Capítulo Quince


Capítulo quince.


8 de septiembre, 2015.

—Tienes algo ahí —señala la esquina de mi boca y paso mi pulgar—. Aún lo tienes.

— ¿Es esa una excusa para usar tu lengua? —pregunto y su sonrisa aparece.

—Atrapado —Se recuesta contra el respaldar de su silla—. Me gusta cómo te ves.

— ¿Sudada? ¿Destruida? ¿Y cansada? —pregunto.

Tomo una de las rebanadas de pan porque tengo bastante hambre luego de quemar energía. El pie de Kurt, quien se encuentra frente a mí, acaricia mi pantorrilla mientras me sonríe con picardía.

—Sí, me gusta. Solo falta que suenes sin aliento y la realidad estaría más cercana a la fantasía.

Entrecierro mis ojos hacia él y mastico mi pan para poder hablar. Trae una gorra y un suéter con capucha, supongo que nadie se espera ver a una estrella porque hasta el momento no lo han reconocido; aunque ahora que estamos en el restaurante, al que vinimos la cita anterior cuando quería "normalidad", se siente más cómodo con la visera de la gorra hacia atrás. Estamos ubicados en un área hacia el final, en donde sabemos que no seremos molestados y en dónde no ubican a cualquier cliente cuando Andrew se encuentra aquí, esa es la razón por la que conozco de este lugar.

— ¿Eres adicto al sexo, Kurt?

Se paraliza, sin embargo, no luce escandalizado por mi pregunta, en todo caso, su sonrisa se torna ladeada, pareciendo divertido.

—No me considero un adicto al sexo, pero me encanta hacerlo —Se encoge de hombros—. Lo disfruto. Mi trabajo maneja mucha tensión y estrés, agendas apretadas y horarios caóticos, el sexo era uno de los pocos placeres que siempre parecía encajar con cualquier agenda apretada.

»Teniendo en cuenta que el sexo me encanta, puedes imaginar cuánto me gusta la idea de hacerlo con alguien que me encanta —Asiente hacia mí—. No creas tampoco que soy una maniático sexual presionándote, pero no quiero que quede dudas de que me gustas de todas las formas, no quiero que te compliques pensando que si estuve con otras...

—Oye, oye, espera —Alzo mi mano—. No me siento insegura. Saliste con mujeres hermosísimas e increíbles, pero ¿Y? todas tenían tetas y una entrepiernas en donde insertabas el regalo que te dio la vida, también tengo todo eso.

»Sí, tengo un cuerpo que pasó por un enorme embarazo, una cirugía y tratamientos, en mi piel hay prueba de ello. Pero es este mismo cuerpo increíble que dio vida y decidió seguir dejándome respirar. Así que tengo dos tetas, una entrepierna, todas mis extremidades y órganos vitales, estoy sana. No se necesita más para tener sexo ni para ser bueno en ello.

No voy a mentirme, cuando comencé a tener tratamientos y bajé abruptamente de peso, me sentí terrible, no quería verme en los espejos. Lucía pálida, estaba extremadamente delgada y mi cabello se veía maltratado, mi piel lucía reseca y constantemente tenía mis ojos llorosos. Cuando nadie veía, borraba mi sonrisa optimista para llorar viéndome en un espejo, eso fue hasta que mi madrina me encontró en el suelo del baño de la clínica llorando desconsoladamente y diciendo que odiaba lo horrible que estaba, que odiaba los cambios en mi cuerpo.

Me remitieron a un psicólogo que me ayudó a enfrentar los cambios que habían, reencontrarme conmigo misma, no ver a mi cuerpo cómo un enemigo traicionándome y verlo cómo algo grandioso que en algun momento se fortalecería para seguir dándome vida.

Estar enfermo es una mierda y lo es todavía más cuando no sabes si simplemente morirás en cualquier momento, cuando las posibilidades de sobrevivir son las mismas que las de morir. Y a veces sufrir por lo que muchos llaman "superficial" es válido. Es válido que sientas que odias al mundo, tu existencia, a todos. Es válido cansarse, gritar, maldecir y sentir que los días son una mierda. Lo que me dije que no era válido, era dejar que todos mis días fueran así.

