90- Viaje y preparativos

La mañana amaneció nublada pero poco a poco se fue disipando la amenaza de tormenta y un leve sol surgió entre los nubarrones.

Antoine miraba nostálgico por la ventana mientras Apolo jugaba con los deditos de su retoño, al tiempo que le daba su biberón.

Antoine le daba el pecho pero el pequeño príncipe no parecía conformarse y Ángel le había sugerido un poco de leche sustituta para que descansara mejor y los dejara dormir a ellos.

-¿Qué sucede amor? Algo te preocupa?

Apolo veía a su amado esposo muy pensativo.

-Nada importante... pensaba en que voy a extrañar estar aquí cuando volvamos... yo que siempre he sido poco demostrativo, siento que me faltará el cariño de los abuelos, de tus padres, de Ángel... hasta extrañaré a Emmanuel!

Apolo rió divertido ante el último comentario porque era cierto, su amado príncipe era de celar mucho a su primo, pero estos últimos meses se habían vuelto muy unidos.

Emmy lo cuidaba, le ayudaba en cosas que él no podía valerse por sí mismo... y junto a Ángel habían sido su apoyo permanente cuando él no estaba.

¡Claro que extrañaría! ¡Él mismo extrañaría estar lejos de sus padres y hermano!

Pero ya tenían una familia conformada y debían tomar las responsabilidades de ser, Antoine el heredero al trono de Francia, sucediendo a Degel cuando llegase el momento y él, el consorte real y jefe de guardia y del ejército del reino.

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Camus había preparado una gran cena y junto a Kanon se sentían muy ansiosos.

Emmy y Ángel darían la noticia del embarazo y sólo ellos cuatro lo sabían.

La mesa estaba dispuesta del modo en que normalmente se sentaban, las charolas cubrían los platos a degustar y todo lucía íntimo, familiar...

Degel y Marié, junto a Lune, Amelié y Filipa tomaron sus lugares; Francisco y Krest igual... pronto llegó Saga conversando con Shura, quién traía a Alain en brazos y esperaban a las jóvenes parejas para unírseles.

Apolo bajaba las escaleras con el pequeño Alejo en un brazo y Antoine de la otra mano. Se los veía tan felices y radiantes... dejaron al bebé en su carrito y se sentaron.

Emmy bajó del brazo de Ángel y tomaron su sitio, riendo y platicando con todos los miembros de la familia.

Ya estando todos juntos procedieron a quitar las charolas y tanto Shura como Saga se vieron sorprendidos porque en sus platos había una pequeña imagen de ecografía y debajo la leyenda:

"Pronto estaré contigo, abuelo! Te amo!"

Se miraron entre ellos, vieron a sus parejas que esperaban sus reacciones y luego sus ojos se posaron en Emmy y Ángel.

Shura, al borde de las lágrimas, se levantó y corrió hacia su hijo para abrazarle con adoración.

-¿Me harás abuelo? Estás esperando un bebé?

Su heredero sólo asintió y el rey rompió en llanto de felicidad.

-Seré abuelo!

Saga se quedó mirando la imagen en su plato y no fue hasta que Kanon se le acercó y lo palmeó, que no reaccionó.

-Tendremos otro nieto!

Dijo sonriendo y abrazó a su menor, para luego pararse y estrechar en un abrazo fuerte a su retoño.

-Felicidades, hijo! Qué hermosa sorpresa! Gracias Emmy, por hacer feliz a nuestro hijo!

Y abrazó con todo cariño al joven príncipe.

Camus, con una sonrisa radiante, se abrazaba a Shura y juntos envolvían a Ángel

-¡Gracias padrinos por darme a Emmy, a mi amado Emmy...

-No creo que haya sido mérito nuestro que Emmanuel esté contigo, es todo mérito tuyo ya que nuestro hijo te ha amado desde que eran pequeños y, en ese caso, yo debería agradecerte que no te hayas fijado en nadie más que en él a lo largo de estos años de estar separados...

