xiv. la isla rockfort
LEALTADES OSCURAS,
capitulo catorce: la isla rockfort!
Afueras de la Isla Rockfort, Océano Pacífico.
EL FRÍO DE VERANO QUE HABÍA EN EL OCEÁNO PACÍFICO SUR ERA ESCALOFRIANTE E INCÓMODO PARA LA PROPIA JOY WILLIAMS. El sol ya se había escondido hacía al menos unas tres horas y la luz incesante de la luna alumbraba el océano oscuro y aparentemente desierto, la pelinegra apretó los labios cuando la brisa volvió a azotar sus cabellos pelinegros, pero le costó admitir que aquello era lo que ella extrañaba, ya que ella, definitivamente, había extrañado las misiones que realizaba como SEAL en el océano. Chris se mantuvo en completo silencio mientras ambos se movían por entre las aguas violentas del océano, esperando de manera muda una respuesta a las plegarias sobre el verdadero paradero de su hermana. Joy acomodó sus armas, las cuales fueron proporcionadas por Marlo, quien les entregó armamento de calibre pesado y ligero, así que Joy no le preocupó llevar un rifle de asalto colgado en su hombro.
—¡Según las coordenadas, estamos cerca!—exclamó Chris.
Joy se limitó a asentir, buscando sus binoculares para buscar alguna señal de tierra.
Dinos donde diablos estás, Claire Redfield, pensó la pelinegra.
La muchacha giró su cabeza en los cuatro puntos cardinales, intentando de orientarse sobre a donde se dirigían y una ola hizo que bajasen un poco, para luego volver a estar de nuevo en la línea de horizonte. Joy soltó un respingo, observando a lo lejos una gran roca gigante, para luego ver una chispa caer sobre ella. Una explosión, tal vez. Un avión militar no tardó en pasar sobre ellos y eso hizo que Joy señalase hacia adelante.
—¡Allí!—animó ella—. ¡Allí está la isla!
Chris asintió, intentando de acelerar la velocidad del bote.
Los dos escucharon una explosión grande y se dieron cuenta de que se estaban acercando más y más, confundidos por todo el espectáculo de bienvenida. ¿Qué estaba pasando allí? Chris giró el timón, colocándose cerca de una pared rocosa oscura antes de colocar un ancla allí. Joy se quitó el chaleco salvavidas para guardarlo y se montó una mochila al hombro, su compañero pasando detrás de ella para colocarse el rifle de francotirador al hombro. Los dos miraron hacia arriba, encontrándose con una superficie rocosa bastante empinada.
Chris miró a Joy—¿Lista?
—El primero que llega, gana—dijo Joy antes de saltar hacia una de las piedras, dispuesta a escalar la gran pared, Chris negó con la cabeza antes de seguirla, los dos encaminándose hacia una entrada de la isla.
Podría decirse que Joy realmente se encontraba entusiasmada de llevar a cabo la misión, ya que la adrenalina que sintió la última vez no era absolutamente nada a comparación de esta. Sin embargo, lo que ocurrió la última vez fue lo que le trajo muy malos recuerdos y esperó que esta isla solamente tuviese una sola persona para buscar y que esa persona solamente sea Claire Redfield. Joy se impulsó hacia arriba con sus manos, midiendo que sus pies se colocasen en un lugar que soportase su peso. Ella movió sus pies con gran habilidad, al menos hasta que puso el pie en una piedra y esta se desprendió, Williams soltó un respingo y miró hacia abajo.
—¡No seas idiota y ten más cuidado!—dijo Chris a un par de metros debajo de ella.
—¡Púdrete!
Chris se mordió el labio antes de seguir escalando hacia arriba. Los dos tardaron unos buenos veinte minutos, al menos por parte de la pelinegra, quien, a pesar de no estar "en forma" para una misión, el castaño se dio cuenta de que ella tuvo un excelente entrenamiento como una soldado Navy SEAL. Ella lo miró desde su posición, ya en terreno plano y de pie, con una sonrisa de arrogancia — algo que se veía muy poco en ella, pero, la situación lo ameritaba. En un segundo, Chris también pasó por lo mismo que pasó Joy y la pelinegra no tardó en reprenderlo por ello.
—¡No seas tan idiota y ten más cuidado, Redfield!
