02
Tu todo ha perdido su mañana
Se siente en pánico completo al salir disparada, si la máquina la absorbía podía no quedar ni rastros de su cuerpo, entonces y sin medios para detenerse, solo puede sentir pavor.
Mientras sigue en el aire piensa en Stan y en que debe disculparse con él por ser egoísta. Entonces, no puede morir.
En algún momento siente que cae, ella tiene los ojos cerrados pero el dolor del golpe la hace sentir viva, gime, pero ya no está siendo arrastrada por la maldita máquina, no previeron esto, pudieron fácilmente haber muerto por este sencillo error.
Abre los ojos para asegurarse de que Senku y Whyman estén a salvo, probablemente tendría moretones en los brazos por haber rodado en el laboratorio, sin embargo, pronto nota que hay demasiada luz natural en el cuarto, y pronto, los ojos rubí asustados aparecen en su campo de visión.
Y una vez que la preocupación se esfuma, puede permitirse quejarse con un gemido por el dolor y cerrar una vez más los ojos.
—Senku, ese pudo haber sido un error fatal— vuelve a gemir, siente como las manos callosas le ayudan a sentarse en el suelo, levemente temblorosas por lo que supone fue el mismo miedo que aún siente ella misma.
—¿Xeno?— escucha su voz preguntar, y cuando vuelve a analizar al albino delante suyo, nota la vestimenta claramente fuera de lugar.
Lujosa, voluminosa, saltaban los detalles a mano y sobre todo, algo que podías ver en un maldito cuento infantil. Entonces le devuelve la mirada pasmada a un Senku de probablemente su edad.
Su nombre sonó raro en sus labios, lo descartó como anhelo. Escuchó pasos detrás de Senku quien estaba arrodillado a su lado, y apareció una mujer de cabello bicolor, de rostro redondeado, ojos grises y un vestido enorme, la imagen femenina del mago que le gustaba molestar a Ishigami, Asagiri Gen.
Entonces la realidad la golpeó, a su alrededor no estaba su laboratorio, la máquina del tiempo, las largas mesas que servían para depositar sus herramientas, su pizarrón, sus gabinetes, solo había una enorme habitación de lo que debería ser la sala del trono de un palacio de cuentos de hadas. Xeno no estaba en casa.
—¿Rey Senku?— escuchó la voz de un personaje que no conocía, sus ropas se veían muchísimo menos lujosas de las que llevarían Gen y Senku, estaba parado justo a la mitad del salón, Xeno estaba frente a él, debajo de las escaleras que conducían a dos elegantes tronos.
Gen, ágil para resolver problemas y la reina de ese continente, no dudó en poner manos a la obra. Un plebeyo no podía ver al poderoso Rey en una situación así, no era bueno para la imagen del reino, entonces, rápidamente, y con un aplauso elegante se hizo dueña de los reflectores.
—Mis disculpas, parece que tenemos un inconveniente, podría volver mañana, lo recibiremos apropiadamente— Kohaku, una de sus guardias reales rápidamente se colocó al lado del hombre, haciendo una reverencia e indicando la salida, la bicolor le sonrió amablemente, el castaño solo atinó a sonrojarse.
—Por supuesto su majestad, vendré temprano en la mañana— el hombre todavía lanzó una mirada nerviosa a Senku, pero su pánico por enfrentarse a la realeza pareció ganar rápidamente la jugada a favor de Gen, quien lo vio partir con Kohaku a su lado.
Volvió hacia su esposo, quien aún miraba asustado a esta clase copia de su majestad Xeno, quien seguía mirando a todos lados fuera de lugar.
Bien entonces, la ¿mujer? Se reconoció con el nombre de Xeno en los labios de Senku, así mismo, ella misma nombró a Senku con camaradería, justo como lo haría el antiguo monarca.
La chica literalmente salió volando de una luz blanca, a mitad del trono, y si bien si rostro era igual al del antecesor al trono, había claras marcas de que no pertenecía aquí, o a ninguna de las regiones de este mundo.
Su cabello blanco llegaba a la cintura y estaba atado en un peinado sencillo, sus facciones eran más suaves, claramente era más pequeña; de hombros estrechos, caderas anchas y la clara apariencia de busto en su pecho, su ropa tampoco se quedaba atrás, prendas a tonos blancos y negros vulgarmente pequeños. Entonces, ya no era tan similar al Rey Xeno. O eso pensó hasta que asimiló su postura y gestos. Xeno siempre fue un hombre peculiar con todos sus gestos extravagantes que dejaba ver a la gente de su confianza.
