Capitulo IX

Una parte de mi, la parte cuerda con cuatro dedos de frente, quería ignorar su pedido y seguir el camino al hospital, tal vez llevándola allí podría obtener respuesta de ella, pues estaba seguro que le harían muchas preguntas... Pero luego estaba mi otra parte, esa que la saco de la casa sin avisarle a sus padres, esa parte que había visto actitudes extrañas en ella y no se había terminado de alejar de ella, esa parte que se quedó dormido en aquel mirador sin miedo a que a lo podría suceder.

Esa parte que muy en el fondo creía en ella, creía que no era algo más que una chica cualquiera, solitaria y con muchos problemas dentro de ella.

Y esa fue la que hizo que encendiera el auto y diera la vuelta para volver a casa ¿Había echo lo correcto? En ese momento no estaba muy seguro, quizás luego me arrepentiría de eso.

Giro mi cabeza un segundo para ver cómo sigue ella, sus labios estaban blancos y aunque se mantenía fuerte, sus manos temblorosas me demostraban lo contrario.

– Por dios Alisson ¿Porque hiciste eso?
– murmuré más para mí, que para ella.

Su mirada estaba perdida en el cristal y yo trataba de manejar lo más rápido posible. Cuando las luces de mi casa estuvieron en mi visión, solté un suspiro de alivio.

La cena en casa de los Cassidy aún seguía y al parecer los padres de Alisson aún no se habían percatado de la ausencia de su hija y mis padres aún no me habían llamado, eso era bueno y extraño, excepto por mi hermana Kiara quien me envió un mensaje justo cuando me estaba bajando del auto.

Kiara:

¿A dónde fuiste? Mamá se enojo contigo por dejar la cena así y yo estoy muriendo de aburrimiento, ven por favor.

Regreso el celular a mis pantalones y me apresuró abrir la puerta de copiloto, dónde cargo en mis brazos a Alisson para luego entrar en mi casa en completo silencio.

Dejando rastros de sangre en el camino, era impresionante la cantidad de sangre que botaba de sus muñecas y estaba seguro que las heridas eran mucho mas profundas de lo que parecen. Eso me tenía bastante preocupado.

Cuando estuve dentro de la habitación de invitados, la deje en la cama y salí de allí en busca del botiquín, en casa mamá siempre decía que era primordial tener uno, para cualquier emergencia, ella solía tenerlo en la cocina para que todos tuviéramos acceso a el, pero en los últimos meses el que más lo usaba era yo, metiéndome en peleas o cosas así y el botiquín ya no salía de mi cuarto de baño, el cual estaba en mi habitación, a la cuál tengo prohibido entrar.

Genial.

No sabia muy bien que hacer, ese jodido oficial estaba detrás de mi, si entraba a mi habitación podría darle más razones en desconfiar de mi. Pero si no entraba Alisson iba a desangrarse en aquella habitación.

Tenía que tomar riesgo si no quería que las cosas empeorarán.

Así que pase una pierna por la cinta amarilla que impedía el paso y luego la otra. La habitación estaba a oscuras y no me atrevía a tocar nada, ni siquiera el interruptor, así que a oscuras llegué al cuarto de baño y allí con ayuda de la linterna de mi celular, busque el botiquín, me asegure de dejar todo como estaba antes de volver a salir de mi habitación, estar allí me recordaba a esa extraña noche y lo que había pasado, era horrible y no estaba seguro de poder volver a dormir allí, probablemente me mudaria a la habitación de invitados.

Finalmente, me encuentro de nuevo con Alisson, quien no se ha movido desde que me fui pero para mí buena suerte, mantiene sus ojos abiertos. Me arrodilló en el suelo al lado de la cama y miro a Alisson sin saber muy bien que hacer.

– Las heridas son muy profundas, van a necesitar sutura, tienes que hacerlo ¿De acuerdo? – Asiento sabiendo que no tengo ni idea de cómo hacer eso.

Pero aún así, saco todo lo que necesito y lo dejo en el suelo para ir a lavarme las manos, lo que menos quiero es que se le infecte la herida o algo así. Vuelvo a mi lugar y agarró la aguja con manos temblorosas.

– No tengas miedo – nuestras miradas se cruzan unos segundos y me preguntó cuántas veces a pasado por esto.

