Capitulo 13


Buenas a todos losMarvelitos en este nuevo capitulo, ya que, la verdad, creo que nohabía empezado un capitulo de un fanfic en unas dos semanas, más omenos. Creo que, al principio, traté de escribir algo, pero me salióhorrible y dije ''¡Suelta el boli ahora mismo, antes de que lacagues!''


Y, sin embargo, con misnovelas, me encanta el resultado que estoy teniendo. Tengo una novelade zombies y plagas mundiales que..... Buffff. No sé por donde meestá dando, pero me encanta. Ya. Ya sé. El tema zombies está muytocado ya desde hace unos años.


Me da igual. A mi mentesiempre le dá por lo que menos se lleva. Por ejemplo, en misnovelas, lo que más estoy haciendo ahora es la saga de románticahistórica. Y ahora no hay ni una sola editorial que toque esegénero. Jajajjaja. Yo al revés del mundo. ¿Por qué no? Ya me lahan rechazado en una editorial. Ahora se lleva la romántica eróticay solo publican lo que vende en cada momento. Pero yo no dejo deintentarlo. Además, la historia de mis bebés las tengo que escribirsí o sí o me devorará por dentro.


Lo mismo me pasa conlos dibujos. No sé tampoco por donde me ha dado, pero me estánsaliendo unos dibujos que, el primero que hice, lo miré y pensé''Esto no lo he hecho yo''. Pero sí, estaba mi firma en el dibujoy todo. Cosas sorprendentes que le pasan a uno sin ni siquiera darnoscuenta.


Y.....¿por qué osestoy soltando este rollo que no os interesará en absoluto? Porquese me va la pinza. Eso estaba claro de antes. Pero vamos a centrarnosen la historia, ¿no? Digo, si os apetece.


Recordamos que, en elcapitulo anterior, Tony y Peter tuvieron una muy interesante yreveladora conversación, que sacó a la luz todo el dolor que elmoreno llevaba demasiado tiempo acumulado. Del mismo modo, Peterpareció hacer una declaración de intenciones, aunque no le quisoaclarar nada a Tony, así que ahora el pobre está.....algodescolocado.


Veamos como siguen lascosas. Y, como siempre, disfrutad del capitulo.


CAPITULO 13


.........................


Los días siguieronsucediéndose de manera inevitable, por muy largas que las horas sehicieran en mitad de la inmensidad del espacio.


De manera sorprendente, yque Tony agradeció en el fondo, Rocket no hizo comentario algunosobre lo que había visto en aquel pasillo con Peter y él, ni conellos ni con ningún otro miembro de la nave, como si hubieracomprendido que aquello había sido algo puntual y necesario, de loque no tenían que volverse a hablar.


Por su parte, Tony semantuvo a una distancia prudencial de Peter. No ya por el hecho delas amenazas de Rocket, que siempre le habían dado igual, si no porel hecho de cómo Quill se había tomando lo ocurrido entre ellos.


Eso era lo que pasabacuando no se dejaban las cosas claras desde el principio.


Para poder seguir con lacreación de armas, se le habilitó un pequeño cuarto en la parteinferior de la nave, esperando que, de volar algo allí abajo, nofuera algo de demasiado valor, y trabajó con el traje puesto, paraimpedir más daños en su persona, por muy incomodo que fuera de esemodo.


-Tu idea era buena, perofallaba la ejecución- comentó Rocket, mientras lo observabatrabajar.


No se había ofrecido aayudarle, sabiendo que Tony quería hacer aquello solo y demostrardel ingenio del que solía presumir. Pero nadie le había prohibidoestar a su alrededor mientras trabajaba, molestándole un poco.


-Ya, bueno.....Es lo quetiene que no haya trabajado nunca en esto. La armadura de Ironmantampoco se hizo en un día, ¿sabes?


-Puedes escudarte en esotodo lo que quieras. Mientras a ti te sirva de consuelo.


Groot estaba con ellos enel cuarto, también observando, pero el pequeño se había abstenidode comentar nada mientras ellos dos hablaban, sentando como estabajunto a Rocket.


