Capítulo 9
Mientras la pantera dormía tranquila, Máx estaba sentado en el sofá de la sala bebiendo un poco de leche caliente, eso le ayudaba a dormir. Mientras bebía miraba la foto con la zorrita que era su mejor amiga. Recordaba esos momentos en los que ambos entrenaban para lograr sus sueños, esas noches largar estudiando el manual para los exámenes y sus citas. Ambos se querían mucho, pero no pudieron mantener una relación estable por mucho tiempo. Los recuerdos del lobo se ponían borrosos, y una imagen en especifico se adueño de su mente, la foto de una pantera la cual dormía tranquilamente en su cama esperando a que todo por lo que alguna vez huyó deje de molestarla. Suspiró cansado y terminó su vaso. Tomó su teléfono y casi instintivamente entró al contacto de la zorra, la última vez que había hablado con ella fue hace varias semanas. El lobo tocó su foto de perfil, la cual era de ella con el traje de policía junto a una patrulla. El fotógrafo había sido él, y lo recordaba muy bien, ya que fue días después de la graduación como cadetes. Sonrió al recordarlo y salió de la foto para ver que en ese momento se encontraba en linea. El canino sorprendido decidió escribirle a ver si contestaba. Segundos después apareció el típico visto en los mensajes seguido de un "escribiendo" en la parte superior.
«¿No puedes dormir?» escribió la zorra
«No, ¿y tú?» respondió casi de inmediato.
«igual»
El lobo siguió escribiendo, preguntando como se encontraba y que había hecho estas últimas semanas. La zorrita respondía casi de inmediato, y también preguntaba por el estado de su amigo canino. Pasaron varios minutos hablando, y llegaron al tema de Samanta.
«Pobre chica, seguro lo único que quiere es una vida tranquila.» escribió la zorrita.
«Sí, y la ayudare a conseguirla.» respondió Máx.
«Puedo ayudarte a ayudarla.»
«¿Segura? Es peligroro.»
«Muy segura» afirmó la zorrita.
Acordaron verse en la comisaría para seguir hablando del tema, se despidieron y ambos dejaron su celular a un lado para tratar de dormir.
Al día siguiente el lobo, seguido de la pantera, llegaron a la comisaría. Justo en la puerta estaba la zorrita, vestida con un traje de policía ajustado a su bello cuerpo, sobre el traje una chaqueta que la cubría del viento mañanero, y su placa, reluciente en su pecho. Máx se saludo con ella abrazandola y luego dándole un suave beso en la mejilla.
—Samanta, ella es Jenny —presentó el lobo a la zorrita, la cual saludó con la pata—. Jenny, ella es Samanta —prosiguió a presentar a la pantera.
—Un placer conocerte —dijo la zorrita de nombre Jenny y estiró su pata para saludar.
—El placer es mío —respondió la pantera correspondiendo al saludo apretando suavemente su pata.
Después de charlar por un rato sobre lo que pasaba, la zorrita sin dudar aceptó ayudar. Los tres se dirigen a la sala de archivos y las computadoras de la comisaría a buscar pistas para encontrar a la que la pantera consideraba que podía ser quien la había estado buscando para matarla.
Pasaron varias horas y la zorrita mientras buscaba en internet encontró una red social de la jaguar. No tenía todos sus datos, pero si los básicos. Correo electrónico, nombre, y fecha de nacimiento. La jaguar tenía el nombre de Ámbar, y ese era el color de sus ojos. La zorrita mostró lo que encontró con el resto del grupo, y rápidamente la buscaron. En la base de datos de la policía no había nada, ya que no tenía ningún antecedente. Mientras el gobierno de la ciudad en sus datos mostraba al menos 5 coincidencias con ese nombre. Sólo había un problema con eso, ninguna tenía el pelaje rosa.
