Capítulo 8
-Te sienta bien el ser rana, Ginyu – Se burló Windy al ver al capitán.
-¡NO TE RÍAS DE MÍ, WINDY, NO ME GUSTA ESTAR ASÍ! – Gritó Ginyu histérico.
-¿Dónde ha estado, jefe? – Preguntó Guldo tras recuperarse del shock al volver a su capitán.
-¡Ha sido horrible! ¡He vagado por muchos lugares y he llegado a estar en grave peligro en muchas circunstancias sin poder defenderme! – Se queja mientras lo explica.
-Tranquilo, Ginyu, por lo menos ya estás a salvo, o por lo menos el cuerpo en el que te encuentras hasta que encontremos el tuyo – Windy rodó los ojos, odiaba cuando se ponía así – Por cierto, Seira, ¿dónde le has encontrado? – Le preguntó a la pelinaranja.
-Bueno... – Seira miró a Ginyu empezando a recordar.
-Flash Back-
Salí de mi palacio para ir a la superficie porque iba a visitar a Luchia y a Kaito ya que habían prometido llevarme a un parque de atracciones para que descansara un poco de mis deberes por un día. Llegué a la playa donde nos reunimos cada vez que salimos a la superficie, esta vez llegué pronto, así que decidí esperar. Pero de pronto...
-Croac, croac, croac – Escuché detrás de unas rocas, me acerqué y vi a una rana algo extraña.
-¿Eh? ¿Qué te ocurre, pequeñito? – Me agaché para verla más de cerca, vi que estaba herida – Por la reina del agua, estás herida – La dejé en el suelo y saqué de mi mochila algunos ungüentos y vendajes que tenía en caso de emergencia.
Comencé a atender sus heridas con mucho cuidado sabiendo que era un animal pequeño y delicado. Al cabo de unos minutos terminé y revisé de no haberme dejado ningún punto de su cuerpo sin tratar adecuadamente, la acaricié para que estuviera más cómoda.
-¿Quién ha podido hacerte algo así? – La cogí con cuidado de no hacerle daño para verla detenidamente - ¿Uh? Eres muy diferente a las demás ranas que he visto, ¿de dónde has salido? – Pregunté y me respondió con un "croac" – Mmm...siendo así...creo que sé cómo ayudarte – Le sonreí mientras me levantaba y nos fuimos de allí.
-Fin del Flash Back-
-Decidí acudir a Bulma para tratarla, cuando llegué aquí, le colocó ese collar que funciona como traductor, nos contó quién era y ya de ahí os contactamos – Finalizó la sirena su explicación de los sucesos.
-Ya me ha explicado un poco su historia...gracias por apiadarse de mí, alteza, estoy en deuda con usted – Ginyu inclina un poco la cabeza haciendo una reverencia hacia ella.
-Por nada, Sr Ginyu, no podía dejarlo así, me alegro de que ya esté mejor y se haya reencontrado con su equipo – Seira le sonríe con sinceridad provocándole un pequeño sonrojo al capitán al ver tanta amabilidad hacia su persona.
-¿Habéis podido encontrar su cuerpo? – Preguntó Bulma a las Fuerzas Especiales y a Windy a lo que estos en respuesta negaron con la cabeza.
-Todavía estamos ampliando la búsqueda para averiguar dónde estará esa rana, sólo esperemos que no sea muy tarde cuando la encontremos – Jeice se pone pensativo – No te preocupes, capitán, estarás bien protegido con nosotros en el castillo de la amiga de Windy – Lo coge entre sus manos con cuidado.
-Siendo así, deberíamos regresar para explicarle esto a Hanon – Windy se cruzó de brazos mientras veía a Ginyu en las manos de Jeice – Puede que no haya ningún problema, pero no perdemos nada con intentarlo.
-No creo que sea un problema...sólo procurad que no tenga problemas en el castillo mientras esté así – Seira soltó una risilla, los demás le siguieron.
-En otro lugar-
-¿Te exiliaron? – Se sorprendió Snow al conocer más la historia de Rubí.
-Así es, me hicieron la vida imposible hasta que gracias a las Fuerzas Especiales consiguieron meterme en problemas y tener un motivo para sacarme de mi propio planeta – Contestó la pelirroja empezando a relatar su historia.