Respiró hondo y empiezo con mi trabajo, no se queja de dolor pero si hace muecas que me avisan cuan doloroso debe ser y como ella lo dijo, las heridas eran algo profundas, resultando ser cinco puntos mal hechos en cada mano, aunque debo admitir de no resultó ser tan mal como pensaba, luego de limpiar la sangre en sus muñecas y manos, pase a ponerle las vendas, pero a pesar de que ya estaba curada y no había botado más sangre, su semblante no cambiaba, seguía teniendo la cara pálida, incluso podría decir que mucho más y luchaba por no cerrar los ojos.

– Voy a traerte algo para el dolor, no te muevas de aquí – No espero su respuesta, asi que bajo rápidamente a la cocina y busco entre las gavetas unas pastillas para el dolor.

Sirvo un vaso de agua y subo de nuevo a la habitación, la cuál es un desastre lleno de sangre, las cosas que usé para curarla regadas en el suelo y una chica casi inconsciente en la cama.

No sabia como iba hacer para explicar eso, pero ahora mismo no importaba.

Me siento en la orilla de la cama y levanto un poco su cabeza para que pueda beber el agua luego de darle la pastilla. 

– Con esto te sentirás mejor... Espero.

Se quedó mirándome fijamente y yo sin saber muy bien hacer, le devolví la mirada.

– Gracias Max.

– ¿Sabes cómo podrías agradecerme? – Acomode el mechón de cabello que caía en su rostro y luego acaricie su mejilla, una leve caricia suave.

– ¿Cómo?

– Contándome porque has echo esto, creo que merezco saberlo.

Tomo un largo suspiro y desvió la mirada.

– Ya te dije, estoy jodida.

– Y quiero saber porque lo estás.

– Supongo que algún día lo sabrás.

Fueron las últimas palabras que dijo esa noche, luego el medicamento comenzó hacer efecto hasta caer en un sueño profundo.

Me quedé varios minutos contemplandola, estaba echa un desastre con el maquillaje corrido, sus brazos y manos llenas de sangre, su vestido arrugado y el cabello despeinado.

Nada parecida a la Alisson que mostraba al mundo o mejor dicho, la Allisson que se escondía de el.

Tuve que bañarme y cambiar mi ropa antes de que mi familia llegará a casa y comenzará hacer preguntas, fue todo un reto limpiar los rastros de sangre que había dejado Alisson por la casa, pero para mí buena suerte todo quedó en orden antes de que la puerta principal se abriera y entrarán mis padres, junto a mis hermanos.

– Que cena más aburrida ya me estaba durmiendo – exclama Riley mientras se lanza al sofá.

– Definitivamente todo en esa familia es extraña, su casa tiene un aura muy oscura – Dice mamá mientras se quita el abrigo.

Papá se sienta en el sofá junto a Riley sin medir palabra, como últimamente hace.

– Fueron extrañamente cordiales – Susurra Kiara caminando a la cocina.

– La comida estaba buena – Luke se encoge de hombros mientras sube las escaleras.

Milagrosamente nadie había notado mi presencia, así que en silencio subí las escaleras poco a poco.

Casi con éxito.

Casi.

– Un momento ahí jovencito – La voz de mamá me hace detener y cerrar los  ojos con frustración.

Me doy media vuelta y bajo los escalones que ya había subido.

– ¿Si? – Le digo.

– Se puede saber, porque te fuiste así de la cena ¿Acaso no sabes que es de mala educación? – Se cruza de brazos y miro a papá en busca de ayuda, pero lo encuentro con la mirada perdida.

Joder papá, este es el momento perfecto para que hables nuevamente y actúes con normalidad.

– No exageres mamá, no tenía nada que hacer allí y quería venirme.

– Pues que extraño, te la pasas con un curioso interés por la hija de los Cassidy y hoy casualmente no has querido estar en la cena.

– Son cosas que pasan – Doy media vuelta y subo las escaleras finalmente para ir a la habitación de invitados.

Al entrar, me encuentro con la sorpresa de que está vacía, miro al rededor en busca de Alisson pero no hay nada.

No tengo ni idea de por dónde salió, pero era de esperarse que hiciera eso.

Ya que es lo mejor que sabe hacer.

Huir.

                             ***

Los próximos días fueron agotadores, las muertes en la ciudad provocaban que la floristería siempre estuviera llena y el oficial Smith no me quitaba el ojo de encima, realmente era estresante tenerlo todo el tiempo a mis alrededores, porque aunque ya se aclaró que yo no había tenido nada que ver con la muerte de Jack, el seguía sospechando de mi.

Que hombre tan intenso.

