Capítulo Veintiuno
Capítulo veintiuno.
April.
14 de octubre, 2015.
Nathan recarga la mejilla entre mis pechos y bosteza de manera ruidosa. Se encuentra sentado a horcajadas sobre mí, en su pijama y luchando con el sueño. Zoey cayó rendida hace media hora y está acostada en su cuna.
Palmeo la espalda de mi hijo con suavidad mientras tarareo y con la otra mano escribo los mensajes que intercambio con Kurt. Se supone hoy cenaríamos juntos, pero en última instancia fue a ver a su amiga Elise Smith, garantizándome que algo no estaba bien. Recientemente, además de las noticias de la entrevista de Kurt, éstas también se encuentran plegadas de dos noticias más: la historia expuesta del escritor Matthew Williams y el suicidio de la hermana de Elise.
Ha sido todo muy turbio y triste. Entendí que él quisiera estar para ella, apoyarla, haría lo mismo por mis amigos.
Respondo su último mensaje en el que me pregunta si puede venir, no tengo problema con ello así que le hago saber que aquí lo espero. El teléfono vibra y enarco una ceja viendo que se trata de Dexter.
—Hola, sexy —saludo.
—Hola a ti, sensual —Me sigue el juego.
Rio y Nathan se sobresalta, pero está tan adormilado que solo presiona más su mejilla en mi pecho y suspira abrazándome. Llevo mis dedos a su cabello para hacer trampa y que deje de luchar contra el sueño.
—Me entusiasma tu llamada, pero ¿A qué debo el placer? —pregunto recargando la espalda en el sofá.
—Tengo una invitación para el tornado Zoey —Se ríe—. Mañana jugaremos a la fiesta del té en la mansión de Harry. Halle, Sophie...
— ¿La hermanita de Ashton?
—Sí, la dulce rubiecita —Se ríe—. Estaba pensando en invitar a la hija de Rayan Davis...Va a la misma escuela y hablo con él. También vienen dos niñas más de la escuela.
—Bueno, parece la fiesta de té de grandes celebridades —Me rio—. ¿Quién estará a cargo de esta fiesta del té?
—Harry y yo —dice con orgullo—. La pasaremos jodidamente in-creí-ble.
—Solo hay un problema, Nate estará muy enojado de ser dejado atrás y entonces me aplicará la ley de ser un demonio en venganza.
—No hay problema, cuando termine esta llamada te llegará otra que solucionará eso. Todo está jodidamente controlado —asegura—. Dile a la maestra de Zoey que el sexy tío rojo pasará por ella, así que recuerda dejarle una muda más de ropa.
— ¿A qué hora deberé pasar por ella a la casa de Harry?
—Luego de la cena. Haré que jueguen tanto que todos ustedes nos amarán por hacer que lleguen a dormir a casa.
—Te amaré más.
Hablamos otro poco más y cuando me desvío para recordarle que amo a su novia, ríe tanto que apuesto a que sus ojos se ponen muy pequeños.
—Si ella te dejará le pediría matrimonio —aseguro.
— ¿Y qué pasaría entonces con Kurt?
—Llegaríamos a un acuerdo. Estoy segura de que aceptaríamos a Ela en nuestra relación.
—Seguramente, pero debo darte una maldita desilusión, porque mis planes son estar con ella durante un tiempo muy duradero.
— ¿Qué tan duradero?
—Algo tan cursi cómo para siempre.
¡Vaya! Miren a éste hombre seguro y enamorado. Otro soldado caído en las garras del amor, pobre Fivers, uno tras otro se está enamorado. Solo nos queda soltero Andrew.
Luego de unas pocas bromas, la llamada finaliza. Veo hacia abajo y Nathan se encuentra dormido con su pequeña boca abierta, se ve adorable y no me resisto a tomarle una foto. Dejo un beso en su frente y su nariz se arruga, pero cómo nada lo despierta, sigue durmiendo plácidamente.
Estoy por levantarme del sofá para llevarlo a su cuna, pero mi teléfono vibra una vez más, esta vez se trata de Doug.
— ¿Es esta una llamada para la negociación de algún vídeo interesante? —cuestiono.
—Ah ¿Te interesa algún vídeo en particular? —pregunta riendo.