Así que poco a poco fui adaptándome a la manera en la que lucía y me decía que cuando estuviera mejor, poco a poco sería la antigua yo. Vi lo maravilloso que era que mi cuerpo, pese a estar enfermo, aun me mantuviera respirando y consciente, que no se rindiera y luchara conmigo. Y en efecto, sané y salí de la clínica luciendo más saludable, no de la manera en la que fui, pero me veía bien. Sin duda, era más delgada, había cortado mucho mi cabello para que creciera de nuevo con fuerza y pasé tanto tiempo hospitalizada que estaba sumamente pálida.

Poco a poco me fui viendo mejor, pero acepté que debajo de la ropa linda había una cicatriz de una importante cirugía, algunas muy pequeñas de muestras de mí que tomaban, pero estaba bien porque amaba los cambios en mi cuerpo que me ayudaron a vivir y no exageraré diciendo que son horribles, son cicatrices que cualquier persona que haya pasado por lo que viví tendría.

Luego vino mi embarazo o tal vez debo decir "mi enorme embarazo". Albergar a dos niños dentro de ti no es tarea fácil ni glamurosa, al menos para mí no lo fue. Hubo algunos cambios, unas pocas estrías en la cadera y aunque mis tetas son geniales no son tan firmes cómo lo fueron antes de amamantar. Cada mujer es un mundo y cada una vive los procesos de cambio en su cuerpo a su manera, conozco a quienes no tienen ningún recuerdo físico de sus embarazos y conozco a quienes por el contrario quedan con muchos cambios. No me quejo, ¿Qué son unas pequeñas estrías y unas tetas promedio? No es nada cuando tengo en cuenta que tengo a dos personitas maravillosas que traje con mucho esfuerzo a este mundo.

Por eso amo mi cuerpo, por eso antes de dejar a otro amar a mi cuerpo, aprendí a amarlo yo con todos sus cambios. Porque sé, con certeza, que nadie me amará más de lo que puedo amarme, nadie conocerá mi cuerpo – sus partes buenas y las no tan buenas – cómo lo hago yo. No me cohíbo, este cuerpo fabuloso ha hecho muchas cosas por mí, cosas que agradezco.

—Este cuerpo puede hacer grandes cosas —Le guiño un ojo a Kurt.

—No lo pongo en duda. Reafirmo que me gusta cómo te ves y me gusta todavía más toda esa seguridad.

Traen nuestra pizza y recargan nuestras gaseosas. No pierdo tiempo tomando un trozo de pizza porque estoy hambrienta luego de haber ido a yoga con Naomi porque me invitó. Siempre que voy a una clase con ella, me digo que no iré más, pero entonces Naomi aparece con una sonrisa y palabras convincentes sobre flexibilidad y culo firme y le creo, porque Naomi tiene un cuerpo espectacular que me hacer querer pellizcarle el culo o palmearlo; pero el yoga no es fácil y conlleva mucha concentración que es donde fallo, nunca logro concentrarme y por ende termino casi partiendo mis extremidades y más adolorida de lo normal.

Es por ello que justo ahora estoy sonrojada, con sudor seco, despeinada, sin maquillaje, pero con sensual ropa deportiva ¿No suena seductor?

—Me gusta este lugar —comenta luego de masticar—. De verdad nos dan privacidad, el menú es está muy surtido y la comida es deliciosa.

— ¿Me estás insinuando que todas nuestras citas serán aquí? —Lo molesto.

—Fastidiosa —Me dice y me muestra su lengua en un gesto infantil.

—Muy maduro, solo mis hijos me muestran la lengua así.

Traga y aclara su garganta, da un trago a su gaseosa y me mira con determinación.

—Hablando de familias...

—No, no estábamos hablando de familias. Simplemente me mostraste la lengua y mencioné a mis tormentos, pero no hablábamos de familia.

— ¡Por Dios! Eres dura —Se ríe—. ¿No puedes solo seguirme en la conversación?

—De acuerdo, supongamos que hablábamos de familia.

—Mañana conoceré a tu abuela... —Abro la boca para interrumpirlo y alza su mano—. Sí, April, entiendo que podría ser un mal día y no recodarte, pero estaré ahí. Si ella me olvida, seguiré yendo a que me conozca, ¿Aceptas eso? ¿Estás bien con eso?

—Tienes mucha paciencia, Kurt o me tienes mucha —Limpio mi barbilla con la servilleta—. Amo a mi abuela, pero debo advertirte que a veces hay días malos en donde grita y quiere que me vaya porque le da miedo que quiera hacerle daño al no reconocerme. No sé cómo se encuentre ella mañana y solo quiero que entiendas que no es fácil y que entiendo que el que salgas conmigo no quiere decir que debas a obligarte a hacer las cosas, está bien si quieres ir a un paso lento.

