Aquella noche de Halloween
Dupin
El treintaiuno de octubre por fin era hoy y como practicante del neopaganismo este día se considera una fecha importante porque se celebra Samhain, una de las cuatro fiestas más importantes de la rueda del año en donde se celebra el equinoccio de otoño y solsticio de invierno. Después de desayunar salgo al pequeño huerto que hice en el jardín de la casa, recolecto algunos nabos y manzanas para el altar de difuntos en honor a mi padre y algunas tías que murieron de jóvenes, luego limpio el cuarto vacío donde siempre hago los rituales, enciendo velas y algunas las pongo dentro de calabazas como si fueran linternas, me siento frente al altar, cierro los ojos para meditar mientras recito alguna oración, doy gracias por la cosecha de este año, por la cafetería de mi madre y finalmente pido por los espíritus de mis familiares y las almas errantes.
Abro los ojos de nuevo y decido sacar las cartas de tarot para adivinar mi destino pues este día los espíritus tienen más contacto con los humanos y las adivinaciones suelen ser más certeras. Voy a mi habitación y saco del cajón del tocador mi mazo de hadas, mientras barajeo las cartas me miro al espejo y contemplo el look que escogí para la ocasión, una camisa blanca estilo gótica, pantalones negros, un poco de delineador negro en los ojos, colmillos falsos de un tamaño pequeño y me doy cuenta de que si me ondulara el cabello posiblemente me parecería a Lestat de Crónicas Vampíricas de Anne Rice, no se me hace mala idea así que dejo las cartas a un lado y busco la tenaza de mi madre para hacerlo, dejo suelto mi cabello y luego vuelvo a las cartas, me siento en la cama y decido tirar primero para saber mi suerte en el dinero.
Al final lo que puedo leer en las cartas es que no me faltará dinero y tampoco habría que preocuparse por la cafetería de mi madre pues le irá bien, después hago una segunda tirada esta vez para saber acerca del amor y al ver el resultado interpreto lo siguiente: el amor verdadero está cerca más de lo que te imaginas, es alguien que conociste recientemente y el pasado puede dañarlo. Con esa última lectura guardo las cartas y me tiro en la cama mirando al techo.
«Louis, si Louis es de quien hablan las cartas y el pasado quizá se refiere a Erick» pienso y después hago memoria recapitulando lo que paso en los últimos meses desde que sucedió el incidente del bar, le conté a Louis que Erick era mi ex, que ambos terminamos y que ya no tenía nada con él pero...
―Maldita sea ¿Por qué es tan difícil decirle que lo amo? ―murmuro en voz alta.
Louis aún sigue siendo amable conmigo en el trabajo pero sé que le duele mi silencio, intento darle señales de que también lo quiero, que lo de Erick fue un error pero cuando se da la oportunidad de confesarme no puedo abrir la boca, termino sollozando al sentirme culpable del daño que le he provocado a las personas que he amado así que cierro los ojos y caigo en los brazos de Morfeo.
―Alteza usted toca la viola de manera hermosa pero me parece que es hora de que también se divierta.
―Es muy amable príncipe Carlos...entonces le diré a mi hermana que continúe tocando sin mí.
Su alteza segunda Anne Henriette acepta mi invitación a bailar y perdiéndonos en la multitud me doy cuenta que ella, más que ser princesa de Francia es una joven encantadora cuya compañía aliviara la incomodidad de mi exilio a este país.
Abro los ojos de golpe y me percato de las lágrimas que manchan mis mejillas, así que me limpio con la manga de la camisa y miro por la ventana, la luna ya ha salido y de repente tengo la necesidad de correr hacía la casa de Louis para confesarle lo que siento, en mi mente pasan una serie de imágenes que lo incluyen a él y cuando me miro por última vez al espejo antes de salir corriendo en su búsqueda no me miro a mi si no a un joven aristócrata vestido con un traje de tela escocesa, pero esa imagen solo aparece por un segundo porque después ya puedo ver mi propio reflejo.
