Capítulo 9.
La semana ha sido larga y dura, pero al fin es viernes y eso significa que sólo quedan dos semanas más de castigo, ese día les toca ordenar y acomodar la oficina del conserje. El señor encargado de la limpieza les ha dejado un inventario de todo lo que se ocupa, y lo demás lo deben de desechar.
Es un pequeño cuarto lleno de millones de cosas, libretas viejas, libros olvidados, aparatos electrónicos de los estudiantes que olvidaban, objetos personales de los estudiantes, escobas, trapeadores, artículos de limpieza, hay de todo.
Es un mar de objetos diferentes, y todo lo deben de arreglar en un solo día. Harry y Louis miran el cuarto con la boca abierta, ambos miran al mismo tiempo la lista que está pegada a la pared donde les dan las indicaciones que deben de seguir, son más de seis hojas pegadas continuamente.
''Mierda'' dijo Louis sencillamente ''¿Pretenden que nosotros hagamos todo esto solos?''
Harry mira a Louis como si éste estuviera loco, se aleja un paso de la oficina y comienza a salir.
''¿Solos? ¿te refieres a ambos?'' pregunta él con ironía ''No pienso trabajar contigo en esto, idiota. Me voy, mañana me dices cómo te fue'' dijo sencillamente y comenzó a caminar en dirección a la salida.
''¡Hey! ¡Espera!'' grita Louis.
Harry no lo escucha, se hace el sordo y sigue caminando, no le importa. Ni fumado piensa entrar ahí y arreglar esas cosas. ¡Ni siquiera le pagan por eso!
Louis ve que Harry no se detiene y corre detrás de él, lo sostiene fuertemente de la camisa y hace que pare de caminar.
'' Alto ahí, rascacielos'' le indica y lo toma de la muñeca para arrastrarlo de nuevo para adentrarse a la oficina del conserje, Harry lo sigue lleno de flojera y fastidio ''ambos estamos castigados, no puedes pretender que voy a arreglar todo esto solo''.
''No puedes obligarme'' le resopla Harry y se acerca a la puerta de nuevo dispuesto a irse.
''¿Quieres ver como lo hago?'' lo reta Louis mientras lo mira desafiante.
Harry se detiene inmediatamente y voltea a verlo, interesado por el tono de su voz tan seguro.
''Quiero que me demuestres que puedes obligarme'' acepta, cruzándose de brazos y esperando.
Louis sabe de sobra que Harry no es un chico al que puedas obligar a hacer algo, pero es un hombre de palabra, un hombre imbécil e idiota, pero de palabra y honrado. Así que la mejor manera de hacerlo trabajar es con una apuesta. Sabe que arriesga más de lo que puede ganar, pero no le importa, sólo quiere salir de eso.
''Hagamos una apuesta, entonces. Si no me ayudas las dos semanas de lo que resta del castigo, harás lo que yo quiera'' dijo Louis mirándolo con diversión.
''¿Y si te ayudo?'' pregunta Harry, cada vez más interesado.
''Haré lo que tú quieras'' dice sencillamente, encogiéndose de hombros.
Harry sonríe lentamente al escuchar su propuesta, piensa en un millón de cosas que puede obligar a hacer a Louis. Hacer que asista al colegio en ropa interior, obligarlo a hacer sus deberes, ponerlo a hacer algo increíblemente ridículo y grabarlo para subirlo a Internet...
Aunque ayudarlo a trabajar es un maldito martirio, lo hará. Porque quiere ver a Louis haciendo el ridículo y obedeciéndolo, haciendo lo que él manda y ordena.
''Trato hecho, gnomo'' dice y ofrece su mano para cerrar el pacto.
''Trato'' dice Louis y toma su mano, apretándola sellando la apuesta.
''Pues a ordenar se ha dicho'' Harry se truena los largos dedos de las manos y se dirige a la lista. Louis Tomlinson se arrepentirá de haber apostado con él. Harry jamás pierde.
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