Capítulo IV


– Esta vez nos toca a nosotros organizar todo, así que por favor voy a necesitar la colaboración de todos – Riley rodó los ojos y fingió que la plática le interesaba.

– Mamá no es para tanto – Murmuró Kiara.

Mamá hizo un gesto ofendida, y papá coloco una mano en su hombro tratando de tranquilizarla.

– Claro que es para tanto – Se defendió – Es el día del buen vecino, tenemos que dar una buena impresión.

El día del buen vecino, eso técnicamente ni siquiera existía, el vecindario lo invento para mantener una buena relación entre todos. Todos los años elegían una casa donde celebrar el dichoso día, normalmente hacían un almuerzo y diferentes actividades y absolutamente todo el vecindario estaba "obligado" a participar.

Si me preguntaban, era ridículo. Pero una vez al año, no hace daño.

– Su mamá necesita ayuda y se la daremos – Advirtió papá específicamente a Riley.

– Bien – Dijo resignada.

– Pero aún quedan 3 días mamá – Le recordó Luke quien acariciaba distraídamente a Cactus.

– ¿Tres días? Oh dios, es poco tiempo – Comenzó a caminar de un lado a otro y todos en la sala tratábamos de no reírnos de ella.

– Todo saldrá bien mamá, relájate – Le dije.

– Al menos uno de mis hijos trata de darme aliento – Colocó una mano en su corazón dramáticamente.

– ¿Ya ha terminado la reunión familiar o hay algo más? Debo estar en el estudio en media hora – Dijo Kiara mirando su teléfono.

– Si hay algo más, antes de que se vayan – Pero esta vez me miró solo a mi.

– ¿Que? – Dije confundido.

– Así como todos los años, esta vez no quiero que sea la excepción – habló como si yo hubiera entendió a que se refería.

– ¿De que? – Dije fastidiado al no entender.

– La familia Cassidy no es bienvenida a este día – Bufé y me levanté del sofá en el que estaba sentado.

– No sé porque me lo dices cómo si yo tuviera algún tipo de amistad con esa familia.

– No me creas tonta Max, Madeleine me dijo lo del otro día.

– Esa señora es una chismosa que se mete donde no le incumbe.

– !Respeta a tus vecinos! Y no sé cuántas veces te he dicho que te alejes de esa chica.

– Y yo no sé cuántas veces te he dicho que puedo hacer lo que quiera con mi vida – La miré furioso antes de comenzar a caminar a la puerta principal. Pero me detuve antes de abrirla.

– No voy a invitarla si es lo que te preocupa, sin embargo, me parece de muy mal gusto que todos en este vecindario juzguen sin conocer a esa familia y los excluyan de todo – La miré sobre mi hombro y ella agachó la cabeza – Incluyendo a esta familia. Eso no fue lo que nos enseñaste mamá, te estás dejando llevar por lo que dicen los demás.

Cerré la puerta al salir de un portazo, comencé a caminar sin rumbo alguno pensando en todo y a la vez en nada.

Me invadieron los recuerdos de hace dos noches atrás, cuando desperté Alisson no estaba, ya era de mañana y para colmo tenía una resaca horrible,y si, otra vez comencé a dudar de mi mismo ¿Y si Alisson nunca estuvo en ese lugar?

No la había visto desde entonces, y las cortinas de la ventana de su habitación se mantenían cerradas, decidí olvidar el tema y alejarme de una buena vez de ella. Quizás obedecer a mamá en ese caso sería una buena idea. Y al parecer Alisson si había hablando con Colton, porque el día anterior Riley había llegado a la casa en un mar de lágrimas, diciendo que habían terminado. Algo bueno había pasado después de todo.

Y no podía olvidar la reprimenda que tuve que soportar por parte de mamá, cuando llegue esa mañana. Cuando entre, todos estaban en la sala en pijamas y caras adormilada, mamá lloraba y papá tenía el teléfono en la mano. Al verme mamá corrió abrazarme y a llorar aún más, mamá pensó que el asesino me había matado o algo así y estaban a punto de llamar a la policía. La verdad, me sentí culpable y tuve que aguantar a mamá prácticamente todo el día, me hizo prometer que volvería a casa temprano.