-Flash Back-
Mi exilio fue tras marcharse las Fuerzas Especiales ya que según llegó a mis oídos, los reyes no iban a dejar que una enclenca como yo, quién supuestamente traté de seducir a un miembro de las Fuerzas, algo que no es cierto, pero no esperaron más para encontrar un motivo para echarme de mi propio planeta. Cuando me lanzaron a la nave, no dejaron que me llevara nada de mis pertenencias o ni siquiera despedirme de mis padres, fue algo que no pude superar. Estaba abandonada a mi suerte sin rumbo alguno en esa nave, vagando por la galaxia, hasta que por fin pude hallar un planeta después de varios días, sobrevolé la ciudad sin llamar mucho la atención, aterricé en un llano donde pudiese esconder la nave.
Antes de salir, me aseguré de revisar el interior de la nave para cambiarme, aunque fuera ya que no tenía nada, sólo encontré en el armario una capa que cubría todo mi cuerpo, no tenía opción, así que lo cogí y salí para explorar e ir a la ciudad para buscar algún alojamiento para quedarme unos días o por lo menos algo de comida.
Mientras caminaba por la ciudad, observé con curiosidad ya que se veía una ciudad con una gran tecnología, e incluso algo nunca visto en mi planeta natal. Alcé la vista hacia las pantallas holográficas y me aterroricé al ver que estaban proyectando una imagen de mí, poniendo que estaba en búsqueda y captura e incluso ponía que podían matarme ya que no era una persona de quién se podía fiar, lo peor de todo es que sentía varios ojos en mí, vi que algunas personas que se encontraban allí, me miraban con temor e incluso gritaron llamando a la Patrulla Galáctica que se encontraba por allí cerca. Salí huyendo para evitar que me atraparan, jamás creí que llegaran a ser capaces de hacerme tal cosa para que no me aceptasen en ningún planeta.
-¡DETENTE EN NOMBRE DE LA PATRULLA GALÁCTICA! – Me gritó uno de los patrulleros, pero no iba a hacer ningún caso ya que no se me podía acusar de nada.
Corrí hasta ver un callejón, sólo podía quitármelos de encima con una única solución...tiré un cubo de basura para impedirles el paso y me escondí preparada para cambiar mi aspecto, ya no era pelirroja con los ojos dorados, sino una joven de pelo morado con ojos verdes. Escuché los vehículos de los patrulleros, así que escondí la capa detrás de un contenedor y fingí que me habían herido.
-¿Se encuentra bien, señorita? ¿Le han herido? – Se detuvieron al verme en el suelo.
-S-Sí, ha sido muy repentino, pero estoy bien – Contesté evitando mirarle a la cara.
-¿Ha sido una mujer pelirroja de ojos dorados que llevaba una capa? La estamos buscando, es peligrosa – Me ayudó a levantarme.
-Sí...se fue por allí... – Señalé el final del callejón – No recuerdo por cuál lado se fue...lo siento, agente... – Moví mis manos nerviosamente.
-No se preocupe, señorita, la atraparemos y le haremos pagar por haberle lastimado – El patrullero apretó el puño con decisión, yo asentí algo nerviosa, por favor, lárguense de una vez.
Al cabo de unos segundos se fueron dividiéndose en los dos caminos que había al salir del callejón, solté un suspiro de alivio, pero sabía que tenía que andarme con ojos con esos patrulleros, volví al centro de la ciudad para buscar algo de información sobre el planeta en el que estaba, al parecer me encontraba en el Planeta Z, un planeta ubicado en el noreste de la galaxia, declarado el planeta con la mayor capacidad tecnológica del universo, sus reyes, sus costumbres, tenían por tradición que los habitantes de ese planeta, su nombre empezaran por "Z" en honor a su planeta. Así que mientras iba pensando en un nombre para suplantar una identidad, buscaba alguna oferta de trabajo para poder vivir una vida tranquila. Encontré que, en el palacio real, solicitaban personal de cocina urgentemente, así que no lo dudé y me dirigí al castillo, aunque mi experiencia anterior fue muy mala, tenía que saber cómo ganarme la vida y enfrentar a algún monarca que quisiera sobrepasarse conmigo con burlas y abusos.
Al cabo de un buen rato, llegué al palacio, como leí, era de una estructura tecnológica e incluso tenían algunas partes hechas de cristal que brillaba con el reflejo de la luz del sol.