-Ya veremos qué dicescuando veas estas terminadas- le dijo Tony, señalando a los dossubfusiles, quitándose el traje.


Con el mapache por allí,dudaba que fuera a trabajar demasiado.


-¿Estaré vivo paraentonces?- le dijo Rocket, sonriendo.


-¿Sabes? Podrías sercómico en lugar de Guardían de la Galaxia. A lo mejor te iríabien.


-Podría. O tambiénpodría estar cómodamente sentado aquí, viendo como solucionas tuactual desastre. Aun no hemos podido rellenar del todo el agujero quehas dejado en el comedor- le dijo este.


Tony torció el gesto anteese comentario, pero no añadió nada más, centrándose en lo quetenía que hacer. Si seguía hablando con el mapache, no terminaríaaquellas armas nunca y tenía que tener estas listas para cuandollegaran a aquella tal Xandar.


-Te heriste la mano, ¿no?-comentó Rocket, señalándole la mano que se había quemado.


Tony dirigió sus ojoshacia allí, pero ya no había prácticamente ni rastro de laquemadura. ¿Cómo sabía el mapache de eso?


-He olido esa cosa queQuill usa para las quemaduras- le dijo Rocket antes de que Tony lepreguntara por ello.-Así que estuviste cerca de volarte a ti mismo.


-Más o menos- comentóél, sin darle importancia.


Estaba claro que aquelroedor se regodeaba de sus desgracias. No había otra explicaciónpara estar fijándose en esos detalles.


-Así que eso te lo pusoél, ¿no?- le siguió diciendo este.


-Pues sí. Y solo porqueél se empeñó. Yo no necesitaba eso- le dijo el moreno a su vez,manteniendo la cabeza en alto.


-Quill te ha cogido muchocariño- comentó el mapache.


-Mira. Si vas a empezarcon tus advertencias otra vez....-le dijo. Lo que menos necesitabaera que Rocket se pusiera sobreprotector otra vez.


-No, no- lo interrumpióel roedor.-Extrañamente, parece que tú también lo necesitas a él-comentó este.


-Yo no necesito a nadie-bufó Tony.


Total. ¿Para qué iba adepositar su confianza sobre alguien? ¿Para que luego, cuando menosse diera cuenta, le clavaran un puñal por la espalda? ¿Para qué lodejaran solo de nuevo, viendo el vacío que se había formado a sualrededor? ¿Para qué se hundiera aun más por el peso del mundo quetenía sobre sus hombros? No. Ya no necesitaba eso.


-Pensé que tenías unequipo- le dijo Rocket.-Ya sabes; uno de esos que protege a lahumanidad.


-Yo me encargaré deproteger a la humanidad- le dijo Tony, con la vista clavada en lasarmas que tenía que acabar.-Tengo que asegurarme de proteger laTierra.


-¿Y planeas hacer eso túsolo?- le preguntó Rocket, con aquel tono en su voz que parecíadecir ''Eso no te lo crees ni tú''.


-¡Sí!- le espetó Tony,alzando la cabeza hacia él.-Yo solo, si hace falta. Mejor yo soloque tratar de unir a unas personas que acabarán separándose a lamenor oportunidad.


Fue en ese momento en elque se dio cuenta que Quill estaba allí, en la puerta del cuarto,escuchando lo que había dicho, haciendo que este volvierarápidamente su atención hacia las armas.


-Rocket. Groot, ¿podéisdejarnos solos?- le pidió Peter, entrando en el cuarto.


El roedor se volvió haciaél, ya que no se había percatado de su presencia hasta que esteabrió la boca, viendo como Peter se colocaba a su lado.


-¿Por qué íbamos atener que irnos? Estábamos aquí, charlando con el Vengador Supremo.


-Rocket- le pidió Quill,mirándole.


El mapache miró a Petercomo si se estuvieran comunicando sin palabras y, con un hondosuspiro, el roedor acabó por ponerse en pie.