La pantera trataba de encontrar algo que la llevara a una idea, pero nada se le ocurría. Se sentó en una de las sillas que había en el lugar, posó sus codos sobre el escritorio y descanso su cabeza sobre la palma de sus manos que la sostenían desde la marbilla. Miraba uno de los computadores revisando la foto de la jaguar. Mientras eso pasaba, la zorrita seguía revisando los archivos de la policía buscando algo que pueda ayudar.
Pasó casi dos horas cuando decidieron darse un pequeño descanso. Los tres salieron de la comisaría a una cafetería cerca de ahí.
En esos momentos, a las afueras de la ciudad Neofurry se encontraba en una peculiar cabaña, una jaguar de ojos ámbar y pelaje rosa. La cabaña era de madera, parecía antigua y algo inestable, como si en cualquier momento pudiera venirse a bajo. Dentro era igual, todo en un estado casi deplorable. Claro, la jaguar no se encontraba si se entraba por la puerta principal y se buscaba por las habitaciones, al menos no las visibles. Detrás de lo que era la nevera, se encontraba un pasadizo para llegar a unas escaleras que los guiarán a la parte baja de la cabaña, la que estaba escondida bajo tierra. Al entrar se ve una sala hermosa, con muebles modernos en color negro y café, una mesa de centro con una estatua en cerámica de un pegaso blanco. Al fondo se ve un comedor grande, para 6 personas con la mesa en vidrio con detalles de flores. Tenía tres habitaciones, una era el cuarto de la jaguar, con una gran cama doble, dos mesas de noche a los costados, una gran televisión, varios artículos de tecnología para el entretenimiento, una puerta que llevaba al armario y otra para ir al baño privado de la misma. La segunda era una habitación de entrenamiento, con varias máquinas para ejercitarse, caminadoras, pesas, bicicletas estáticas, un saco de boxeo, etc. La tercera era una sala de vigilancia con muchos televisores que daban a ver gran parte de la ciudad. La jaguar había hackeado las cámaras de la ciudad y desde esa sala tenía acceso a ver toda la ciudad si lo deseaba.
Vestida con un top ajustado y una sudadera deportiva, ambas de color violeta, Ámbar entrenaba golpeando el saco de boxeo, lanzaba golpes fuertes y patadas bastante duras. Su miraba mostraba concentración, y sus ojos mantenían un punto fijo. Después de varios golpes se ponía en guardia y saltaba en la punta de sus patas para tener más reacción al momento de esquivar los golpes de su contrario, si lo tuviera, y su cola mantenía arriba para que no estorbara a la hora de moverse. Sus golpes eran rápidos y precisos, lograba mover el saco hacia atrás con cada golpe. Pasaron unos minutos y la chica se detuvo a descansar y tomar un poco de agua. Su respiración era agitada, y su frente sudaba un poco. Tomó una toalla que había sobre una de las máquinas para secarse el pelaje sudado y de una botella rosa toma el agua que con anterioridad fue echada en el envase para su uso. Caminó fuera de la sala de entrenamiento y entró a su habitación.
Al pasar unas horas la jaguar salía de la cabaña vestida con una camisa a cuadros y un pantalón de mezclilla. Da la vuelta a la cabaña hasta dar con un garaje un poco más arreglado, pero de igual forma en muy mal estado. Dentro estaba una camioneta de color gris un poco sucia, oxidada y con un leve golpe. La jaguar miraba la camioneta un poco asqueada. Caminó pasando de la camioneta y detrás de esta, tapada con una manta de color azul oscura estaba un Ford fiesta de color verde Lima. Ella quita la manta dejando ver el auto que estaba en perfecto estado, y tan limpio que hasta la pintura le brillaba.
Conducía por la carretera principal hacía la ciudad mientras escuchaba la radio. Tenía unas gafas de sol negras tapando sus ojos color ámbar, y en su boca un bombón de frutos rojos que con su lengua saboreaba.