—Estoy bien con ello, tomé la decisión porque quiero —Estira su mano por sobre la mesa y toma la mía—. ¿Qué más lento voy a ir? Nos conocimos en mayo, estamos a septiembre y es cuando estamos teniendo citas. Sin contar que te besé fue en agosto. Este es mi paso y si no te molesta, quiero seguir con este trote, contigo.

—No me molesta —Aprieto su agarre en mi mano y luego nos soltamos porque queremos seguir comiendo y necesitamos hacer uso de ellas—. Me gusta tu trote.

—Ahora, continuando con nuestra conversación de familia. Después conoceré a los mellizos. Sábado porque es cuando no están en el kínder ¿Es lo que dijiste, no?

—Sí —Sonrío—, tienes muy buena memoria.

—Lo cual es algo bueno cuando eres actor y constantemente debes memorizar libretos

—En cuanto a los mellizos, de verdad tienes que estar preparado para la locura. No es que ellos sean unos locos y no obedezcan, es solo que tienen mucha energía y sorprendentemente para ser tan pequeños, son muy graciosos.

—Y bonitos, tus bebés son muy bonitos.

— ¡Lo sé! Por eso es que hago que me caigan bien.

— ¡April! —Ríe—. Estoy tan preparado cómo lo puedo estar para conocerlos, estoy sobre todo, muy curioso.

—Y debes adaptarte a que te digan "no papi de los bebés"...Sobre eso, hablan en tercera persona sobre sí mismos, creo que es porque me escuchan referirme a ellos cómo la bebé y el bebé.

—Eso tiene sentido, son niños inteligentes.

—Y Nathan está en la etapa en donde cree que todos somos feos, lo cual hará llorar a Zoey si la llama fea...Y ¿Estás seguro que quieres que nos reunamos el sábado?

—Muy seguro, corazón.

Comemos otro poco más de pizza y pienso en los posibles resultados del sábado. Anoche cuando tanteé el terreno diciéndoles a los bebés que podríamos ir a ver a Kurt, fue cómo si les inyectara adrenalina mientras canturreaban, ni siquiera sé si me entendieron, solo sé que se reían y corrían, no los entendí.

—Y corazón...

— ¿Si?

—Luego quiero que conozcas a mi familia.

— ¿Las mujeres de tu vida? —pregunto para confirmar.

—Sí. Mamá, la abuela, tía Kari, tía Isabel y tía Corina.

—Suena...Intimidante. Por lo que has dicho son muy cercanas a ti y estoy suponiendo que eres el bebito de la familia.

—Eh...Lo soy —Veo sus pómulos sonrojarse.

Creo que entiendo el amor que su familia debe tener por él, no tengo miedo de conocerlas, pero debo admitir que intimida un poco porque estoy muy segura de que estarán detallando todo de mí para saber si, a sus ojos, estoy a la altura de su bebito. Y seamos honesto, cómo madre siempre pensaré que nadie es perfecto para mis hijos, por lo que ellas deben de sentirse igual, así que no estarán buscando a alguien perfecto para él porque consideran que no existe, pero sí estarán en la búsqueda de a quién consideren más apta. Da presión, pero no me acobardo ante los retos y ya le gusto a la persona más importante de esta ecuación: Kurt.

— ¿Cuándo sería esa cita?

—Uhm ¿Lunes? Tengo un programa en el que estar en la mañana, pero me gustaría que te unieras para el almuerzo.

—De acuerdo —asiento—. Lunes será.

—Gracias y...Eh...Ellas son algo intensas —Rasca su barbilla—...Más que un poco, así que por favor, trata de no huir si se vuelve demasiado. Igual les pediré que no sean pesadas...

—Calma, calma. Puedo pelear mis batallas —Lo tranquilizo—. No son ogros o monstruos, solo son mujeres que te aman y quieren lo mejor para ti, puedo entenderlo.

»Ahora eso no quiere decir que me dejaré morder, muerdo con la misma fuerza —aclaro—, pero tengamos fe en que no habrá mordeduras.

—Eso espero...Ahora estoy muy preocupado.

Me divierto porque su preocupación parece ser muy real, incluso su ceño se encuentra fruncido. Le arrojo un beso, pero su expresión no cambia.

Cita con mi abuela July.