—Estoy comenzando a arrepentirme de esto...—masculló él retomando su ritmo de escalada.
En cuanto llegó a unos metros más cerca de Joy, ella se tiró al suelo para tenderle una mano y este la agarró sin problemas, mientras que la pelinegra tiraba de este para ayudarlo a subir a la superficie. Ambos permanecieron tirados en el suelo durante unos minutos, intentando de recobrar el aliento después de una larga escalada. Williams sonrió de forma triunfal al saber que ella había sido la primera en llegar y se levantó mientras acomodaba su arma contra el hombro.
—Vamos, holgazán—dijo ella tendiéndole una mano—. Tu hermana necesita ayuda.
Chris le miró con atención antes de tomar su mano otra vez y ponerse de pie, ambos en la entrada de una cueva. Ambos entraron, de manera lenta y pausada, hasta que un temblor los sacudió y eso provocó que la entrada se sellase con piedras. Joy no tardó en rodar los ojos, antes de continuar con su camino entre las sombras, simplemente alumbrando con una linterna. Chris la siguió de forma muy cautelosa, su Samurai Edge en alto, esperando completamente lo inesperado. Ambos caminaron por la cueva lentamente, hasta que escucharon removerse algo a un costado y Joy apuntó su arma en esa dirección. Chris caminó a su lado, examinando a una persona de piel morena sentada contra una roca, él le pidió que bajase el arma lentamente, ya que no era una amenaza.
Simplemente era un hombre.
—No esperaba encontrar a otra persona viva en esta isla—dijo el hombre desde su lugar—. ¿Quiénes son?
—Estamos buscando a una chica—declaró Chris de forma cautelosa.
—¿Una chica?
Joy se arrodilló frente a él—¿Te suena el nombre de alguien llamado Claire Redfield?
El hombre de piel morena miró sorprendido a la pelinegra y Joy sonrió de lado antes de mirar a Chris, quien también estaba sorprendido de saber que aquel hombre conocía el posible paradero de su hermana. Joy volvió su mirada hacia el extraño de piel morena, esperando una respuesta coherente, al menos.
—Espera, ¿dijiste "Claire"?
—Sabes quién es, ¿verdad?—preguntó Chris empezando a sonar algo hostil.
—Tranquilízate, idiota—dijo Joy deteniéndolo con un golpe en el estómago—. Deja que hable.
El hombre de piel morena hizo un gesto distraído—Lo que sé es que no deben preocuparse por ella.
La pelinegra alzó una ceja—¿Qué intentas decir?¿Ella está...?
—No te atrevas a terminar esa frase, Williams—gruñó Chris detrás de ella.
—La ayudé a escapar—continuó el desconocido—. Algunos aviones salieron de la isla no hace mucho—alternó su mirada entre los dos caucásicos—. No se los puedo asegurar, pero puede que ella fuera en uno.
Entonces, en conclusión: Claire Redfield no estaba en la isla.
—Así que estamos en un callejón sin salida—murmuró Joy sintiéndose un poco decepcionada.
—Ya veo—replicó Chris mirando atentamente al hombre de piel morena—. Parece que mi hermana te debe la vida. Gracias por ayudarla.
—Todo el mundo se ha ido...—murmuró este—. Quizás sea la única persona que queda en esta isla. Váyanse—ordenó él mirando a Chris y le entregó algo: un encendedor—. Haz como tu hermana y salgan de esta isla.
Joy se puso de pie, mientras que Chris apretaba los labios a su lado. Si Claire ya no se encontraba en la isla, entonces tendrían que buscar otra forma para dar su paradero — tal vez, registrar la isla en busca de pistas que les ayuden o simplemente limitarse a irse de esa isla y no volver jamás. Sin embargo, conociendo a Chris de manera parcial, Joy tenía más que entendido que Chris no se daría por vencido con su hermana y Joy no lo dudó. Ella estuvo a punto de decir algo, pero Chris tomó su brazo rápidamente para apartarla al sentir que el suelo temblaba debajo de ellos. Un gusano gigante se apareció, devorando al hombre de piel morena, dejando a los dos ex pilotos solos, Joy observó la escena con los ojos bien abiertos.
—¿Q-Qué...?—tartamudeó ella—. ¿Qué fue eso?
