DIEZ.
Cuando Taemin llegó a casa, se sentía deshecho, sin ánimos de seguir adelante. Su vida parecía una interminable cadena de desdichas. ¿Cómo había llegado a sentirse tan desprovisto de deseos? La decisión de dejar a Minho, aunque la consideraba su mayor error, también la veía como un acto de valentía. Quería que Minho estuviera con alguien mejor, alguien que realmente valiera la pena, y él no se sentía digno en ningún sentido.
Al entrar, lo primero que notó fue a Jonghyun sentado en la barra, con una botella de tequila en la mano. —Volviste temprano —mencionó este con una leve sonrisa. —Pensé que realmente te habías ido con otro hombre. —Taemin comenzó a llorar de nuevo, sus ojos ya estaban hinchados y su rostro enrojecido. Con la voz entrecortada, preguntó: — ¿Realmente puedes olvidar tomando hasta la última gota de alcohol?
Jonghyun lo miró con preocupación. — ¿Por qué lloras, Taemin? ¿acaso sufres por alguien más?. Taemin respondió con frustración. —Eso no te incumbe, solo responde mi pregunta.
Jonghyun suspiró. —Sí, funciona por unas horas. Tu cerebro se adormece y dejas de pensar en aquello que tanto te hace sufrir. —Entonces dame una botella de las que tomas, quiero sentirme así, olvidar todo el pasado, el presente, y que me importe una mierda el futuro.
Jonghyun, no estaba del todo convencido de darle la botella de alcohol a Taemin, pero la verdad es que le importaba muy poco la vida de este. Entre ellos solo existía un acuerdo de conveniencia; el afecto había desaparecido hace tiempo, tanto que ninguno recordaba cuándo exactamente sucedió. Simplemente, un día despertaron del letargo del enamoramiento y la atracción sexual que alguna vez compartieron.
Al ver que Jonghyun no se movía de su lugar, Taemin decidió tomar la iniciativa. Sin embargo, antes de hacerlo, le preguntó: —¿Cuál de estos tiene menos resaca? —Jonghyun le ofreció vodka, diciendo que para un principiante era lo mejor. Taemin asintió y abrió las puertas del mueble, quedando sorprendido por la cantidad de botellas que había. Se preguntó cuándo habían sido compradas.
—¿Cuánto he pagado por todo esto, Jjong? —preguntó Taemin. Jonghyun respondió, con un tono de reproche. —No preguntes, solo toma tu botella y ve a tu cuarto a disfrutarla. A estas alturas de nuestra convivencia, es innecesario que intentes reformarme.
—Estás equivocado con tus comentarios —replicó Taemin, visiblemente molesto. —Por supuesto que tengo derecho a saber lo que he gastado por esto. Todo este alcohol me ha costado años de servilismo, y sabes qué, Jonghyun, ya estoy harto. Tú y tus padres pueden irse a la mierda. —Jonghyun permaneció inmóvil mientras Taemin tomaba la botella indicada y luego se alejaba, ascendiendo las escaleras directamente hacia su habitación. Ya tenía suficiente con lo sucedido entre él y Minho como para tener que lidiar con las necesidades de alguien tan amargado como él.
Jonghyun reflexionó sobre el cambio repentino en el comportamiento de Taemin. "¿Estará realmente involucrado con alguien más? No, eso es imposible. Quizás lo haya intentado, pero está claro que el plan no salió como esperaba, de ahí su rápido regreso. Es necesario que haga algo antes de que esta situación se materialice, de lo contrario, podría ser demasiado tarde para remediarlo. Por ahora, contactaré a los Choi y les pediré que intensifiquen los esfuerzos de remodelación. Esto lo mantendrá ocupado durante un tiempo, al menos hasta que nazca el bebé. Después, pensaré en una estrategia más sólida para asegurar que Taemin permanezca en mi vida para siempre. Mi padre nunca me considerará como el heredero legítimo; solo confía en este inútil".
"Lamento profundamente, Taemin, que hayas sido el único ingenuo y decente que encontré para ayudarme con mis padres. Por esta razón, no puedo permitir que te alejes de mi lado, jamás. Mis padres han transferido toda la fortuna familiar a tu nombre, solo para joderme aún más".
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Al día siguiente, Taemin llegó a su clase de Yoga, con lentes oscuros y un desquiciante dolor de cabeza que apenas le permitía moverse. Con cada paso, su cerebro parecía retumbar. "Maldición" —pensó "¿cómo puede sentirse uno tan mal después de haber pasado más de doce horas desde el último trago de alcohol?" —La música Zen del estudio resonaba en sus oídos como si fuera una pieza de Heavy Metal en ese momento.