-De acuerdo. Bien. Pero noentiendo a qué viene tanto secretismo. Si nos vamos a enterar igual.


Este dio un salto hasta elsuelo, seguido de Groot. Y, desde allí, se dirigieron hacia lapuerta del cuarto, donde el roedor les echó un vistazo desde elumbral. Quill estaba pendiente de que realmente saliera del cuarto,mientras Tony estaba haciendo ver que solo estaba pendiente de lasarmas.


Para cuando por fin sequedaron solos, Peter se volvió hacia el moreno.


-No estarás hablando enserio con lo que le has dicho a Rocket, ¿verdad?


-¿Sobre qué?- le dijoTony, con la vista aun clavada en la mesa.


No sentía deseos dehablar con Peter, no después de todo lo que había dicho ante él,de todo el dolor que había expuesto en su presencia.


-Eso de que planeas salvara la humanidad tú solo.


-Claro que es verdad.¿Para qué iba a mentir?


-Nadie puede salvar a lahumanidad solo, Tony.


Este no respondió nada aeso. Solo apretó los dientes y siguió fingiendo que toda suatención estaba puesta en las armas que tenía delante.


-Tony- le llamó Quill,viendo como este no decía nada, cogiéndole por el brazo yobligándole a volverse hacia él.-¿Me has oído?


Pero la expresión en elrostro de este cuando se volvió no era muy tranquilizadora.


-Haré todo lo que pueda-le dijo el moreno.-Trabajaré el doble, si hace falta.


-Y te matarás, tratandode alcanzar tú solo una meta inalcanzable.


-Eso solo porque lo dicestú- le espetó este a su vez, haciendo intención de volverse hacialas armas.


Pero la mano de Peter ensu brazo se lo impidió.


-Es de sentido común- ledijo Quill cuando lo colocó nuevamente hacia él.-Fíjate ennosotros. Por mucho que queramos, no podemos salvar a todo el mundo.


-A lo mejor, es porque noos esforzáis lo suficiente.


Peter frunció el ceñocon disgusto cuando le oyó hablar así.


-No es justo que digaseso.


-Pues no te metas en misasuntos. Se supone que tú te desvinculaste de la Tierra, ¿no? Queestás mucho más feliz aquí como para volver. Bien. Pues haz lo quequieras. Pero yo me encargaré de que la Tierra sea segura, de que notenga que mirar al cielo con miedo, esperando a que vuelva aproducirse otro maldito ataque chitauri.


-Sabes que no sirve denada colocarte semejante peso sobre los hombros. No puedes velar porel bien de todo un planeta.


-Vosotros lo hacéis contoda la Galaxia.


-¡Esto es absurdo!-exclamó Peter.-Lo único que vas a conseguir es tener más dolorcuando no puedas con todo.


-Pero ese sigue siendo miproblema.


Y le mantuvo la mirada aPeter, desafiándolo a que siguiera hablando.


Quill escudriñó aquellosojos oscuros, tratando de buscar un modo de que entrara en razón,habiendo visto con sus propios ojos lo dolido y cansado que seencontraba ya. Pero parecía inútil seguir hablando con él.


Tony parecía empeñado enel hecho de que, si el grupo le fallaba, no necesitaba al grupo. Conellos o solo, había un planeta que proteger. Y, mejor o peor, éltendría que hacerse cargo de ello, pues no había nadie más paraello.


-Sabes que te expliqué alo que nos dedicábamos cada uno antes de llegar aquí, ¿verdad?- ledijo Quill, volviendo la vista hacia la nave que les rodeaba.


-Sí, claro que meacuerdo- le dijo Tony, frunciendo el ceño.


Sabía que todo lo queeste dijera en aquellos momentos sería un intento de que entrara enrazón o aprendiera una lección. Pero Tony Stark ya estaba bastantemayorcito como para que nadie se pusiera a darle lecciones.


-Pues yo era bastantefeliz volando en solitario- le dijo Peter, volviéndose hacia él,desconcertando aun más a Tony.