Cita con mis pequeños locos.

Cita con la familia de Kurt.

Supongo que las cosas pasarán a otro nivel.

***

9 de septiembre, 2015.

A veces experimento culpa de sentir miedo de ver a mi abuela, de pasar largos minutos en el auto decidiendo si tengo las fuerzas suficientes para bajar. Me llena de miedo que pueda conseguirla en un día muy malo y la posibilidad – muy alta y probable – de que no reconozca, siempre me hace querer salir corriendo.

Y me siento mal por pensar de ese modo, porque la abuela July fue quien tomó mi mano y estuvo conmigo cada día que estuve internada y ahora los roles se invirtieron, solo que no sé si soy tan fuerte como ella. Es muy duro verla así, es muy duro que no sepa quién soy y es horrible cuando se pone tan mal que grita y llora pidiendo que me alejen porque le soy una extraña.

El alzhéimer no solo es terrible para quien lo padece, también lo es para la familia que vive con unos recuerdos de momentos que no volverán, unos recuerdos que mientras para ti son muy vividos, para ellos solo son un pared en blanco. Te frustras, lloras y a veces te sientes un maldito desgraciado por no ser más comprensivo, por en ocasiones albergar resentimientos y querer gritarle: "¡Demonios! Mírame, soy yo, tu bebé". Y finalmente queda es el dolor y la falsa creencia de que vas a resignarte, siempre duele, siempre.

—April...—Una mano se ubica sobre la mía.

Me fijo en la mano masculina sobre la mía que se aferra con demasiada fuerza al volante, alzo la vista hacia Kurt y me da una sonrisa sencilla. No me presiona, él espera a que hable o decida hacer alguna acción.

—Esto siempre pasa —confieso en voz baja—, el horrible momento en donde no sé si bajar del auto o huir. Porque una parte de mí es egoísta y piensa en no lastimarse emocionalmente.

—No es que seas egoísta, son instintos. Te pregunto y sin juzgarte, ¿Quieres bajar de este auto en este momento, corazón?

—Siempre tengo miedo de hacerlo —murmuro—, pero nunca he sido capaz de irme sin verla, no puedo. No lo haría eso y la amo, Kurt, la amo muchísimo, es básicamente mi madre, pero duele cuando son días malos.

—Haremos lo que decidas. Tal vez te presioné diciendo que quería conocerla. Tú decides, dime si quieres que vengamos otro día.

Con delicadeza retiro su mano de la mía y meto mi cabello detrás de mis orejas, tomo profundas respiraciones y le doy una media sonrisa. Quiero que ella lo conozca, incluso si lo olvida, deseo que al menos por una vez ella sepa que mis delirios, que siempre la hacían reír, se hicieron realidad. Quiero que vea el rostro del hombre que últimamente me hace sonreír mucho.

—Vamos —digo—. Es hora de que conozcas a mi abuela.

Él me sonríe y baja de auto, lo mismo hago. Toma mi mano mientras caminamos hacia las instalaciones. Cuando llego a recepción, me saludan con cariño porque es común que la mayoría me conozca, preguntan por los dos terremotos y lanzan miradas nadas discretas hacia mi guapo acompañante cuya visera de la gorra oculta sus ojos. Luego, una de ellas se ofrece a llevarme a la habitación en donde se encuentra mi abuela, porque hoy no quiso salir al jardín, eso me advierte que podría ser un día no tan bueno.

Sin embargo, mantengo mi sonrisa y mi mano sosteniendo la de Kurt. Cuando llegamos a la habitación, tomo una profunda respiración preparándome para cualquier posible escenario. En la habitación se encuentra otra mujer mayor que teje y conversa con mi abuela. Me doy cuenta que pese a que la vi hace menos de ocho días, mi abuela luce un poco más delgada y envejecida, esa enfermedad es una perra.

Ahora, no soy una nieta malagradecida que un buen día se dijo que estaba cansada y decidió internar a una de las personas más importantes en su vida. No, esa decisión fue tomada por mi abuela cuando todavía se encontraba plenamente haciendo uso de sus facultades, cuando sus lagunas mentales no eran tan grandes, cuando me recordaba el 80% de las veces y lloré un montón la primera vez que me lo dijo, me negué rotundamente, pero al final del día ella tomó la decisión e hizo los papeleos, todo lo que pidió fue mi apoyo y lo que prometí fue nunca, pero nunca olvidarla ni dejar de venir. Fue duro adaptarme a no verla siempre, a tener que venir aquí, pero es un lugar grandioso lleno de especialistas que la hacen sentir en casa, de personas de su edad, más jóvenes o mayores, que la entienden o que habitan aquí ya sea por decisión propia o forzada. Aun con su enfermedad y días malos, la abuela July es feliz aquí.

