04
Varios días después, ambos habían logrado ocultar su relación bastante bien; fingían irse y luego regresaban para encontrarse, salían seguido y siempre encontraban el momento y lugar para estar juntos en la universidad sin que nadie los viera.
Armin tuvo que reunirse con sus demás amigos para discutir un “asunto” que aún no le habían mencionado, y eso le asustaba. ¿Y si los habían descubierto y ellos no lo sabían? El pánico lo invadía pero tampoco podía dejar que fuera demasiado evidente; eso sólo lo haría aún peor.
Se reunieron en el sótano de la casa de Eren, lugar que anteriormente había sido para el trabajo de su padre pero pasó a ser de Eren cuando sus padres consiguieron hacer espacio en otra habitación.
Porque sí, Eren teniendo 19 años y yendo a la universidad seguía viviendo en casa de sus padres.
— Bien, la mayoría de ustedes ya saben por qué estamos reunidos aquí. — habló Eren refiriéndose al claro hecho de que no le habían mencionado nada a Armin. — Hay un asunto que escuché por ahí y que me tiene bastante preocupado; Armin. — el rubio se puso nervioso.
— ¿S-Sí?
— ¿Te sientes enfermo? Te veo raro desde que llegaste. — Armin suspiró mentalmente; pensó que había arruinado todo.
— Estoy bien, creo que sólo un poco cansado.
— Bueno, como les decía-
— Eren, — su madre lo llamó desde la puerta del sótano. — ¿tus amigos quieren algo? Hice galletas por si tienen hambre.
— Mamá, ahora no por favor..... — se sonrojó de la vergüenza.
— Pero yo sí tengo hambre. — dijo Connie.
— Comeremos luego.
— Eren, por favor. — suplicó. — Estoy muriendo...
— No seas dramático.
— Eren, no seas grosero con tus amigos. — lo reprendió la mayor. — Les traeré galletas a todos, ¿sí? Regreso pronto. — se marchó.
— Tú mamá es muy agradable. — le mencionó Armin.
— Sí, pero a veces se mete mucho en mi vida.
— Bueno, ¿ya vamos a empezar con la reunión tan importante que planeaste o qué? — preguntó Jean.
— Ah, claro; es sobre las estrellas de la noche.
— Oh, ellas.... — dijo Armin, no necesariamente con odio.
— Sí, ellas; trata de adivinar qué van a hacer Armin.
— Van a.... ¿hacer alguna presentación como lo hacen normalmente las bandas?
— Exactamente; esas descaradas se presentarán en un bar a tres cuadras de aquí mañana. — siguió explicando Eren. — Una de sus miembros nos insulta y a nuestra falta de un nombre, y luego planean hacer como si nada hubiera pasado.
— ¿Y qué es lo que sugieres? — le preguntó Reiner.
— Tomaremos venganza.
— ¿Qué? — musitó Armin.
— Ellas se metieron con nosotros y ahora nosotros nos meteremos con ellas; vamos a sabotearlas para que su presentación sea un desastre en público.
— Apoyo. — habló Jean.
— Yo también.
— Y yo.
— Esperen, esto está yendo muy rápido. — Armin habló más bien para sí mismo, pero de todas maneras Eren se dirigió hacia él.
— Dijiste que una de ellas te molestó, ¿verdad? Es tu oportunidad de cobrar por lo que hizo.
— B-Bueno, no creo que haya sido para tanto.
— ¿No fue para tanto? Ella nos faltó el respeto, nos insultó y nos humilló en público. Tiene que pagar junto con el resto de sus compañeras; así tal vez aprendan a no meterse con nosotros.
— Pero será un sabotaje pequeño, ¿verdad? Nada que las ponga en demasiado riesgo....
— Se merecen lo que les haremos, Armin. Pero no importa si no las odias tanto como nosotros; no te vamos a obligar si no quieres hacerlo, así que puedes irte en dado caso.
— Yo....
— ¿Estás con nosotros o no?
— Sí...
— Muy bien, entonces ésto será lo que haremos. Tomaremos venganza de la manera más cruel y despiadada posible.
— Ya volví. — la madre de Eren volvió a entrar con una bandeja llena de galletas.
— ¡Bien, galletas! — exclamó Connie ganándose las miradas del resto de sus compañeros. — ¿Qué? Me gustan las galletas; vengo a casa de Eren por la comida.
(...)
Una vez terminada la reunión, el grupo de chicos salió del sótano sólo para encontrarse con Mikasa cerca de ellos; porque sí, Mikasa también seguía viviendo allí.
— Eren. — lo llamó.
— Mikasa, ¿estabas espiando? — le preguntó el castaño.
— No soy chismosa a diferencia de ti y tus amigos.
Armin observó la situación un poco confundido hasta que la de rasgos asiáticos se alejó del lugar. Eren, al ver la incertidumbre de su amigo, decidió explicarle todo.
— Mikasa es parte de mi familia desde que éramos pequeños, para mi desgracia.
— Ah. — fue todo lo que se le ocurrió decir.
El rubio regresó a su casa y se recostó en su cama mirando al techo, bastante preocupado por su novia; no sabía cómo podría decirle de la situación. Si lo hacía los demás se darían cuenta enseguida, se armaría un conflicto interno y terminarían descubriéndolo; y si no lo decía, su novia terminaría siendo saboteada por sus amigos y él mismo, se sentiría traicionada y furiosa, se enojaría con él y en el peor de los casos terminarían apenas haber empezado a salir.
¿Qué podría hacer para advertirle sin que nadie se diera cuenta de que fue él?
Ya de todas maneras sus compañeros habían notado que él no guardaba resentimientos por la “pelea” que había tenido unos días atrás. Eso ya era demasiado sospechoso; si daba un paso en falso todo se acabaría para ellos.
Se decidió por mandarle un mensaje de texto a _______ donde le pedía que viniera a su casa. Era tarde, pero tenía que hablarle del asunto en persona; ella no tardó mucho en responderle que iba de camino.
Empezó a prepararse mentalmente; si lo pensaba era bastante repentino haber invitado a su novia a su casa a altas horas de la noche, en especial considerando que cuando se cambió de cuidad tuvo que hacerlo sólo, por lo cual sólo estarían ellos dos.
La idea de tenerla ahí lo estaba poniendo muy nervioso; como sea, tenía que dejar de lado su timidez si quería resolver el asunto. Además, no iban a hacer nada más que hablar y ella se iría, ¿verdad? Sólo eso...
Empezó a desesperarse mientras esperaba y dio vueltas en su cama mientras gritaba y se cubría la cara con sus manos.
🎶 Dios, me encanta la palabra incertidumbre y acabo de darme cuenta.
✨ Incertidumbre ✨
Perdón, me calmo.
Cuídense y tomen mucha agua.
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