Con respecto al accidente,no habían encontrado nada, seguían investigando pero al menos mi habitación ya estaba libre, sin embargo no era capaz de entrar aún, asi que termine por mudarme momentáneamente a la había de invitados.

Papá por su lado, actuaba como si no hubiera pasado nada, poco a poco había comenzado actuar con normalidad.

La familia Miller seguía buscando justicia para su hijo y todos en la comunidad habían sido de mucha ayuda, pero la seguridad en las calles cada día iba decayendo.

Ya nadie quería salir de sus casas, no importaba la hora que fuera.

Y de Alisson no había sabido nada desde esa noche, solo esperaba que estuviera bien y que sus heridas se estuvieran curando.

Esa tarde, iba camino a casa cuando alguien me detuvo.

La señora Jones estaba como de costumbre sentada en el pórtico de su casa.

– Señora Jones – Le digo a modo de saludo mientras voy acercándome más a ella.

– Max cariño, que bueno que te veo. Quería conversar contigo – Tomo asiento a su lado y me fijo en los niños que juegan en mitad de la calle.

– Claro, soy todo oídos.

– Max, sabes el cariño que tengo hacia ti y por eso me veo en la obligación de decirte esto – La miro con más atención y por la expresión sería en su rostro, sé que es algo importante.

– Debes mantenerte alejado de la familia Cassidy, ellos guardan muchos secretos que terminarán ahogandote y cuando quieres salir de allí será demasiado tarde.

– Y por esa misma razón no me detendré hasta saber la verdad, todo el mundo se empeña en alejarme de esa familia, porque tienen un montón de secretos ¿Pero cuáles son? – Gruño frustrado y tomo su mano llena de arrugas.

– Usted lo sabe, dígamelo por favor ¿Que es lo que ocultan? ¿Por qué debo alejarme?

– Max, eso es algo que no me corresponde a mi decirtelo, solo toma mi consejo y alejate de esa familia antes de que sea demasiado tarde cariño – Suelto su mano y me levanto de la silla.

– No voy a parar hasta saberlo.

Bajo las cortas escaleras dispuesto a irme.

– Solo déjame preguntarte una cosa.

La miro sobre mi hombro esperando su pregunta.

– ¿Estás enamorado de Alisson?

Arrugó mi rostro, sorprendido por la inesperada pregunta y es que realmente era algo que ni siquiera había pensado.

¿Tenía sentimientos por Alisson?

– No me respondas, pero te aconsejo que no involucres los sentimientos con ella porque Alisson no sabe amar – Asiento y sigo mi camino a casa.

¿Y yo si sabía?

En toda mi vida jamás me había enamorado de alguien, he pasado todo este tiempo en aventuras de una sola noche o nada más que unas semanas, no había jamás vivido esa experiencia de soñar despierto por una persona o sonreír como un estúpido al oír su nombre.

Y de echo, me considero un hombre romántico que desde pequeño a creído en el amor.

La conversación con la señora Jones, quedó rondando por mi mente, durante días, había muchas cosas que no entendía y me comía la cabeza no poder resolver esas dudas.

Esa noche, salí al patio trasero de mi casa a tomar aire fresco, el cielo estaba precioso, la luna brillante y uno que otro grillo, resonando por allí.

Pero la paz de la noche, fue interrumpida por unos fuertes gritos en la casa de al lado.

Me encontraba sentado en los columpios que papá había construido hace años para mis hermanas, desde allí tenía la vista perfecta a los grandes ventanales de la mansión de los Cassidy.

En tantos años siendo su vecino, jamás había escuchado gritos como aquellos.

Solían ser silenciosos y escurridizos.

Pero esta vez, parecían no importarles que media calle los escuchará.

– ¡ESTO YA SE ESTA SALIENDO DE CONTROL! ¡TU ESTAS FUERA DE CONTROL!

Esa era la voz de Cassandra, quien agitaba los brazos y caminaba de un lado a otro.

– ¡per amore di dio donna! Todo el vecindario oye tus gritos – Paolo en cambio se escuchaba tranquilo.

– ¿Te crees que no se darán cuenta de lo que está haciendo tu hija? ¡No tardaran en dar con ella! ¡No quiero verme obligada en hacer lo mismo! ¡No quiero que se repita lo mismo!

– Nadie se dará cuenta de nada, todo está bajo control y Alisson será una buena chica, ¿Verdad que si principessa?