—Así que esta era la llamada que Dexter anunció. Parece que estoy de suerte, primero Dexter Jefferson y ahora Doug McQueen.
—Tan afortunada.
— ¡Douu!
— ¿Jeff no debería de estar durmiendo?
—Hilary aun no llega, está adelantando mucho trabajo en la galería, tienen una exhibición pronto —Jeff lloriquea— y Rayito es dramático fingiendo que no hará nada sin su mamá. Dame un segundo, voy a cargarlo aunque me trate cómo a su segunda opción.
—Mi mami —Llora Jeff.
—Tu mami viene en un rato y querrá ver que duermes para crecer mucho. Además, papi está aquí.
— ¡No! Mi mami.
—Bueno, April, seré rápido porque debo calmar al llorón. Préstame a Nathan mañana, tendremos una tarde juego con Jeremy. Vendrá Dan y Adam.
—Bueno, me siento feliz de que me den una tarde libre y se encarguen de los pequeños tornados. Gracias por tu invitación, apuesto a que Nate estará muy feliz.
—Douu...Gelleta —Jeff ya no llora.
—Bueno, paso por él mañana. Debo colgar, Rayito requiere mi atención con una galleta.
—Dale un gran beso de mi parte.
Nos despedimos y dejo el teléfono a un lado, acomodo a Nathan con su cabeza contra mi hombro, tomo impulso y me levanto, pero no avanzo demasiado cuando suena el timbre. Sabiendo de quien se trata, acudo a abrir la puerta.
Me hago a un lado para que pase, cierra la puerta detrás de sí y me da un beso suave en los labios, luego se inclina y besa la mejilla del muy dormido Nathan.
—Iré a acostarlo. Siéntete cómo en casa.
No tardo mucho en dejar a Nathan en su cuna y reviso que Zoey sigue dormida. Cuando regreso a la sala, Kurt se encuentra comiéndose un par de uvas que debió tomar de la cocina y sentado en el sofá. Me dejo caer sobre su regazo y paso los dedos por su suave cabello. Cierra los ojos relajándose debajo de mí y devorando la última uva.
Todavía me encuentro conmovida por el hecho de que hizo nuestra relación pública y si bien las palabras fueron escritas por su tía, luego hizo una serie de Tweets expresándose sobre sentirte feliz y afortunado de la mujer increíble a la que llama novia. Tal vez para muchos sea tonto que algo cómo eso me conmueva, pero mi relación estable fue con un bastardo que al final no me valoró y me robó, tener a alguien cómo Kurt en mi vida que me respeta, valora y me da mi lugar, toca de una manera muy cálida mi corazón.
Estar enamorada luego de tanto tiempo y con mayor intensidad se siente enloquecedor de una buena manera. Saber que la persona que hace que todos estos sentimientos naveguen en mi sistema es este increíble hombre, me hace querer gritar cómo una loca emocionada lo feliz que me siento.
Bajo la vista a su boca entre abierta y en automático mis labios van por los suyos. De inmediato me corresponde el beso mientras me rodea la cintura con los brazos. Nos besamos durante largos minutos, un beso da paso a otro y para cuando nos alejamos lo suficiente, sus labios se encuentran hinchados y húmedos.
—Eres increíble, April.
— ¿Besadora? —pregunto con diversión haciéndolo reír.
—Sí, pero hablaba en un aspecto general. Eres un ser humano increíble —Deja sus manos sobre mis muslos.
— ¿Cómo está tu amiga?
—No quiso hablar mucho al respecto, pero creo que agradeció que solo me sentara a su lado y fingiera ver una película. Me entristece verla pasar por tanto, Elise es una persona que siempre está llena de vida.
—Le tienes tanto cariño y parece que se llevan tan bien que no puedo evitar preguntarme ¿Por qué tu relación con ella fue tan fugaz?
—No éramos la persona correcta para el otro —Se encoge de hombros—. Se necesita más que buen sexo para que una relación funcione y lo que tuvimos no era fuerte o sólido. Me alegra que al menos todo terminara con mucha tranquilidad y conserváramos la amistad.
—Y seguiste teniendo sexo con ella.
—Oye, pero eso no sucedía siempre, solo cada pocos meses y desde hace mucho no sucede —Se ríe—. ¿Celosa?
