Capitulo VIII

Al llegar a la casa de los Cassidy, la puerta es abierta por un hombre vestido de traje muy elegante, quien nos invita a pasar a la enorme mansión y nos guía hasta el salón principal donde se encuentran los invitados.

Cuando entramos, todas las miradas se posan en nosotros, en el lugar ya se encontraban todos. La familia Miller quienes tenían su vestimenta negra, respetando el luto de su hijo.

Algo que todos se habían ofrecido hacer, pero los Miller pidieron que no guardamos luto a una persona llena de luz como su hijo, no querían que todos vistieran de negros cuando Jack odiaba ese color, porque decía que era definición de oscuridad. Respetamos su decisión y ellos acordaron llevar su ropa oscura solo por un breve tiempo.

Por otro lado estaban los Jhoson, iba. Despampanantes como solían ser ellos, Phoenix traía un vestido amarillo haciendo juego con su cabello, el vestido resaltaba todas sus curvas y se veía jodidamente bien con el.

Lana traía un vestido blanco, menos elegante que el de su hermana pero no por eso iba menos hermosa, al contrario, ese aura de buenas vibras e pureza que transmitía la hacia ver hermosa. La señora Jhonson tenía un vestido gris y un moño bien echo en su cabello.

Y los tres hombres de los Jhonson (si es que a uno de ellos se le puede llamar hombre), iban con trajes de color negro.

El idiota de Colton ya no tenía la fea venda en su cabeza y para su suerte, el cabello cubría la muy probable cicatriz que le había quedado.

Margaret y Madeleine también están aquí y aunque son las primeras el huir de esta casa como si de una casa embrujada se tratara, cada vez que pasan. No me sorprende verlas aquí, con tal de saber cada detalle y luego criticar, ellas vendrían.

La señora Jones también se encuentra aquí, luce preciosa con su conjunto lila y es de todos la que se siente más cómoda en el lugar, prueba de que es muy cercana a la familia.

Los Benet también están aquí, al igual que los Russell y los Wilson.

Y sí, como había dicho antes, todas las miradas están en nosotros, Kiara a mi lado sonríe con arrogancia y Riley le sigue, guiñando el ojo a los invitados. Niego con la cabeza y acomodo los gemelos de mi traje para comenzar a caminar con mi familia a nuestro puesto.

Lo que creímos que sería una cena sencilla, resulto ser algo mucho más grande y fue algo que debimos de suponer al mandarnos a vestir a todos de etiqueta.

El salón en el que estábamos era gigante y habían varias mesas, muy bien organizadas, en cada mesa estaba el apellido de cada familia correspondiente; en lo que parecía ser la mesa principal, habían rosas rojas con una foto de Jack y un cartel que decía "En memoria de Jack Miller" y sí, había música, sumamente baja dejando solo una suave melodía, en respeto de la familia de Jack.

No veía a los Cassidy por ningún lado cuando se suponía eran los anfitriones de la noche, pero como si de leerme la mente se tratara, hacen su aparición dejando a todos con la misma impresión de esta mañana en el cementerio.

La primera en hacerse visible es Cassandra, quien lleva un vestido rojo largo hasta los tobillos, con una abertura en la pierna izquierda, sus labios llevan el mismo color y su largo cabello rubio cae en un alisado perfecto.

Detrás de ella le siguen, Paolo y Alisson el hombre lleva de la mano a su hija. La cual viste un vestido del mismo color de la madre con la diferencia que este es más corto, su cabello oscuro cae sobre su espalda y sus labios rojos resaltan su look.

Paolo tiene un traje completamente negro, haciendo contraste y una bella combinación con las dos mujeres.

Se detienen en el centro del salón y como está mañana, es Cassandra quien toma la palabra.

- Buona notte, que alegría tenerlos a todos aquí - Dice con una sonrisa - Siéntanse como en su casa y espero que disfruten de la comida.

Caminan hasta la mesa donde se encuentra la señora Jones y se sientan junto a ellas y sin más, la cena comienza.

