7-Confesiones dolorosas

El silencio se hizo más profundo cuando los lacayos salieron del despacho del rey y éste quedó solo frente a su hijo.

Francisco intuía que algo importante había pasado momentos antes de la presentación oficial de los franceses. Shura había estado con el rostro sombrío, sumido en sus pensamientos y había tratado con cortesía a los invitados que decía despreciar... hasta se había disculpado con el príncipe por su irrespetuoso saludo! algo no estaba bien y eso era seguro...

-¿Qué está pasando Shura? ¿Qué pasó ayer? ¿Debo de preocuparme por algo que no sé?

-Padre... debo confesarte algo que pasó hace unos años...yo... tú me enviaste con el ejército a unir fuerzas con los aliados, fuimos y pudimos vencer pero debimos quedarnos un tiempo en Grecia para reagruparnos...

Yo conocí a un joven, ya era oficial del ejército griego a su corta edad y... yo me obsesioné con él, lo quería para mí pero él me rechazaba...

Shura hablaba y veía que el rostro de su padre palidecía...

-Yo... una noche lo seguí hasta su tienda de campaña y esperé a que se quedara solo... entré al lugar y lo sometí bajo amenaza de muerte por no responder a la realeza; le dije que yo era el príncipe heredero de España, que me debía obediencia y que, su rango militar era inferior al mío...

Él se arrodilló ante mí en reverencia pero yo lo jalé del cabello y lo obligué a hacerme sexo oral. Él vomitó cuando acabé en su boca y yo lo levanté del cabello y lo llevé a mis tiendas personales donde dí rienda suelta a mis más bajos instintos, lo torturé, lo humillé... lo usé muchas veces durante días... hasta que ya no respondía a nada... una noche volví a la tienda y ya no estaba, alguien se lo había llevado y no supe nada de él hasta ahora... cuando lo perdí, me dí cuenta que lo quería...

El rey Francisco no podía creer lo que acababa de escuchar, era algo atroz, vil y su hijo el príncipe era el perpretador de semejante horror.

Le temblaban las piernas cuando intentó pararse, su cuerpo parecía no responderle...

Shura se mantenía sentado frente a él, el rostro hundido entre sus manos, codos en las rodillas, todas las miserias sacadas a la luz pero no era suficiente, no se sentía mejor...

-¿Por qué Shura? no te alcanzaba con todas las doncellas que se te ofrecían en donde fueras? o los jovencitos que te regalaban cosas para llamar tu atención? ¿por qué fuiste a buscar justo lo que no podías tener? ¿Y me dices que lo querías? no eres el hijo que yo crié, te desconozco... si tu madre viviese, hoy la hubieses matado con ésto...

-Padre... si te lo he contado hoy, tras haber callado por años es por una razón... él está aquí... en el palacio... cuando lo vi, todo lo que había sentido anteriormente se potenció y quise volver a tenerlo... lo amenacé para tenerlo a mi merced pero... alguien apareció y ... yo estoy sintiendo remordimientos... dolor... él me odia y ama a alguien más...

-Dios mío! Quién es ese muchacho? cómo que está aquí en el palacio? no entiendo nada... quién apareció?

-Padre... el muchacho que yo lastimé tanto es Kanon, el guardia real del príncipe Camus...

Lo encontré en el pasillo cuando venía hacia la presentación... él estaba allí, parado junto a la puerta y yo sólo vi la oportunidad de volver a sentirlo mío...

Cuando me acerqué, él me rechazó, comenzamos a discutir y yo perdí los estribos... saqué mi daga y lo puse contra la pared amenazándolo... nunca ví cuando ese niño apareció y me pidió que lo soltara... me ofendió sobremanera su actitud y lo golpeé fuerte contra la pared... Kanon lo socorrió de inmediato, me dijo que era el joven príncipe de Francia y que me mataría si lo volvía a insultar o tocar... ama a su príncipe...

-¿Tú golpeaste al príncipe Camus y lo dejaste como estaba cuando fuimos a sus aposentos? ¿En qué pensabas cuando golpeaste a un adolescente? ¿Y ese chico que lo cuidaba era Kanon? Debo hablar con Krest... debo poner la verdad entre nosotros o nunca habrá pacto de amistad entre los reinos...

-¿Piensas entregarme, padre? No piensas en mí?

-¿Tú pensaste en ese chico, en lo duro que debe haber sido para él venir aquí acompañando a su príncipe, sabiendo que te volvería a ver después de lo que le hiciste?

¿Pensaste en el joven príncipe y la enfermedad que lo aqueja?... no, sólo pensaste en tus bajos instintos... ni siquiera quisiste ver el regalo que ese pequeño mandó a hacer para tí...

-¿Para mí? ¿El príncipe Camus?- recordó las palabras de Kanon: "él te admira mucho"... -dámelo padre por favor... el regalo... 

El rey se levantó y lentamente sacó el paquete que tenía guardado y se lo entregó, advirtiéndole que lo tratara con cuidado. Shura colocó el paquete en el escritorio y lo abrió con delicadeza; sus ojos no daban crédito a lo que veía.

Era un escudo con el emblema español cruzado por una espada y un escudo de guerra, sus armas de guerras y estaba tallado en cristal blanco... era una belleza, una obra de arte muy fina!

El príncipe había tenido la voluntad de hacerle llegar su admiración en forma de un presente y seguramente, Kanon le había dado las especificaciones y detalles del escudo, espada y emblema... sus ojos se llenaron de lágrimas...

-Lo siento tanto padre... no pensé realmente en nada más que en mí
todo este tiempo... quiero hablar con el rey Krest, le diré toda la verdad de lo que le hice a Kanon y que fui yo quien golpeó al príncipe...- decía mientras abría la puerta del despacho, chocándose con el más joven de la realeza francesa.

Shura cayó de rodillas, bajando su cabeza y llorando.

-Perdóneme alteza, reaccioné sin pensar pero me arrepiento de haberlo golpeado... ahora mismo iré a hablar con su padre, el rey Krest y asumiré mi error... 

-No será necesario que hable con el rey... yo le conté una historia a mi padre que lo deja fuera de todo... la relación entre los dos reinos no puede ser manchada justo cuando empieza a consolidarse...

Shura no lo miraba a la cara y de haberlo hecho hubiese visto un rostro ensombrecido por la decepción; el joven príncipe era mucho más que un simple adolescente, tenía gran sentido común y lo demostraba en ese momento.

-Su problema con Kanon, lo debe resolver con él, pero debe saber que es mi amigo y cuenta con todo mi apoyo... no permitiré que se vuelva a acercar a Kanon para hacerle daño... 

-No... Kanon no sabrá nunca más de mi... demasiado daño le hice en el pasado y casi lo repito ayer de no ser por ti... él ahora te tiene a ti para que lo ames como se merece...

-Yo no soy la persona que ama Kanon! él me cuida, respeta y me quiere mucho como amigo pero su amor es otro... uno mucho más profundo... 

Shura escuchó con dolor esas palabras, pero las merecía... se incorporó y no tuvo valor de enfrentar la mirada del príncipe.

-Permiso... debo marcharme ahora...

Camus cedió el paso para luego entrar en el despacho del rey de España.

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