—Algo, pero no de una manera loca. Todos tenemos un pasado ¿No?
Asiente en acuerdo y luego cómo siendo tan atento como siempre me pregunta por mi día mientras juega con los dedos de una de mis manos y de esa manera poco a poco vamos creando una conversación que pasa de un tema a otro. Es increíble la manera en la que podemos seguirnos el ritmo y hablar de tonterías, no todos me tienen la suficiente paciencia para seguirme el hilo con las locuras que puedo llegar a decir, pero a Kurt parece encantarle.
—Estoy asustada sobre mi abuela —confieso—. La he visto tan débil, parece que sus recuerdos se han ido para siempre. Antes, cuando fue diagnosticada, el doctor me dijo el proceso de toda esta enfermedad y yo siento que...La voy a perder.
»Y debería de estar preparada para ello, pero ¿Cómo te preparas para la posibilidad de dejar ir a alguien que amas? Estoy asustada de que eso suceda, pero siento que soy egoísta al no querer dejarla ir porque ¿Qué pasa si ella desea descansar? Me agobia pensar en todo esto porque me duele.
Me gusta que me abrace y no diga un "estarás bien", respeta lo suficiente mis sentimientos para no fingir entenderme porque no está en mi posición y se encarga de murmurar palabras que me hacen saber qué soy fuerte y que nadie me juzgará por cómo me siento. Me pide que le cuente sobre cómo fue mi vida con mi abuela y eso abre una puerta para hablarle de toda mi vida.
De esa manera comienzo a contarle de manera más profunda lo que en otras conversaciones, desde que nos conocemos, le he hecho saber. El crecer con una madre que sufrió de depresión al ser diagnosticada con la enfermedad que luego heredé. El ser solo mi abuela y yo, cómo más tarde se uniría Ethan a mi vida. Le hablo de mi madrina que es médico, la que estuvo muy involucrada en mi salud y quien desde hace poco más de un año se encuentra en Estados Unidos haciendo otra especialidad y seguramente salvando vidas. Le doy detalles sobre haber estado enferma, sin tapujos, sin guardarme nada.
—Habían días en los que entendía a mi mamá ¿Sabes? Entendía por qué se dejó absorber por la tristeza. No es fácil enfrentar la idea de la muerte —Él me da toda su atención—. Trataba de ser positiva siempre, pero muchas veces esperaba hasta estar sola en la noche y llorar. Me preguntaba si realmente era tan fuerte para soportarlo todo.
»Muchas veces me vi cómo un caso perdido, pero sonreía para todos y me aferraba con fuerza a la alegría que siempre me había caracterizado. Pero es muy difícil y agotador fingir que no tienes miedo.
—El miedo es una mierda, pero un recordatorio de que estamos vivos —dice.
Asiento aceptando esas palabras y continúo hablando. Le hablo sobre descubrir que tenía hermanos por parte de un padre que nunca conocí, el rechazo de dos de ellas y la bondad de uno de ellos para salvarme. El dolor de que se fuera y no estableciera un vínculo conmigo, el amor por Ethan, mi abuela y mi madrina, quienes no me dejaron nunca sola.
Y entonces llego a Kenneth y siento la rabia que siempre me acompaña cuando pienso en él.
—Estaba sedienta de vivir, de tomar cada oportunidad y experiencia que creí no tendría. Así que me involucré con chicos, exploré mi sexualidad. Fui a fiestas, fui a retiros espirituales, hice cursos y leí mucho, pero quería más. Sentía que pese a estar bien, tenía un reloj invisible sobre mí.
»Creo que es una consecuencia de tener una enfermedad. Siempre queda el miedo de si volverá. Es algo con lo que aprendes a lidiar con el tiempo y en lo que trabajas con algún terapeuta —aclaro—. Así que conocí a este chico sexy en una fiesta que encendió fuegos artificiales en mi interior. Me enamoré duro y rápido. Lo admito, fue tóxico, pero no quería alejarme.
—De los errores se aprenden.
—Créeme, no quiero volver nunca más a vivir una relación así.
Retomo mi relato sobre la relación más tóxica que tendré alguna vez. No me doy cuenta de que derramo lágrimas hasta que sus dedos lo limpian.
