❀ Cesta (Drabble)
Mamoru Endou se encontraba sentado en el pequeño altar que había creado en honor a su abuelo, Daisuke Endou, un hombre al que nunca había conocido, pero cuya influencia marcaba cada aspecto de su vida. Y con vida, nos referimos al fútbol.
En ese día especial, el cumpleaños de su abuelo, Mamoru sentía una mezcla de orgullo y tristeza que intentaba camuflar.
Kazemaru, siempre perceptivo, se acercó en silencio y se sentó a su lado, observando las fotos antiguas y el balón de fútbol que perteneció a Daisuke, junto a su fotografía.
—Sé que desearías haberlo conocido —Dijo Kazemaru suavemente.
Mamoru tan solo asintió en silencio. Cuando pensaba en su abuelo, nunca lo envolvía la melancolía; siempre lo relacionaba con los cuadernos especiales, los entrenamientos y, en general, con lo que lo hacía feliz. Pero hoy se sentía diferente.
Kazemaru se puso de pie y sacó de su mochila una pequeña cesta de mimbre que le entregó a su pareja.
—¿Qué es esto, Kazemaru? —Preguntó Mamoru, tomando la cesta con cuidado.
—Es para ti, Mamoru —Kazemaru sonrió con calidez— Sé lo mucho que admiras a tu abuelo, aunque no tuviste la oportunidad de conocerlo, pensé que podríamos honrar su memoria de alguna manera.
Dentro de la cesta había una selección de dulces tradicionales. Aunque Mamoru no solía comer dulces, el detalle le pareció adorable.
Endou levantó la vista hacia Kazemaru, quien lo miraba con esa expresión tranquila y segura que siempre lograba calmar cualquier inquietud en su interior.
—Gracias, Ichirouta —Murmuró Mamoru, su voz cargada de sinceridad— No sabes cuánto significa esto para mí, eres genial.
Kazemaru se inclinó hacia él, tomando su mano con suavidad.
—Sé que hoy es un día difícil, pero quiero que sepas que no tienes que enfrentarlo solo —Respondió Kazemaru, apretando ligeramente su mano— Tu abuelo estaría orgulloso de ti, no solo por lo que has logrado en el fútbol, sino por la persona en la que te has convertido.
Mamoru no supo qué decir. El hecho de que Kazemaru siempre piense en cómo hacerlo sentir mejor pero al mismo tiempo comprenda lo que siente... es sumamente reconfortante.
Endou esbozó una sonrisa, mientras apretó más su agarre con el peliazul.
—¿Sabes? Creo que mi abuelo y tú se habrían llevado bien —Dijo Mamoru, con una chispa de alegría— Ambos siempre saben cómo hacerme sentir mejor.
Kazemaru ríe, feliz de ver a Mamoru un poco mejor.
—Entonces, brindaré por él, y por ti —Dijo Ichirouta, alzando uno de los dulces de la cesta— Por el legado de Daisuke Endou, y por el futuro brillante de mi capitán.
Mamoru tomó otro dulce, alzándolo también.
—Por mi abuelo, y por la suerte de tener a alguien como tú a mi lado.
Ambos comieron en silencio, compartiendo ese momento íntimo bajo la suave luz del atardecer. Y aunque Mamoru en el futuro descubriría más detalles sobre su abuelo, no restaba valor al momento.
Fin
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