Muerta Pero con Dinero

11 de enero de 2015

A las seis de la mañana del día acordado, Helen de Morris se presentaba a las oficinas del detective con la esperanza de que My Lord pudiera resolver el caso de suicidio de su hermana. Por algún motivo ella sabía que su Australia no había cometido tal acto, tenía que haber un motivo, y estaba dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias por saberlo. Ese era el motivo principal porque escudriñar en el caso.

Pasado la hora y media, la asistente apareció para abrir la oficina.

—Buenos Días —dijo Helen.

—Sí, buenos Días, ¿en qué le puedo servir? —preguntó Diana.

—Es que tenía una cita a las seis de las mañana con el señor My Lord, pero van hacer las ocho y no ha aparecido ----inquirió Helen.

—Ohh válgame, es usted la señorita Helen de Morris, ¿verdad? —preguntó.

—Sí, debe ser usted la asistente.

—Ella misma. Discúlpeme, tome asiento. Llamare a My Lord para informarle que usted está aquí.

—Vale, perfecto.

Diana apenada, tomó el teléfono de la oficina y le marcó al detective poniendo la otra mano cerca del micrófono para que Helen no escuchara.

—¿Sí? —contestó My Lord.

—Señor, tengo aquí a la señorita Helen, ¿No había acordado a las seis reunirse con ella? —preguntó.

—Sí, sí, ya voy en camino. Ofrécele café mientras llego.

Media hora más tuvieron que pasar para que My lord finalmente llegara, y antes que nada, la hizo pasar al despacho.

—Mucho gusto señor My Lord —saludó cortés extendiéndole una mano Helen.

—El gusto es mío señorita de Morris.

—Helen, dígame Helen.

—Helen, mi asistente me contó más o menos su caso, pero sería mejor que yo mismo lo escuchara de usted.

—Sí, bueno, ¿qué quiere que le cuente primero?

—Quién era su hermana por primero —dijo My Lord.

—Bueno, ella era profesora de matemática en una secundaria de la zona; era una buena madre y pues toda la vida que le llegué a conocer jamás le sucedió un caso de estrés o algo parecido.

—Omita todo eso de buena madre y otros halagos, todo el mundo fue bueno cuando está muerto —interrumpió—. Dígame, ¿estaba casada?

—Sí, con mi cuñado Christian, y antes que lo pregunte jamás vi a mi hermana Australia discutir, hasta donde tenía entendido todo estaba bien entre ellos.

—¿Tenía problemas económicos, o préstamos?

—No, mi hermana económicamente vivía bien ya que mi cuñado es Juez del Estado.

—Ya sabía yo que ese nombre me sonaba. Christian Thompson, el corrupto juez.

—¿Disculpe? —preguntó Helen.

—Olvídelo ¿Tiene conocimiento de quién llevó el caso de su hermana?

—Bueno, como ya estará informado, esto sucedió hace dos años y pues en ese tiempo estaba abatida por la muerte de Australia y lo que he podido recabar es que fue un oficial de la misma comisaría del Estado.

—Y dígame ¿A qué quiere llegar con esto? —preguntó My lord.

—Pues que se llegue a otra conclusión. Sé que mi hermana no se mato y quiero que encuentre un culpable.

—¿Me está diciendo que cree usted que su hermana no se suicido, sino que fue asesinada?

—Sí My lord, correcto.

—Es una acusación bastante grave señorita.

—Lo sé, pero todavía no me cabe que ella se suicidara, yo hable con ella ese mismo día y no noté nada extraño.

—¿Tiene alguna sospecha? —preguntó My Lord.

—Pues usted sabrá que en todo matrimonio de vez en cuando somos tentados en algunas ocasiones.

—Sea directa señorita.

—Pues creo, tengo la leve sospecha que tenía un amante. Lo sé porque noté su comportamiento durante los últimos meses, nunca le llegué a preguntar pero pues, instinto de hermana.

—¿Algo más que agregar? —preguntó.

—No señor ¿Tomará el caso?

—Pues, siendo sincero, es otro caso marital y no veo motivos por el cual gastar mi tiempo en él.

—Pero...

—Creo que he gastado el tiempo suficiente en escucharla. Si no hay más nada puede hacerle el pago de la consultoría a mi asistente.

—No puede hacerme esto señor My Lord.

—Bueno, sí puedo hacerlo —contestó él.

—Hay algo más —dijo entre susurros.

—Disculpe ¿qué dijo? —preguntó.

—Un dinero, el cual Australia dejó y que por eso quizás el que haya sido, la mató en complot.

—Interesante ¿Ve usted que sí tenía otra cosa que contarme? —dijo en sonrisas.

—Pues no quería que pues me viera como una interesada.

—No se preocupe, si su preocupación era esa pues no haga el esfuerzo, sí que lo parece, pero mi trabajo no es juzgar a mis clientes.

—¿Eso quiere decir que va tomar el caso?

—Pues así parece. La llamaré esta semana para acordar en mi agenda cuándo comienzo.

—Gracias My lord.

—A usted.

Otro caso más que dejaba en duda la avaricia del ser humano, donde una hermana acongojada todavía buscaba en el fantasma del pasado la indeleble respuesta de la muerte de su hermana, o bien, ¿sería un suicidio, o quizás un asesinato? El rompecabezas poco a poco comienza a surgir como cuerpo flotante en alta mar.

Continúen con esta historia.

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DISCUPARME POR EL RETRASO
pero mi editora Chuxamia pues esta bastante ajetreada ....ctq Camy 💙
Pero aqui estoy
Entregandole un nuevo Capítulo
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