– Max – La voz de la señora Lena detiene mis pasos, la veo sentada en el pórtico de su casa, con su usual sonrisa cálida.

– Señora Lena – La saludo caminando hasta llegar a su lado.

– Que es lo que te tiene tan pensativo cariño – Suspiro y me siento en una de las escaleras, pasando la mano por mi cabello.

– Creo que estoy agobiado – Me da una palmada en el hombro.

– ¿Que te tiene agobiado?

– Mamá insiste en que entre a la universidad, hace unos días fui hacer la prueba pero no fui capaz, me salí del salón y mamá aún no lo sabe. Cree que la hice y que pronto voy a recibir el mensaje de admisión. Eso me tiene frustrado porque no se que quiero hacer con mi vida – Veo al vecino pasear a su perro, y me quedo en silencio esperando su respuesta.

– Es comprensible, pero no tienes porqué presionarte, no seas tan duro contigo mismo. Si le cuentas a Rebecca lo que pasa ella va a comprenderte, las madres buscan la felicidad de sus hijos, cariño – Asiento – Dedicate a vivir la vida y encontrarás algo que te haga feliz y te satisfaga, nunca es tarde para poder hacer lo que te gusta.

– Creo que tiene razón, debo decirle la verdad a mamá. Sólo que no quiero decepcionarla – Me encojo de hombros.

– Max, tus padres te aman y están muy orgullosos de ti, no podrías hacerlo – La miró desde donde estoy sentado y le sonrió con agradecimiento.

– Gracias – Vuelvo a mirar al frente con aire distraído.

– Hay algo más que te tiene así, a mí no me engañas – Me río y niego con la cabeza.

– Hay una chica – Comienzo – Ella no me gusta, pero desde pequeño siento mucha curiosidad por ella, sé que hay algo que no es normal en ella. Y esa obsesión no me está llevando a nada bueno, he decidido alejarme de ella y olvidarla.

– ¿Esa chica es Alisson? – Me volteo a mirarla sorprendido y ella me sonríe con suma tranquilidad.

– ¿Como lo sabe?

– Tengo intuición – Se encoge de hombros – Alisson no tiene amigos Max, ella debe mantenerse así como está y no intentes descubrirla.

La miré confundida, era claro que ella sabía algo.

– ¿Que sabe usted de ella? – Le pregunte curioso.

– Lo suficiente como para no querer indagar más, y tú deberías hacer lo mismo. Así que tomaste una buena decisión al dejar las cosas como estaban antes.

– ¿Porque se empeñan en que me aleje de ella? ¿Que pasa con ella señora Lena? – Insisto.

– Creo que ya es hora de mi siesta, fue un gusto hablar contigo Max – Se levanta de la silla y a pasos lento entra a su casa dejándome solo y con un millón de preguntas.

Ya estaba cansado de tanto misterio, así que ya no iba a perder mi tiempo en esa chica.

Me levanté y camine resignado a la floristería, con el pensamiento de que esta noche en la cena iba hablar con mamá.

– Max – Levanto la cabeza viendo a Ethan parado afuera del local.

– Hey – Saludo sin mucho ánimo.

– ¿Que pasa Bro? – Pasa sus brazos por mis hombros y juntos entramos.

– Problemas en casa – Me encojo de hombros.

– Nada que un día de playa no solucione – Ethan me miraba entusiasmado esperando mi respuesta.

Era difícil decirle que no a Ethan, porque sus planes siempre solían ser divertidos y me hacía olvidar un poco mi rutina.

– Está bien.

Cuando las cosas están destinadas a ser, suceden sin importar que. Ese día yo estaba destinado a ir a esa playa, pues sin saber, poco a poco iba descifrando el enigma.

La playa estaba llena de personas, autos con la música a todo volumen y cervezas por todo el lugar.
¿Que podría arruinar esa tarde?

– Miren quien vino – La voz a mis espaldas me hace girar para ver a la rubia con un diminuto traje de baño resaltando todos sus atributos.

– Phoenix – Sonrió de oreja a oreja y satisfecha con mi reacción, rodea mis hombros con sus brazos para darme un profundo beso.

– Que asco me dan – Phoenix rueda los ojos ante la expresión en el rostro de Ethan.

– Como si tú no lo hicieras a diario – Réplica sin alejarse de mi. Yo la rodeo por la cintura.