La clase, en lugar de ser útil, se convirtió en un verdadero tormento. Taemin no lograba realizar ningún ejercicio correctamente, y el profesor lo reprendía repetidamente. Parecía un oso panda jugueteando, nada más. Salió de allí con una frustración abrumadora, pero al pasar por el área del gimnasio, su semblante cambió radicalmente de uno de desánimo a uno de asombro.
El hombre que había visto en un par de ocasiones estaba de nuevo allí, de espaldas, haciendo pesas con el torso desnudo y revelando ese tatuaje tan maravillosamente ubicado en el coxis. "Un sol esplendoroso y radiante".
Taemin casi babeó al instante y su erección se hizo evidente. —Maldita sea, estás buenísimo —pensó. A pesar de su resaca, consideró irse a casa a ducharse, pero en ese momento cambió de opinión y decidió esperar a que el hombre fuera a las duchas para seguirlo. No tuvo que esperar mucho; el desconocido terminó rápidamente su rutina, se envolvió en una toalla y se fue. Taemin esperó unos segundos y luego lo siguió.
Ya dentro de las duchas, Taemin caminaba discretamente por el pasillo, deteniéndose en cada cubículo como si estuviera buscando algo en el suelo. De repente, se detuvo en seco al ver al dueño del tatuaje. Su boca se secó y su corazón empezó a palpitar con fuerza. Su erección creció aún más y, de repente, el hombre se dio la vuelta para cerrar la cortina, y fue entonces cuando sus miradas se encontraron.
Taemin se ruborizó de la sorpresa y se quedó paralizado en el lugar, incapaz de hablar. Su mente no podía creer quién era, hasta que escuchó la voz celestial del hombre.
– "¡Sunshine!" — exclamó, era el jodido Minho. Taemin se sintió completamente avergonzado, pero de repente eso quedó en el pasado cuando la mano grande y fuerte de Minho lo jaló hacia dentro de la regadera y sus labios se encontraron con los suyos.
—¿Viniste a buscarme, pequeño? —preguntó Minho con alegría. Taemin apenas podía creerlo. —Yo... yo... —tartamudeó.
—No te preocupes, mi pequeño Sunshine — interrumpió Minho —lo importante es que estás aquí para resolver el malentendido. No me gusta pelear por tonterías, ya hemos sufrido bastante estando separados como para continuar con disputas. Te amo, Taemin, te amo tanto.
Taemin seguía aturdido, sin saber qué hacer. Lo único que sabía era que amaba a ese hombre como un loco y que tendrían sexo allí mismo, aunque estuviera prohibido. Al diablo con todo, Minho era suyo y él de Minho.
—Vamos a mi departamento —propuso Minho mirando a Taemin con súplica. —Kibum no está; salió de la ciudad con la niña, y no regresan hasta dentro de dos días. Podemos pasar todo el día juntos si tú quieres, claro está.
—Sí, vamos, pero te juro que si esta vez no lo logramos... —Shhh —interrumpió Minho, poniendo un dedo en sus labios. —No digas nada más, por favor, —rogó. Taemin comprendió que no era momento de ser pesimista. —Tienes razón, Ming, ya estoy siendo paranoico.
Ambos se ducharon rápidamente, ansiosos por estar juntos, y llegaron al departamento en un tiempo récord. No necesitaban muchos preámbulos; apenas entraron en la habitación de Minho, comenzaron a desvestirse. Sus prendas salieron volando por todas partes, y pronto estaban desnudos, entregados a su intimidad. Taemin posó sus manos sobre los firmes pectorales de Minho, quien lo levantó por la cintura y lo depositó en la mullida cama. A partir de ese momento, cualquier cosa negativa que sucediera sería completamente ignorada.
—Taemin rodeó con sus brazos el cuello de Minho, y lo acercó para darle un beso desesperado, lleno de ansias. He soñado este momento como no tienes idea, Ming, mi corazón ha estado sufriendo todos estos años por tu ausencia, te amo hasta el fin del mundo y más. —Ahora estoy aquí contigo pequeño, ya nadie se interpondrá entre nosotros, Minho le cubrió el rostro de besos. —Te amo, te amo, te amo Sunshine.
—Ming, ¿Qué significa ese sol que llevas tatuado? —Eres tú, acompañándome siempre, nunca te olvide. Cuando supe que te habías ido del pueblo, decidí llevarlo en mi piel para tenerte toda la vida conmigo. —Taemin sonrió y luego continuó besando a Minho. Una ola de felicidad recorrió su corazón al escuchar esa respuesta.