-¿A qué viene eso?- lepreguntó este.


-Que entiendo porquépuedes querer hacer las cosas tú solo. Sin nadie que critique lo quehaces, sin preocuparte que nadie, excepto tú, salga herido.....Ypuedes arriesgar tu vida haciendo las mayores locuras porque, total,es tu vida y de nadie más.


-No tengo ganas de quenadie se ponga a darme lecciones- le advirtió Tony, luciendobastante molesto con todo aquello.


No sabía a donde queríallegar Quill con aquella conversación y tampoco quería aprenderlo.Solo quería que le dejara solo y trabajar en paz.


-No soy tu madre paradarte lecciones- le dijo Peter, soltando un bufido.-Solo te digo quepienses bien en lo que tengas pensado hacer. Se te coge cariño conel paso del tiempo, así que no me gustaría saber que has muerto portonto.


.-¿Y cómo se supone quete ibas a enterar? No pisas la Tierra.


-Oh, bueno.... Pero seguroque me enteraría si algo te pasara.


-Eres un tipo extraño,Quill- le dijo Tony, haciendo intención de volverse hacia las armasy seguir con su trabajo.


Pero, en vez de dar porconcluida la conversación y que el rubio abandonara el cuarto,dejándole seguir con su trabajo, este se inclinó sobre su hombropara echar un vistazo a lo que estaba haciendo, apoyando su pecho enla espalda de Tony.


Este le dirigió unamirada molesta, pero, cuando Quill captó esta, solo pareciótotalmente inocente, como si no hiciera nada malo o a propósito,mostrándose interesado por lo que había sobre la mesa.


-¿Esas son mis armasnuevas?-


-Si me dejas terminarlas,lo serán.


-Eh. No te tengo cogidaslas manos para impedirte trabajar- le soltó Peter, alzando lassuyas, como si fuera algo necesario.


-No, pero no puedotrabajar con alguien encima de mí.


-Solo te he preguntado sile quedaban mucho a las armas. No he hecho nada más- se defendióPeter.


-¿Y estar prácticamentetumbado sobre mi espalda es algo que no se puede considerar molesto?-le espetó este, sintiendo un brote de malestar correr por él.


Aquel comportamientorepentino e infantil no le agradaba en absoluto y quería que acabaracon él. Además, sintiéndole tan cerca de nuevo hacia que,inevitablemente, tanto su mente como su cuerpo recordaran lo quehabía pasado entre ellos, no hacia demasiado tiempo atrás.


-¿Te estás poniendonervioso?- le preguntó Peter, echando un vistazo a su expresión.


-¿Yo?- le soltó Tony asu vez, volviendo la cabeza hacia él.-¿Por qué iba a estarnervioso yo?


-No lo sé. A lo mejor,recuerdas algo si estoy así de cerca.


-En realidad, sí. Merecuerdas a esas chicas que les daba por colgarse de mi brazo como sifueran perchas y les daba por reírse de todo lo que decía.


-¿En serio? ¿A eso terecuerdo?- le preguntó Peter, haciendo un puchero.


-No pongas esa cara- leregañó Tony.-Ya no eres un niño.


-Sigo teniendo el espíritude un niño. Por eso me quiere todo el mundo.


-No hace falta que lojures. Rocket te defiende como un perro guardián.


-Ah ¿Es que habéisvuelto a hablar de mí?- le dijo este, colocando ambas manos sobre lamesa, envolviendo por completo a Tony entre sus brazos.


¿El moreno había dichoalguna vez lo mucho que odiaba a la gente alta? Pues los odiaba.Odiaba que tuvieran los brazos tan condenadamente largos y odiaba lopequeño que parecía él entre ellos en comparación.


-No te lo creas tanto.Tampoco es que haya mucho más de lo que hablar- le espetó Tony,tratando de ignorar a este por todos los medios.


Aunque estuvieran allí asolas, no significaba que Peter pudiera hacer lo que le viniera engana. Ya se habían desahogado juntos tras un momento de necesidad.No tenían porqué hacer nada más.


