69- Secuelas graves y problemas a la vista

Apolo se sentía mejor después de mucho tiempo; Antoine lo había invitado a cabalgar y luego se les uniría Emmanuel, trayendo algunas botanas para un picnic.

El aire hacía que su cabello largo ondease al ritmo del galope que imponía el caballo y una leve sonrisa salió de sus labios...

Ésto fue captado por el príncipe galo, que lo miraba de reojo, disfrutando de ver al gemelo un poco más relajado...

La recuperación de Ángel era lenta, su cuerpo sanaba pero su mente le jugaba malas pasadas y tenía fuertes ataques de pánico y pesadillas, que sólo estaban logrando que el adolescente sufriera mucho, se asustara y escondiera de cualquiera que quisiera verlo...

Ni hablar de ser acariciado... entraba en shock y se encerraba en sí mismo creando un abismo con el resto de los moradores del lugar...

Eran pocos los que se le acercaban y eran recibidos con confianza: sus padres, con quienes había creado un vínculo muy fuerte y dependiente, Apolo, Emmanuel que no se despegaba de su lado, Camus y Shura, sus padrinos que adoraba y Antoine.

El joven galo no lograba que Ángel le tratara como a su primo; Emmanuel se quedaba con él en su cuarto, varias veces había entrado sin llamar y el ibérico estaba dormido con el gemelo menor entre sus brazos...

Sus celos se le hacían incontrolables pero él no se daría por vencido... estaba a meses de sus dieciocho años y entonces lo pediría en matrimonio...

Apolo lo sacó de sus pensamientos al mostrarle que se acercaban al río y allí esperarían a Emmanuel.

-Apolo, dime algo... ¿qué crees que dirían tus padres si yo pido la mano de Ángel en matrimonio?

Fue una pregunta directa que golpeó fuerte el corazón del gemelo...

Desde el incidente del secuestro y todo lo acontecido, Apolo se había apoyado en el príncipe galo y un sentimiento había nacido en él... pero Antoine se quería casar con su hermano menor.

Tragando su dolor, sonrió al responder:

-De seguro que estarían felices, cómo no estarlo! Pero igual, creo que a quién debes preguntar es a Ángel!

-No será necesario si tus padres aceptan... él debería obedecer pues es menor de edad...

Dijo altanero.

Eso no le gustó a Apolo, su hermano tenía derecho a elegir con quién estar

-¿Y si Ángel no quisiera estar contigo?

-Si se arregla el matrimonio, me tendrá que responder! No tendrá opción...

Se dio cuenta del silencio que se había instalado entre ambos y miró al gemelo, quién tenía lágrimas en sus ojos y los puños apretados.

-Apolo? Apolo... qué te pasa?

-No... no te dejaré... yo... te creí mejor persona... usarás a mi hermano como trofeo ante Emmanuel, verdad?

No te importa si sufre o no te quiere... no te permitiré que lo hagas...

Tomó su caballo y salió al galope rumbo al palacio, dejando al galo pensativo.

Llegando a las caballerizas se encontró con Emmanuel y Ángel, que caminaban lentamente por el jardín.

Sonrió triste al ver el rostro pálido de su igual sonriendo a su amado príncipe, mientras éste lo llevaba de la mano.

El amor que se tenían era evidente... debía hablar con sus padres luego.

-Buenas tardes... cómo te sientes hermanito?

Se acercó y lo abrazó sonriendo, haciendo lo mismo con el príncipe ibérico.

-Mejor, Apolo... gracias! No se iban de picnic los tres? Yo venía a acompañar a Emmy y de paso caminaba un poco.

-Pues yo, ya no voy... prefiero quedarme contigo y hacerte compañía. Vaya majestad con su primo...

-Si ustedes se quedan aquí, yo también me quedo y podemos preparar algo rico para merendar...

Apolo ensanchó su sonrisa; eso era lo que necesitaba su hermano: cariño, contención y ellos se lo darían a montones!

-Pues vamos, un hermoso día de campo nos espera...

-No iremos al campo, iremos a un lugar especial para mí y que sólo mi madre conoce... preparemos todo y les mostraré...

Así lo hicieron... con las canastas caminaron hasta un puente de madera rústica muy viejo pero hermoso y, junto al pequeño río que lo surcaba, se encontraba una muralla de arbustos y follaje espeso.

