3 | Luna del Guzano


Los líderes fueron llegando al concilio, las omegas de TanGban tenían la tarea de darles la bienvenida y los omegas de ubicarlos en sus sitios designados.
La manada completa había preparado hasta el último detalle para recibir al representante de cada clan.
Jungkook y una formación de sus lobos vigías se alinearon componiendo un cinturón de protección alrededor de la aldea, a ella llegarían las personas más importantes de cada reino del Frío y se encontrarían todas juntas en un mismo lugar, ese hecho requería de la mayor seguridad posible.

El malamute, personalmente había enviado a Trigal con una cuadrilla de renos y una pulka techada a buscar a su abuela al Portal de los Gritos, ella siendo la líder de la manada, no había querido faltar al acontecimiento y lo mínimo que él podía hacer era asegurarle un traslado cómodo y calentito.
La ansiedad iba a matarlo, a lo lejos divisó el trineo acercándose, cambió de forma y corrió para ser él quien escoltara a su amada abuela hasta su hogar, al hogar Park Jeon donde ella iba a quedarse por algunos días.

Jimin sintió en su cuello la alegría del Alfa y salió a recibir a la abuelita con Sakari de la mano, con el Enigma en brazos y ropas para el Alfa, bajo el otro.
Qaammat abrazó al omega y se quedó casi sin habla frente al retrato vivo de su hija en los ojos de esa niña sonriente y vivaz.

—¡Abuelita! —gritó la cachorra y se abrazó a las piernas de sus abuela.
La abuelita la cobijó con amor y la bendijo en dialecto inuit con un cálido murmullo que a Jimin le sonó ensoñador. Él amaba ver la interacción entre dos generaciones de la misma camada.

—Bienvenida a nuestro hogar Qaammat, qué placer que hayas podido venir.

—El placer es mío, Jimin.

—Te presento a Jeongguk, abuela —comentó Jungkook que ya había vuelto a su forma humana y ahora era él quien tenía al bebé en brazos.

La abuela alzó al niño y él apoyó su cabecita roja sobre el corazón de la anciana.
El bebé Enigma emitió suaves notas de perfume a fruta. Un susurro de pomelo rosado y leche invadió el ambiente y lo que ocurrió a continuación marcaría un antes y un después en la vida de los jóvenes híbridos. Jimin y Jungkook no podían creer lo que estaba sucediendo.

Bebé Enigma levantó su cabeza, miró a los ojos a su abuelita y trinó un canto transparente en el preciso momento en el que comenzó a mutar el color de su cabello frente a los ojos atónitos de todos.
¿Realmente estaba cambiando de color?

Transmutó el rojo óxido de su mollera a un intenso negro azabache y sus redondos ojos de cervatillo en alerta se clavaron en los de su abuela con una mirada despierta y consciente.

—Eres tú, Jungkook, siempre tuvo tus ojos, pero ahora también tiene tus colores —dijo Jimin a Jungkook sin dejar de mirar al bebé y con la garganta cerrada de la emoción.

—No puedo creerlo… —emitió el Alfa

La abuela parecía haber caído en el hechizo silente de su bisnieto que le transmitía los misterios de la vida y la muerte en una sola mirada.

El bebé giró observó a sus dos padres, le hizo un puchero a Jungkook, acto seguido le guiñó el ojo a Jimin, con sus dos pequeños bracitos se abrazó a la abuela y se quedó profundamente dormido, tal como le sucede a su padre Jimin cuando sus energías sagradas se ponen en acción.
Sí esto no era la gloria, ellos no sabían lo que sería.

El Enigma acaba de demostrar algo que repetiría a lo largo de su vida, cambiar, mudar, transmutar.
Ese era el primer día de poder del resto de la vida del bebe mágico.


Trueno recibió a los líderes de cada manada en lo que se constituyó en el primero de los muchos que prosiguieron.
Jimin y Jungkook dejaron a sus niños al cuidado de Almendra y junto con Qaammat se dirigieron al salón a donde más de trescientas almas estaban reunidas para tratar el tema por el cual se las había convocado.

—¿De dónde salió tanta gente, Jungkook?

—Cada líder llegó con un séquito de cuatro o cinco personas, amor, algunos con más. Ya sabíamos que serían muchos.

—Ví a Perla entre la gente del clan de los Hielos.

—¿A quién?

—Perla, ¿Recuerdas la alfa que quería conquistar a Trigal?

—Ohh, sí, que memoria, Jimin.

—Aparentemente es la heredera del líder. Espero que Trigal no lo pase mal o que ella no intente seducirlo —Jimin cruzó los dedos índice contra mayor de ambas manos.

—Me encargaré de mantenerlo alejado de ella.

—¡Hay tanta gente, Koo! Me pone nervioso.

—Tranquilo, Jimin, tenemos todo bajo control. No solo nuestros vigías están alerta, la manada San Bernardo y los Siberianos de tu clan enviaron hombres para ayudarnos en la tarea de proporcionar seguridad a todos los presentes.

—Solo híbridos? ¿Ningún clan de lobos envío ayuda?

—Sí, sí, los lobos del sur, también, no recuerdo el nombre…

—Canus Lupus Arctos —Una voz por detrás interrumpió lo que ellos hablaban. Ambos giraron buscando al dueño de ella.

—Arctos, es nuestro clan —se inclinó noventa grados ante ellos un enorme lobo de cabellos azules e intensos ojos rojos.

—Soy Gong Yoo, jefe de la guardia real de la manada Canis Lupus Actros. Es un placer conocerlos.

Jimin y Jungkook repitieron la inclinación ante el jefe.

