojo.
Sacó una caja blanca de algún lado y me guió a su habitación. "Me va a violar" intenté zafar mis dedos, se volteó a mirarme con una mirada realmente escalofriante, dio unos pasos al frente, apretó aún mas el cuchillo.
-No quiero que me violes.
Recité asustado. Cambió su expresión a una sonrisa.
-No lo haré.
Me jaló mas, entramos a su habitación y me guió al baño, primero atendió mis manos, parecía concentrado en su trabajo. Me hizo recargarme en la barra del lavabo, miraba por el espejo como es que levantaba mi camisa. Chillé de dolor al sentir un líquido caer en mi piel, y traspasar más adentro.
Me recargué más conteniendo mis lagrimas, sus manos limpiaban con agilidad, me causaba dolor a cada segundo.
No se cuando terminó, abrí mis ojos, parecía acercarse a mi peligrosamente, acariciando mi piel por debajo de la playera. "Me va a violar" me repetí, no hice ningún movimiento brusco, conforme se acercaba temblaba más. Dejó un tierno beso en mi mejilla y salió, salió dejándome solo, suspiré pesadamente.
****
Realmente no tenía noción del tiempo que pasaba ahí, era un chico tierno y cálido, no había vuelto a escapar, nunca me dejaba salir, pensaba que lo abandonaría, y eso haría, estaba encerrado en contra de mi voluntad.
-¿Algún día me dejaras salir?
-No.
Me acerqué a él y lo abracé por la espalda, me miró confundido, besé sus labios con delicadeza, era la primera vez que lo hacía, no sabia como reaccionaria, pasó una de sus manos por mi cintura y profundizo el beso.
-Déjame salir por favor, no quiero estar encerrado mas tiempo.
Susurré sobre sus labios. Me miró con el ceño fruncido y me soltó.
-Si piensas convencerme con sexo no funcionará.
Lo seguí, haría lo posible únicamente por que me dejara salir, estaba todos los días encerrado, lo ayudaba con distintas tareas pero estaba solo.
-¡Yo quiero salir! ¡No me mantendrás aquí por mucho tiempo! ¡Si llego a salir te demandaré por privarme la libertad!
Grité molesto, un grave, demasiado grave, error.
Se acercó a mi peligrosamente, su mirada emanaba furia "Va a matarme" me hice para atrás cuanto pude, quedando sentado en la barra "No hay otra opción" pensé desanimado, realmente no quería hacerlo.
Una vez estuvo lo suficientemente cerca tomé sus mejillas y lo jalé a un apasionado beso, mordía mis labios de vez en cuando y recorría mis piernas con furia, enredé mis piernas en su cintura y profundicé el beso.
Gimió ligeramente cuando rocé su miembro, tomó mis caderas y me apretó a su cuerpo.
-Ngg, basta...
Hablé, pero fue en vano, lo provoqué, lo excité y ¿lo dejare inconcluso?. Me cargó hasta la habitación y me tiró en la cama, arrancando mi ropa con desesperación mientras yo empezaba a llorar. No parecía detenerse jamás. Masacrándome, desgarrándome, lloraba con sus fuertes embestidas, tomaba mi cabello de vez en cuando y lamia mis mejillas, no podía hacer nada, intentado lastimarlo para que me soltase, me provocaba más dolor.
Una noche.
La siguiente fue igual.
La siguiente también fue igual.
La siguiente, se acercó a mi, abrazando mi cintura mientras temblaba, tenía un horrible dolor en la espalda baja, su contacto frió me causaba escalofríos, no podía moverme o un intenso ardor me recorría entero.
-No saldrás jamás, ¿lo entiendes?
-S-si... amo.
Mi garganta se quebraba en cada palabra que decía, me había dejado muy en claro que era una simple marioneta a merced de su titiritero. No era más que un juguete.. Un juguete sexual.
****
Habían pasado varios meses desde la última vez que me tocó con dulzura, su tacto era brusco pero no me había tocado en la cama después de esos tres días, tres eternos y largos días que nunca olvidaré.
Estaba sentado en el sofá cuando entró, me paré a tomar su abrigo y colgarlo, su mirada fría me penetraba, no era como antes, tenía miedo de él, tenía miedo de todo el mundo. Se acercó a darme un beso en la frente, sus labios eran fríos.
-¿P-puedo...? ¿Puedo..?
Articular palabras era mas difícil, temblaba en sus brazos y el aumento el contacto.