– ¿Por quien me tomas cariño? – Pone una mano en su pecho haciéndose el ofendido – Me haces ver como un mujeriego.

– Lo eres – Digo yo encogiéndome de hombros.

– Pues mi mamá siempre me dice que hay que ser el mejor en lo que te propongas. Así que como ya me tacharon de mujeriego, seré el mejor y ahora mismo voy por mi víctima – Mira a su alrededor buscando alguna chica y Phoenix y yo reímos.

– No defraudes a tu madre – Le digo antes de verlo marcharse hacia quien al parecer sería su próxima víctima.

– ¿Porque tan tenso cariño? – Phoenix reparte besos por mi cuello y yo le quitó una cerveza a un chico que pasa por mi lado para darle un largo trago.

Cuando estoy por responderle, a lo lejos veo la silueta de alguien que me resulta familiar, pasa rápido y aunque está con una capucha tapando su rostro, a la luz del día es difícil no reconocerla.

Sin embargo, así como paso, es esfumó.

Fue tan rápido que dude de que haya sido real y por primera vez, me olvidé de ella.

No por mucho.

– Max – La voz de Phoenix me trae a la realidad.

– ¿Ah? – bajo un poco la vista para ver sus ojos azules.

– ¿Que te pasa? Estas distraído.

– Lo siento, solo estoy algo estresado pero no pasa nada – Aprieto su cintura con mi mano libre y undo mi cabeza en su cuello para dejarle unos besos.

– Creo que esta es la escena más hipócrita que han visto mis ojos – Tenso mi mandíbula al oír su voz y me alejo de Phoenix para darle la cara al idiota que habla a mis espaldas.

– Colton – Su nombre en mis labios sale lleno de todo el desagrado que tenia hacia el.

– Max – Suelta con burla – Hermana.

– Hermano.

– Ethan – Interrumpe mi amigo – ¿Porque nos estamos presentando? – Ruedo los ojos y a mi espalda Phoenix trata de no soltar una carcajada.

Ethan tiene un pésimo sentido del humor.

– Solo pasaba a saludar a esta linda pareja, ¿No es bello el amor Ethan? – Sus palabras están llenas de sarcasmo y tengo que mantener todo mi autocontrol para no lanzarme encima de él.

– Sin duda – Responde Ethan sin entender la situación.

Mi amigo es consciente de mi mala relación con Colton, sin embargo, siempre que nos encontramos trata de interceder para llevar la fiesta en paz.

– Es irónico y un poco injusto que yo no pueda hacer lo mismo con mi novia – Aprieto mis puños y reprimo el impulso de lanzarle la botella de cerveza que tengo en mi mano en la cabeza.

– Creo que ya tuvimos está conversación Colton – Digo entre dientes.

Se rie, si, el se estaba burlando en mi cara y la poca paciencia que tenía se esfumó por completo.

Y hice lo mas temía hacer.  Le partir la jodida cabeza.

El gritó de Phoenix a mis espaldas, al ver la sangre que brotaba de la cabeza de su hermano, después de lanzarle la botella, me hace estar consciente de lo que hice, sin embargo, no me arrepiento. Suelo actuar por impulso.

– ¡Max que hiciste! – Phoenix se acerca a su hermano, quien toca su cabeza para ver la sangre que brota sin parar.

– Una pastillita para el dolor y como nuevo – Le quita importancia Ethan y Colton lo fulmina con la mirada.

– Vas a pagar esta mierda Max – Espeta molesto y por más que quiere defenderse el mareo lo deja estático en su lugar.

– Ya sabes dónde vivo – Me encojo de hombros.

No me había percatado de que la música se había detenido y las personas observaban la escena estupefactos.

No todos los días uno decide lanzarse una botella en la cabeza a alguien.

– Te juro que lo que te haré va a ser muchísimo peor Collins – Me acercó sereno hasta el y Phoenix trata de retenerlo cuando el está dispuesto a golpearme.

– Revuelcate con mi vecina las veces que te de la gana, pero a mí hermana no le pongas tus sucias manos encima – Le susurro al oído.

Si mi confesión le sorprendió o no, lo disimulo muy bien pues con una sonrisa de arrogancia me respondió:

– ¿Celoso Max?

Bufo.