-¡Alto! ¿Quién eres y qué haces aquí? – Uno de los guardias detuvo mi paso.
-Emm...he venido porque aquí en palacio están buscando personal para cocinar, me gustaría trabajar aquí – Traté de sonar lo más tranquila posible, aunque en el fondo tenía algo de miedo por cómo me miraban.
-Mmm...sígueme – Se adentra al interior del castillo, yo obedecí siguiéndole unos pasos más atrás.
Mientras me guiaba, fui observando el palacio con detenimiento, en verdad era algo majestuoso con tanta capa tecnológica y cristalizada, parecía único en todo el universo, solo esperaba no encontrarme con el mismo comportamiento de estos reyes con los de mi planeta. Por favor, sólo deseo que sean diferentes...
-Majestades, una joven quiere hablar con ustedes – Anunció el guardia, se retiró dejándome sola.
-Acércate, querida – Escuché hablar a la reina, yo me removí un poco incómoda, sólo avancé un par de pasos – Vamos, no tengas miedo – Se levantó del trono y se acercó a mí.
-Lo...Lo siento, majestad...estoy algo nerviosa – Dije mientras evitaba el contacto visual con ella.
-No tengas miedo, querida – Alarga su mano accediendo que la cogiera, tímidamente puse la mía sobre la suya, al hacerlo me atrajo suavemente hasta acercarme un poco más a los tronos y donde se encontraba el rey.
-Dinos, ¿quién eres y por qué has venido a nuestro palacio? – Me preguntó usando un tono de curiosidad.
-Bueno...he visto el anuncio de que necesitan personal de cocina en su castillo y me gustaría trabajar aquí – Expliqué de forma un poco más calmada.
-Te ves muy joven, ¿qué edad tienes? – Volvió a preguntarme, sabía que no podía mentir.
-...16 años, alteza – Contesté bajando un poco la mirada.
-¡¿16?! ¡Eres una niña! – Se sorprendió la reina.
-Por favor, se lo ruego, les juro que no tendrán queja ninguna de mí – Supliqué, necesitaba ese trabajo.
-¿Has trabajado alguna vez como cocinera? – Me preguntó la reina.
-En mi planeta estuve un tiempo sirviendo a la familia real, me encargaba de las labores domésticas e incluso de cocinar para las fiestas que organizaban – Contesté – Aunque me trataran con desprecio – Pensé sabiendo que tenía que omitir esa parte.
-¿Para la familia real? Así que ya tienes experiencia con la clase alta – El rey se pone en una pose pensativo – Bien, te pondremos a prueba, esta tarde vendrán unos amigos a merendar para tratar unos asuntos, me gustaría que, con tus compañeros, prepares algunos pastelitos para tomarlos mientras se lleva a cabo la reunión, ¿te parece un trato justo? – Me explicó, yo lo medité y asentí, espero que no fuera tan difícil la convivencia con el resto del personal – Estupendo, señorita, soy el rey Zachary, quién está a su lado y la acompañará a la cocina, es mi esposa y la reina del Planeta Z, Zaida – Se presentaron, yo hice una reverencia mostrando mis respetos - ¿Cuál es tu nombre? – Preguntó.
-Zalika, señor, es un honor y les prometo que no les defraudaré – Sonreí con más confianza, me encantaba el ambiente que había aquí.
Unos minutos después, la reina Zaida me acompañó hasta la cocina para que conociera al resto del personal, todos fueron amables conmigo y me ayudaban en lo que necesitase haciendo que fuera un trabajo en equipo bastante cómodo. Hice varios pasteles e incluso dulces tradicionales de mi planeta para que aún me quedara esa pequeña esencia. Por la noche, cuando se retiraron los amigos de los reyes, estos me felicitaron porque todos habían quedado encantados con los postres que había preparado accediendo a que podía trabajar allí de forma permanente e incluso podría quedarme en el palacio hasta que pueda encontrar una casa en la ciudad.