-Quiero dibujar.. ¿P-puedo pintar? Hay una tienda cerca si te doy la dirección ¿me comprarías colores, lapices y un block?
Su tacto se tensó cuando hablaba, pero disminuyó rápidamente cuando terminé la oración.
-Claro que si ¿quieres escribirme la dirección y te los compro ahora?
Mis ojos se iluminaron cuando vi su fría sonrisa. Corrí alegremente por una hoja de la cocina y escribí en ella la dirección.
-No te preocupes por la marca de las cosas, por menos profesional que sea puedo arte con ellas.
Sonreí cálidamente mientras tocaba mi mejilla, sus facciones parecían ablandarse. Salió, no volvió pasadas las ocho.
-Toma, puedes dibujar hasta la hora que te plazca.
Había traído un enorme portafolio con colores profesionales, tres blocks marquilla, dos blocks de dibujo pequeños, un lienzo, acrílicas, acuarelas, lapices, HB, 2B, 5B, pinceles profesionales, tintas chinas de colores, una caja grande de colores pastel, de los dos tipos, circulares y cuadrados, pasteles en polvo... Literalmente lloré de alegría. Era hermoso volver a sentir un lápiz en la mano.
Sacó de su escritorio un sacapuntas eléctrico, y varias gomas, una moldeable, una normal y una goma eléctrica. No resistí las ganas y lo abracé fuertemente, acarició mi cabello.
-Me iré a dormir, duerme cuando lo creas necesario.
Salió y se fue, pinté y dibujé por toda la noche, no cabía en mi alegría, aunque mis cuadros y dibujos no reflejaron aquélla felicidad.
La mayoría de las hojas del primer block marquilla las había usado para detallar aquellos tres días, el lienzo pintaba una de las escenas mas escalofriantes que pude ver, los demás dibujos era yo asomado por la ventana viendo nada, o simplemente como recordaba el mundo exterior.
Me encerré en una habitación vacía, la primera que vi al llegar a este lugar, tomé un poco de cinta y pegué cada uno de los dibujos. Esto lo hacía en mi habitación, para saber cual me gustaba y cual no aunque ahora solo me sentía tranquilo, todas esas escenas estaban plasmadas fuera de mi cabeza.
Me quedé dormido dentro de la habitación oscura. Desperté unas tres horas después, cuando los gritos eufóricos de Adrien se hacían presentes.
Salí tallando mis ojos y lo vi correr a mi dirección.
-Pensé que te habías ido.
Dijo con lágrimas en los ojos.
-Te dije que no lo haría.. sólo... pintaba y me quedé dormido.
Tomo mis manos y me guió al baño, mojó un pañuelo y limpió cuidadosamente mi rostro. Suspiró pesadamente y se fue. Me di una ducha rápida y me fui a acostar, estaba cansado, seguramente llegaría y me regañaría por no ayudar en la casa.
Desperté en la tarde, había ruidos en la sala, salí corriendo como si Adrien fuera a regañarme. Al salir no era Adrien, eran varios chicos, vestidos de negro con gorros en la cabeza que me impedían reconocerlos.
-Vaya, tendremos un premio después de todo.
-Es hombre, aun así podemos divertirnos.
Se me acercaron demasiado, retrocedí rápidamente, tomaron mis brazos y me aprisionaron.
-¡¡ADRIEN!!
Grité desesperado. Taparon mi boca, empezaron a desvestirme. Balbuceando cosas me resistí cuanto pude, tocando mi piel y golpeándome de vez en cuando. Me acostaron en la barra y ataron mis manos detrás de mi espalda.
Azotando la puerta entró Adrien molesto, no pude verlo bien, pero sentía un aura asesina a escasos metros de mi, me abrieron las piernas, patee a algunos pero nunca quisieron soltarme. Algunos chillidos se hicieron presentes, el hombre que me sostenía luchaba por ir más rápido, bajando sus pantalones, me sostenían demasiado fuerte.
Lloraba, el hombre fue golpeado por Adrien que intervenía, a cada uno de ellos los golpeo, los que estaban conscientes se limitaron a correr los demás estaban tirados en el piso. Me bajó de la barra y me abrazó por la cintura, arrastrándome a un rincón de la habitación me sostuvo en brazos, me desató y lloré en su pecho.
-N-no pude hacer nada, c-cuando salí ya estaban dentro.. yo.. yo..