Ya en la comisaría, estaban los tres mencionados al principio del capítulo en la sala de cámaras de la ciudad. La zorrita era quien revisaba las cámaras mientras la pantera y el lobo hablaban entre ellos en la entrada de la sala. Jenny vio como en la entrada de la ciudad pasaba un auto Ford fiesta de color verde Lima, la cámara captó la cara de una jaguar que, según los aspectos que buscaban, podía tener el nombre de Ámbar. Ella aviso a los otros dos que la había visto, y según lo que veía en las cámaras donde se dirigía. Los dos se miran un momento al oír a la zorrita y el lobo rápidamente va a pedir la patrulla para ir hacia donde se encontraba la jaguar. La zorrita no se queda de brazos cruzados viendo la pantalla. Toma su radio y llama al oficial encargado de ver las cámaras para que les avisara hacia donde se movía la jaguar. Rápido sale hacia el estacionamiento donde estaban guardadas las patrullas. La pantera seguía a la zorrita en busca de la patrulla donde estaba el lobo.
La jaguar conducía con tranquilidad por las calles de una gran transitada parte de la ciudad. Los animales caminaban en las aceras, se veían grandes tumultos de animales caminando, esquivando y hasta algunos chocando entre ellos. En eso, varios de los que transitaban con tranquilidad los llenó la curiosidad, y eso es normal al escuchar las sirenas de dos patrullas de policía. Ambas se hacen detrás del auto de la jaguar haciéndole señas para que se detuviera. La jaguar hace caso a lo que le ordenan los oficiales y se detiene haciendo que varios animales se detengan igual a observar que sucedía. Los oficiales bajaban de las patrullas y se acercan al auto de la jaguar, ordenándole bajar del auto con las manos arriba. Ella lo hace con algo de confusión, pero al ver a la pantera bajar de la patrulla la reconoce inmediatamente. Su gesto cambia radicalmente a uno de rabia.
—¿Tú otra vez?— dijo con notable molestia y asco al tenerla cerca—. ¿Además de a mi amado tigre también me llevara a mi?
Eso hizo que algunos de los que estaban ahí, viendo la escena, sacaran sus teléfonos para empezar a grabar lo que sucedía. Los oficiales trataban de calmar a la jaguar, que con bastante ira le hablaba a la pantera. Esta solo recibía los insultos permaneciendo en silencio.
Los hombres que veían la escena no se quedaron ahí en silencio, trataban de hablar con los dos oficiales para ver que era lo que pasaba, pero los oficiales no podían hablar sobre los casos con personas no autorizadas, así que solo respondían «señor, no podemos decirlo» ganándose así varios insultos y molestias de los animales que estaban cerca. Cuando al fin lograron calmar a la jaguar trataron de hablar con ella, para que fuera sin tener usar la fuerza ni nada. La jaguar se negaba rotundamente, manteniendo firme diciendo
—No tengo ningún crimen en mi expediente, y tampoco nada de lo que se me acuse con pruebas, solo tontas suposiciones —los demás también gritaban, diciéndoles a los policías en resumen que no pueden llevarse a la chica.
Lo sucedido después no pasa muy seguido. Una labradora empuja por detrás a la pantera, haciendo que esta tenga que dar un paso hacia delante para mantener el equilibrio. Rápidamente la zorrita actúa poniéndose en medio para evitar una posible pelea entre la pantera y la labradora. Se había formado una gran discusión, y ambos oficiales se vieron obligados a actuar con los demás civiles. Pero claro, la jaguar aprovecho ese momento para meterse entre la multitud y escapar.
Los animales se empezaron a dispersar al escuchar el motor del auto verde. Los oficiales al ver esto corrieron a sus patrullas para empezar la persecución, que lastimosamente no lograron acabar con buen pie. Había logrado escapar.
Al volver a la comisaría ya sin ánimos y bastante enojados por lo que acababa de pasar se sentaron a hablar y tratar de calmarse.
Rato después, ya en la noche, nuestros protagonistas se decidieron ir a descansar, pero una llamada del jefe de cámaras de vigilancias hizo que sus planes cambiaran radicalmente
—La jaguar está en un bar en la parte norte de la ciudad— así empezaría otra vez un intento por cazarla.
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