El Café Bridgette

Me levanté sintiendo un terrible dolor de cabeza, ahora sé que es por haberme desvelado anoche jugando Animal Crossing. Siendo sincero he perdido todo el interés por dormir, pero mi cuerpo lo resiente, ¿la razón? Desde niño he tenido los mismos sueños una y otra vez. Después de casi diecinueve años esto resulta tan cansado y desesperante.

Yo no sé quién esa mujer de la aristocracia que toca la viola y que a veces corre junto a un hombre que usa peluca, que parece que la ama con todo su ser. ¿Quiénes son esas dos gemelas que son separadas? ¿Por qué hay bailes y bufetes en mesas gigantescas?

Siento que veo una vida que no es mía y no sé porqué. He leído sobre hipnosis, también he visto reportajes sobre vidas pasadas pero mi madre dice que esas cosas son patrañas.

Odio esos sueños repetitivos pero en el fondo de mi corazón reconozco que quizá aquella mujer de mis sueños y yo, nos parecemos un poco.

― ¡Louis, el desayuno está servido! ― grita mi madre y yo le respondo que bajaré en cuanto me vista.

Elijo una camisa rosa con la leyenda La vie en rose, un pantalón blanco y una boina del mismo color, después me miro al espejo, peino un poco mi cabello y después de ponerme los zapatos y tomar mi mochila, finalmente bajo a desayunar.

Croissants mis favoritos ―digo al observar un par junto a un vaso de leche y estoy a punto de tomar uno cuando mi madre me da un manotazo.

―Los vegetales primero ―dice mirándome fijamente.

Hago un puchero y me dispongo a comer mi ensalada de mala gana mientras suelto un suspiro. Un nuevo ciclo escolar se avecina pronto y aún no he podido encontrar un trabajo de medio tiempo; a veces ayudo a mi mamá en su humilde taller de costura, pero no es suficiente. Mi padre murió en un accidente de auto hace unos meses, ahora soy todo lo que tiene mi madre y definitivamente ella no querrá que deje la universidad o mis clases de viola. Mi sueño es llegar a ser diseñador de modas, quizá no llegue a ser una leyenda como Dior o Yves Saint Laurent, pero definitivamente creo que tengo talento para llegar a abrir una boutique en el centro de París.

Le doy las gracias a mi mamá por el desayuno y antes de salir ella besa mi mejilla para después decirme:

―Sé que tendrás suerte esta vez, eres un chico trabajador y muy amable, seguro por fin podrás encontrar un trabajo de medio tiempo.

Le sonrío a mi madre y en mi celular reviso la lista de lugares con vacantes que escribí. Es así como comienza mi recorrido para buscar empleo.

Camino por Rue des Immeubles-Industriels preguntando en tiendas de muebles y siempre escucho lo mismo: "ya no hay vacantes", "buscamos gente que pueda trabajar tiempo completo", "no queremos estudiantes" etcétera. Después pregunto en tiendas departamentales, tiendas de ropa, bares y finalmente después de un largo recorrido decido volver a casa. Trato de pensar positivo pero los pensamientos de que todo irá bien son opacados con toda esta bruma negativa y me pregunto si definitivamente tendré que vender la viola o dejar la universidad. Miro al cielo y gotas de lluvia comienzan a caer, maldigo el no haber salido con un abrigo y un paraguas y es así como termino refugiándome en un café que nunca había visto antes; del establecimiento sale una mujer un poco mayor que mi madre, me invita a entrar y yo gustoso acepto pues tanta caminata ha hecho que se me abra el apetito.

Me siento en una de las mesas y la mujer que antes me había invitado a pasar me da la carta, "Café Bridgette" dice en la parte superior y al parecer es una especie de café literario porque también prestan libros, comics y revistas. La música es tranquila, el ambiente agradable y como el hambre me está matando pido un capuchino clásico y croissants, la mujer toma mi orden y mientras espero decido dibujar en una pequeña libreta de bocetos que siempre cargo. El tiempo pasa y se oye que la lluvia no va a parar, finalmente me llevan mi pedido, le doy las gracias a la señora y de repente se oye el sonido de la campana de la entrada y un muchacho alto, vestido de negro, con el cabello largo y empapado entra al lugar.

―Ya llegué ma, lamento la tardanza la práctica de hoy se alargó más de lo esperado―exclama aquel chico dirigiéndose a la señora que antes me atendió.

―Te vas a resfriar si te quedas con esa ropa, anda ve a ponerte el uniforme y comienza a atender a los clientes, necesito ir a la bodega por más granos de café ―le dice la señora en respuesta.

Me termino el café y como la lluvia no para, decido leer algo mientras espero a que cese un poco. Pido el catálogo de libros y esta vez el muchacho que parece ser hijo de la dueña porque no veo a nadie más en el café se me acerca sonriendo y me pasa una carpeta con todas las opciones, las reviso pero realmente no sé qué escoger, así que le pido al chico una recomendación y este responde:

―No soy mucho de leer libros, pero te puedo recomendar una novela tailandesa que conseguí ayer traducida al francés trata de un joven príncipe que se enamora de un plebeyo, aunque no sé si le guste el género boy lover.

―No hay problema con que sea un boy lover, aceptaré la recomendación ― dije con una sonrisa, el chico asiente y después de un par de minutos me da la novela. Le echo un vistazo a la portada y a la sinopsis, definitivamente su diseño es bastante bonito; leo unos cuantos capítulos y después de un rato decido dejar la lectura pues noto que alguien me había estado observando. Alzo la mirada y me encuentro con los lindos ojos verdeazulados del chico cuyo nombre parece ser Dupin, el chico se da cuenta de que lo he sorprendido mirándome, así que se disculpa y suelta un suspiro.

―Lo lamento, es solo que este lugar esta tan vacío en estos momentos que no hay nada que hacer y realmente quería apreciar tus expresiones mientras leías, por cierto ¿no te interesaría trabajar aquí? La verdad es que este local lo abrió mi madre hace unas semanas y estamos en busca de personal.

Me sorprendo al escuchar tal ofrecimiento y doy un rotundo sí. Después la señora cuyo nombre es curiosamente el mismo que el del café, me hace una breve entrevista, donde después de mencionar mi última respuesta sonríe y después me comenta que puedo comenzar mañana. Le agradezco la oportunidad de dejarme trabajar en su café y después se acerca el chico para darme la bienvenida y presentarse.

―Bienvenido al café Bridgette, será un gusto trabajar contigo mi nombre es Dupin ¿y el tuyo?

―Mi nombre es Louis, será un gusto trabajar contigo Dupin ―respondo con una sonrisa.

Ambos nos damos un apretón de manos y entonces algo hace clic en mi mente porque pasan velozmente algunas imágenes de las que aparecen en mis sueños. Miro a Dupin a los ojos y de repente se me figura un chico demasiado atractivo e interesante, casi como el plebeyo de la novela que había leído hace unos momentos, suelto su mano y trato de reaccionar a lo que sucedió en ese instante pero interrumpe mis pensamientos la voz de Bridgette diciendo

―Vaya parece que dejó de llover.

Volteo hacia la ventana y me doy cuenta de que es verdad, así que tomo mi mochila y antes de salir exclamo

― Gracias por todo, el café estuvo muy rico, nos vemos mañana.

―Hasta mañana Louis ― dice Dupin y siento que me derrito al escuchar su voz decir mi nombre.

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