23 |Especial III | Cuarto Creciente


Jimin despertó con las caricias de una pequeña mano en su rostro, abrió sus ojos y frente a él estaba su cachorro Enigma acariciándolo, con ojos cerrados y cantando una canción de cuna, Jeongguk había creado un aura púrpura que envolvía ambos.

—Hijo...
El niño  siguió cantando la nana y Jimin se dejó llevar por el cántico y la serenidad que le llegaba del interior de su hijo.

Sus anuas se unieron y Jeonggukie lo abrazó con un manto translúcido de energía y poder y le habló sin palabras.

—Papá, has perdido el eje. ¿Qué está pasando?

—Nada, hijito, estoy bien.

—A mí no puedes mentirme. Quiero que tú me digas lo que yo ya sé.

Jimin ante eso se dejó cuidar por su nene.

—Estoy triste, Ggukie, muy triste.

—No debes estarlo. Todo lo que te rodea es perfecto.

—Hijito esto es algo que puedo manejar, tú no te preocupes, papá va a estar bien

El niño no lo dejó continuar.

—Papá sabes que sé todo de ti, sabes que estamos unidos y puedo leer tu alma como tú puedes entrar en la mía.

Jimin sabía que su cachorro de solo cuatro años era especial y único, pero él en su preocupación por ser un buen padre necesitaba dejar al niño fuera de esto, era tan solo un niño ¿cómo iba a explicarle sus miedos de adulto? Pero Jimin no contaba que su niño sabio no necesitaba explicaciones. El Enigma tomó la mano de su papá y la llevó a su pecho, allí donde su corazoncito latía bonito y feliz, emitió aquel primer olor con el que se dio a conocer con su padre cuando él ni siquiera existía en este plano, y permitió que Jimin se relajara.

—Padre, deja de temer, deja de sufrir por lo que no puedes cambiar. Quiero compartir algo que ya deberías saber, porque tú eres el Elegido, no yo, pero en tu regodeo de miedo y dolor no te has permitido vislumbrar la verdad.

Las palabras duras de su hijo eran absolutas verdades, él lo sabía pero no había podido lidiar con el veneno que plantó la loba.

—Jimin, no hay un destinado allí afuera esperando o buscando a Jungkook.

Jimin sollozó aún en ese estado de ensueño en el que lo había sumergido el niño.

—Su raza fue prácticamente extinta por humanos y los únicos sobrevivientes son ancianos. Nunca nació su destinado. Él en su corazón lo sabe. Creo que tú también, encuentra ese saber, papá.

Jimin lloraba sin poder contenerse frente a su cachorro y el niño en su infinito poder lo acuñó como si fuera un crío.

¡Jimin se sentía tan feliz! Su amor no tenia un destinado allí afuera que amenazara su pareja. Pero en el acto otro miedo le llegó con fuerza.

—Puedo leer tu corazón, papá… estás reemplazando un miedo por otro. Detente por favor.

Jimin con sus ojos llenos de lágrimas , lo miró con incredulidad, el Enigma estaba en su cabeza.

—No, Jimin, tú tampoco tienes destinado —Le hablaba con calma y cariño— Papá, tú eres el Elegido de los Dioses y ellos no crearon un destinado para ti porque tu destino era estar con ellos y para ellos. Tú torciste ese destino al enlazarte con Jungkook y pagaste con tu vida por ello. Ustedes son el uno para el otro y será así por el resto de esta vida y las que quedan por vivir, porque lo que el Cielo designa es palabra sagrada, por siempre y para siempre.

Jungkook había entrado a la habitación y al ver a su cachorro y a Jimin en estado de fascinación se quedó a un costado esperando que regresaran.

El aroma a caramelo de su Omega lo llevó directo a aquel hermoso día en que ellos se unieron en carne y alma por primera vez, Jungkook no tenía dudas de que Jimin era su alma gemela, le importaba muy poco el tema de los destinados, él sabía que un amor como el que ellos se tenían trascendía tiempos y espacios. Ignoraba lo que el Enigma había revelado, pero no lo necesitaba, su corazón ya había decidido que Jimin era el amor de su vida y nada sobre esta tierra lo haría cambiar de sentir..

Cuando padre e hijo salieron del ensueño, Jungkook se preparó para sostener a Jimin que caería en sueño profundo tras haber encantado al niño, grande fue su sorpresa al ver que no fue el Omega quien cayó, sino que fue el niño quién trastabilló y Jimin lo sostuvo en sus brazos para que Jeonggukie durmiera sobre su pecho.

—Duerme cachorro, mío, duerme mi hijo hermoso.

Acariciaba sus cabellitos rojos y besaba los ojos de bebé de su niño mago.

—Jimin… ¿Están bien? ¿Qué ocurrió?

—Ven amor, llevemos a Ggukie a su cama. Tengo mucho qué contarte.

Los miedos de Jimin se disiparon gracias a su precioso Enigma Rojo. Ese día fue uno de los días más gloriosos de los que Jimin haya vivido, no sólo por haber logrado destruir esos miedos que lo atormentaban, sino porque ese logro llegó de la mano de su poderoso hijo. Se sintió pequeño frente a tanto poder, se sintió un “niño” frente a su niño, pero como el mismo Enigma le había dicho, todo lo que ocurre es perfecto, y era verdad, hasta ese veneno que la loba plantó en su mente intentando romper el lazo entre ellos, incluso eso fue perfecto, porque de no haber ocurrido, en el fondo de su alma siempre existiría la duda y el temor.

Jungkook no quiso decirle la famosa frase “te lo dije” en lugar de eso lo abrazó fuerte, acarició sus trenzas rojas y con voz sensual y falsa inocencia le susurró:

—Estoy tocando tu cabello.

Jimin ronroneó y le habló bajito.

—Desata mis trenzas, Jungkook, hazme el amor y muerde mi cuello… márcame, como me gusta.

Los híbridos dieron rienda suelta a su lujuria y en cada caricia se demostraron que su amor iba más allá de los destinos.
Jimin encontró dentro de su corazón las respuestas que cerraron un círculo de dudas y se permitió ser feliz, infinitamente feliz con su bello Alfa que le pertenecía por derecho divino y a su manada indiscutiblemente perfecta.

Esta era la única realidad, la increíble y maravillosa historia de amor entre un alaskan malamute y un husky siberiano que se conocieron allá lejos, un día cualquiera del tiempo del los fríos y tejieron para siempre una red infinita de amor para ellos y la pequeña manada de sus cuatro amados cachorros.

¿Cuatro?

—Jungkook… te amo.

—Yo más mi niño rojo.

Alfa—jadeó a su oído— anúdame.




Nombre del capítulo

El cuarto creciente es una fase lunar que se produce cuando la Luna ha completado un cuarto de su órbita desde la fase de luna nueva. En esta etapa, la mitad derecha de la Luna está iluminada por el Sol, y se conoce popularmente como media luna (Como los ojitos del bebé hermoso 🤭)


¡¡Mis bellas amigas/os llegamos al final, final, final!!
Espero que les haya gustado. Confieso que yo siempre me quedo con las ganas de más Niño Rojo... 🥺

El próximo extra será solo de imágenes, quiero mostrar lo que la IA me creó sobre el Rojo. Tengo millares de imágenes, deberé hacer piedra, papel y tijera conmigo misma para ver cuáles traigo.

Bueno, me despido, ya saben..
I purple U muchoooo 💜
Gracias por estar aquí conmigo, siempre.

Lola Caracola 🐌 🧉









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