Me abrazó más, quizá si estaba el desastre pero se limitó a besar mi frente.
-Estabas cansado, dibujaste hasta tarde.
Me cargó hasta la cama y se dispuso a deshacerse de los hombres, realmente no sé que hizo con ellos, pero entró cansado, se recostó en la cama, estiré una de mis manos y toqué su cara, se volvió a mirarme y le dí un beso en los labios, me acurruqué en su pecho y dormimos tranquilos. Era ya bastante tarde.
Al despertar Adrien no estaba a mi lado, me limité a vestirme y arreglar un poco, vaya que fue difícil, había sangre en el piso y el maldito cloro parecía no querer ayudarme. Me acosté en el sofá, exhausto. Entré a la habitación oscura, prendí la luz y miré los dibujos en la pared, saqué los pasteles y un lápiz y me dispuse a dibujar, tan fluido como antes, parecía desvanecerse el mundo al tocar el papel.
Una vez más, sin darme cuanta, Adrien estaba frente mio...
****
Meses, habían sido ya varios meses los que habíamos estado juntos, su frialdad bajo extremamente, era una persona completamente diferente cuando conversaba o estaba conmigo. Sus ojos, cada día tenia un extraño sentimiento, me sonrojaba por sus comentarios, o le sonreía por las animadas platicas que teníamos, simplemente, me había enamorado de él.
Un día, me pidió salir con él a alguna plaza, fuimos juntos por mis materiales de pintura y nos divertimos en el parque de diversiones, uno de los tantos días que salíamos juntos me perdí, no lo encontré en la infinidad de personas que nos rodeaban. No quería preguntarle a nadie, para los policías seguía secuestrado, si me veían me separarían de Adrien.
Regresé a casa y esperé fuera, un rato después apareció él con una expresión de agonía. Corrí a abrazarlo, correspondió mi abrazo, olí un poco su ropa y entramos felices, creo que desde ese día su confianza conmigo fue eterna, aunque claro, todo lo bueno termina alguna vez.
Uno de los tantos días que llegaba a casa, estaba acostado en la cama, parecí dormido pero mi mente no descansaba, se abrazó a mi rodeando mi cuerpo con uno de sus brazos, paso el tiempo, segundos, minutos, incluso pudieron ser horas, pero el sueño no parecía querer hacerse presente, me voltee a mirarlo, su cabello rubio caía sobre sus ojos, su expresión serena, la luz de la luna parecía acariciar suavemente su piel.
Tacté su mejilla levemente provocando que abriera los ojos adormilado, me miraba cautelosamente, besé sus labios, me situé encima de él y profundicé el beso, acariciaba mi espalda y yo repartía besos por sus labios y mejillas, moví ligeramente las caderas provocando un roce entre ambos. Sostuvo mis piernas por inercia.
-Basta, si empiezas no voy a detenerme, no te lastimare otra vez.
Flasbacks pasaron por mi mente, cerré los ojos y cuando los volví a abrir solo lo veía el.
-Quizá no quiero que detengas, hazme sentir ese exquisito placer Adrien, soy todo tuyo.
Besando sus labios y mordiéndolos de vez en cuando, acariciando con brusquedad, aumentando el calor en ambos, giramos en la cama de tal manera que terminé abajo, entre mis piernas estaba Adrien, respiraba con algo de dificultad.
-Adrien te amo.
Articulé, vi sus labios torcerse en una sonrisa traviesa, besándome con desesperación, la temperatura de la habitación parecía incrementar, gimiendo su nombre, tomando el control de su cuerpo una que otra vez, fundiendo ese amor que había forjado.
Sonreí para mis adentros, no me imaginé enamorarme de mi secuestrador, pero era realmente hermoso, duramos el resto de la noche, cada hora, cada minuto parecían ser lo mejor que hayamos vivido alguna vez, durmiendo entre sus brazos.
****
El tiempo se iba como agua, casi un año había pasado de que estaba con Adrien, unas semanas antes de cumplir un año las pesadillas empezaron.
Caía, caía de un lugar realmente alto y todo se esfumaba, la oscuridad me consumía. Despertaba gritando, los brazos de Adrien me rodeaban preocupado, pero pronto, la rutina se volvía tediosa, podía ver su expresión de fastidio cuando me acunaba, era muy constante, siempre intentaba cambiar la situación pero no podía, no tenia control de todo.