—¿Me lo preguntas a mí?
—Debemos salir de aquí—farfulló ella antes de continuar su camino.
Chris no tardó en asentir y seguirla, encontrando una puerta metálica a un par de metros después de un pasadizo rocoso, donde presionaron un botón y esta se abrió, revelando que era un ascensor. Al entrar, los dos bajaron hasta el piso principal, sin saber hacia dónde y hacia qué se dirigían, pero Joy estaba lista — al menos, hasta que las puertas se abrieron. Se paralizó en cuanto se escuchó un sonido gutural que era más que similar a los de la mansión Spencer.
—No me jodas—murmuró ella—. No quiero ver esto otra vez.
Chris fue el primero en salir, encontrándose con uno de los muertos vivientes que había allí, disparándole en la cabeza. Joy le siguió, intentando evitar a uno para dispararle al otro, el vivido recuerdo de la mansión aquella noche de junio, donde se desató la primera tormenta que terminó cambiando su vida para siempre. Ella disparó, teniendo cuidado con su munición que podría llegar a ser limitada por la cantidad de disparos que ella utilizaba y terminó siguiendo a Chris hacia una puerta que logró sacarlos de ese ambiente putrefacto y asqueroso. Cruzaron un par de pasillos hasta llegar a una plataforma que los dejó en un segundo piso, allí había otra puerta y se encontraba una carpeta con documentos.
—Si hay muertos vivientes aquí—dijo Joy tomando los documentos—. ¿Habrá ocurrido otro accidente biológico?
—Esa es la mejor teoría por el momento—murmuró él a modo de respuesta—. Por ahora seguimos estando ciegos ante cualquier tipo de información.
Joy alzó una ceja—¿Y esa teoría incluye a Umbrella?
—Eso está más que claro, pero me gustaría ponerlo a prueba. ¿Qué tienes ahí?
La pelinegra observó el archivo, el cual mostraba un informe sobre una aleación anticorrosiva mejorada, allí leyó que querían utilizar ese método en una capsula de almacenamiento en un nuevo BOW, sin embargo, leyó que lo habían cancelado — ya que había resistencia con los fluidos líquidos los cuales contenían ácidos fuertes, terminando por revertirse en una mezcla de dos productos químicos: "Clement A" y "Clement E". Joy alzó una ceja al ver que reiteraban el uso de la palabra BOW y le envió una mirada a Chris.
—¿Qué diablos es un BOW?
Chris se tensó, por un mísero segundo, antes de sacarle el documento a Joy de las manos, leyéndolo por sí mismo. Ella estuvo a punto de protestar, pero su compañero soltó un suspiro de exasperación.
Él sabía perfectamente de qué se trataba.
—Ya, no más secretos—advirtió Joy señalándole—. Dime qué es lo que sabes.
—Una BOW es un arma bio-orgánica—respondió él mientras que le entregaba el documento—. Creada a partir de moléculas en una probeta, el virus que utiliza termina mutándolo, creando así un monstruo.
—Entonces estamos jodidos—murmuró ella.
—Si lo dices de esa forma...—dijo él antes de caminar en dirección a la puerta—. Sí, estamos jodidos.
Ambos cruzaron una puerta, la cual daba un interior metalizado, sin embargo, lo que atrajo la atención era un canto bastante tétrico y afinado que puso los pelos de Joy en punta. Los dos pilotos se acercaron rápidamente a ese sonido, encontrándose con un centro de control y una gran pantalla acoplada a esta, mostrando la imagen de una muchacha de cabello rubio, acunando el cuerpo de un hombre que parecía tener su misma edad y ella cantaba de forma melodiosa y suave.
—¿Qué diablos es eso?—preguntó Chris.
—¿Me lo preguntas a mi?—respondió ella burlándose de él.
Joy se acercó al panel para ver algún rastro de energía eléctrica o algo para poder deshabilitar alguna puerta, pero todo se encontraba extrañamente apagado. Ella miró a Chris, quien seguía mirando con confusión a la extraña muchacha con el cabello rubio, al menos, hasta que este se apagase de manera súbita. La pelinegra se puso de pie, enfrentando al muchacho de cabellos castaños.
—Esto empezó a ponerse interesante.