Minho paseo sus manos por el menudo cuerpo de Taemin, haciendo que este se estremeciera por las caricias, su mirada ardiente reflejando el deseo que siente por él. Con cada roce, el aire parece cargarse con electricidad.
Taemin, con el corazón acelerado, sintió el calor de la proximidad de Minho y se estremeció ante el mimo de sus manos en su piel. Cada caricia es como una chispa que encendía el fuego del deseo entre ellos.
Minho acariciaba con ternura el rostro de Taemin, trazando cada línea con devoción. Los labios de Taemin temblaban ante el roce de Minho, anhelando el contacto que se aproximaba inexorablemente.
Con un susurro apenas perceptible, Taemin pronunciaba palabras cargadas de pasión y sinceridad. Se sentía abrumado por la intensidad de sus emociones, incapaz de apartar la mirada de los profundos ojos de Minho que lo atrapaban en un trance hipnótico. —Eres el hombre al que siempre he amado. Mi vida carece de sentido sin ti. He soportado una maldita miseria todos estos años. Por creer que me habías abandonado.
Los cuerpos de Minho y Taemin se acercaban lentamente, como si fueran dos imanes irresistiblemente atraídos el uno hacia el otro. Cada contacto era una explosión de placer, una sinfonía de sensaciones que los envolvía en un éxtasis compartido.
En ese momento, no existía nada más en el mundo excepto el amor que compartían, un amor que se manifestaba en cada caricia, en cada suspiro, en cada beso en la penumbra de la habitación.
—Ámame, Ming, ámame como si no hubiera un mañana — rogaba Taemin. Y Minho sonreía de lado, encantado cuando Taemin suplicaba por su amor. —Lo haré, Sunshine — respondió mientras le abría las piernas y llevaba sus dedos hacia su intimidad, ya cálida y húmeda. —Sigues siendo tan entregado para mí, mi pequeño.
—¿Necesitamos protección, Sunshine? — preguntó Minho. —No por mi parte. No he tenido relaciones sexuales desde hace años, a menos que cuenten los juguetes —respondió Taemin con picardía. —¡Eres un travieso, pequeño! —sonrió Minho. —Y tú, Ming, ¿la necesitas? —No, amor, no la necesito. —Con esa respuesta, estaba confesando que él también llevaba tiempo sin tener sexo, lo que le hizo sentir a Taemin dichoso.
Minho gimió, y hundió su cara entre los muslos níveos de Taemin. Comenzó a lamer ávidamente su miembro duro, enviando oleadas de calor por todo su cuerpo que temblaba bajo su toque. Las manos de Taemin comenzaron a acariciar los pezones incandescentes de Minho. —Carajo Ming, estás tan bueno, te juro que estoy a punto de venirme con solo tocarte.
—Ven a mí, súbete, mi pequeño. Dame todo lo que tienes. —Taemin sentía que su pene iba a estallar en llamas si Minho no se lo metía todo lo que pudiera. Sus cuerpos temblaban y un brillos salvaje despedían de sus ojos mientras se miraban. Taemin cerró los ojos al sentir como la carne ardiente de Minho lo penetraba ansiosamente. "¡Ahhhh"— luego abrió los ojos y vio como es que su Minho, lo miraba con deseo y devoción al mismo tiempo. Esa mirada era la que más recordaba de él. Cuando jóvenes hacían el amor a diario y en cualquier lugar. Y esos enormes ojos negros siempre fueron su perdición, y hoy por fin los volvía a ver como en antaño. Las lágrimas salían por sus rabillos sin siquiera pensarlo, solo estaban ahí, anunciándole que la felicidad había regresado a su vida.
—Por Dios, Ming, como te extrañe, el amor que llevo dentro, me está consumiendo. Tu eres mi universo. —Minho igualmente comenzó a llorar de felicidad. Sus caderas se movían en un vaivén sincronizado con las de Taemin, sus cuerpos desnudos se reconocían, como lo que siempre fueron. Un par de almas gemelas enamoradas. Los orgasmos de ambos no tardaron en llegar, pero eso no les importó, aquí lo revelante era que después de diez años, volvieron a hacer el amor.
—Mi pequeño Sunshine, eres mi tesoro más preciado. Y me voy a encargar de que seas feliz, de ahora en adelante.
CONTINUARÁ...
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La idea original era que jamás tuvieran nada, pero no pude aguantarme que nuestro 2min se den cariñito. ❤️❤️ lo siento soy una sucia.🤭
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