—No me malinterpretes, no lloro por ese bastardo ladrón —Le hago saber—. Lloro porque me duele ver atrás cómo no me respeté lo suficiente para darme cuenta que esa relación no me hacía bien, pero no todo es malo porque cuando fui una idiota queriendo tener un bebé...
—No eres una idiota, corazón. Tendría tus motivos y en todo caso, tenías el derecho de desear lo que quisieras. No es cómo si tu deseo buscara lastimar a alguien.
—Pero era egoísta. Quería ser madre porque estaba asustada de nunca tener la oportunidad, de enfermar de nuevo sin haber vivido la experiencia. Estaba tan enfrascada que fingí no notar que él no era material para padre y cuando dejé de mentirme, tenía dos bebés viniendo y un bastardo ladrón llevándoselo todo.
—Eso no fue tu culpa, él era un maldito ladrón. Pudo haber sucedido antes o después, pero no es tu culpa.
— ¡Lo sé! Pero no te imaginas la impotencia que sentí. La rabia, decepción y tristeza.
Le cuento sobre esa semana en la que solo lloré y cómo luego me levanté diciendo: ya está, no pasa nada, tendré a mis hermosos bebés. Durante un mes actúe en piloto automático, fingiendo que Kenneth no me había herido, fingiendo que no quería refugiarme en mi abuela cuyas lagunas en su cabezas se hacían más evidentes, pero un mes después toda esa fachada se cayó cuando no lo soporté más y en una de las visitas de Ethan a Bolton solo solté: estoy embarazada.
Hablo de ese horrible día, de cómo me grité mucho con Ethan porque él estaba tan enojado sobre la situación, llamándome estúpida e irresponsable, dolido porque esperara tanto para decirle. Le grité que me dejara sola, que me dejara seguir siendo una estúpida que igual podía morir. Ambos no nos dijimos las mejores palabras, me sentía tan herida y tan desolada.
Agradezco mucho que Dexter y Andrew lo arrastraran hasta Bolton y lo metieran a mi habitación obligándonos a hablar y no sabía cuánto necesitaba a mi mejor amigo hasta que lloré sobre él. No me gritó de nuevo, no me sacó en cara mi mala elección de hombre, solo me abrazo y me dejó llorar, cuando todo estuvo dicho solo murmuro: "no vuelvas a decir que eres una estúpida que igual podría morir" seguido de un "buscaré en internet cómo funciona eso de tener mellizos."
—Mi embarazo no fue fácil, siempre supe que habrían riesgos. Cada noche pedía que me dieran la oportunidad de conocer a mis hijos y ser la mejor madre para ellos. A veces tenía horribles pesadillas sobre perderlos o sobre morir sin verlos.
»Mi embarazo fue una etapa bonita en mi vida, pero no puedo mentir y decir que no fue agobiante. Pasé más tiempo con miedo sobre lo que podría suceder que imaginando cómo se sentirían en mis brazos —siento culpa de admitirlo en voz alta—. Los amaba más que a mi vida, pero estaba tan aterrada de no llegar a conocerlos o perderlos que no me enfocaba en la manera en la que se movían dentro de mí, en la ilusión de cómo se verían...Yo solo me angustiaba y a veces me siento culpable sobre eso.
»Me siento culpable de no poder decir cómo otras tantas madres: disfruté de mi embarazo, soñaba despierta con verlos. Fue agobiante, Kurt, demasiado.
—No puedo decir que te entiendo, pero sí que siento un profundo orgullo hacia ti —Me toma el rostro entre sus manos—. Te escucho hablar con tanta fuerza de cosas tan dolorosas. Te escucho hablar de un pasado lleno de cicatrices y dolores mientras te recuerdo con sonrisas y nada más que alegrías.
»Eres increíblemente fuerte, April ¡Joder! Eres impresionante —Me da un beso suave en la boca y con sus dedos limpia más de mis lágrimas—. Tenías derecho de tener miedo y no sé cómo sean los embarazos, pero es claro que todos son distintos y si no te sentías bien es válido que lo digas, eso no te hace una mala madre.
—No dije que fuera una mala madre —digo haciéndolo reír—. Soy buena.
—De las mejores —suspiro y deslizo las manos por sus mejillas sintiendo el rastro de barba.