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Chris Redfield continuó en la delantera mientras que su compañera lo seguía de cerca, cuidando la retaguardia. Los dos bajaron por otro ascensor que se encontraba en la misma habitación, la cual los condujo a otro par de pasillos que, juzgando por como se lucían, parecían estar dentro de un laboratorio de contenido bio-orgánico peligroso. Joy no se esperó tener que ir hacia otro par de pasillos para entrar en un almacén luego de conseguir una sustancia química que necesitaban. Al estar dentro, la pelinegra se acercó a un panel que se encontraba en cortocircuito, donde allí encontró un picaporte que podría servir para poder abrir alguna puerta en un futuro, así que decidió guardarlo. En cuanto se puso de pie, una luz roja la iluminó, activando una alarma que puso a la joven alerta.
—¿Y ahora qué diablos hiciste?—exclamó Chris molesto.
—¡No es mi culpa!
Un aullido se escuchó a lo lejos y una ráfaga de viento también, provocando que los dos se pusiesen lado a lado preparados para lo que sea que estaba viniendo hacia ellos. Un monstruo gigante, con aspecto a lagarto, saltó frente a ellos, dejando que Joy soltase un chillido y disparase con su pistola al menos unas cinco veces.
—¡Creí que había matado a este pejelagarto en Raccoon!
—¡Umbrella tiene un repertorio de estos!—señaló el castaño antes de agarrar la muñeca de su compañera para tironear y correr hacia la siguiente puerta.
Joy procuró utilizar una de las granadas y lanzarla antes de que la puerta se cerrase detrás de ellos, un gran estruendo se escuchó al otro lado. La pelinegra no tardó en soltar una carcajada ante la situación antes de enderezarse y continuar con su camino, Chris negó lentamente con la cabeza, recordando los viejos tiempos cuando los dos estaban atrapados en la mansión Spencer. Caminaron por entre más pasillos, encontrándose un mapa, una maqueta que tenía una pieza faltante (Joy recordó haberla visto en un una de las habitaciones que registraron) y luego una llave junto a un diario. La pelinegra le tendió la llave a Chris y se dispuso a leer el diario que decía: "Notas del Pasaje Secreto".
—Creo que con esto podremos tener más información—murmuró ella mientras se disponía a leer, siguiendo a Chris detrás.
"El pasaje subterráneo que llega hasta la mansión donde vivimos Alexia y yo ha sufrido grandes daños. Aunque no puedo permitir que la plebe vea a Alexia, tampoco puedo seguir utilizando el canal subterráneo que construyeron los del pueblo. Oh, sí...Haré que los prisioneros construyan un puente. Debe ser un puente magnifico como lo merece la perfección de Alexia. Por supuesto, tendré que eliminar a todos los que participen en la construcción del puente, para que nadie sepa de la existencia de nuestra mansión. No es un problema, no me importa llevar a cabo ese tipo de asuntos. Cuando el puente esté acabado, sellaré la puerta de entrada de la mansión que está al final del canal subterráneo. La entrada está protegida por un efecto óptico que asegura por un efecto óptico que asegura el secreto de nuestra mansión.
—Alfred Ashford."
Joy no tardó en levantar una ceja en confusión. Podía llegar a tener tres teorías: la primera, y la más sensata posible, es que la isla perteneciese a los dos hermanos con apellido Ashford y que hubiese un pequeño pueblo como rehén de las crueldades de los dos hermanos; la segunda, la menos probable, es que Umbrella esté interviniendo en la isla bajo el mandato de los Ashford y que la misma sea una prisión de armas; la tercer, la menos probable de las tres, era una simple combinación de las dos primeras.
—¿Algo nuevo?—preguntó Chris.
—Dirían que son malas noticias.
Redfield suspiró—¿Qué tan malas?
—Posiblemente sepa a quien pertenece esta isla—respondió la pelinegra guardando el diario en su mochila—. ¿Alguna vez escuchaste el apellido Ashford?
—No me suena en absoluto.
Ella le miró antes de encogerse de hombros—Según las notas, decía que hay un pasadizo secreto para poder entrar a una especie de mansión, la cual está gravemente dañada, pero hay un puente—señaló ella mientras lo seguía en dirección al ascensor—. Alfred Ashford es uno de ellos y luego está su hermana, Alexia. Ellos deberían estar a cargo de toda esta isla.