Toco la puerta diciendo un "toc-toc" que hace que ambas mujeres volteen a vernos, amplío mi sonrisa y digo un entusiasta "hola" que es respondido por ambas de manera sonriente. Me adentro a la habitación al igual que Kurt y la enfermera que me trajo hasta aquí.

—Celine, ¿Esta es la nieta de la que tanto me hablas? ¡Es muy bonita!

Detengo mi caminar y tomo profundas respiraciones tratando de ignorar el aguijonazo del dolor latiendo en mi pecho; recompongo mi sonrisa y continúo caminando hasta llegar hasta ellas.

—No, no, July, esta visita es para ti. Mi nieta es rubia cómo yo.

Cabe destacar que esa señora no se llama Celine y que no es rubia, la última vez que la vi se llama "Sara" según ella y actualmente su cabello tiene más canas que castaño, pero no fue rubia en sus tiempos.

Me agacho frente a mi abuela y tomo sus manos notando cómo los años hicieron lo suyo y estas se encuentran llenas de arrugas y son un tanto más frágiles, pero cómo siempre, sus manos se encuentran muy cálidas. Le doy una gran sonrisa.

—Vine a visitarte a ti.

—Oh... ¿Eres amiga de algun conocido?

—Soy tu nieta, abuela, soy April.

—No, no. Te confundes, querida. April tiene diez años y tiene mejillas regordetas. Aun mi April no tiene esas —Señala a mis tetas.

—Es porque no tengo diez años, abuela y mis tetas crecieron cuando tenía casi catorce años, tarde pero seguro —Intento bromear.

—No eres mi April.

Exhalo con lentitud sabiendo que si insisto, podría cerrarse y pedir que me vaya, no quiero perturbarla, así que hago a un lado el dolor de no ser reconocida y decido darle otra resolución al problema.

—De acuerdo, ¿Podrías adoptarme hoy cómo tu nieta? Es que extraño mucho a mi abuela y no la encuentro, solo por hoy...Por favor, ¿Si? Me portaré bien, promesa.

Espero a la expectativa de qué responderá, pero cuando me sonríe siento alivio y una calidez en mi pecho.

—Bueno...No creo que haya problema...Nieta.

—Muy bien, abuela, he traído a alguien especial que quiero que conozcas —Le hago señas a Kurt con mi mano sin dejar de ver a mi abuela.

Pronto, él se agacha a mi lado y hace la visera de su gorra hacia atrás, volteo a verlo y le está dando una radiante sonrisa, si no estaba a camino a enamorarme antes, ese gesto lo consigue.

—Él es mi novio Kurt, es muy atractivo y sexy, pero lo más importante es que es una buena persona.

— ¿Y te trata bien? Los hombres guapos suelen ser peligrosos.

Su declaración me toma por sorpresa y luego me hace reír. Me arrodillo porque me canso de estar agachada y sostengo mucho más sus manos.

—Me trata muy bien, es más de lo que esperaba, abuela.

—Eso es bueno, un gusto conocerlo.

—Igualmente, es un placer.

Él estira su mano y yo dejo ir la de mi abuela para que la estreche. Sin importarle si el suelo está sucio o no, Kurt se sienta buscando comodidad a la vez que escucha a mi abuela hablar sobre cómo debe tratar bien a su novia, cómo lo hacían en sus tiempos.

Mantengo mis dedos enlazados con los de mi abuela mientras sonrío escuchándola hablar, sin alterarse, serena e incluso divertida, también rio con lo que la señora "Celine" agrega. Los minutos transcurren y decido que aunque no me recuerda, este encuentro es uno bueno y bonito.

Kurt también habla contándole anécdotas y hablándome sobre su abuela, lo bien educado que está y lo mucho que le gusto. No puedo creer que de hecho hace suspirar a mi abuela. Ella baja su mirada hacia mí y me sonríe, pero repentinamente se calla mientras me mira.

— ¿Abuela? —pregunto asustada cuando pasan los segundos y no dice nada.

— ¿April? —susurra—. April, mi vida... ¿Cómo no...? ¡April!