Cuando salgo de la casa observo que mi madre apenas está llegando, le doy un beso en la mejilla y le digo que no tardo. Caminando entre la obscuridad veo a unos cuantos niños disfrazados con sus padres pidiendo dulces, pues al parecer esa costumbre estadounidense es algo que disfrutan los niños de varios lugares, camino un largo rato y me planteo el llamar a Louis para avisarle que iré a su casa, pero antes siquiera de que me conteste cuelgo, porque mis ojos lo distinguen de entre las personas que caminan en la calle. Es él no me queda ninguna duda, esta vestido muy similar a mí pero en lugar de que la camisa sea blanca esta es de color negro, trae una capa del mismo color, parece que su cabello esta mojado y sujeta de la mano a una niña que trae un vestido de princesa.
El corazón se me acelera al verlo vestido así y corro hacía él sin detenerme a dudarlo un poco.
― ¡Hey Louis! ―digo emocionado cuando lo alcanzo
― Oh... hola Dupin ¿Cómo has estado? ―pregunta cuando se voltea para mirarme.
― Quería verte, hay algo importante que quiero decirte.
― Esta bien, solo déjame volver a casa para dejar a mi prima con mi tía y mi madre ―dice mientras voltea a ver a la niña.
― No Louis no quiero volver aún ―se queja la niña.
―Agnès ya tienes muchos dulces y es tarde, tienes que ir a la cama ―le explica Louis a su pequeña prima y esta parece que lo entiende, él la carga y caminamos juntos hasta su casa, al llegar la niña entra y una señora que no sé si es la tía o la madre de Louis le dice que tenga cuidado.
―Bien ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme? ―pregunta Louis yendo directo al grano.
―Caminemos un poco y te diré todo ―respondo.
Louis asiente y los dos caminamos despacio por la calle, doy un largo suspiro y finalmente me atrevo a decir lo que siento.
―Louis todo este tiempo he querido decirte que el único chico que está en mi corazón eres tú, y solo tú, las cartas nunca se equivocan y todo apunta a que estamos destinados. No sé cómo ni porque desde que te vi sentía que ya nos habíamos conocido antes, tú llegaste a ser mi pieza faltante, mi otra mitad, estoy enamorado de ti ―digo por fin.
Louis se detiene y se para enfrente de mí, alza la mirada y en ella puedo notar que está a punto de llorar.
―Lo... ¿lo dices enserio? ―pregunta con voz quebrada.
―Sí, no podría ir más enserio, te amo Louis ―respondo y lo abrazo.
Louis comienza a sollozar y se aferra de mi espalda mientras yo acaricio su cabello y después pongo mis manos alrededor de su cintura, él después voltea a mirarme y yo limpio sus lágrimas.
―También te amo ―Dice Louis con firmeza para después pararse de puntas y robarme un beso.
Seguimos caminando y le pregunto si quiere volver a casa pero él se aferra de mi brazo y niega con la cabeza, saca su celular y le manda un mensaje a su madre diciéndole que se quedará con un amigo a ver películas y que regresará a la mañana siguiente temprano para ir a misa.
―Entonces ¿te quedarás en mi casa? ―pregunto sorprendido.
―Sí, quiero quedarme esta noche contigo porque temo dormir solo y que cuando despierte todo sea un sueño.
―No lo será, lo prometo ―digo tomando su mano.
Llegamos a mi casa y me doy cuenta de que mi madre ya se ha ido a dormir, todo está obscuro, la única luz son de las velas que están en el cuarto donde está el altar, Louis intrigado se mete a ese cuarto y al notar la duda en su rostro decido explicarle mis creencias.
―Oh vaya así que practicas el neopaganismo, pensé que los altares solo se ponían en la cultura mexicana pero supongo que también los celtas lo hacían ¿tu madre está de acuerdo?
―Sí lo está, al principio le costó aceptarlo pero después lo entendió y me permitió usar este cuarto para mis rituales, en realidad eres el primero que entra aquí o que está conmigo en Samhain ―confieso.
― ¿Erick lo sabía? ―pregunta Louis con cierta preocupación en su rostro y yo, solo quiero que deje de hablar de mi ex y entienda que ahora solo le pertenezco a él.
―Sí, todos los de la banda saben que soy pagano pero ni siquiera Erick quería que le mostrara o le hablara más al respecto ―digo mientras tomo sus manos y lo miro fijamente.
―Puedes contarme lo que quieras de tu religión y mostrarme el mundo en el que vives, mi familia es católica, creo que ya lo dedujiste porque mañana tengo que ir a misa y al cementerio para celebrar la toussaint pero aun así no somos intolerantes a los no creyentes o de otras religiones. ―exclamó Louis con una sonrisa.