Solo había que decir una cosa entonces, esta mujer era igual al fallecido Xeno.
El inevitable "¿quién eres?" después de no ser quien debería ser llegó rápidamente, Xeno, quien aún seguía en el suelo, evaluando su alrededor simplificó su respuesta ante el análisis de su entorno.
—Un viajero del tiempo.
Fue posible un viaje en el tiempo espacio, y también enviar personas a través de un agujero de gusano. Cuándo y dónde estaba era un jodido misterio.
Explicárselo a personas que ni siquiera tenían electricidad era otra cosa (las velas en los candelabros hablaban).
—Entonces eres una viajera del tiempo— pronuncia este Senku una vez más, ya tranquilo después de haber visto lo que aparentemente era un fantasma para ellos.
Esta era la segunda vez que decía esa afirmación, aunque antes fue más como una pregunta, para ser seguida de un “¿cómo?”, jamás creyó que vería una cara de confusión en Senku mientras hablaba de física cuántica y la relatividad.
Aunque su memoria e inteligencia no quedó atrás, pudo recitar varias de sus palabras sin cometer errores.
Volvió a ver a la copia de Asagiri, quién seguía analizandole.
—¿Eres una mujer?— Xeno pregunta, aún sintiendo que está en alguna clase de sueño extraño, Gen ríe con gracia, elegante.
—Me hago la misma pregunta— dice ella con voz suave, la albina se acerca, un dedo explorador directo al busto, y una mano agena haciéndole una señal de alto al único varón en la sala. Houston se permite mirar dentro del escote contrario y apachurrar un pecho. La acción se imita por la contraria, con otro gesto de aprobación.
—¿Terminaste de tocar a mi esposa?
El hecho de que Gen hiciera la misma pregunta la volvió a sacar de contexto, entonces, tenía que haber una persona parecida a ella, probablemente hombre aquí mismo, que explicaría la actitud de análisis y el hecho de que la pregunta le fuese devuelta, entonces por eso la cuestión "¿quién eres?" que había hecho Senku se sentía tan personal, era la misma clase de reconocimiento que le dio a ambos.
No sabía cuándo ni dónde estaba, entonces ¿La reencarnación sería cierta? ¿Algo tan abstracto como las almas era verdad? Esta clase de arquitectura no era algo común en Japón para lo que parecía ser la edad media en Europa.
Las inexactitudes comenzaron una vez que se analizaba, nada cuadraba, como el hecho que hablaban perfectamente inglés.
—¿Cómo saben mi nombre?— fué la pregunta que daría solo una de las múltiples respuestas, ellos no eran Gen y Senku aunque pareciera obvio, entonces, Senku incómodo, se prepara para contestar.
—Eres parecida a mi antecesor, el Rey Xeno— eso explicaba la necesidad de saber si era dama. Senku, tan inteligente como lo es, devuelve la pregunta a forma de afirmación —Supongo que de dónde vienes también existe un Senku y un Gen
—Así es— el varón en respuesta, ríe incrédulo.
¿Habría un problema frente a una posible variante suya? Si las personas frente a ella eran tan iguales a sus respectivos amigos, y mientras más lo analizaba, ¿esto siquiera era real?
—¿Dónde estamos?
—El reino de occidente— el albino sigue mirándola con extrañeza, en el occidente no debería haber está clase de rasgos característicos orientarles.
Senku se sienta en el borde de las escaleras, exhausto, en su cara podía verse claramente que estaba analizando la situación como siempre. Gen, aún de pie, esta vez veía a su aparente esposo afligida. Hubo confusión en su pecho.
Ambos albinos se miran, es momento de compartir información.
—No se dónde estoy, ni siquiera debería estar aquí en primer lugar, todo alrededor parece fuera de lugar, no corresponde con el pasado de mi tiempo
—Imagino que si de dónde vienes existe un igual a mi, y otro a su majestad Gen, y aquí existió un igual a ti, habrá más personas que existan en ambos lugares. No eres más que el Xeno de otra vida
Ambos se miran, la cara de preocupación en su rostro al igual que el de su pareja, más dudas que respuestas pero una conclusión.
Xeno debía volver.
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