14 | Luna de Escarcha
El silencio era roto por el crepitar de las hogueras y el murmullo de los lobos reunidos alrededor de la lanza central de la aldea, la cabeza de Uxmal, estaba clavada en el extremo de esa lanza con un rostro congelado en una expresión de terror eterno.
Jungkook se erguía debajo, su mirada orgullosa se elevaba hacia la cabeza del xolo, recordando la batalla feroz que había librado para obtenerla.
Jimin sintió tanto orgullo por su alfa que pensó que la satisfacción no le cabría en el cuerpo.
Toda la manada sentía lo mismo, no era la primera vez que Jungkook había dado muestras de su valentía y poderío como Alfa líder de los vigías, él ya se había enfrentado a los Wang y los había vencido, pero ahora era distinto, ahora había ido solo tras la bestia que casi mata a su hija, se había enfrentado cara a cara con el único ser que él ha odiado más que al demonio mismo.
En la lucha feroz había dejado carne y sangre tras las heridas, pero había triunfado y cuando regresó con los despojos del xoloitzcuintle, no lo hizo para exhibir su conquista sino para que su clan supiera que ese peligro estaba extinto.
Jimin se acercó a la lanza y ordenó que bajaran los restos del xolo, necesitaba mirarlo de cerca.
Se quedó observando centímetro a centímetro ese rostro gris y sin vida, se detuvo en los ojos, aquellos que alguna vez lo amedrentaron en amarillo y que eran dueños del más profundo de sus terrores, ahora, allí parecían dos piedras frías, blancuzcas, con una mirada perdida en la nada como si estuviera mirando a través de un velo.
Allí no quedaba ni un solo rastro de la arrogancia y el desprecio que una vez caracterizaron su mirada amarilla.
Sintió un escalofrío recorrer su espinazo.
Este era el recordatorio de que las acciones tienen consecuencias y que la muerte puede ser el precio a pagar por una vida de maldad.
Por supuesto que no habría ni una sola lágrimas que derramar, ni duelo que hacer. Solo un silencio sepulcral rodeaba esa cabeza sin vida como recordatorio de que la justicia había sido servida.
La cabeza seguiría allí hasta que la carne fuera consumida por los cuervos y solo quedaran huesos, pero Jimin se opuso.
Él no quería que ese estandarte se transformara en algo más importante que los horrores que ellos habían padecido ante el Xolo, él quería que el recordatorio fueran los relatos sobre la lucha que había librado su Alfa, esos que se transmiten de boca en boca, de generación en generación y que quedan en la memoria viva de la manada por los siglos de los siglos.
Jimin quería que el clan supiera que Uxmal ya no significaba peligro, que su muerte traía consigo el mensaje aplastante de que con ella llegó la justicia para alguien que había causado tanto daño y que su Alfa había sido el artífice de ese destino.
La cabeza fue retirada de la lanza y arrojada al bosque cerca del cuerpo. No habría sepultura más que la que la naturaleza misma le otorgue cuando los restos se disgreguen entre gusanos porque la madre tierra no guarda rencores, ella transforma hasta el mal más absoluto en un eterno polvo sin memoria.
Hasta en ese acto, Jimin y Jungkook fueron generosos con un ser que solo fue maldad con ellos.
Muerto el perro, se acaba la rabia, reza un dicho antiguo, y así sería a partir de ahora, pero para Jimin ahora había surgido una preocupación tras la muerte del xolo...
... Chocolate.
—Jimin, ¿Qué dices?
Jimin decía lo que se le acababa de cruzar por la cabeza porque así de impulsivo era el rojo.
¿Regresaban del bosque de dejar los restos del perro malo y Jimin hablaba del chocolate?
Por supuesto que la sonrisa de Jungkook no le cabía en la cara.
Corrió a besarlo tanto que lo dejó sin respiración. Jimin ni siquiera preguntó por qué o a qué se debía el ataque amoroso, él solo se dejó llevar y tras el primer beso llegaron las caricias. Esas que prendían fuego la piel del Omega y encendían sus labios de lujuria. Jimin intentó quitarse rápidamente los pantalones pero Jungkook lo impidió, en cambio él le retiró las prendas de arriba, dejándolos a ambos con sus pechos desnudos. Se lo comió con los ojos, amaba esa piel blanca en la que relucían sus pezones castaños como pequeñas frutas maduras, que llevó a su boca para lamer a placer.
Ajustó sus manos a las caderas de su niño y lo atrajo a las suyas, frotó su cuerpo contra el de Jimin por encima de sus prendas que por el momento, Jungkook no tenía intenciones de quitar
Jimin y su jadeo de cachorro lo encendía de una manera endiablada, él bajó su mano y friccionó la erección del rojo con un ritmo obsceno y delicioso. Soltó y volvió a frotarse contra su chico, Jimin creyó que se le derretiría el cerebro, nunca habían hecho algo así, y se sentía malditamente sabroso.
Jungkook no podía quitar sus ojos de ese rostro en éxtasis cuya boca de durazno emitía gruñidos de bebé necesitado.
—Mierda, Jimin, qué hermoso eres.
Fundió sus labios en un beso profundo y hundió su lengua de fuego en la boca de su amado.
Jungkook desabrochó sus pantalones y Jimin entendió que se venía el bendito momento de tenerlo dentro.
Con igual destreza quitó los pantalones de Jimin y lo cargó hasta la mesa con sus dedos hundidos en la lubricada entrada de su chico.