La noche transcurre con normalidad y es cuando estoy terminando el postre que me llega un mensaje en el celular.

Te veo en el baño

Levanto la mirada hasta la chica que esta a dos mesas de mi y sonrió.

Guardo el celular y veo como se dirige a la salida del son en donde estábamos.

- Ya vuelvo - Digo levantándome.

- ¿A donde vas? - Me pregunta mamá.

- Al baño - Asiente sin mucha importancia y salgo también del salón.

No mentía cuando decía que la mansión es enorme y lo que parecía ser una casa común y corriente por fuera como cualquier otra, en realidad por dentro era gigante. Camino por los pasillos sin saber muy bien a donde ir, hasta que alguien me jala por el brazo y me empuja a una habitación.

- Ya te extrañaba cariño - Los brazos de la rubia rodean mis hombros y yo sonrio.

- Y yo a ti - La beso llevándola hasta la pared mientras tomo su cabello.

Meto mis manos por el vestido y toco sus nalgas, ella suelta un jadeo en mis labios, bajo mis besos a su cuello y se pega más a mi.

- Vente conmigo - Le digo separandome un poco para mirar sus ojos.

- Papá va a matarme si me voy de aquí - miró a mi alrededor y me doy cuenta que estábamos en el baño, le pongo seguro a la puerta y la levanto rodeando mi torso con sus piernas.

- Entonces que sea rápido - Rodeo su cuello con una mano y vuelvo a besarla.

Meto una mano por debajo del vestido y llevo a su ropa interior donde la toco por encima de esta.

Ella gime y recuesta la cabeza en la pared.

- ¿Te gusta? - Susurro mientras muerdo su hombro.

Asiente mordiendo su labio y hago a un lado sus bragas para meter mis dedos dentro de ella. Un gemido se escapa de sus labios y jala mi cabello.

Y entonces un ruido afuera de la habitación detiene mis movimientos.

- No pares - Pero no le hago caso y sacó mis dedos y hago que sus piernas toquen el suelo.

Suspira frustrada y acomoda su ropa y cabello.

No me molesto en decir nada y salgo de la habitación, a lo lejos la silueta de alguien caminando llama mi atención y la sigo.

Sube las escaleras a toda velocidad y me es difícil seguirla, pero sé perfectamente quien es y a donde va, así que cuidando de que nadie me vea, subo las escaleras y camino a su habitación.

Los recuerdos de la primera vez que estuve aquí vuelven a mi mente, los sucesos extraños de esa noche mientras caminaba este mismo pasillo... Fue muy turbio.

Cuando llego, la puerta está medio abierta y a través de ella puedo ver a Alisson, está de espaldas a mi así que no puedo ver lo que está haciendo, está sentada en el suelo junto a su cama y sus hombros se agitan con fuerza, señal de que está llorando.

Paren todo.

¿Alisson estaba llorando?

¿La misma chica que nunca tiene emoción en el rostro, está llorando?

Eso sí era algo nuevo.

No quería interrumpirla, ella era ese tipo de chica que odiaba que la vieran así, débil y frágil, era su momento y espacio y yo estaba dispuesto a respetarlo. Pero justo cuando estoy a punto de darme la vuelta para regresar abajo con mi familia. Ella deja caer su brazo y me deja ver su muñeca llena de sangre.
Descansa su cabeza en la cama y estira las piernas en el suelo, realmente lucia derrotada, como si ya no quisiera seguir aquí.

¿Que hago?

¿La dejo que cumpla su cometido? Después de todo eso es lo que ella quiere.

Pero no podría vivir con eso en mi cabeza...

Peino mi cabello hacia atrás y termino de entrar en la habitación, llegó hasta ella y me arrodilló.

Sus maquillaje era un desastre, su labial rojo estaba corrido y sus ojos y mejillas estaban manchadas de negro, tenía la mirada perdida y su cabello alborotado.

- Alisson - La llamo, pero ni se inmuta.

Las heridas son muy profundas y hay muchísima sangre, veo el cuchillo que tiene al lado y con disimulo lo escondo debajo de la cama.