—Afortunadamente di a luz a dos bebés hermosos que serían súper traviesos. Lamentablemente mi abuela enfermaría, luego vendríamos a vivir a Londres antes de que ella tomara la decisión de ser internada.
»Mi ida tuvo una dura lucha, pero valió la pena porque hoy estoy sentada sobre el regazo de mi actor favorito que también resulta ser un Dios del sexo y un novio increíble —Le doy un beso suave—. Un hombre que no estaba preparado para una madre soltera, pero que ha asumido el reto y ha tomado a todos por sorpresa.
—La verdad es que ni siquiera sabía que era bueno con los niños —Se ríe— y tampoco es cómo lo imaginé. Sí, hay un montón de caos, peleas y desorden, pero también hay mucha diversión, risas y dulzura.
»Tal vez los ame a ellos un poquito más que a ti —deja caer.
Enarco mis cejas hacia él y me da una sonrisa ladeada ¿Es así cómo lo hará funcionar? Entrecierro mis ojos dándole una larga mirada antes de encogerme de hombros. Llevo las manos a sus mejillas y las presiono haciendo que sus labios sobresalgan de manera graciosa.
—Entiendo el mensaje, también te amo y puedo vivir con el hecho de que ames más a mis hijos, después de todo, eso es algo bueno.
—Ven aquí y por favor dame un beso.
—Puedo darte más que un beso —aseguro y ríe contra mis labios.
—Te amo aunque estés muy loca, corazón.
—Qué curioso, casi sonó cómo en mi sueños hace tantos años —bromeo contra su boca.
— ¿Qué más sucedía en este sueño?
—Te doy una pista: no había ropa.
—De acuerdo, hagámoslo realidad —Sentencia levantándose y cargándome.
Mis palabras fueron reales: esa lucha del pasado me trajo a este presente que no cambiaría por nada ni nadie.
***
15 de octubre, 2015.
—Más tarde tío rojo y tío azul vendrán por ti, Zoey —digo mientras reviso que en su mochila se encuentre la otra muda de ropa.
— ¿El bebé? —pregunta de inmediato Nathan ofendido.
—Tío Dou vendrá por ti. Ambos deben portarse bien ¿De acuerdo? —Me volteo para verlos.
—Bueno —dice Nathan encogiéndose de hombros y viendo a Kurt.
Él conduce mi auto por la comodidad de los portabebés ya instalados, se ofreció a hacerlo para traer a los mellizos a la guardería. Así que aquí nos encontramos, hoy parece que estamos de suerte porque mis hijos no desean pelear, están de un humor agradable en donde son dulces entre ellos y juegan mientras ríen.
Le hago saber a Kurt que debe girar en la próxima calle y en poco tiempo detiene el auto en la bonita guardería a la que amo porque los mellizos parecen estar aprendiendo mucho en ella ¡Ya cuentan hasta el diez! Con un cantico divertido.
—Seré rápida —Le hago saber a Kurt abriendo la puerta del auto ya colgándome ambas mochilas en cada hombro.
Abro la puerta de Nathan y veo que Kurt saca a Zoey. Ambos niños son dejados en el suelo y corren uno detrás del otro en círculos sin dejar de reír. Es increíble la facilidad con la que parece que pueden divertirse de la nada.
—Andando, pequeños tornados —Extiendo mis manos, una para cada uno.
— ¿No papi de bebés? —pregunta Zoey viéndolo con la cabeza ladeada.
Él me mira cómo si esperara mi permiso y me encojo de hombros. La verdad es que supongo que a veces estoy asumiendo que por comodidad él no quiere hacer algunas cosas y tal vez él lo toma cómo que no deseo incluirlo en algunas de mis rutinas o involucrarlo demasiado en la vida de los niños. Creo que debemos trabajar en aclarar eso para que no haya espinas creciendo en la relación. Mejor evitar cualquier tipo de confusión.
Así que soy la mujer de las mochilas caminando al lado del hombre que en cada mano tiene a un niño yendo con entusiasmo. Otra traición más de mis hijos, no es que los culpe, también disfruto de tomar la mano de Kurt.
Nathan le dice con entusiasmo que ahí hay muchos niños, que juega y la maestra tiene tetas, importante acotación. Zoey está demasiado fascinada con el hecho de que Kurt la esté escoltando así que parece que se conforma con soltar risitas e ir dando pequeños saltos.
