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Después de la partida de Sesshomaru a Estados Unidos, pasaron algunas semanas en las que Rin recibió un par de llamadas suyas para preguntarle cómo se encontraba. En esas conversaciones, él le mencionó que aún no había logrado llegar a un acuerdo en el tema del divorcio y que quizás demoraría algunas semanas más en resolverlo. Además, le reveló que durante su estancia en el extranjero, estaba negociando un acuerdo de unión entre su hospital y otro en el extranjero, lo cual le había mantenido ocupado.

Rin, con un suspiro cansado, ingresó por la puerta de aquel famoso hospital donde trabajaba y marcó su asistencia. De inmediato, notó un ambiente extraño en el lugar, pero decidió no prestarle mucha atención, enfocándose en su trabajo.

En otro lugar, una mujer elegante irrumpió en la fiesta de una de sus mejores amigas, con su hija pequeña tomada de la mano. Todos los presentes sabían que llevaba una vida privilegiada al pertenecer a dos influyentes familias, la suya de nacimiento y la que había obtenido al casarse.

Sin embargo, en su mente, esta noche era una manera desesperada de escapar de la tormenta que se había desatado en su vida desde que su esposo abandonó el país. Desde hacía tiempo, había notado un cambio en él, pero había intentado ahogar sus sospechas con las explicaciones de sus suegros, quienes insistían en que solo estaba abrumado por el nuevo acuerdo del hospital.

Al entrar al salón, fue recibida con flashes de cámaras y sonrisas forzadas de sus amigas, quienes parecían intercambiar miradas significativas. "¿Qué está pasando?" preguntó, acercándose a ellas mientras sugería que una de sus amigas llevara a su hija a jugar en algún lugar tranquilo del lugar. Sus amigas no decían nada, solo la miraban en silencio. Decidieron continuar con la farsa hasta que una figura conocida de sus días universitarios se acercó a ellas. Kagura la llamó y ella respondió, aunque su mente estaba llena de pensamientos inquietantes.

"Vi cómo derramabas un par de lágrimas", le espetó Sara, con una expresión de curiosidad mal disimulada, "después de que tu ilustre esposo te traicionara."

El comentario de Sara golpeó a la mujer como un puñetazo en el estómago. Las palabras resonaron en su mente, despertando un torbellino de emociones que había luchado por ignorar durante demasiado tiempo. Trató de mantener la compostura, pero la angustia se apoderaba lentamente de ella, envolviéndola en una niebla de confusión y dolor.

"Lo siento, Sara, pero no sé de qué estás hablando", respondió con voz entrecortada, tratando de ocultar la fragilidad que amenazaba con desbordarse. Las miradas de las demás mujeres la perforaban como cuchillas afiladas, haciendo que se sintiera expuesta y vulnerable.

"¿En serio?" dijo Sara, con una sonrisa maliciosa. "Oh, lo siento, pensé que ya lo sabías. Deberías tener más cuidado con quién compartes tu cama, querida."

Las palabras de Sara resonaron en su cabeza, una cruel mofa de la vida que había intentado construir. La sensación de traición la invadió, mezclada con la amarga realización de que había sido la última en enterarse de la infidelidad de su esposo. Cerró los ojos por un momento, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.

"Creo que necesito un poco de aire fresco", murmuró, apenas capaz de contener la emoción en su voz. Con paso vacilante, se alejó del grupo, sintiendo como si cada mirada la siguiera mientras se perdía en el laberinto de pasillos del elegante salón de eventos.

Con el corazón latiendo con fuerza y el estómago revuelto por la angustia, Kagura abandonó la fiesta con paso apresurado, decidida a buscar a su asistente que en ese momento se encontraba con su hija.

Con cada paso que daba resonaba con el eco de sus pensamientos tumultuosos, tratando de procesar la impactante revelación de su amiga y las implicaciones devastadoras que tenía para su vida familiar.

Justo cuando estaba saliendo, una de sus amigas la alcanzó y le confesó que ya había escuchado todas aquellas cosas, pero no creía que fuera verdad. Kagura, que sintió un nudo en la garganta al darse cuenta de que alguien había estado difundiendo chismes sobre su esposo y ella, se sintió terrible.

"Creo que fue el grupo de Sara", le confesó su amiga al enterarse de quien había estado difundiendo los rumores.

"Esta también le comentó que había escuchado rumores de que la mujer con la que Sesshomaru andaba, era alguien del hospital en el que él trabajaba, una cierta "Rin", pero no había querido creerlo", le confesó su amiga.

