El Juez y El Cenador

Los hechos presentados ocurrieron meses antes de la muerte de Australia.

19 de agosto 2014 (Caso: Hijo del cenador)

—Según la autoridad que me otorga la corte suprema de justicia y al veredicto de los jurados, declaro absuelto a Adrián Morris del cargo de tráfico de drogas, he dicho. Caso cerrado.

Un bullicio garrafal se alzó en la sala, gritos y acusaciones se escuchaban por doquier.

—¡Él es culpable!

—¡Corrupción en este veredicto!

—¡Encarcélenlo!

—¡Orden!—sonando el mazo de madera oscura que él poseía— ¡Orden!

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Nota Periodística:

La Noche del 1 de agosto de 2014 se encontraron dos kilos de cocaína en el auto de Adrián Morris, hijo del afamado cenador de Santa Catalina, Diego Morris, el mismo fue encontrado bajo su poder después de chocar con un auto, causando la muerte de dos niños que acompañaban a su madre.

Fue uno de los casos más sonados de ese año, el hijo de un cenador envuelto en droga, pero la suerte, o más bien, las influencias de su padre según testigos, pudieron comprar la justicia del estado de Santa catalina liderado por el reconocido Juez Christian Thompson, quien también se le juzgo entre los presentes como intolerante antes la acusaciones y pruebas presentadas que daban por afirmativo la culpabilidad del acusado. Y al final, se dictaminó inocente a Adrián, solo con una cuantiosa suma de dinero de cincuenta mil por daños y perjuicio a las víctimas. Además de esto, se presume que el abogado del acusado Jorge Parker recibiría una buena suma de dinero si lograba demostrar la inocencia de su apoderado. Pero no es la primera vez que la familia Morris se ve envuelta en escándalos desde el terrible suicidio hace cuatro años del hermano menor de este, Antonio Morris.

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30 de agosto 2014 (despacho del Juez)

La secretaria de Christian toca la puerta del mismo.

—Señor, el Cenador Diego Morris está en su espera.

—Ah, sí, sí, hágalo pasar.

—Sí señor —puntualizó.

—Mi estimado señor Cenador —con sumo alarde dijo el Juez

—Cris, amigo —dándose un fuerte abrazo—, disculpa el venir sin avisarte.

—No hombre, cómo crees, eres bienvenido aquí.

—Bueno, el motivo de mi visita es agradecerte por lo que has hecho por mí, el caso de mi hijo sé que era complicado Ese joven. Pero lo lograste, pensé que no podrías.

—Como tú has dicho, la mayoría de las pruebas afirmaban que él era culpable, pero bien sabes no hay nada que el dinero no pueda comprar Diego —rió con orgullo—. Moví algunas fichas en el jurado, una que otra y pues todo dio resultado.

—Ah claro, faltaba más Cris, ese mismo día en la tarde te hice el depósito de 50 mil dólares, y a tu amigo Jorge Igual le deposite lo que le correspondía.

—Ohh Diego, ¿vez? por eso me gusta tratar contigo, lo único que sí te digo que tengas mas precaución, tus fechorías de corrupción se están haciendo sentir en la corte con pequeños rumores de pasillo, no es la primera vez que te salvo el pellejo.

—Lo sé, lo sé, haré esos ajustes.

Los grande amigos siguieron por un par de minutos, el Cenador y el Juez se conocían desde hacía más de una década, ya que los dos compartían el sed de poder y dinero, y claro está, también las sombras de la corrupción.

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1 de septiembre de 2014 / 11:10 p.m.

En la dispensa del pequeño bar de Christian celebraban el triunfo de negocio del caso del hijo del cenador, junto con su compañero y amigo Jorge.

Jorge reía con la pereza y fuerza que lo caracterizaba.

—Se creyeron ese cuento de que no estaba en la sus cabales ¿puedes creerlo, Cris? —rió nuevamente.

—No cambias. Pero no creas, fue un caso bastante complejo.

—Bueno sí, pero al fin y al cabo nos quedamos con un par de dólares del viejo ese.

La conversación siguió muy amena, los dos grandes amigos festejaban por otro negocio con los peses gordos. El teléfono del abogado sonó.

—¿No vas a contestar? —sugirió Christian.

—¿Quién será? ¿Sí?

—Páseme al señor Christian —exigieron, una voz que Jorge no pudo reconocer.

—Es para ti —dijo Jorge.

—¿Sí?

—Voy a ser directo con usted, distinguido Juez, sus fechorías pronto se acabaran. Cuando caiga alguien de su familia se dará cuenta que la vida pasa factura. Lo estamos vigilando señor Christian, recuérdelo siempre, feliz noche.

—Maldito ¿qué quiere? ¿Sabes quién soy? Es una amenaza, mis contactos rastrearan ese celular y daré con usted.

—No soy tan estúpido, es un celular satelital, será como buscar un grano de arroz en un arenero, mire su celular señor Christian.

En ese momento el Juez recibió una imagen con Jorge en el mismo instante en que sostenía el celular. Trató de reprochar, pero ya era tarde, quien fuese el extraño, ya había colgado, pero lo que él no se imaginaria era quizás el si haya cumplido su promesa.

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Contemplemos cómo la luz divide la oscuridad, hace que todo lo que está bajo las sombra sea revelado y da a conocer los turbios pensamientos de cada uno de los involucrados; porque son nuestros actos los que hablaran por nosotros y demostrarán qué clase de personas somos. O bien mediante lo que hagamos seremos recompensados o condenados, porque la vida siempre pasará factura ¿Y tú, que tan dispuesto a pagar estás?

Sigue esta historia donde todo tiene un por qué que contar.

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✴NUEVO CAPÍTULO 📚
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