Cuando llegamos hasta las puertas, algunas madres, padres y representantes se encuentran dejando a sus niños de diferentes edades, pequeños que aún no se encuentran en edad de ir a la escuela. Es gracioso cómo al ver a Kurt Johnson, todos parecen paralizarse, incluyendo la señorita que recibe a los niños y maestras. No puedo culparlos.
Con una relación publica parece que no hay razones para ocultarse, si bien Kurt y yo llegamos a un acuerdo de mantener nuestra privacidad lo más que podamos, sabemos que habrán algunas ocasiones cómo estas en la que simplemente seremos vistos. Viviremos con ello.
¿Tienen idea de quién disfruta con todo este espectáculo? Zoey. Mi hija tiene una gran sonrisa y tira de la mano de Kurt para que se agache, besa su mejilla y le dice que lo amó antes de venir a mí y hacer lo mismo. Nathan es más práctico despidiéndose con la mano y lanzándome un beso que finjo atrapar. La señorita recibiéndolos aún está impactada cuando los guía adentro y me acerco dándome cuenta que no le he dado las mochilas.
— ¡Oye! —La llamo y se gira— Las mochilas —Las extiendo—. Por cierto, en el cuaderno de cada uno se encuentra pegada la autorización para las personas que vendrán a buscarlos. De igual manera, ya notifiqué por teléfono a la directora.
—De acuerdo —Me responde viendo a Kurt quien está demasiado ocupado diciendo adiós con la mano a los niños.
La señorita se retira anonadada y siento todavía las miradas de las madres y representantes que aún no se mueven para irse. Kurt inclina la cabeza hacia ellas y creo escuchar suspiros.
—Qué tengan buen día, señoras y señores —Se despide.
Apenas comenzamos a alejarnos, los murmullos comienzan y apuro el paso para que nadie venga por alguna foto y se vuelva algo caótico. Respiro hondo cuando nos encontramos dentro del auto y él ríe.
—Parece que huías de una estampida.
—Temía que vinieran por nosotros...Bueno, por ti. Todas estaban deslumbradas.
Divertido con mis palabras, pone el auto en marcha diciéndome que desayunemos en alguna cafetería. Noto que parece un poco perdido en sus pensamientos y no me meto demasiado en ello, hablará cuando así lo desee. Así que en el trayecto a la cafetería donde desea que comamos, tomo una pequeña siesta.
—Corazón, ya llegamos.
Abro los ojos y me estiro antes de bajar del auto. Dudo que la gorra y lentes de sol que ahora lleva hagan mucho por él, pero si así se siente más seguro ¿Quién soy yo para explotarle la burbuja? Llegamos a un acuerdo de que tome la mesa más alejada mientras yo me encargo de pedir el desayuno en la caja, no tengo problemas en ser la que invita, lo disfruto.
Una vez la orden está hecha y me aseguran llevarán el pedido hasta la mesa, lo busco con la mirada y tardo en encontrarlo porque de verdad escogió un lugar bastante discreto donde nadie va a interrumpirnos. Me siento a su lado y recargo la cabeza de su hombro antes de cubrir mi bostezo con la mano.
— ¿Muy agotada?
—Cuatro orgasmo y despertarme temprano dejan sus huellas —Es la respuesta que le doy.
—Espero eso no sea una queja.
—No me escucharás jamás quejarme de ello.
Me deja dormitar sobre su hombro mientras esperamos por nuestros pedidos, siento sus labios sobre mi sien y sonrío.
—Quedó hasta bonita —dice y abro un ojo.
Me incorporo dándome cuenta de que nos tomaba una foto. Miro la imagen en el teléfono: él con el cabello despeinado tras quitarse la gorra, aun con los lentes de sol y sus labios en mi sien; yo con ojos cerrados y una sonrisa natural y bobalicona porque me derrito por él. La foto es perfecta o a mí me lo parece.
—Me di cuenta de que no tenemos fotos juntos o al menos una que hayamos tomado nosotros y no un paparazzi.
—Debes enviármela, por favor —Estiro mis labios en una pequeña trompa y me da un rápido beso.