—Abuela —digo con voz temblorosa antes de recargar mi cabeza en su estómago y abrazarla con fuerzas—. Te extrañé.

—Mi April —dice acariciando mi cabello.

Estoy humedeciendo su vestido floreado con mis lágrimas, pero estos son valiosos segundos que no sé cuánto durarán y significan mucho para mí, porque en cada visita, ella me está reconociendo menos. Quiero detener el tiempo y conservar este momento tanto cómo pueda.

—Estás tan grande y hermosa... ¿En dónde están los niños?

No puedo responder por el nudo en mi garganta y porque estoy demasiado enfrascada en abrazarla.

—Ellos están en el kínder —responde Kurt.

—Oh... ¿Quién eres...?

—Soy Kurt, señora July, el novio de su nieta.

Wow —dice ella con asombro y rio—, eres muy guapo y me luces familiar.

—Tal vez me vio en algun lugar antes —sufiere Kurt.

—Sí, quizá fue eso —concuerda ella—. Sal de ahí, April, quiero mirarte.

Levanto mi rostro para que lo haga y le doy una sonrisa exagerada que la hace reír, pellizca mi mejilla cómo lo hizo durante todo mi crecimiento, nadie me tuvo tanta paciencia cómo lo hizo ella.

—Siempre tan desordenada —murmura—, pero tan bonita.

— ¡Lo sé! Él dice que soy increíblemente bonita —asiento hacia Kurt—. Por eso es que siempre está mirándome.

—Es verdad —Me sigue el juego Kurt—. Me es imposible despegar mis ojos de ella.

—Siempre fue bonita, desordenada y traviesa, pero bonita.

—Gracias, abuela —rio—, me halagas.

—Entonces Zoey y Nathan se parecen a ti —señala Kurt—. Desordenados y traviesos, pero bonitos.

—Mejor con mis manías que con las del bastardo traidor ladrón —Mascullo para que solo él me escuche.

—Debes tratar muy bien a mi April, ella es valiosa, fuerte e increíble.

—Aprendí de la mejor —respondo besando el dorso de su mano—. Tuve el mejor modelo a seguir.

—Ella también es buena halagando —dice la abuela.

—Cómo mi nieta —interrumpe la señora Celine y eso da inicio a que comience a hablar de su propia nieta, todos escuchamos.

Me rio de las ocurrencias de la dulce señora, estoy segura de que lo está exagerando todo, pero Kurt y yo fingimos creerle mientras nos encargamos de darle reacciones de asombro fingido. La mano de mi abuela en la mía se afloja y la sostengo con más firmeza, pero me doy cuenta de que está luchando para liberarse de mi agarre.

—Suéltame, ¿Quién eres? ¡Suéltame! ¡Enfermera! —grita.

Estoy sorprendida porque baje la guardia y no me lo esperaba, razón por la que no reacciono y no suelto su mano, eso la hace gritar aún más y comienza a agitarse.

—Corazón, vamos, libérala —Me dice Kurt.

Veo la mano de Kurt, con delicadeza, intentando liberar mi agarre. No me di cuenta que me estaba aferrando a ella con tanta fuerza, la suelto con rapidez cómo si el toque me quemara, pero ella continúa gritando mientras noto que he dejado marcados mis dedos contra su piel.

—Oh, abuela, lo siento, no quise...

Grita más fuerte y la enfermera, que se había ido luego de ver nuestra amena conversación, aparece intentando calmarla y me da una mirada que entiendo: es momento de que me vaya.

—Yo...No quise...—murmuro.

—Lo sé, cariño —dice la enfermera—. Nunca le harías daño, sin embargo, es necesario que salgas para tranquilizarla.

Creo que estoy en automático cuando dejo que Kurt me ayude a poner de pie y cuando nos guía hacia la salida. Ni siquiera respondo a las despedidas que me dan al irme del lugar. Solo vuelvo en mí cuando estamos en el estacionamiento y me doy cuenta de que él me está hablando.

—No quise agarrarla tan fuerte...Ni siquiera me di cuenta —Siento las lágrimas deslizarse por mis mejillas—. Duele.

Él me atrae a un abrazo y me aferro a él con fuerzas mientras lloro porque no es la manera en la que quería que nos despidiéramos. Murmuro que no quise lastimarla, que la extraño mucho y que duele; las lágrimas no dejan de aparecer. Él me escucha y acaricia mi espalda con su mano en un gesto reconfortante.