-Yo siempre he amado a Emmy y este bebé es la prueba de nuestro amor.

Yo... Emmy me propuso matrimonio y, obvio que acepté pero, siendo él el príncipe de Francia, deseo pedir su mano ante ustedes, los reyes.

Camus sólo se limitó a abrazarlo, lleno de emoción y orgullo por ese hermoso jovencito que era su ahijado e hijo de su mejor amigo. Ahora también sería su yerno, el amor eterno de su retoño...

-Claro que sí, Ángel! Te concedemos la mano de Emmanuel y sólo les deseamos muchas felicidades con el nuevo camino que emprenderán, siendo esposos y padres...

Una lágrima surcó el rostro sereno del rey y Camus le cobijó entre sus brazos.

Apolo y Antoine felicitaban a los futuros padres, el mayor de los gemelos no soltaba el agarre de su hermano, su rostro era la dicha personificada.

-¡Seré tío! te quiero tanto, hermanito!

Lune, Amelié, los reyes galos, todos festejaban la noticia y aún más, dos personitas que veían que el número de bisnietos crecía rápido... su descendencia estaba asegurada y Francisco veía con orgullo a su hijo y nieto, viendo cómo la vida les sonreía y la felicidad rodeaba a ambas realezas.

Los pequeños de la casa, jugaban ajenos a todo pero Alain había escuchado que habría un bebé nuevo en la casa y, cuando todos hablaban tranquilos, tomó las manos de Ángel y Emmy y teniendo su atención, preguntó:

-¿Bebé acá?

Tocaba el vientre de su hermano.

Emmy se llenó de miedo pensando que su pequeño hermano se pondría celoso del bebé que venía en camino...

Ángel en cambio, lo tomó en brazos y se sentaron junto a Emmanuel, poniendo su mano junto a la del pequeño en el plano vientre de su amado.

-Sí, Alain... aquí está creciendo nuestro bebé, es muy chiquito aún y no sabemos si será niño o niña, pero sí que serás tío y que podrán crecer y jugar juntos.

¿Sabes algo, Alain? Gracias a ti, seremos mejores padres... eres nuestro consentido y siempre, siempre te amaremos mucho!

Diciéndole eso, lo puso en el sofá y le hizo cosquillas, haciendo las delicias del principito...

Emmy respiró más tranquilo; con Ángel a su lado, Alain no se sentiría desplazado... en verdad amaban al pequeño travieso de la familia!

La noche siguió su curso entre risas y platos deliciosos; la felicidad rodeaba a las familias reales y eran momentos dignos de disfrutar...

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Estaban todos juntos, ya pronto se irían a Francia los recién casados para preparar su matrimonio ante las leyes galas.

Degel y Marié se adelantarían para que no se omitiera ningún detalle y ya estaba todo listo para su partida.

Como cada vez, la despedida estuvo llena de cariño y alguna que otra lágrima, pero sabían que pronto se verían nuevamente.

Lune y Amelié también regresaron a Portugal, pero junto a sus padres y Zeita viajarían a Francia para la boda real.

Kanon se debatía entre viajar a Francia para ayudar con los preparativos de la boda y quedarse junto a Emmanuel, que ya comenzaba a sufrir de vómitos y fuertes náuseas.

Saga decidió por él, se quedaría junto al doncel para ayudarle y él mismo viajaría al país galo.

Apolo también necesitaría ayuda con los arreglos y no deseaba que se separara mucho tiempo de su príncipe e hijo.

Se despidieron en la puerta del palacio, serían pocos días pero era la primera vez que estarían separados en muchos años y a Kanon se le vino el mundo encima cuando lo vio partir.

Un estremecimiento repentino recorrió su cuerpo y no pudo evitar las lágrimas...

Un abrazo fuerte y silencioso lo cobijó, hubiera creído que se trataba de Camus pero no... era Shura.

-Sé que se siente... pero no estás solo... nunca lo estarás...

-Gracias majestad...

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