– ¿Celoso de que?

– De ser yo el único que tenga el privilegio de estar con nuestra bella vecina – Phoenix frunce el ceño confundida, pero no dice nada.

– No te creas tan privilegiado – Advierto.

– Pues déjame decirte,  que por ese privilegio voy hacer que te arrepientas – Afirma.

– Bien – Le doy unas palmaditas en su mejilla y encendiendo un cigarrillo me voy del lugar, con gesto sereno.

Todos me observan como si me hubieran salido dos cabezas y cuando ya estoy algo retirado, escucho como piden llevar a Colton al hospital, pues es una herida que requiere Satura.

Riley iba a odiarme por esto y lo peor de todo, es que no me arrepentía.

...

– La muerte está paseando por las calles de San Diego, siendo la noche la protagonista de estas horribles escenas, esta semana han sido 8 fallecidos y aunque la policía trata de hacer todo lo posible por encontrar al asesino, no ha sido una tarea fácil. El alcalde les pide a todos los hogares que por favor no salgan de sus casas, hasta que se encuentre al culpable de estos hechos. Como siempre, seguimos llevando las noticias hasta ustedes, yo soy Ian Parker – Tomo el control remoto y apago el televisor.

– ¿Ya podemos cenar? – Pregunto fastidiado, cada vez que pasan las noticias todo el mundo se tensa, mamá y papá estaban aterrados, y no se podía negar que la situación ya era preocupante.

Comenzamos a comer en silencio y yo estaba preparándome mentalmente para lo que iba a decirle a mamá.

– Mamá – Todos me miraron, incluida Riley que estaba viendo su celular.

– Riley baja el celular que estamos comiendo – La regañó papá.

Ella rodó los ojos y apagó el teléfono.

– Dime cariño – Dijo mamá mirándome.

– Yo... – Apreté los puños en la mesa y suspiré.

Sentí la mano de Kiara apretando mi pierna por debajo de la mesa, sin yo haberle dicho nada, ya ella sabía que iba a decir.

– No hice la prueba, no quiero estudiar medicina – La mesa quedó en un incómodo silencio, y todos los ojos estaban sobre mi.

Pero yo solo podía ver la reacción de mi madre. Quien se quedó en silencio como todos, viéndome fijamente, no podía descifrar la expresión de su rostro.

– Sé que eras lo que querías que estudiara, lo siento, pero no sé que es lo que quiero, creo que ya te lo había dicho, y no quiero hacer algo que no me vaya a gustar después – Pase una mano por mi cabello – No sabes lo frustrante que es todo esto para mí, todos en esta casa tienen prácticamente su vida planificada y yo... Yo soy un desastre – Vi como sus ojos se llenaron de lágrimas y temía que fueran de decepción.

Así que me levanté de la mesa, bajo la mirada de todos y camine dispuesto a salir de la cocina.

– Cariño – Miró a mamá quién se había puesto de pie y se acercaba a mí con lágrimas bajando por sus mejillas – No me decepcionas, estoy muy orgullosa de ti y vamos apoyarte en lo que sea que quieras hacer. No tienes porqué sentirte menos que nadie de esta casa, somos una familia y lo que te pase a ti o a cualquier miembro, le pasó a todos – Puso sus manos en mis mejillas y se puso de puntillas para besar mi frente.

No pude evitar abrazarla con fuerza.

– Prometo no defraudarte – Le dije en el oído.

– No podrías hacerlo nunca hijo – y después de eso, todos se levantaron de la mesa para unirse al abrazo.

Amaba a mi familia y la forma en cómo siempre se mantenían unidos a pesar de todo.

El timbre de la casa sonó, rompiendo el abrazo.

– Yo voy – dije saliendo de la cocina, era raro, ya eran más de las 7 de la noche, nadie debía salir de casa.

El timbre volvió a sonar justo antes de abrir la puerta.

– Buenas noches, soy el oficial Jackson Smith, encargado de la investigación de los asesinatos que han estado ocurriendo y nos llegó un mensaje en anónimo diciendo que aquí vivía el asesino – Saca su placa y me la muestra, como si me interesará quien era o que quería, pero sus palabra me pusieron en alerta.

– ¿Aquí? – Pregunté confundido.

– Si, ¿Podría traerme a Max Collins?

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