Todo empezaba a ser perfecto, pero había un problema, me advirtieron que las hijas de los reyes maltrataban al personal por diversión ya que últimamente estaban siendo criadas por su tía que vivía en un reino cercano al suyo, tenía que andarme con ojo y vaya que agradecí esas advertencias, ya que desde que llegaron de un viaje con su tía, les gusta dejarme en ridículo delante de la gente haciendo que se rían de mí. Los reyes le han llamado la atención muchas veces, pero cada vez encuentran mejor momento para seguir metiéndose conmigo. La reina es la que más me apoya porque sabe que soy una chica que quiere salir adelante por mis propios esfuerzos.
Pasaron unos meses desde que estoy en este planeta y trato de pensar en positivo porque me gustaría regresar algún día a mi planeta para limpiar mi imagen y volver a ver a mis padres, les echaba de menos y quisiera tenerlos conmigo en este momento, pero tenía que intentar ser fuerte, aunque mi vida dependiese de un hilo.
-¡Aquí estas, Zalika! ¡Te estaba buscando! – Escuché mi "nombre", me giré para encontrarme con Zephyr.
-¿Qué ocurre, Zephyr? – Pregunté confusa ya que le veía algo nerviosa.
-¿Cómo que qué ocurre? Vamos, tenemos que ir a la cocina, hay mucho que hacer antes de que llegue – Explica mientras me arrastra agarrándome del brazo.
-¿Llegue? ¿Quién viene, Zephyr? – Pregunté aún sin saber el origen del día de hoy.
-Los reyes tienen una audiencia con Lord Cooler, y todo tiene que estar listo ya que no tardarán mucho en llegar – Me contesta rápidamente mientras bajamos a la cocina – La reina Zaida me ha pedido que te diga si puedes preparar de nuevo esos pastelitos que hiciste la primera vez que viniste al castillo, tal sea del agrado del Lord y de sus soldados – Propuso y ya llegamos a la cocina.
-Por supuesto, eso está hecho – Asentí, de acuerdo con las indicaciones y me puse manos a la obra junto a mis compañeros, de manera que todo estuviera perfecto cuando ese tal Lord Cooler hiciera su aparición en el planeta.
Al cabo de un rato, se escuchó el sonido de una enorme nave encima del palacio, los guardias se apresuraron en ponerse en filas a ambos lados de la alfombra para darle la bienvenida al visitante y a sus acompañantes. A nosotros nos pidieron que entrásemos en cuanto se nos avisara para ir llevando la comida cuando estuvieran ubicados en la mesa.
-Bienvenido de nuevo a nuestro planeta, Lord Cooler, es un gran honor tenerlo aquí – Dijo el rey haciendo un saludo formal ante el changlong, la reina hizo una pequeña reverencia.
-Muchas gracias – Respondió el emperador devolviéndoles el gesto cordial, depositando un ligero beso en la mano derecha de la reina.
-Usted siempre tan caballeroso, Lord Cooler, espero que sea de agrado su visita, nuestras hijas ya están esperándonos en el comedor, por favor – Se echa hacia atrás para dejarle pasar primero.
-Estoy convencido de que así será – Asintió el nombrado, dirigiéndose al interior del palacio en compañía de sus Fuerzas Especiales.
Fueron guiados hasta el lugar por un par de guardias, aunque el changlong estuviera protegido, siempre estaban en alerta los propios protectores del castillo sabiendo que sí le hacían enfadar, podría ocurrir una catástrofe. Al cabo de unos minutos, entraron al comedor donde ya se encontraban dos chicas, gemelas de pelo naranja cobrizo y ojos magenta, vestidas de forma muy elegante en el centro esperando a sus invitados.
-Sea bienvenido a nuestro planeta, Lord Cooler – Zayna y Zie hacen una reverencia hacia el emperador.
-Gracias, princesas, se ven muy hermosas el día de hoy – Dice Cooler mientras pone los brazos tras su espalda y se inclina un poco simulando una pequeña reverencia, provocando un pequeño sonrojo en las jóvenes por el cumplido.
Se sentaron en la mesa con Cooler en la cabeza de esta, las princesas a ambos lados del changlong para poder cortejarlo, seguido los reyes y los soldados del changlong. La reina agitó la campanilla dándonos la señal a los cocineros de que ya podíamos entrar y servir la comida para dar comienzo a la reunión entre los monarcas y el changlong.
-Esperamos que los platos sean de vuestro agrado, mi señor – Dijo la reina una vez la comida estuvo servida y repartida entre los comensales de aquel evento.