O, al menos, eso era loque le decía la parte consciente y razonable de su cerebro, ya que,por otro lado, cuanto más se pegaba Peter a él, más sentía a sucorazón martilleando en su pecho, con una sensación parecida en suspantalones. Todo eso porque este estaba cerca.


¿Qué demonios se suponíaque le estaba ocurriendo? Dejó que este le toqueteara como quiso, lecontó cosas que no se había atrevido a decirse ni a sí mismo y,ahora, su corazón latía como si fuera una quinciañera cuandoestaba cerca. ¿Qué era lo siguiente? ¿Prepararle galletitas yemocionarse si se las comía?


No. Galletitas no, pero leestaba haciendo un par de armas que él no le había pedido, solo porel hecho de que quería demostrarle que era el mejor en lo suyo.


¡Dios! ¡Era unaquinciañera!


-¿Qué te pasa?- lepreguntó Peter contra la piel sensible del cuello.-Parece como sihubieras dado un salto por algo.


-Creo que acabo de darmecuenta de una cosa- le dijo Tony, tratando de mantener la vista alfrente, sin volver los ojos hacia él.-Creo que no es necesario quesiga trabajando en esto, ¿verdad? Tú ni siquiera necesitas unasarmas nuevas. Ya vas bien con las que tienes. Esto es una tontería.


Pero, antes de que pudierasoltar sus herramientas, con las que había estado trabajando, Peterenvolvió su mano con una de las suyas.


-Yo quiero que terminesesas armas. Quiero usarlas- le dijo.


Aquello hizo que apretaralos labios. Era como si le hubiera dicho ''Has las galletas. Yoquiero probarlas''. ¿O no? A Tony le había sonado a eso.


-Creo que.....deberíasapartarte- le dijo el moreno.


Demasiado cerca, demasiadopoco aire. No era una buena combinación.


-¿Ahora vas a decir queyo te pongo nervioso?- le dijo Peter.-¿Te recuerdo quién se pusochulo después de besarlo y aun me dijo que tenía mucho queaprender?


-Y lo tienes. Deja depicarte por eso.


-Perdona, pero, hasta queapareciste tú, yo me consideraba un casanova experto.


-¿En serio?- le preguntóTony, volviendo los ojos hacia él, con una ceja alzada.


-¡Ajá!. Hay está otravez. Esa forma de mirarme, como si fuera un niño diciendo que ya esmayor.


-No es que quisiera herirtu orgullo, pero es que tienes cosas que aprender.


-Entonces, ¿por qué nome enseñas?- le dijo Peter, colocando una mano sobre el pecho deeste, haciendo que sus costillas se apretaran contra sus pulmones yle robaran el aliento.


-Creo que....te estástomando demasiadas confianzas conmigo- le espetó Tony, colocando sumano sobre la de Peter.


-Será porque, después delo que hicimos en mi cuarto, llegué a pensar que éramos cercanos.¿O a ti no te lo pareció?


-A mi lo único que mepareció es que los dos llevábamos demasiado tiempo solos- le dijoTony, tratando de soltarse de su agarre.


Pero fue completamenteinútil. Por mucho que le pesara, Peter no solo era más grande queél, si no también más fuerte, y no consiguió apartarlo un ápice.


-Pues vamos a seguirayudándonos. ¿Qué hay de malo?- le dijo Quill.


-En que a mí no meapetece- le dijo Tony a su vez, tratando de que le soltara.


El rubio inclinó lacabeza hacia él, contemplando su expresión.


-¿Hablas en serio?¿Después de solo eso, ya te has quedado satisfecho?


-Pues claro. No soy ningúnadolescente salido, que necesita tocarse a todas horas para poderestar calmado.


Y, antes de que Starkpudiera entender qué estaba pasando, Peter lo soltó sin más,haciendo que Tony tuviera que apoyarse en la mesa para no caer, yaque había estado luchando contra él.


