Segundo capítulo: Una lágrima que dar (El Día de la Boda, parte II)
El primero en comenzar, sería Jeff Daemons, quien traía puesto un traje negro elegante con zapatos de cuero bien lustrados y una corbata roja que vaya que caía bien con todo su alfáico esplendor. (Alfa) El sacerdote, viéndolo casi fijamente, espera la respuesta que debe decirse para iniciar con la primera de tres sub-secciones del Consentimiento: La Primera Fórmula. Luego de lo que diría el castaño medio rubio, la que seguiría con los votos sería la preciosísima Jessica Miriam Drew, quien sonreía nerviosa y demasiado enamorada del momento y de la persona que tenía al frente.
Jeff Daemons: *asentir* Yo, Jeff Daemons, te quiero a ti como legítima esposa y me entrego a ti. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida. *sonrisa muy nerviosa*
Sacerdote: ... *mirar a Jessica*
Jessica Drew: *sonrojo* Yo, Jessica Drew, te quiero a ti como legítimo esposo y me entrego a ti. *sonreír* *suspiro* Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.
Después de lo observado, seríamos testigos de lo siguiente que viene a continuación: La Segunda Fórmula. Esta parte pequeña, sería iniciada, igual que hace un momento con la Primera Fórmula, por el apuesto y muy nervioso Jeff Daemons, que se estaba sonrojando un poco más de la cuenta y que era observado muy atentamente por Spider-Man. Vaya que es un día muy importante. Como ya se sabe, Jessica, proseguiría luego de Daemons.
Jeff Daemons: Jessica Drew.. *sonrojo* ¿Q-quieres ser mi mujer?
Jessica Drew: Sí, quiero. *sonrisa nerviosa* Jeff Daemons, mi amor.. ¿Quieres ser mi marido?
Jeff Daemons: Si quiero. *sonreír sin mostrar los dientes* *suspiro largo*
Casi para finalizar con el sello de unión de dos vidas separadas y con las sub-secciones, La Tercera Fórmula, sería declarada por el sacerdote, quien estaba sintiéndose orgulloso por estar a punto de agregar un matrimonio más a su currículum de nexo entre Dios y los hombres. Uno legítimo. Entonces, con unas palabras más, en forma de interrogante, este señor de 65 años, daría las instrucciones sobreentendidas y pie para que estas sean respondidas ante el público presente. Eran aproximadamente unas 200 o 300 personas y el eco no tendría vergüenza de esparcirse por todo el lugar.
Sacerdote: Jeff Alexander Daemons, ¿quieres recibir a Jessica Miriam Drew, como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla
todos los días de tu vida?
El esposo: Si quiero, padre. *parpadear dos veces seguidas* *sonrisa leve*
Sacerdote: Jessica Miriam Drew, ¿quieres recibir a Jeff Alexander Daemons, como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
Jessica Drew: *mirar al sacerdote* Por supuesto, padre. *sonreír* *mirar a Jeff*
¿O si? ¿si la tendría y no podría concretarse el ritual que fue planeado para ser finalizado por completo, evitando así que una boda más fuera agregada al currículum de la ciudad de Nueva York y del sacerdote? al faltar ya unos dos pasos para decir con toda seguridad que el casamiento ya habría sido consumado, Jeff Alexander Daemons, con pavor, vergüenza y dolor, dice unas palabras que hacen que la sonrisa que llevaba su futura esposa fuera desapareciendo poco a poco y a cámara medio lenta; al igual que la confianza, la alegría, admiración y el orgullo que había en el ambiente.
Sacerdote: *asentir con ojos cerrados* El Señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ente la Iglesia y os otorgue-
Jeff Daemons: Espere, por favor. *mirar al sacerdote y alzar un poco la mano al mismo tiempo* No.. No puedo hacerlo. *mirar a Jessica* Lo siento, Jessica. N-no puedo.
Sacerdote: ... *gesto de duda*
Jessica Drew: ¿Qué?
Jeff Daemons: No puedo casarme contigo. Lo lamento, pero es demasiado para mí y debí.. *suspiro* Debí de pensarlo mejor. *sonrojo fuerte* *tragar saliva*
Spider-Man (desde medio lejos): ¿Qué?
Jessica Drew: *mirar a Spider-Man* *mirar a Jeff* ¿Qué quieres decirme con eso? ¿acaso es otra de tus bromas, amor? *mirar al público* *sonrisa leve* *mirar a Jeff* ¡no es el momento, estamos en-
Jeff Daemons: Perdóname. *bajar mirada* *alzar mirada a Jessica* Perdón, no es una broma, Jess. No puedo hacerlo.. *poner manos en los hombros de Jessica* No puedo hacerlo.
Además, toma de los hombros a Jessica para suplicar la piedad y el perdón del caso que no iba a recibir para nada. En su lugar, luego de unos cuantos segundos de que el público asimilara todo y guardara silencio absoluto pesado, Jeff no recibiría más que este mismo de la mujer de cabello negro con aroma a delicia y solo se vería obligado a voltear para el lado izquierdo del podio en el que estaba parado que cargaba una mesa que traía consigo unos adornos, velas, un par de anillos, unas especies de monedas y una grande biblia. El joven prometido, se enfocaría en los anillos para verlos por última vez, con nostalgia, y luego abandonar la iglesia algo rápida y definitivamente.
Jessica Drew: ¿Que no es un chiste.. ? *mirada fija* ¿Jeff? ¿Jeff.. ? no, no puedes hacerme esto. NO, por favor..
Spider-Man (desde medio lejos): Jessica.. *mirar a Jeff irse*
Jessica Drew: Jeff.. ¡Jeff! ¡por favor, NO ME PUEDES HACER ESTO!
Nadie podía creer lo que estaba pasando. Era demasiado surrealista para ser cierto. ¿Qué obligó a Jeff Alexander Daemons a hacer lo que hizo? ¿por qué tomó esa decisión, si se veía tan feliz al lado de Jessica Drew? nadie lo sabía. Para concluir, luego de un minuto de estar parada en el podio o el altar, Jessica Drew, ya no aguanta más y deja caer de sus ojos lágrimas que después pasarían cerca a sus separados y anonadados labios, por las mejillas extremadamente sonrojadas y sus grandes pechos que sentían a su corazón latir como nunca lo había hecho en su vida entera. Esto es muy típico de las películas de romance o drama, pero Jess nunca pensó que pasaría por una situación tan horrenda y asesina como esta. Sin más remedio, solo queda llorar por el hombre que alguna vez prometió amor eterno. ¿O no? sería buena idea ir detrás del muchacho de ojos verdes para tratar de hacer que la situación mejore o posponer la boda para otra ocasión.
J. Jonah Jameson: ¡Spider-Man! ¡haz algo! ¡no hay que permitir que la chica pierda la dignidad así! *ponerse de pie* *pasar entre los civiles del costado* con permiso.
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