Alisson era peligrosa con un cuchillo.

- Alisson - Vuelvo a llamar pero se mantiene en la misma posición, tomo su rostro para que me mire y cuando lo hace una sonrisa torcida sale de sus labios.

- Estoy jodida ¿Verdad?

- Todos lo estamos.

- Todos me miran como si fuese un bicho raro ¿Tú crees que lo soy?

- Claro que no bonita, eres solo una persona lo suficientemente valiente para ser diferente al resto, sin importar lo que piensen los demás y eso, eso está jodidamente bien - La atraigo a mi pecho y ella hace lo que jamás pensé que haría.

Se derrumba en mis brazos.

Me abraza y aprieta con fuerza el saco de mi traje, mientras esconde su rostro en mi pecho y llora en silencio.

- Estás cometiendo el peor error de tu vida - Susurra.

- ¿Cual seria ese error? - Acarició su cabello y ahora soy yo quien está recostado en la cama con las piernas estiradas y ella en medio de estas.

- Entrar a mi vida - Suspiro.

Lo sabía, sabía que lo era, pero yo no querría estar solo contra el mundo y sé que ella tampoco lo quiere.

- Déjame ser yo quien me da cuenta de eso, pero no me alejes más por favor, no te cierres más - Levanta su mirada y sus ojos oscuros coinciden con los míos grises.

Se queda allí, observando mis ojos por un largo tiempo, hasta que sus ojos se van cerrando poco a poco hasta que pierde la conciencia.

- Eres un hermoso caos, Alisson - Murmuró mientras me levanto en mis brazos y salgo con ella de la habitación.

Al parecer nadie había notado nuestra ausencia, sus padres estaban muy ocupados tratando de agradarles a todos y mamá seguramente supuso que me fui de aquí.

Bajo las escaleras dejando un rastro de sangre en todo el camino y salgo de la casa, ya eran pasadas las 9 de la noche y no había nadie en la calle, todos estaban adentro en esa ridícula cena.

Llego a mi casa y abro la puerta del auto metiendo a Alisson en este, me quitó el saco y se lo pongo a ella para cubrirla del frío.

Subo en el asiento del conductor y arrancó al hospital.

- Jamás pensé estar en una situación así contigo - Murmuro.

- Se supone que no deberíamos estar en esta situación - Suelta un quejido y despegó mis ojos de la carretera unos segundos para verla.

Esta pálida y de sus muñecas no deja de botar sangre.

- Mis padres van a querer encerrarme de por vida cuando vean lo que me hice - dice mirando sus manos.

- Pues en tu defensa, has sido muy buena chica delante de todos - Por el rabillo del ojo veo como muestra una vaga sonrisa.

- No quiero ir al hospital Max, no me lleves allí.

- Estás apunto de desmayarse Alisson, claro que voy a llevarte.

- Harán preguntas que no quiero responder - Intenta abrir la puerta de auto pero está tan débil que sus manos caen en su regazo.

- Diremos que fue un accidente.

Bufa.

- ¿Que accidentalmente un cuchillo cayó en mis muñecas? - Tuerso el gesto, tiene razón sería patético.

Freno el auto en medio de la carretera y ella me mira arqueando las cejas.

- ¿Que haces?

- Pensando en lo que vamos a decir - Recuesta su cabeza en el asiento y yo me pongo cada vez más nervioso, está perdiendo sangre.

- No me lleves allí - Murmura.

- Alisson, me encantaría poder curar tus heridas, pero lamentablemente no se como hacerlo - Sus ojos oscuros conectan con los míos y siento un leve escalofríos por mi columna, creo que entendió el doble sentido de mis palabras.

Entonces hace lo que jamás pensé que haría.

Con su mano cubierta de sangre, toca mi mano la cual descansa en el volante, las gotas caen en mi pantalón pero no me importa, su mano permanece encima de la mía la cual ahora también está llena de sangre.

Y entonces susurra.

- Yo te enseñaré a curarlas.





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