-Bien. De acuerdo. Si noquieres que pase nada más, no voy a ser yo el que te obligue. No soyde esa clase de tíos- le dijo Quill, dando unos pasos hacia atrás.


-No me vengas con esas- lesoltó Tony a su vez.-Dudo que te rindas tan fácil.


-No, no. No voy a dejarque digas que, si pasa algo entre nosotros, es porque yo te heobligado. A partir de ahora, te voy a dejar en paz, mantendré lasdistancias y las manos lejos de ti, como tú quieres.


Aquello hizo que Tonyfrunciera el ceño.


¿Estaba hablando enserio? ¿Se ponía así de pesado y mimoso, apresándolo contra él,para luego soltarle sin más? ¿Sin luchar?


-Quill- le llamó este,diciéndole claramente que no le creía.


-No. No vas a verme másencima de ti. ¿Me quieres apartado? Pues apartado me tendrás. Tengocosas de las que encargarme, así que me verás poco. A no ser queseas tú el que venga a buscarme a mí.


Y, antes de que élpudiera decir algo más, Peter abandonó el cuarto.


No se creía que semantendría lejos. No parecía algo que estuviera en la naturaleza dealguien como Peter Quill. Antes o después, volvería a las andadas.


Fin del capitulo 13


La verdad es que no mehe dado cuenta del número del capitulo que estaba escribiendo hastaque he tenido que escribirlo.


Ya sabéis como soy yopara las cosas de mal fario. Hay algunas supersticiones que meparecen absurdas, pero, ¿Cuándo habéis visto que las matemáticasse equivoquen? Si dicen que el trece es un número de la mala suerte,será por algo.


En fin, pero no era esolo que quería deciros.


Este fin de semanapasado (y hablo del fin de semana en el que yo escribí esto, nocuando lo vayáis a leer vosotros, ya que no sé cuando será eso)Salí con mis amigos por la ciudad y, como siempre que quedamos,todos teníamos que hacer recados, así que, a parte de darnos unapaliza a andar de arriba a bajo por la ciudad, pues vimos cosas.


Cual fue mi sorpresacuando, al entrar en uno de los parques, nos encontramos unmercadillo medieval. Eso en sí, en Murcia, no sería tan raro. Pero,cuando me acerqué a un puesto de collares y me vi el ojo de Agamotoallí, casi me voy a vivir con la señora del puesto.


Diréis ''¿qué lecheshacía el ojo de Agamoto en un puesto de un mercadillo medieval?''Ni puta idea. La cosa es que estaba allí y a mi me faltaba dineropara comprarlo. En realidad, había collares de series, deanimes.....Dios. Que casi vuelvo a casa a por mi tarjeta paracomprarme todo el puesto.


Yo estaba allí,mirando el ojo, el ojo me miraba a mí. Y yo sin la pasta suficiente.El milagro se hizo cuando una amiga me prestó el dinero que mefaltaba ¡Y pude comprarlo! (Desde aquí te sigo mandando abrazos porello, Noemí) ¡Sí, amigos y amigas! ¡Tengo en mi poder el Ojo deAgamoto! Con el logo de Doctor Strange y todo puesto en relieve pordetrás. No es tan grande como el de la peli (y hubiera pegado másque le hubieran puesto una piedra verde para simular la gema) pero nonos vamos a poner quisquillosos por eso.


Es increíble ver comolas pequeñas cosas nos pueden hacer tan felices, ¿verdad?. Y yo,desde luego, estoy más que feliz con mi Ojo de Agamoto particular.Doctor Strange, cuando quiera pase a visitarme y hablamos sobre cuálde los dos es mejor.


Y.....no sé si teníaque deciros algo más la verdad. Así que, antes de que sigadesvariando como una fans locaza y con el hipe por las nubes (quetodos sabemos que es lo que soy en realidad) me voy a poner con elsiguiente capitulo y me vuelvo a centrar en Tony y Peter, que son losque importan aquí.


Como siempre,Marvelitos míos, espero que os mantengáis sanos y nos seguimosleyendo en el próximo capitulo. Adiós.

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