Con el corazón apretado por la revelación devastadora y la sensación de que su vida perfecta se deshacía ante sus ojos, Kagura abandonó la bulliciosa fiesta con la mente sumida en un torbellino de emociones tumultuosas. Cada paso hacia la salida era como cargar con el peso de una losa sobre sus hombros, mientras luchaba por mantener la compostura frente a los curiosos ojos de los presentes.

Las palabras que resonaban en su cabeza, la traición que palpitaba en su pecho, todo amenazaba con romper el frágil velo de calma que había mantenido hasta entonces. Apenas podía contener las lágrimas que pugnaban por escapar, temiendo que una sola muestra de debilidad la sumergiera en un mar de dolor y desesperación.

Al alcanzar el vestíbulo, sus ojos buscaban frenéticamente a su asistente, anhelando desesperadamente escapar de aquel lugar que ahora parecía un campo de batalla emocional. Cuando por fin la divisó entre la multitud, sintió un ligero alivio y se precipitó hacia ella, las palabras brotando con un temblor apenas contenido en su voz al pedirle que encontrara a su hija y la llevara a su auto.

Mientras esperaba con el corazón latiendo desbocado en su pecho, su mente se convirtió en un remolino de pensamientos caóticos. La ira ardía como un fuego descontrolado, consumiendo cada fibra de su ser .

La sensación de verse burlada y engañada, la inundaba como una ola implacable, dejándola luchando por encontrar el equilibrio en medio del caos emocional que sentía en aquel momento.

Estaba por tirar todo cuando su asistente regresó con su hija en brazos, Kagura sintió un atisbo de alivio al ver el rostro preocupado pero amado de su pequeña dentro de todo ese caos que sentía.

Con manos temblorosas, ayudó a su hija a abrocharse el cinturón en el asiento trasero del auto, tratando desesperadamente de mantener la calma exterior mientras su interior se retorcía de furia. Cada respiración era un esfuerzo, cada pensamiento una afrenta a su cordura.

Mientras el auto se abría paso por las calles nocturnas, iluminadas por las luces parpadeantes de la ciudad. Kagura con mucha molestia aun acumulada ,habia decidido algo. 

"llevame de inmediato al hospital "ordenó molesta a su chofer ,que rápidamente este obedeció la orden .

Kagura irrumpió en el hospital, su rostro estaba enrojecido por la furia contenida. Fue entonces cuando uno de los médicos que conocía se le acercó con curiosidad al ver a la hija de Naraku Nakamura y la nuera del dueño del hospital.

"Señora Kagura que la trae por aqui"

"¿quien es Rin?" 

Sin dudarlo, el médico señaló hacia donde estaba Rin atendiendo a uno de sus pacientes.

 Kagura se dirigió hacia ella con determinación.

Rin, al ver a Kagura acercarse con paso decidido, sintió un nudo en el estómago al reconocerla de las fotos de revista.

Kagura parecía mirarla con odio  mientras llegaba a su lado.

"Así que tú eres la mujerzuela que se está atreviendo a meterse en mi matrimonio", la acusó Kagura, sin preocuparse por el escándalo que estaba causando.

Rin se sintió aturdida por las palabras afiladas de Kagura. Intentó hablar para defenderse, pero la furia de Kagura la dejó sin aliento.

"Yo...", comenzó Rin, pero fue interrumpida por Kagura, quien continuó lanzando acusaciones y insultos sin piedad.

La escena pronto atrajo la atención de otros empleados del hospital, quienes observaban con preocupación y sorpresa. Rin, abrumada por la intensidad de la confrontación, intentó mantener la calma mientras escuchaba las palabras de Kagura.

"acaso crees que Sesshomaru me dejara por una cualquiera como ella" dijo por ultimo antes de voltearse e irse y dejarla mas confundida de lo que ya estaba.

La confrontación la dejo sintiéndose completamente devastada y confundida, mientras que Kagura, consumida por la ira y la desconfianza, se retiró del hospital con su hija, dejando tras de sí un rastro de tensión y dolor.

Continuara....

Hola ando muy retrasada ,se supone que este debía ser el 6to capitulo de los 13 .Solo diré que alguien estará muy furioso por semejante escandalo ,con el próximo ya bajamos un poco el misterio del porque no le pidió divorcio. Además de las famosas consecuencias de lo que dijo hace un par de capitulos .

Recuerden que cada acto tienen consecuencias....

Lo siento por la demora ,mucho trabajo y cada vez que trato de sacarme el estres que vivo esto sidas se me va la inspiración .

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