La reina se sentía algo nerviosa por si había algo que a él no le agradase, aunque no tardó en tranquilizarse cuando Cooler, hizo un gesto afirmativo con su cabeza, en señal de que estaba disfrutando del banquete que habían organizado en su honor.
-Está todo muy bueno, como siempre – Afirmó con una leve sonrisa en su rostro- mis felicitaciones para vuestros cocineros.
-Nos complace que os esté gustando – Sonrió ella y soltó un suspiro de alivio.
Los minutos iban pasando y la comida de los platos se iba esfumando poco a poco hasta que no quedó nada. El rey Zachary nos dio la orden de que llevásemos en ese momento los postres, para concluir la velada. Durante el tiempo de espera, los reyes y el emperador mantuvieron una conversación sobre futuros negocios y otros temas menos formales hasta que aparecimos con los postres, yo llevé el dulce tradicional de mi planeta ya que la vez anterior tuvo mucho éxito, así que cuando llegué, dejé la tarta en la mesa y empecé a cortarla en trozos, fui primeramente a servirle a Lord Cooler ya que era la persona importante en este evento seguidamente de las princesas y los monarcas, acabando con sus soldados.
-Mmm...c'est un délice – Halaga un hombre de piel azul, rubio de ojos naranjas.
-Estoy de acuerdo, capitán, está muy bueno – Le siguió un hombre alto con aspecto de reptil de ojos amarillos.
-Me comería incluso dos tartas más... yo solo – Añadió un hombre alto de larga cabellera y ojos negros, piel verde, relamiéndose los labios con gula mientras rebañaba su última porción, lamentándose de que ya le quedara tan poco para acabar.
-Ya habrá más ocasiones – Le aseguró el hombre rubio, mirándole burlón – De momento debemos conformarnos con lo que tenemos, aunque también podríamos pedirles a los cocineros que nos preparen algo para el camino de vuelta ¿no creéis? – Sugirió, yo solté una risa interna.
-¡Sí! – Exclamaron entusiasmados sus dos compañeros, alzando tanto la voz que provocaron que varios pares de ojos se volviesen en su dirección, con cierto asombro.
Lord Cooler, emitió en ese momento una pequeña y discreta tos, a modo de gesto para que sus hombres rebajasen su euforia y se tranquilizasen, cosa que hicieron en cuanto se dieron cuenta del significado que traía consigo el sonido.
-Pardon, mi Lord, nos emocionamos demasiado – Se disculpó el rubio junto a sus compañeros.
-Recordad vuestra postura, Salza, entiendo vuestra felicidad, pero necesito que os comporteis – Dijo el changlong con un gesto serio y frío.
-No es para tanto, estamos acostumbradas a comer este dulce desde que esta niña llegó, no es la gran cosa – Dijo la princesa Zayna restándole importancia mientras sentía su mirada con desprecio hacia mi persona.
En ese momento, mientras recogía los platos, no me di cuenta de que pusieron un pie a propósito haciéndome tropezar provocando que se me cayeran los platos haciendo que se hicieran añicos en el suelo y haciendo que algunos trozos me provocaran pequeños cortes en las manos. Pude escuchar las risas de burla de las princesas, enterándome que la culpable de mi caída fue la princesa Zie.
-Ups, se me resbaló el pie – Le escuché reír, en mi interior estaba empezando a dejar de tener paciencia.
-¡Zayna, Zie, es suficiente! ¡¿Cuántas veces tenemos que deciros que no maltratéis al personal?! – Les llamó la atención la reina regañándolas.
-Oh vamos, madre, sólo ha sido un accidente – Zayna se tocaba el pelo fingiendo no tener nada que ver.
-¡No busquéis excusas! – Continuó reprendiéndolas el rey – Sabemos muy bien que aprovecháis cualquier ocasión que se os presenta para humillar a las personas que trabajan aquí, y eso es inaceptable ¿qué clase de imagen creéis que estáis dando ahora mismo delante de todos nuestros invitados? – Miró a Cooler, quién tenía los ojos cerrados y movía su cola de forma lenta intentando mantenerse sereno y guardar la compostura ante los monarcas.
-Zalika, ¿pequeña, te encuentras bien? – Escuché a la reina acercarse a mí para auxiliarme.