—Te voy a matar —se le oyó decir antes de embestir y meterse hondo.
Se conocían tan al dedillo que sus cuerpos parecían danzar al unísono, ese movimiento en perfecta sincronía hizo que Jimin se corriera sin tocarse y sin dejar de mirar a los ojos al hombre que amaba, ese que ha hecho todo y más por él, ese que le ha dado un hijo y plantado otros dos en su vientre, este que acaba de regresar con heridas de guerra a las que él va lamer hasta que sanen.
Mirada de amor, de deseo y de hombre bien cog... Satisfecho.
Jungkook siguió su embate hasta que encontró un ritmo tan perfecto, tan erótico que que lo llevó a un estado en el que solo había estado aquella vez que Jimin se comunicó con su ánua en lenguas druidas.
Por una razón que desconocía, se sintió como en ese momento, sintió unirse a Jimin, en un estado de iluminación y paz absoluta, donde trascendieron los deseos y el ego.
Él pasó de sentir que estaba a punto de derramarse en un brutal orgasmo a transmitirle a su chico, con cada caricia que él amaba cada célula de su cuerpo, lo acarició con tanto amor que Jimin abrió los ojos y conectaron sus miradas, la cadencia seguía, los gemidos eran delicia para sus oídos pero Jungkook se estaba uniendo de una manera única y especial, él quería decirle con su cuerpo que la pasión brutal que lo corroe cada vez que lo toca, podía transformarse de un segundo a otro a esta sensación de plenitud y orgasmo álmico, él necesitaba transmitirle a su Omega que por encima del feroz deseo que le tenía, también lo admiraba de pies a cabeza, quería de algún modo sanar las heridas del rojo, esas que se hizo cuando se enfrentó cara a cara a la mismísima muerte para rescatar a su niña de las manos de plata.
Él ignoraba qué pactos había hecho Jimin para lograr que Sakâri regresara a este plano, pero sabía que el rojo había dejado parte de su alma en ese trato. Y es precisamente allí donde Jungkook quería quedarse, acunar a su Omega y fundirse con él en un solo espíritu.
Jimin lo sintió, sintió que en cada uno de esos movimientos, Jungkook intentaba decirle que podía leer las cicatrices que dejaron su encuentro con la presencia blanca y que de ahora en más podía descansar sobre su pecho hasta el día que, ella, lo llamara a su lado, porque Jungkook lo amaba sin límites y lo amará sin mesura hasta que dé su último suspiro...
—Yo también —respondió Jimin a lo que Jungkook le decía sin palabras y aceleró sus caderas en un exquisito movimiento que llevó a Jungkook a derramarse con un brutal orgasmo y a clavar sus colmillos en una dentada feroz sobre el cuello del Omega.
Jimin jadeo en caramelo y Jungkook se vació en él antes de caer desfallecido de placer.
—No quiero sonar superfluo, pero mis provisiones de cacao están casi vacías...
El rojo se había despertado con ganas de seguir reflexionando sobre el chocolate y Jungkook aún reponiéndose del encuentro, con solo un ojo abierto y la cabeza hecha un nido, le contestaba entre perezoso y risueño...
—¿Vacías? Era Uxm--
—No lo nombres —Lo interrumpió— sí, haz memoria, él me proveía de cacao para hacer chocolate.
—En ese caso... creo que sería buena idea retomar aquel plan de viaje a tierras cálidas. Aquel que interrumpimos hace años.
—¿Y conocer el mar?
—Sí, y buscar por nuestra cuenta tus provisiones de cacao.
Con un beso sonoro cerraron el trato.
Una semana después habían cargado la pulka en la que se trasladarían hasta la zona donde abordarían el tren. Trigal iría con ellos hasta ese punto en el que la nieve se hace frágil y ya no pueden usar los trineos para movilizarse y luego regresaría con la pulka a TanGban.
¡Jimin estaba exultante! ¡Feliz era poco! Había preparado con lujo de detalles todo lo necesario para pasar esos días juntos, casi como una segunda "Luna escarlata". Sí, porque irían sin niños, algo que no esperaban que así fuera, pero cuando Nam, Jin, Almendra y Trigal les propusieron cuidar de Sakâri y Jeongguk para que ellos viajaran solos, la tentación fue abrumadora y aceptaron. Decidieron acortar el tiempo afuera, en principio el viaje les llevaría todo el tiempo que quisieran, la única necesidad de regreso era la condición de Jimin, ellos iban regresar para dar a luz a sus cachorros en Tierras del frío y entre sus manada, eso no admitía ninguna discusión. Pero ahora, viajando sin los niños, ellos volverían tan pronto como consiguieran el cacao.
Sobre el nombre del capítulo
Noviembre: Luna de Escarcha
Su otro nombre es luna gélida o luna del Cástor. No hay un consenso sobre el origen del nombre de la luna del castor de noviembre. Hay quién dice que viene de los nativos americanos, que colocaban trampas para castores durante este mes, mientras que otros sostienen que el nombre se debe al aumento de la actividad de los castores, que construyen sus presas para el invierno.
Holaaaa, se viene el viajecito tantas veces propuesto por el JiKook. ¿Navegarán por mares cálidos?
No lo sé... Pero sí sé que se vienen momentos de puro placer y un poquito así 🤏🏻 de celitos entre ellos cuando conozcan nuevas razas.
Ojalá les esté gustando! Déjenme lo saber que eso me alienta a inspirarme.
Ya saben, las Saranghaeo mucho 💜
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