10 | Luna de los Truenos

Pasaron días, semanas y del xolo no se supo más nada, tal como era predecible ellos bajaron la guardia y se permitieron ser un poco más libres.
Sacaban de paseo a sus cachorros y visitaban a los abuelos. Algunas noches permitían que Sakâri se quedara a dormir con sus pequeñas tías, Maikoh y Lilium, las hijas de Nam, porque claro, no había mayor seguridad que en la casa del líder.

Eso les daba a ellos la privacidad que necesitaban para tener sus encuentros amorosos mientras el Enigma dormía en otro cuarto, ajeno al fuego que se consumía en el cuarto de sus padres.

Jungkook reanudó el entrenamiento con los vigías por las mañanas y a la tarde sacaba de paseo a Jeongguk y al sonriente.

Por su parte, Jimin retomó sus actividades en la botica y se puso al día con la producción de las perlas supresoras de celo, de los ungüentos para músculos maltrechos y de los jarabes para gargantas que ardían.

Esa misma tarde había decidido llevar a Sakâri, con él para que la niña se divirtiera con otros cachorritos. Él había convocado a las mamás del clan para que llevaran sus hijos al taller de pintura.

Paso a paso ellos empezaban a hacer vida normal porque, claro, ignoraban que el mal aún los acechaba.

Jimin abrió la puerta de su botica con una mezcla de nostalgia y determinación, notó que el aire estaba cargado de polvo entonces abrió los postigos y los rayos de sol que se filtraban por las ventanas iluminaban motas danzantes en el aire, hasta de ese pequeño detalle común e insignificante, le provocó alegría. Estaba feliz. Prendió los fuegos, dejó a la niña jugando al lado de la chimenea, se arremangó y comenzó a ordenar. Al quitar el polvillo de los pinceles y los caballetes, sintió como si estuviera despertando a viejos amigos de un largo letargo.

—¡Vamos pincelitos, es hora de despertar!

Sakâri festejó con risas esa ocurrencia tan común de su papá, de hablarle a las cosas.

La botica iba recuperando su brillo y Jimin estaba feliz de transformar el abandono en belleza.

Tan concentrado estaba que no sintió cuando alguien entró al estudio. Pero en contados minutos su sentido de druida le alertaron que algo no andaba bien y en dos pasos largos corrió a donde estaba la niña.

El miedo se apoderó de su cuerpo cuando vio al xolo en cuclillas al lado de Sakâri.
Su corazón golpeó su pecho con tanta fuerza que por un momento quedó ensordecido por los latidos que retumbaban en sus oídos como un timbal de guerra enloquecido.

Su mente quedó atrapada entre el instinto de enfrentarlo para salvar a su hija y la parálisis del pánico, el terror recorrió su sistema y le llegó a Jungkook a través del lazo

Jungkook lo sintió, sintió el miedo de su Omega, un sudor frío le recorrió la columna y corrió con el bebé Enigma cargado a su espalda.

Jimin sintió como si el tiempo se hubiera detenido y cada segundo se estirara en una eternidad de terror.

—Hola, bonita —comentó el perro lampiño acomodando un mechón rebelde de la nena detrás de su oreja.

—¡No la toques!

Ella por instinto retiró su cabeza hacia atrás.

—Deja ya mismo a mi niña, Uxmal, no te lo repetiré dos veces.

—Hola, Jimin, no seas descortés, salúdame primero.

El aire se había vuelto denso, dificultando a Jimin cada respiración pero estiró su mano hacia la niña sin acercarse al Xolo.

—Ven hija, ven a mí.

Sakâri intentó hacer lo que su papá decía pero Uxmal la tomó de un bracito y la arrastró con él cuando se puso de pie.
Jimin se interpuso e intentó alzar a su niña pero el Alfa, notablemente más alto lo miró desde arriba y de un empujón se lo sacó de encima haciéndolo caer a un costado.

Jimin no recordaba que fuera tan alto pero sí fuerte, él sabía que desde su forma humana no había ninguna posibilidad de enfrentarse al perro cuyos ojos amarillos parecían refulgir con mayor intensidad mirando a Sakâri.

Dejó a la nena y con dos cortos trancos, Uxmal ya estaba encima de Jimin, que aún se encontraba en el suelo, el perro loco extrajo de sus ropas un sucio trapo embebido en la misma extraña sustancia con la que lo durmió aquel nefasto día que lo secuestró, años atrás.

Jimin podía ser más bajo y de menor contextura física, pero era fuerte y la adrenalina le brotaba por los poros.
Se puso de pie esquivando el ataque y le pegó con su puño cerrado un golpe certero en la nariz dejando al xolo atontado y gruñendo insultos.
Antes de que Jimin llegara a su niña, el Xolo lo tomó del tobillo y lo atrajo a su pecho. 