—¿Arctos? Eres de la manada de Kim Seokjin, el omega de nuestro líder.

—Así es. Es mi primo.

—Bienvenido a nuestra comunidad, Yoo.

—Muchas gracias, son ustedes los padres del Enigma?

Así es contestaron a coro.

—Es un placer estar ante su presencia. Mi lobos y yo estaremos a vuestro servicio.

Jin llegó en ese momento a saludar a su primo y todos se dirigieron al sector central donde se encontraba Trueno.
Casi llegando Jimin soltó la mano de su alfa lo qué hizo que Jungkook girara a observar que ocurría. Vio a Jimin blanquear los ojos, de su boca salieron sonidos ininteligible y todo su cuerpo se tensó como una cuerda de metal.
Namjoon tuvo el impulso de agarrar al Omega y Jungkook lo detuvo en seco.

—Espera papá, no lo toques —Él estaba acostumbrado a este tipo de manifestaciones de Jimin, pero lo cierto es que nunca lo había visto en ese estado, Jimin no parecía estar en trance frente a algo bello o natural, parecía que estaba siendo atrapado por un hechizo invisible y doloroso, de pie y con su cabeza hacia atrás se sacudió repetidas veces como si una magia oscura hubiera envuelto su pequeño ser. Eso no era nada normal y logró asustar a Jungkook que intentaba mantenerse fuerte. Se posicionó detrás de Jimin y emitió un poderoso pomelo y patchouli para calmar a su Omega y hacerlo regresar. Acarició su cuello y arrulló con amor las palabras que Jimin le susurra a él cuando está nervioso.

Sueña mi niño, mi amor, cierra tus ojos, sueña sin temor, vuela alto y libre, 
donde todo es bello y nada te daña. La luna y yo te pertenecemos…

Jimin salió del mal viaje y abrazó a Jungkook temblando.

—¿Qué pasó bebé, qué fue eso?

—Jungkook, sentí miedo, algo oscuro se conectó conmigo. Algo intentaba decirme pero no pude descifrar qué era. Gracias por sacarme de allí. Estoy aterrado.

—¿Debemos preocuparnos? —preguntó el Alfa.

—Contactaré a mí chamana, es la única que puede ayudarnos. Mientras tanto, me iré a casa, debo ir a ver a los niños. Necesito saber qué Sakari y Jeongguk están bien.

—Tú no irás, reforzaré la seguridad. Nam te necesita aquí con él. Este evento se hizo a pedido nuestro, amor, debemos estar aquí.

—Tienes razón pero envía hombres a cuidar al Enigma, ya.

La intuición de Jimin era buena, cuidar al heredero era prioridad solo que él no sabía que el peligro no acechaba precisamente al niño, sino a él mismo.

Se dirigió al lado de su líder dispuesto a apoyar en todo a Nam cuando este planteara el delicado tema de frenar los obsequios desmedidos al hijo de su hijo.

Jimin se sentía adormecido, como cada vez que tiene estos episodios solo que ahora no era posible que él se durmiera.
Jin se quedó a su lado, brindándole calidez y seguridad, acariciando la espalda de Jimin. Mientras tanto, el omega de Nam, con su curiosidad y perspicacia acostumbrada observaba a cada persona con bastante atención y jugaba un juego que él había inventado para sí mismo en el que intentaba adivinar a qué clan pertenecía cada uno. Tarea por demás ardua teniendo en cuenta la cantidad de personas presentes. Pero al momento de iniciar la reunión, en el salón solo quedaron los líderes y un consejero y eso redujo la dificultad a un alto porcentaje y él se sintió divertido.
Así que mientras se tocaban temas por demás importantes, Seokjin jugaba con la mirada.
Observaba a un líder, después al consejero, en su mente pronunciaba el nombre de la manada para después corroborar si había acertado leyendo la etiqueta con el nombre del clan que se encontraba sobre la mesa frente a cada líder.
Jimin lo veía reír solo y sin motivo y no cuestionó nada porque así era Jin, único y loco.
Jin dejó de reír cuando observó al lado de su primo, un alfa de características muy distintas a las que tienen cada unos de los convocados y que habitan las Tierras Frías.
Ojos redondos y una piel canela como si el sol hubiera hecho nido sobre su rostro. Nadie por estos lados tiene esos ojos ni esos colores.

¿Quién era este? Qué además de ser distinto, estaba solo. Él claramente no era un líder, y de haber sido un consejero, delante de él estaría el jefe de su manada.

Jin lo miró demasiado, hasta que el extraño hizo contacto visual y le sostuvo la mirada desafiante.
En un parpadeo de distracción, el desconocido ya no estaba allí.

Seokjin no comentó nada a nadie sobre lo ocurrido y es un hecho del que más tarde se arrepentiría con toda su sangre.




Hola mis adoradas amigas, antes de que acabe el día, quise publicar el capítulo 3.

Les debo una disculpa por no hacerlo antes. Pero como comenté en mi muro, la semana pasada estuve demasiado preocupada con mi madre internada, muy delicada. Ese hecho no me permitió hacer nada más que estar con ella y cuidarla. Por fortuna ya regresó a su hogar.

Gracias a quienes me siguen y me bancan en esta. 💜💜💜

Las Saranghae mucho.

Sobre el título del capítulo 3:
Luna del Gusano

La última luna llena del invierno se llama la luna del gusano por los rastros de los gusanos que aparecen en el suelo recién descongelado. También se llama luna casta, luna de muerte, luna de la corteza (por la nieve, que se convierte en una especie de corteza al fundirse de día y congelarse de noche) y luna de savia, por el sangrado de los arces.














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