Las flores de diversos colores caían en cascada y el suelo estaba cubierto de un césped suave... se podía sentir la presencia de la Naturaleza en todo su esplendor...

-Es un lugar maravilloso, Emmy!

Decía Ángel encantado y su rostro fue de ensueño cuando el príncipe lo abrazó y le dio un beso suave pero lleno de sentimientos...

-Hmmm estoy aquí también!

Apolo dijo serio, provocando el rubor en los otros dos, para luego soltar la risa.

-Me gusta verlos juntos y bien... los quiero mucho...

Emmanuel sonrió y los invitó a pasar al lugar que deseaba mostrarles...

Tomando el follaje que colgaba del muro, entreabrió un poco las ramas y encontraron frente a sus ojos, un vergel, un lugar paradisíaco que permanecía oculto a la vista...

Se adentraron despacio y tras recorrer un poco, notaron que el río que fluía apenas bajo el viejo puente, nacía en la pequeña cascada que allí había...

-Mi madre la descubrió un día que quería ocultarse de mi padre, porque él quería que volviera a la cama puesto estaba embarazado de mí y debía descansar...

Me contó que se había cansado y que se apoyó en el muro, pero éste cedió y casi cayó para el otro lado, descubriendo esta maravilla...

-Es increíble, Emmy! Gracias por compartir este lugar con nosotros!

Sonriendo, se sentaron sobre el césped y fueron sacando todo lo que habían preparado... por primera vez en mucho tiempo, Ángel reía y estaba feliz...

Las horas volaron para los tres amigos, sin saber del alboroto que sucedía en el palacio.

**********************************
Antoine llegó ofuscado al palacio, entró a los gritos llamando a Apolo y a Emmanuel.

Degel salió del despacho donde conversaba con Shura, Camus y sus mayores.

-¿Qué son esos gritos, Antoine? Qué pasa?

-¿Dónde están los gemelos y mi primo? Me dejaron plantado al lado del arroyo y no se los voy a permitir...

-No los hemos visto, hemos estado en el despacho por horas... tal vez Kanon o Saga sepan...

El príncipe galo salió echando humo rumbo al parque de entrenamiento.

Al ver al heredero, los gemelos le reverenciaron pero su sorpresa fue grande cuando les dijo que los chicos no estaban por ningún lado.

Marié venía caminando en ese momento junto a la hermosa Amelié y les comentó que Ángel no estaba en su habitación cuando lo habían visitado.

Kanon no se sentía angustiado y eso lo calmó; se dirigió al palacio y fue por Camus, a quien contó que sus retoños no estaban por ningún lado.

En ese momento, Antoine despotricaba porque lo habían dejado solo en su día de picnic.

Al consorte real se le ocurrió que podrían estar en aquel lugar especial y sin decir palabra, tomó a Kanon del brazo y lo llevó consigo.

Hicieron el mismo recorrido que los chicos horas antes y, tras correr el muro de follaje, se adentraron un poco más hasta verlos a Emmanuel y Apolo sentados y riendo, mientras Ángel dormía con su cabeza en el regazo del príncipe y recostado en forma cruzada sobre el cuerpo de su hermano.

Ambas "madres" se sintieron aliviados y se acercaron a los chicos, que los recibieron alegres y sorprendidos a la vez...

-Han puesto el palacio de cabezas para buscarlos... por qué no dijeron dónde iban? Antoine llegó furioso y nos dijo que lo dejaron solo...

-Fue mi culpa... me enojé con él y lo abandoné...

-¿Qué pasó Apolo?

-Me dijo que pedirá la mano de Ángel para casarse con él; yo le dije que le preguntara a mi hermano si él quería y me contestó que Ángel deberá aceptarlo y cumplir con sus deberes de esposo aunque no quiera...

Él no lo quiere a mi hermanito, sólo quiere quitárselo a Emmanuel...

-Hablaré con Saga, Degel y Marié... no te preocupes y gracias por cuidarlo tanto...

Besó dulcemente a su hijo, mientras se agachaba para levantar en brazos al adolescente dormido y todos juntos salieron de regreso rumbo al palacio, sin mencionar el nuevo secreto que compartían...

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