—Todos sabemos que no querías hacerle daño —asegura.

Me aleja un poco y con sus dedos limpia mis lágrimas luego deja un beso en mi frente y peina mi cabello con sus dedos. Me da una cálida sonrisa.

—Fue un duro final para la visita, pero no fue mala, corazón. Ahora sé por qué eres una mujer grandiosa, es porque una igual de grandiosa te crio. También vi que tu abuela te ama y que aun en sus lagunas, se esfuerza por darte unos pocos minutos dónde te conoce a la perfección.

»No fue un día malo, April, fue uno bueno. La hiciste feliz en esos pocos minutos, incluso cuando llegaste y no te recordó, te las arreglaste para hacerla feliz.

—Tienes razón... —digo asintiendo—. Fue un buen día, ella estaba feliz.

—Lo estaba, corazón.

— ¿Verdad que ella es genial?

—Es grandiosa, una mujer increíble.

—Gracias, Kurt —Lo abrazo de nuevo—, me alegra que la conocieras.

—A mí también.

Alzo mi rostro y el baja el suyo acortando la distancia, dándome un suave y dulce beso. Él tiene razón, no fue necesariamente malo, aunque dolió hubo momentos bonitos que siempre atesoraré en mi memoria.

***

12 de septiembre, 2015.

Los mellizos me observan en silencio mientras les explico una vez más que Kurt vendrá a visitarnos. Las mejillas de Nathan se encuentran muy sonrojadas y Zoey no deja de mover sus pies, ambos sentados en el sofá.

Ahora estoy asustada, porque ellos están actuando raros, están en silencio y parecen nerviosos, demasiado nerviosos.

—No tienen que estar asustados, mis estrellas —Le digo animada—. Él es una buena persona.

—Bueno... —dice Zoey encogiéndose de hombros y acercándose más a Nathan.

Cuando el timbre de la casa suena, ambos se sobresaltan y se abrazan. De acuerdo, ahora estoy nerviosa porque de vedad están siendo extraños y demasiado tímidos.

— ¿Quieren ir a ver quién toca la puerta con mami? —pregunto con exagerado entusiasmo.

Ambos niegan con la cabeza y se abrazan más fuerte. Me doy cuenta que tal vez ellos han canalizado mi nerviosismo y los he puesto así de ansiosos, ¡Mierda! Debí haber actuado más relajada cuando hablé con ellos, porque sin querer parece que los he asustado y se han vuelto tímidos.

—De acuerdo, mami va a abrir la puerta —digo sin borrar mi enorme sonrisa.

—Bebés aquí —dice Nathan asintiendo.

Asiento en acuerdo y me ordeno relajarme para que la tensión en el ambiente desaparezca. Camino hacia la puerta y al abrirla me encuentro con globos...Y Kurt. No se puede atrasar más, el esperado día ha llegado.



Ahora, sí: ¡Holaaaaaa mis amores! ¿Cómo están? Yo feliz porque me propuse subir este otro capítulo y logré en el tiempo que quería 😭❤

Espero se encuentren de maravilla y estén teniendo un genial comienzo de año y si no es así, no desespere, se pondrá luego mejor.

Hoy vengo con una recomendación (aunque generalmente no hago esto), en esta ocasión se trata de una razón especial y creo que es merecida esta mención. Se trata de la historia de una colega y amiga (Nacarid Portal) @nacaridportal , se llama "El capricho de amarte" y pueden conseguirla en su perfil gratuitamente, dentro de poco será publicada la historia en papel, los invito a que le echen un vistazo porque además tiene un significado especial detrás, una razón muy bonita en la que la totalidad de los fondos recaudados con esta historia serán donados a la fundación que ella lleva dirigida a los niños en situación de calle De nuestro país (Venezuela). Así que espero y se animen, ya saben, pasen y vean sin compromisos (jajaja venezolanos entenderán).

Ahora, el hada que se encontraba en unas eternas vacaciones regresa y señala con su dedo descansado a @Fiverhoy gracias por tu pasión y amor, espero y durante muchos, muchos años más, mis historias te sigan cautivando.

Para adelantos, noticias, firmas, sorpresas y micro-relatos de personajes de mis historias, pueden conseguir todo en mi cuenta de instagram: DarlisStefany. Y la página de facebook: Darlis Stefany. Twitter: Darlis_Steff.

Espero les guste.

Un beso.

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