No respondí, lo único que hice fue levantarme de forma lenta mientras una rabia interna me comía por dentro, me giré hacia los presentes.
-¡ESTOY HARTA! ¡YA NO LO SOPORTO MÁS! – Grité, provocando que asustase a la reina Zaida y echase unos pasos hacia atrás.
-Tú... – Dijo llevándose las manos a la boca – Eres esa chica que está buscando la Patrulla Galáctica – Empezó a retroceder más, me miré en el reflejo de las ventanas confirmando que había vuelto a mi aspecto original.
No quería seguir mostrando un escándalo ya que ellos nos tenían culpa de nada, pero tampoco quería que esos patrulleros me encontrasen y ejecutasen, sólo tenía una opción...corrí hacia una de las grandes ventanas, me cubrí con los brazos para después romper el cristal haciendo que quedara un agujero grande producto de mi acción.
Aterricé en unos matorrales que había debajo haciendo que mi caída fuera menos dolorosa y salí corriendo huyendo de allí.
-Lamentamos este inconveniente, Lord Cooler, no teníamos idea de que esa chica en realidad era la criminal que estaba en busca y captura, ruego acepte nuestras disculpas – El rey Zachary estaba nervioso por lo que había ocurrido y no sabía si esto traería consecuencias a su planeta.
El changlong en respuesta, sólo se limitó a levantarse, abrió los ojos mostrando una mirada intimidante.
-Salza, id tras ella – Ordenó con un tono serio.
-¡A la orden, Lord Cooler! – El capitán salió corriendo, acompañado por sus hombres y saltaron por el hueco que ya había dejado la chica en la ventana.
A pesar de la brillante luz del día, a simple vista no había ni rastro de ella, como si se hubiera evaporado del mapa, aunque ellos sabían que eso no era posible.
-Activad vuestros scouters y a la mínima señal que veáis id tras ella – Les indicó Salza a Doore y a Neiz, mientras cruzaban volando el cielo. Al cabo de unos minutos de intensa búsqueda, fue el soldado de aspecto de reptil el que dio la alarma.
-¡Capitán, he percibido algo! – Exclamó mientras les señalaba a los demás el camino que debían seguir para encontrarla.
Corría evitando que me viesen algunos de los ciudadanos ya que tenía que llegar hasta la nave con la que llegué, cuando di con ella, me acerqué con un sabor de amargura en el cuerpo debido a que me sentía mal por abandonar este planeta después de lo feliz que estaba empezando a ser.
-¡Oye tú, quieta! – Escuché y de pronto estaba rodeada por esos soldados.
-¿Q-Queréis de mí? ¡No os acerquéis! – Contesté mientras trataba de ponerme a la defensiva y deseando escapar de ellos.
-Será mejor que te calmes, niña – Miré arriba y vi a Lord Cooler descender hasta llegar a donde estaba, yo retrocedí asustada porque no sabía de lo que podía ser capaz de hacer ese changlong.
-E-Escuche, n-no era mi intención que pasara eso durante esa reunión con los monarcas...yo sólo quiero vivir en paz después de que fui exiliada de mi propio planeta, no soy una criminal, lo juro, ¡se lo ruego, no me asesine! – Me arrodillé suplicando mientras unas lágrimas amenazaban con salir de mis ojos.
-Tienes un poder bastante curioso que puede ser de muy buena utilidad – Dijo de repente, yo levanté la vista aún con los ojos llorosos – Me sorprende lo bien que puedes usarlo para pasar desapercibida entre la gente – Continuó halagándome – Me gustaría que trabajases para mí y que te unieras a mi ejército, nos vendrías muy bien para las misiones – Se quedó apoyado en una rodilla para quedar más o menos a mi altura – Me sorprende la paciencia que has tenido todo el tiempo con las princesas a pesar de las humillaciones que has recibido por su parte y no has acabado con ellas cuando se te ha presentado la ocasión – Pone una mano en mi hombro.
-No soy ninguna asesina, en mi planeta recibía maltratos por parte de los monarcas y su hijo, en este planeta desde que llegué, he recibido cariño por ellos sin importarme lo que hicieran sus hijas, pero ya he llegado a un límite que me gustaría ganarme un respeto por su parte – Miré hacia otro lado evitando contacto visual con él.
-Entonces, únete a mí y ganaras ese respeto que te mereces – Me insistió.