—¿Pero por qué enviarían a Claire aquí?
—Eso aún no lo sabemos—declaró la pelinegra llamando al ascensor—. Si seguimos adelante, lo sabremos.
Chris se limitó a asentir, mientras que ambos esperaban el ascensor. Joy permaneció con aquella pregunta en la cabeza: ¿Por qué razón enviarían a Claire Redfield allí? Teniendo en cuenta de que la isla estaba siendo atacada y que Claire estaba en Europa cuando la capturaron. Si Umbrella estaba detrás de ello, ¿por qué no encerrarla en un centro clandestino en la misma posición? Joy consideró que los operantes de Umbrella, o al menos los que quedaban, eran demasiado estúpidos para hacer su trabajo y también eran algo descuidados. Al entrar en el ascensor, subieron un piso para investigarlo, observando que estaba infestado de zombies que obstruían el paso. Examinando las habitaciones, se dieron cuenta de que la isla también era una prisión, la cual estaba siendo compartida por la gente que vivía allí y por la gente de la Corporación Umbrella. Joy parecía sorprendida de encontrarse con más información y, juzgando por lo que dijo aquel hombre en un principio, todos habrían evacuado en el ataque.
—Esto también es una prisión—anunció Chris—. Tiene sentido.
—Si tu hermana fue detenida en Europa, ¿para qué el largo viaje hasta aquí?—añadió Joy mostrándose exasperada—. ¿Qué es esto?—señaló la habitación, enfatizando la isla—. ¿Una cárcel de máxima seguridad o qué?
—Es probable, aunque lo dudo—replicó el castaño antes de rascarse la nuca—. Por que hubo un brote de infección aquí también.
—Pero eso está controlado.
—No estaría tan seguro.
Subieron al ascensor otra vez, dirigiéndose a un exterior. Joy bufó antes de que las puertas del ascensor se abriesen, saliendo hacia el exterior para tomar un poco de aire. Un zombie se le acercó, pero ella disparó en dirección a la cabeza, tumbándolo en el suelo en cuestión de segundos. Chris hizo lo mismo antes de tomar una bocanada de aire fresco, una explosión lejana aturdió sus oídos. Joy realizó que la isla aún seguía siendo atacada por lo que sea que la estuviese atacando en esos momentos. Si decidían destruir la isla, ellos tendrían que buscar la manera de volver al bote y salir de allí lo antes posible para evitar una muerte indeseada — y tal vez elaborar otro plan para buscar a la hermana de Chris.
—Se nos está acabando el tiempo—declaró Chris.
Joy le miró de soslayo—Eso es quedarse corto.
—¿Ah, sí? No me digas.
—Claire no está aquí, ¿entonces qué estamos buscando?
—Podría haber pistas aquí.
—Todo lo que encontramos no da un registro de prisioneros y sus movimientos.
—Tiene que haber algo.
Joy dio un paso hacia él—No estoy diciendo que no haya nada, solo que debemos pensar en qué...
—¿En qué Claire está muerta?—acotó el castaño con molestia.
—Tú dijiste eso, no yo—señaló la pelinegra.
—No estoy para chistes, mocosa.
—Yo tampoco, baboso—añadió ella rodando los ojos—. Y no dije que tu hermana estuviese muerta, si sobrevivió a Raccoon, ella puede hacer lo que sea. Nunca dudes de una mujer, Chris.
Chris soltó un suspiro, mirando con sinceridad a la pelinegra—Yo...nunca lo hice.
Williams miró a su compañero, de manera fija y sincera. Ella podía ver perfectamente a través de su mirada: Chris estaba preocupado, nervioso y tenso al mismo tiempo, no solo por el hecho de que estaban en territorio desconocido, si no por que la vida de un ser querido estaba en juego y Joy no lo consideró al principio, pero el juicio nublado por sentimientos de apego era algo que jugaba muy en contra con un soldado o una persona común y corriente. Chris estaba pasando por eso, como Joy lo pasó en incontables misiones con su equipo en la unidad SEAL — aquello podía ser cuestionable, el simple apego, el simple hecho de tener una mano a la cual uno no quiere soltar por miedo a caer a un abismo interminable. Ella era más que consciente que actuaban a contrarreloj para poder salvar a Claire, pero había demasiados cabos sueltos por atar.