Una noche desperté, desperté rodeado de una maldita oscuridad que parecía eterna, Adrien no estaba a mi lado, no podía sentir su calor contra el mio, estaba.. ¿solo?
-¡Adrien!
Grité preocupado.
-¡Adrien!
-No cariño, Adrien no volverá, te hemos rescatado de él.
¿Quién era esa dulce voz?.. Sin más la reconocí. Era mi madre.
-Hijo, te extrañamos mucho, llevamos ya un año buscándote.
-¿P-padre...?
-Claro que si, y la policía también, te sacamos de la casa sin hacer mucho ruido para no despertar al asesino, pensamos que estabas muerto pero los oficiales te vieron confundido y asustado en un parque.
-Mantuvieron la zona protegida y te siguieron a una casa extraña, ahí supieron donde vivías, pero no podían hacer mucho, el chico que te tenía es realmente peligroso..
-Basta madre, él no es peligroso, yo lo quiero mucho...
Me levanté dispuesto a irme, no pude caminar mucho, algo me sostenía, un olor inconfundible a fierro oxidado y un tintineo.
-¿Por qué estoy atado con cadenas?
-Hasta que no entres en razón no podemos dejarte libre, volverás con el tal Adrien, por favor, toda tu carrera se irá por un tubo.
-Pero madre, yo no te prohibí nunca tener amores, ¿por qué me prohíben estar con la persona que amo?
-¡No es amor! ¡Es pura obsesión Nathanaël!
-¡NO!, ¡¡SE PERFECTAMENTE QUE LO AMO!!
Varios disparos se hicieron presentes con la irreconocible voz de mi rubio.
La puerta se abrió de golpe, los ojos de Adrien parecían lanzar fuego en cualquier momento, su ropa estaba manchada de rojo y una sus manos sostenía un cuchillo con sangre. Mi madre se soltó a gritar, fue acallada con un corte en la garganta, no tenía palabras, Adrien estaba asesinando a mi familia frente a mis ojos.
También mato a mi padre con una apuñalada en el corazón, sus ojos se fijaron en mi, mostraba odio, ira, venganza.
-A-Adrien, por favor... yo... yo nunca me quise ir de tu lado, te amo, yo...
Era demasiado tarde, se acercaba amenazante con el arma, estaba dispuesto a todo. Quitándome la cadenas y dejándome hincado en el piso.
-Por favor Adrien..
Me sentí patético, tal como mi madre quiso, la única persona que amo esta a punto de matarme. Cerré los ojos, el horrible dolor punzante en mi estomago me hizo caer al frente, más no di con el piso. Sus brazos me sostuvieron, me acomodó en sus piernas de tal manera que miraba el techo y sus ojos, un sabor a sangre se posó en mis labios escupiendo tan sólo un poco, el líquido caliente caía de mis labios, miré sus ojos.
-Si no estás conmigo no estarás con nadie más...
-Nunca quise estar con nadie más Adrien, te amo, no quise escapar... ¿Por que lo haría? Poder ver tus ojos cada mañana, sentir tu calor junto a al mio, tus dulces y suaves labios, ¿qué más pude pedir?
Sus ojos se abrieron, estaba impresionado, sus ojos escocieron y pequeñas lágrimas caían a mi cara.
-Después de todo "Ensemble pour toujours" ¿No es cierto?
Acaricié suavemente su rostro y sequé unas cuantas lagrimas. me dio un último beso, uno de despedida, el sabor de mi sangre se confundía con su saliva.
-Ensemble pour toujours Adrien, ensemble pour toujours.
Todo se oscureció.
Nombre: Nathanaël Fletcher
Profesión: Pintor.
Edad: 26 años a dos meses de cumplir 27.
Estatura: 1,75
Años de condena: Ninguno
Causa de muerte: Un cuchillo.
Descripción:
Chico de baja estatura, secuestrado violado y traumado por el asesino Adrien Agreste, este ultimo lo asesino a él y toda su familia, se encontraron algunas pinturas de su vida con Adrien, nadie sabe si lo quería o lo odiaba, pues los críticos de arte no identifican ninguna emoción en sus obras más que dolor en las de violación.
Muchas de sus obras tienen escritas la frase Ensemble pour toujours, lo tomaron de loco por querer estar con el asesino.
Se le encontró muerto en los brazos de Adrien Agreste, que lloraba sosteniendo su cuerpo inerte.
A fin de cuentas, nadie recordará ni sabrá de ese amor prohibido.
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