-Pero...yo solo tengo este poder, no sé luchar ni tampoco sé defenderme de tipos como usted o sus soldados – Confesé sabiendo que no tenía ninguna oportunidad.
-Te entrenaré y haré que perfecciones esa habilidad tan especial que tienes...¿aceptas el trato? – Me ofrece su mano, yo tímidamente levanté la mía y la estreché con la suya.
-Prometo no defraudarle...Lord Cooler – Le miré.
-Sabia decisión...Rubí – Vi que tenía una pequeña sonrisa al cerrar el trato.
-Fin del Flash Back
-Así que esa fue la razón por la que decidiste unirte al ejército de mi hermano – Comentó Snow al oír la historia, Rubí asintió – Sin duda eres una fiel soldado, es increíble todo lo que has soportado durante años – Se cruzó de brazos.
-Lo sé, pero en verdad no me arrepiento, gracias a su hermano, fui capaz de aprender más a fondo sobre mi poder y de aprender otra clase de cosas, casi puedo decir que estoy endeudada con él desde que me uní a su ejército – Sonrió al recordar por todo lo que había pasado al unirse al ejército de Cooler.
-¿Y los monarcas de ese planeta? ¿Qué pasó con ellos? – Preguntó curioso.
-Volvimos al castillo antes de marcharme con su hermano, les expliqué el por qué les mentí y la verdad sobre cómo acabé de esa manera para que me consideraran una "amenaza" en el universo, las princesas no se lo tomaron bien, ya que ellas estaban enamoradas de Lord Cooler, pero los reyes me ofrecieron apoyo y dejaron que regresase a su planeta cuando lo deseara, jamás me arrepentiré de haberme cruzado con ellos – Suspiró de forma recordatoria.
-Eres sorprendente, Rubí, sin duda eres una chica llena de sorpresas y de historias – La mira, ésta en respuesta soltó una pequeña risa divertida dándole la razón.
-En el Castillo de Hanon-
-¡Pero que monada! – Exclamó Meru al ver a la rana, las súbditas le estaban dando mucha atención con caricias y mimos.
-Eh...s-señoritas, tr-tranquilas... – Ginyu trató de relajarse al ver tanta atención hacia él por mujeres hermosas – Oh...síííí...ooooh – Soltó un pequeño gemido de relajación ya que una de las súbditas le estaba rascando con delicadeza la espalda.
-¿Así que es él vuestro capitán? – Cuestionó Hanon mirando como sus súbditas se habían encariñado con la rana.
-Así es, alteza, le hemos agradecido a la pequeña princesa el haberle encontrado y haber atendido sus heridas – Contestó Guldo dándole una pequeña sonrisa.
-Lamento comunicaros que no tengo una habitación adaptada a su pequeño tamaño – Dijo algo nerviosa mientras se rascaba la mejilla.
-No se preocupe, majestad, como segundo al mando, yo me ocuparé de nuestro capitán procurando que no le pase nada hasta que encontremos su cuerpo y que vuelva a la normalidad – Pone su puño en el pecho haciendo un juramento - ¿Verdad, capitán? – Preguntó mirando hacia donde se encontraba, pero este no respondió - ¿C-Capitán? – Empezó a ponerse nervioso.
-Oh, sí, un poco más abajo, sirenita – Decía Ginyu al sentir la mano suave de la súbdita que le estaba acariciando.
-¿Puedes hacer algo? – Le preguntó la pelinegra a Hanon ya que estaba empezando a perder la paciencia por el comportamiento del capitán, ésta asintió.
-Muy bien, chicas, ya es suficiente, es algo tarde y necesito que preparéis la cena para mis invitados – Les llamó la atención para que dejaran de mimar a la rana.
-Sí, Lady Hanon – Obedecieron todas, Meru dejó con cuidado a Ginyu en las manos de Jeice y después se retiró con las demás.
-¡Oh, venga ya! ¡Después de tanto tiempo en este pequeño cuerpo no he podido recibir un trato tan merecedor como este! – Protestó Ginyu al no haber sentido más caricias por parte de las súbditas.
-Algo que nunca obtendrás en mi reino, capitán Ginyu, así que espero que te comportes mientras te quedas en mi palacio, no quiero que molestes a mis súbditas para satisfacer tus caprichos mientras continúas siendo una pequeña ranita – Hanon se cruzó de brazos con una sonrisa de autoridad.
