Prólogo
Hace muchos años un meteorito cruzo los cielo mientras dejaba detrás un manto de brillo rojo, del mismo manto de brillo rojo callo una gota en un lugar desconocido. Algunos dicen que el meteorito es un regalo de los dioses, otros que tiene un significado atroz y que ese brillo era solamente sangre.
La pequeña gota roja había caído en una pequeña isla donde no había nadie, de esa pequeña gota comenzó crecer una pequeña flor que se fue haciendo más grande convirtiéndose en una gran flor, más roja que una rosa, más brillantes que una vela pero más pequeña que un girasol.
Esa brillante flor tenía poderes curativos, sanaba heridas, quitaba toda enfermedad pero lo más importante y lo que pocos sabían, te hacia inmortal... O algo así.
La flor te devolverá tus días de gloria, pero no duraba para siempre. Cada cierto tiempo tenías que "recargarte" de su magia.
Casi nadie sabía eso, y cuando me refiero a casi nadie es que solo una persona sabía eso, una dama y ella se asegurara que siga siendo así, escondiendo la flor, su flor.
Pero uno no controla el futuro.
Después de un par de siglos cerca de donde se encontraba esa flor un Reino había sido construido, gobernado por reyes judíos. El rey Gerald Broflovski y su esposa, la reina Sheila Broflovski. Ninguno de los dos eran un inconveniente hasta que ambos reyes decidieron tener un heredero, fue mucho más problemático de lo que imagino.
El embarazo de la reina fue un desastre. Casi a lo último quedo mortalmente enferma, ningún médico lograba curarla, todo el reino creía que la reina no lograría sobrevivir, pero el rey de negaba a dejarlo así, encontraría la cura o mejor dicho, un milagro. Investigo sobre lo que pudiera ayudar a su amada esposa y por fin lo encontró, una flor misteriosa.
Poco sabía la dama que entre una de sus tantas visita a la flor una de esas la había dejado descubierta y en su próxima visita se daría cuenta un grupo de guardia se llevaban su flor. Eso la enfureció.
La reina se curó. La flor había hecho un milagro, el reino lo festejo. De ese mismo milagro nació un niño de pelos rojos como su madre, pero la diferencia es que él había nacido con el pelo largo. Ese día lanzaron linternas flotantes.
El reino estaba contento, su reina vivía y había nacido el heredero, pero el festejo no duro mucho. Una noche los reyes habían amanecido alarmados por los llanto de su bebé, pero cuando fueron a verlo no había nadie, se había robado a el bebé.
No encontraron pista de la desaparición del bebé, solo un mechón de color rojo apagado en el suelo.
El reino estuvo en vela, los reyes estuvieron en luto. Ese día lanzaron linternas flotantes, con la esperanza que el príncipe las logre ver.
Y su deseo se cumplió.
Dentro del bosque donde nadie camina, en una parte donde las lianas colgaban como puerta, se encontraba una gigantesca torre donde se podía escuchar a un pequeño niño de no más de 6 años cantar.
Una joven de pelo gris peinaba con delicadeza un fino y largo pelo rojo que brillaba en armonía con su canción.
-Trae lo que perdí - cantaba la voz infantil mientras movía sus pies con aburrimiento - volviendo a lo que fue... A lo que fue.
La dama de pelo gris tomó una bocanada de aire, sintiendo como la magia hacia efecto y su pelo volvía a ser completamente negro.
El pequeño niño de pelo rojo jugaba con sus dedo queriendo preguntar algo, tomó valor y dijo -Tía... Tía Leslie...
La recién nombrada soltó un "¿Mmh?" esperando la pregunta del más pequeño mientras soltaba su cabello y se levantaba caminando hacia el espejo ahora admirándose y arreglando su cabello.
-¿Por qué no puedo salir afuera? - se levantó rápidamente de la silla y camino justo su las haciendo un puchero. Una gentil mano poso en su cabeza.
-El mundo del exterior esta lleno de peligro - tarareo con una mirada indiferente - las personas son malvadas y egoístas - el niño la miro ladeando la cabeza.
-Pero - protesto el pequeño - es aburrido aquí.
Leslie suspiro con irritación ante la inflexibilidad del pelirrojo. Se agacho hasta su altura y la tomó por los hombro con cuidado.
Fingiendo una mirada triste y melancólica - ¿Acaso te aburres conmigo Kyle? ¿Pinzas que soy aburrida? - "Kyle" había sido el nombre que Leslie había decidido ponerle a el niño, después de todo la primera vez que lo vio estaba muy delgado y seguía siéndolo.
Kyle rápidamente negro varias veces la cabeza - No, yo no creo eso, p-
Un abrazo frío lo interrumpió, ahora Kyle se sintió mal por sus palabras anteriormente dichas.
-Oh Kyle, yo solo quiero lo mejor para ti - su voz decía tan melodiosa frases pero su cara era fría - yo conozco ese frío y malvado mundo y solo quiero lo mejor para ti, y lo más seguro para ti es quedar justo aquí - se separó rápido y le dio un par de palmaditas en la cabeza - entendiste florecita.
Cabeza bajo respondió - Si tía...
Pero el pequeño Kyle a una corta edad a aprendió a ser terco.
Mientras la ojiazules dormía el pequeño pelirrojo caminaba a un paso veloz recogiendo su largo cabello entre sus manitos, a veces se le hacían molesto pero a su tía le gustaba.
Abrió las pequeñas puertillas y miro fijamente el cielo con sus ojos verde esmeralda iluminados. Unas pequeñas luces flotantes volaban por el suelo.
Todos los años, en su cumpleaños aparecían, como si fueran para él, la sentía como si fueran para él.
...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top