No pude oír lo que respondió Alisson, pero los gritos por parte de su mamá siguieron y la verdad aunque me moría de curiosidad, no tenía porque estar escuchando.

Así que entre a la casa y subí a mi habitación.

¿Que se estaba saliendo de control?

¿Y que era lo que la señora Cassandra no quería que se repitiera?

Otro misterio más para la lista de misterio.

Estaba a punto de quedarme dormido, cuando una llamada entra a mi celular.

Atiendo sin mirar el nombre de la persona.

– Diga.

– ¿Crees que pueda escabullirme un rato a tu habitación? – Me quedó sorprendido al oír su voz y tengo que mirar la pantalla un segundo para verificar que es ella.

– ¿Alisson?

– La misma.

– ¿Estás bien?

– ¿Vas a responderme o no? – Efectivamente, era ella.

– Claro que puedes, entra por la ventana de mi habitación, voy a buscarte.

Cuelgo la llamada y salgo de la habitación de invitados para entrar a la mía. Era más de media noche, así que todos dormían.

Mi habitación estaba oscura, siendo alumbrada únicamente por la luz de la luna que ese día estaba más radiante que nunca.

Alisson está en medio de la habitación, no la veo muy bien hasta que quedó frente a frente y veo su rostro.

A veces me preguntó si tiene tatuado ese labial rojo y si lo oscuro de sus ojos es algo normal.

Ella realmente parecía de otro mundo.

Una belleza inusual y enimagtica como ella.

– Hola – Es lo único que paso por mi cabeza en ese momento.

– Hola – miro sus muñecas y veo que están vendadas.

– ¿Como sigues?

– Bastante bien, poco a poco se han ido curando.

– Me alegra oír eso – Asiente y mira al rededor de la habitación, no sabía cuál de los dos estaba más incómodo, aunque ella no lo demostrará jamás.

Tomo su mano y le hago un gesto para que haga silencio, salgo de la habitación y camino por el pasillo hasta llegar a la habitación de invitados.

Cierro la puerta y me siento junto a ella en la cama, su mano está helada cuando le suelto y ella se aleja rápidamente.

– Ya a este punto creo que deberías confiar un poco más en mi, ¿No lo crees? – La miro y veo un intento de sonrisa en sus labios.

– Yo confío en ti max, quien no debería confiar en mí eres tú.

– Pues al parecer todo el mundo lo ve, menos yo.

– Deberías hacer más caso a lo que te dicen.

– Nunca he sido muy obediente que se diga – Niega con la cabeza y se queda en silencio.

Me quedo observándola un largo rato, hasta que recuerdo que ella ha sido la que me ha llamado.

– ¿A qué has venido? – Me mira confusa y me apresuró aclarar – Digo, puedes venir siempre que quieras, pero a sido inesperada tu llamada y no esperaba que vinieras, me he sorprendido.

Se encoge de hombros.

– No me gusta estar mucho tiempo con mis padres y ya que solo hablo contigo, pensé que sería buena idea venir aquí, aunque ahora que lo pienso, no tiene mucho sentido.

Alisson, jamás en su vida había tenido ni una sola amiga, no sabía si visitar a alguien era algo normal o molestaba, tampoco tenía muy claro cuales eran las horas adecuadas para visitar a un amigo y mucho menos sabía de qué podía hablar con alguien.

Porque muy en el fondo quería desahogarse con alguien pero no sabía si eso era normal.

Ella era muy inexperta en muchos temas.

– Claro que tiene sentido, siempre que quieras hablar con alguien puedes llamarme, para eso estamos los...amigos.

– ¿Somos amigos? – levanto una ceja.

Rasque mi cabeza nervioso.

– Pues no lo sé, ¿Tu quieres ser mi amiga?

– No podemos ser amigos Max, ya te lo he dicho, además no sé cómo hacer eso.

Rei por lo inocente que se veía en ese momento y lo irónico que era eso.

– Yo puedo enseñarte.

– ¿Cómo?

– Solo déjate llevar.

Y así fue como me fui adentrando mucho más a la vida de Alisson, ella me mostró un lado que solo yo llegue a conocer y mientras yo le enseñaba cosas de la vida que parecía jamás haber conocido, ella me mostraba ese lado humano que escondía de todos los demás.

Eso sí.

Presta mucha atención.

Ella era inteligente.

Muy astuta.

Y siempre me mostró lo que ella quería que viera.

Ojalá hubiera escuchado las advertencias de todos, porque a partir de esa noche, me metí en un túnel sin salida.







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