Jungkook sintió su lazo arder, necesitaba cambiar de forma para correr en cuatro patas, pero llevaba al bebé con él, el cambio era absolutamente imposible.

Sintió tanto terror que sin lugar a dudas supo que este miedo era tan asfixiante como aquel cuando levantó sin vida a Jimin en la piedra de sacrificios.

Se detuvo y aulló convocando a la manada para luego seguir corriendo hacia su Omega, él era consciente que ecesitaba ayuda, sabía que estaban en peligro.
A pasos de llegar a la botica lo interceptaron Nam y Jin que se quedaron con Jeongguk.

Jungkook llegó justo para ver que Uxmal tenía a Jimin contra sí y blandía un cuchillo sobre su garganta.

—Llegas justo a tiempo, Jungkook… ¿Así te llamas, verdad?

Jungkook no contestó, hizo contacto visual con Jimin e intentó transmitirle tranquilidad, pero eso era imposible.

Sakâri estaba peligrosamente al lado del xolo y Jungkook la llamó para que fuera con él pero él Xolo, una vez más, lo impidió.

—Dijiste que ibas a degollarme, Jungkook ¿Lo recuerdas? Porque yo sí lo recuerdo.

Jungkook gruñó.

—¿¡Lo recuerdas!? —gritó y hundió el cuchillo en el cuello del Omega provocando un pequeño corte que sangró.

—Querías degollarme, pero creo que yo lo haré primero.

Jungkook emitió su olor a pomelo para calmar el corazón asustado de su Omega y eso pareció enloquecer al xolo que bufó al oído de Jimin mostrando sus colmillos a Jungkook.

—Deja a Jimin. Déjalo, tómame a mí.

Con cada palabra, el Xolo hundía un poco más el cuchillo.

—No seas idiota, Uxmal… Deja a Jimin, si tú lo amas, como dices, no le hagas daño.

El Xolo largaba demenciales carcajadas pero no soltaba a Jimin.

—¡Vamos cobarde! ¡Elimíname a mí! aquí y ahora porque si me dejas vivo, voy a destrozarte, maldito, te lo juro que…

Cuando los lobos vigías llegaron y rodearon la casa, el Xolo se vió acorralado y sin salida. El terror se apoderó de él y Jungkook pudo ver que no le tembló la mano con la que, sobre la sien de Jimin, dio un golpe seco con el mango del cuchillo, con el único fin de ganar tiempo. Entonces empujó al Omega que cayó medio atontado sobre los brazos de su Alfa.

Uxmal, con una determinación casi sobrenatural, se lanzó hacia un costado, justo donde se encontraba Sakâri, ajena al peligro inminente.
En un solo movimiento fluido y con una furia contenida, sujetó a la niña de los cabellos y llevó el cuchillo al pequeño cuello. El filo encontró su objetivo con una precisión letal y un corte certero en la garganta de la nena, puso fin a la caza.

Uxmal huyó dejando a Jimin y Jungkook observando el horror mismo, sintiendo que el mundo se abriría bajo sus pies y ellos caerían al infierno.

Jungkook saltó a sostener a Sakâri y con su mano intentó contener el brutal flujo de sangre que brotaba del cuello abierto de oreja a oreja.

Jimin caminó hasta ellos como si estuviera en trance. El dolor se instaló en su pecho como un vacío abismal, como un agujero negro que a su paso, se tragaba toda esperanza.

Su niña hermosa, desangrándose en brazos de Jungkook.

¿Había algo peor que eso?

Le dolía el alma, hasta respiración se había convertido en un esfuerzo doloroso como si estuviera viviendo una pesadilla de la que no podía despertar. Pero esto no era una pesadilla era la realidad.

El xolo había atacado a su niña bonita y la pequeña vida de Sakâri se drenó entre las manos de Jungkook que no pudo contener la rabiosa hemorragia.

Él lloraba como niño sobre el cuerpito inerte, Sakâri había muerto en cuestión de segundos.

Jungkook en su infinito dolor, temió por Jimin. Jimin no lloraba, Jimin parecía estar lejos, fuera de sí.

De pie frente a la escena macabra de su hija muerta, él se descalzó y caminó sobre el manto rojo.

—Deja a Sakâri en el suelo —Lo escuchó murmurar.

El olor que el Omega emitía se mezclaba con el olor de la muerte blanca.

La muerte sin sentido de una niña inocente.

No me digan nada... Yo también lloro...



Sobre el título del capítulo 10:

Luna de los Truenos, también llamada Luna del Heno, es la que se da en julio (o enero), momento en que suelen darse tormentas eléctricas, aunque las noches son tranquilas y cálidas.








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