Capítulo II
O eso pensé.
Habían transcurrido varios años, ya comenzaba a comprender más cosas en la escuela, empezaba a entender mejor a los chicos de la tele o podía tener una conversación entendible con mi padre. Él era piloto en el aeropuerto, por lo que pasaba mucho tiempo fuera de casa pero cada vez que volvía me prestaba mucha atención, como si intentará recompensar su ausencia. A pesar de que casi nunca estaba, yo lo amaba.
Él siempre me decía que era una niña muy inteligente, que para tener diez años tenía mucha madurez. Aún no comprendía a qué se refería pero fingía hacerlo, me gustaba sentirme especial.
Con el tiempo me fui dando cuenta de que él se sentía solo; cuando lo alentaba a buscar alguna pareja me decía que perder al amor de su vida le había quitado la mitad del alma, estaba roto.
Mamá había sido ingresada a un hospital psiquiátrico para tratar su depresión y paranoia, a veces iba a visitarla, papá nunca se acercaba, para él era demasiado doloroso.
Te volví a ver una tarde que salía de allí, ese lugar hermoso pero aterrador dónde mi madre había vivido los últimos cinco años; había caminado algunas cuadras para encontrarme con mi padre en un restaurante cercano, habíamos hecho aquello desde que cumplí ocho años, no había podido soportar mirar a mi mamá mientras se despedía de mí.
Tú estabas sentado en una de esas sillas de barra que eran demasiado altas como para que tus pies tocarán el suelo; al principio no te reconocí, habías crecido como veinte centímetros, ya no tenías el cabello disparado hacia arriba como tu super héroe favorito, ahora lo tenías largo y rizado, pero aún poseías esos hermosos ojos marrones amigables y esa sonrisa infantil. Estabas sentado al lado de un adolescente parecido a tí, tu hermano supuse, mientras bebían un batido de chocolate, siempre has tenido una fascinación por el chocolate.
Quise ir a saludarte, pero no creía que me reconocieras, supuse que solo una niña boba como yo se recordaría de alguien que alguna vez le ofreció sus dulces favoritos.
Me fui a sentar con mi padre. Él me había pedido una tarta de cereza, y aunque me gustaba mucho le dije que quería una de manzana. Me dijo con una sonrisa divertida que fuera a pedirla a la barra mientras que se comía la deliciosa tarta de cereza.
Mi corazón latió fuertemente cuando me acerqué, estábamos uno al lado del otro, tan cerca que pude oler tu shampoo. Me estabas dando la espalda y riendo sobre algo que había dicho tu hermano, sin embargo, yo me sentía tan cercana a tí, como si esas carcajadas felices hubiesen sido producto de algún chiste que había hecho para tí.
Casi no encontré las palabras para decirle a la muchacha de la barra que quería otra tarta, esta vez de manzana.
Mientras esperaba a que ella volviera comencé a reunir el valor para hablarte, aunque sea para preguntarte la hora, no quería parecer una niña boba pero quería comprobar si me recordabas o no.
Justo cuando me giré a hablarte ya te habías ido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top