Sin soltar sus manos me perdí en la mirada de mi lindo novio, podía ver la luna reflejada en sus ojos los cuales irradiaban un brillo de felicidad y entonces lo bese, nuestros labios se unieron en un beso largo, a la vez dulce y a la vez apasionado, luego de un rato Louis se separó y sonrojado me dijo
―Aquí no, no frente al altar.
Me quede callado y supe que tenía razón, así que tome su mano y lo llevé a mi habitación, la cual estaba insonorizada para poder practicar con la guitarra y cantar sin molestar a nadie, ambos nos sentamos en la cama y yo prendí la televisión, estaba el último capítulo que había visto de True Blood, le puse play y yo no pensaba en otra cosa más que desvelarnos viendo series o películas de terror pero Louis tenía otros planes.
Me abrazó por detrás y metió sus frías manos dentro de mi camisa lo que me hizo estremecer y dejar el control a un lado para voltear a mirarlo.
― ¿Qué haces? ―pregunté
― Solo...quiero ser tuyo y que tú seas mío. ―exclamó haciendo una breve pausa.
«Diablos Louis, no me provoques así» dije para mis adentros queriendo mantener mi autocontrol.
―Por cierto apenas noto que hoy te pareces al vampiro Lestat ―ronroneo Louis para después comenzar a besar mi cuello
«Más bien tú eres el vampiro que quiere comerme, oh por todos los dioses mi ángel se convirtió en un verdadero vampiro» dije en mi mente mientras disfrutaba de los besos de mi novio. Logré separarme de Louis por un momento, no estaba en mis planes que nuestra primera vez fuera así pero sí mi novio quería que me convirtiera en su sexy vampiro esta noche, entonces no lo decepcionaría.
Tomé el control del estéreo y se puso Bad Things la intro de True Blood porque era la canción que había puesto como pista principal desde que empecé a ver la serie.
La luna brilla intensamente y hay una cálida brisa, mientras las oraciones susurradas de las hadas hacen que los latidos de nuestros corazones se aceleren.
—I wanna do bad things with you —susurro cantando el coro de la canción.
Ambos nos miramos mutuamente, Louis se llame los labios y abandono todo mi autocontrol para tomarlo del mentón y devorar sus labios, él me abraza de la espalda y después de un rato yo me separo del beso para quitarme la camisa y lanzarla lejos, luego desabrochó su capa y meto las manos debajo de su ropa para tocarlo, Louis trata de contener sus gemidos mordiéndose los labios, así que susurro en su oído
—Puedes hacer el ruido que quieras, nadie nos va a oír.
Lentamente beso su cuello y después de quitar su camisa paso a su hombro izquierdo y lo muerdo con delicadeza, aún tengo los colmillos puestos así que termino dejando marcas de estos. Alzó la vista y me doy cuenta de lo lindo que se ve mi novio, mejillas sonrojadas, sus labios hinchados por los besos, parece una pintura realista de esas que se exhiben en el Louvre
Acaricio su rostro y junto nuestras frentes, se me escapa un suspiro y aún no puedo creer que sea todo mío.
El placer y la lujuria se apoderan de ambos, así que terminamos subiendo el nivel de los besos, las caricias y los roces. Un pequeño quejido sale de los labios de Louis cuando lo penetro y me comienzo a mover lentamente, nuestros sonidos indecentes inundan la habitación, la intensidad aumenta y después de llegar al final ambos nos recostamos en la cama y nos quedamos mirando, Louis esboza una sonrisa y ahora I wanna be your slave de Måneskin está sonando.
I wanna be your slave
I wanna be your master
I wanna make your heart beat
Run like rollercoasters
I wanna be a good boy
I wanna be a gangster
Cause you can be the beauty and I could be the monster
—Cantas hermoso Dupin ¿No te lo he dicho? —dice Louis con una sonrisa después de oírme cantar el principio de la canción que está sonando.
Niego con la cabeza y beso la frente de Louis.
—Los dioses de la música te dieron una voz demasiado sexy y hermosa —dice entre bostezos.
—Una voz que de ahora en adelante cantará pensando en ti y para ti —susurré mientras lo cubría con las mantas.
—Y yo haré los mejores diseños para que los luzcas en el escenario —fue lo último que dijo Louis antes de quedarse dormido.
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