Veo un trabajador acercarse con nuestra comida y él presiona su rostro de mi cuello siendo este novio perdido en la piel de su novia para que no vea su rostro el trabajador. Agradezco por la comida y cuando se retira, Kurt me da un beso en el cuello antes de incorporarse.
Comenzamos a comer en silencio y se hace más evidente que quiere decirme algo.
—Sabes que puedes decirme lo que sea ¿Verdad? Siempre querré y estaré dispuesta a escucharte, Kurt.
Suspira y bebe un poco de su café antes de verme. Me giro para darle mi atención y bebo de mi té. No puede ser tan malo ¿Verdad?
—Jean no acabó con mi carrera, afortunadamente pese a algunas opiniones negativas, no he sido marginado o vetado de la industria.
—Me alegra escuchar eso. Ellos no son tontos, tienes demasiado talento cómo para desperdiciarlo por ese tipo asqueroso.
—La cosa es que me salió un proyecto, uno muy bueno. Parece ser muy prometedor y el personaje para el que quieren que negocie, es el principal —Lo veo, esperando—... Y es en Estados Unidos.
—Tus películas y series suelen ser allá —digo sin sorprenderme.
—Pero las grabaciones de esta película tomarían al menos unos seis o diez meses, más el tiempo antes de ello en el que debería prepararme con entrenamiento y aumento de masa muscular para interpretar este personaje especialista en artes marciales y el mundo del espionaje.
»Ya sabes, no uso muchos dobles, grabó la mayoría de mis escenas y tendría mucho con lo que entrenarme y aprender.
Bueno, pudo ser peor ¿No? Siempre he sabido que es un actor y cómo de ajetreada es su agenda, nada más hay que recordar que el principio de nuestra iteración se dio por medio de llamadas y vídeollamadas, de hecho, hasta ahora, no habíamos pasado tanto tiempo juntos. Sabía en lo que me metía cuando aposté por esta relación, pero no puedo fingir que no me genera malestar la insinuación de no verlo durante largos periodos, sé que se esforzaría en verme en su tiempo de descanso, pero igual lo extrañaría.
Sin embargo, lo entiendo y lo apoyo. Me contenta que las oportunidades se encuentren ahí, afianzando que él es reconocido por su trabajo y que ese Jean de mierda no tiene poder sobre su futuro.
Kurt me ve, espera alguna reacción y dejo ir una lenta respiración.
—Seré honesta.
—Lo agradezco.
—Me entristece la idea de verte por visitas esporádicas durante tantos meses, porque sé que vendrías a visitarme ¿Verdad?
—Totalmente.
—Amo las vídeollamadas y escucharte por teléfono, pero no es lo mismo que tocarte —para probar mi punto tomo su mano en la mía—. Esto lo extrañaré.
»Pero estoy muy feliz por ti, porque nuevas puertas están abriéndose, eso me contenta mucho y sé que luego de este vendrán muchísimos proyectos más —Lamo mis labios—. Estoy triste de la idea de una relación a distancia, pero feliz de que tengas esta oportunidad. No sé si me estoy explicando bien.
—Te entiendo —Me toma la barbilla con sus dedos—. Tampoco me gusta la idea de tener que verte durante visitas, eso me frustra mucho.
—Bueno, me hace sentir mejor que nos sintamos de la misma manera —Le sonrío—. Somos adultos y podemos lidiar con esto, de no ser así, siempre tenemos la honestidad para decir cuando no podamos con ello.
»No será fácil, pero ¡Demonios! Esperé años para que mi mejor amigo me diera la sorpresa de conseguir que te conociera, esto suena cómo algo sencillo frente a eso.
Suelta una carcajada antes de besarme, le sonrío.
—Igual no es seguro. Iré en menos de una semana a Los Ángeles para discutir sobre esta oferta, la decisión no está tomada.
— ¿Cuánto tiempo estarás en Los Ángeles?
—Un mes, sea que acepte o no, debo volver y asistir a un evento en el que me comprometí —su respuesta me hace suspirar de alivio —. ¿Qué pasa?
—Eso quiere decir que ya sea que aceptes o no, tendré la oportunidad de verte otro poco más porque volverás de este viaje.
Me acaricia uno de los pómulos con el pulgar y me da otro beso un poco más persistente.
—No dejas de sorprenderme, April.
—Eso es bueno.
—Eso es increíble, corazón.
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