Joy sabía que Chris tenía miedo, el cual estaba siendo enmascarado con preocupación.
(Se recordó que todos eran humanos.)
—Pues parece que sí—acotó Joy mirándole seriamente—. Sé que estás nervioso y preocupado por ella, Chris—se animó a posar una mano en su hombro—. Pero tú la entrenaste para que ella se defienda si ocurría algo parecido a esto y créeme, es real. No la habrías entrenado si esto no fuese posible y, lamentablemente, lo es.
Chris le miró en absoluto silencio.
—Las mujeres sabemos como defendernos y teniendo en cuenta de que ella podría ser una copia exacta de ti peleando—anunció ella dando un paso hacia atrás—. Puedo asegurarte que sabrá defenderse tan bien como tú.
—¿Acaso eso es un halago?—preguntó el castaño a forma de provocación.
Joy rodó los ojos.
(Ahí volvía el estúpido, arrogante e idiota Chris Redfield, damas y caballeros.)
Joy se dispuso a su lado—No te pases de arrogante, idiota.
—No me lo creo.
—Cállate.
Los dos volvieron a entrar al ascensor en cuanto se ocuparon de los muertos andantes que seguían acechando en aquel lugar que podría traer calma. Joy observó que el profundo negro de la noche seguía siendo la única guía que tenían sobre el tiempo y que este, probablemente, se estaba acabando con lo que tardaban en encontrar información. Chris seleccionó el último piso subterráneo para bajar y se volvieron a encontrar con los pasillos interminables. Allí se encontraron con un dispositivo que el castaño vio antes cuando la alarma desplegó a aquellos lagartos gigantes. Él se detuvo, señalando a Joy para que se pusiese contra la pared y ella estuvo a punto de insultarlo, pero él señaló en dirección al dispositivo que se encontraba monitoreando el pasillo.
—¿Puedes llegar hasta él?—preguntó Chris en un murmullo.
Ella sacó su Samurai Edge y miró en dirección al objetivo.
No tardó en asentir.
Ella se despegó un poco de la pared, posando ambas manos en su arma y apuntó en dirección a ese dispositivo, respirando hondo antes de fijar sus manos allí. Ella esperó que Chris hiciese algún movimiento estúpido, pero él permaneció expectante — esperando el momento preciso para disparar. Joy esperó y cuando las luces del dispositivo se movieron, ella disparó.
(Chris aún seguía sintiendo impresión y profunda "envidia" por la puntería de su compañera.)
El dispositivo cayó con un golpe seco.
—¿Esto era a lo que te referías en ese almacén?—preguntó Joy guardando su arma.
Chris se acercó hacia el dispositivo destruido—Exactamente.
—Supongo que será de los Ashford.
—¿Seguirán estando aquí?
—Deberían—espetó Joy.
Los dos ex pilotos continuaron por su camino hasta llegar a una especie de laboratorio donde daba una escalera a un segundo piso. Joy observó que había varios tubos congelados y otros vacíos, además de haber material inflamable entre los mismos. Chris llegó a la conclusión que se trataba de un centro de investigación y le indicó a Joy de que subiesen juntos al segundo piso, allí se encontraron tres tubos más congelados. Un centro de monitoreo cerca de la escalera y otro al fondo de la habitación. Chris fue el primero en dirigirse hacia el centro de monitoreo al final de la habitación, mientras que su compañera se detuvo detrás. Sin embargo, sintió movimiento detrás de ella y un escalofrío gigante le recorrió la espalda. Ella sintió la presencia de alguien más con ellos en esa habitación y se giró.
Su mirada penetrante y aguda la cazaba otra vez.
(Ella se preguntó por qué.)
—Chris—llamó ella.
El castaño hizo un sonido de afirmación, esperando a que ella continuase, pero ella no lo hizo y eso lo hizo voltearse, quedándose quieto al instante. Sus puños crujieron ante el gran apretón en el que estaban, mientras que los ojos de Joy Williams perforaban ojos en la persona que se les había presentado frente a ellos.
Albert Wesker se había unido a la fiesta.
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sin editar
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