-Ehhh...s-sí, alteza, la-lamento mi comportamiento estando en sus dominios – Varias gotas de sudor bajaron por la frente del capitán al recordar de que ahora era un animal débil e indefenso ante ella – Espero que pueda volver a sentir esas caricias cuando recupere mi verdadero cuerpo, estas sirenas tienen un tacto muy suave – Pensó y soltó un pequeño suspiro de relajación.
-¿Se encuentra bien, jefe? – Le preguntó Recoome al escucharle suspirar.
-¡¿Eh?! S-Sí, me encuentro bien, es sólo que aún estoy algo cansado y me está dando hambre después de tantos días sin comer – Contestó de forma rápida para que no notasen su nerviosismo por tal recuerdo de hace unos momentos.
-¿Todavía necesitas más toque de las súbditas de Hanon, Ginyu? Le susurró Windy burlándose de él.
-Grrr...sigo diciendo que hay momentos en los que te odio, Windy – La rana se cruzó de brazos mientras refunfuñaba, la pelinegra soltó una pequeña risa como respuesta.
-Se va a sentir muy bien aquí, capitán, la princesa Hanon ha sido muy amable con nosotros permitiendo que nos quedemos aquí hasta que nos vayamos a Zaruma con Windy – Habló Burter para que Ginyu se sintiera más tranquilo al permanecer un tiempo en el castillo de la sirena.
-Aún os tengo que recordar que no quiero que os metáis en problemas con mis súbditas, así que esto también va para ti, capitán rana – Hanon miró de reojo dándole una mirada de advertencia con un toque de burla, Ginyu sabía que no debía responderle por su cargo.
-Sí...alteza – Ginyu bajó la cabeza, aunque en su interior estaba batallando por querer atacar a la sirena, pero sabía que no podría hacer nada estando así.
Al cabo de unos minutos, llegaron al salón-comedor donde las súbditas estaban poniendo los platos con la comida servida para las Fuerzas Especiales y para su princesa y Windy. Jeice colocó a Ginyu encima de la mesa para que tuviera accesibilidad a su plato y no tuviera complicaciones o tendría que pedirle ayuda a sus hombres para que le alimentarán desde la silla, aunque sonaba muy vergonzoso desde su punto de vista.
-Que tengáis un buen provecho, chicos – Hanon alzó su copa para hacer un brindis, los demás le imitaron, excepto Ginyu que no podía cogerla porque pesaba.
-¡Gracias! – Dijeron todos y a los segundos empezaron, o en el caso de las Fuerzas Especiales a devorar la comida.
-Nunca aprenderán – Pensó Windy rodando los ojos al ver el comportamiento de sus compañeros en la mesa.
-Creo que aún debo acostumbrarme a que estos hombres, todos los días tienen un apetito algo insaciable – Pensó Hanon mientras los veía comer, miró a Windy un momento, acto seguido las dos se encogieron de hombros para después empezar a comer con tranquilidad.
-Todo estaba delicioso, sus súbditas tienen un gran talento para cocinar, alteza – Halagó Ginyu mientras se tocaba su barriga estando satisfecho con la comida.
-Lo sé, capitán Ginyu, me alegra saber que ha sido de su agrado – Contestó Hanon dándole una pequeña sonrisa – Gracias por acompañarme a mi habitación, Jeice, espero que descanséis bien esta noche – La sirena se detuvo en la puerta.
-Por nada, alteza, que tenga dulces sueños usted también – El peliblanco hizo una pequeña reverencia seguido de su capitán.
Ambos esperaron a que Hanon se adentrará en su habitación, tras eso, Jeice se dirigió a la suya con su capitán, éste estaba en su hombro para ir más cómodo. Mientras llegaban a su destino, se cruzaban con las súbditas de las sirenas deseándole las buenas noches y que tuvieran un buen descanso, Ginyu estaba empezando a sentirse mucho más tranquilo al ver lo amables que eran estas sirenas y lo mejor de todo es que no les temían, tenían techo, comida y buena compañía. Recordó cuando vivían en la nave de Lord Freezer, no les faltaba de nada, aunque su jefe tuviera tal temperamento cuando mataba a sus subordinados en un ataque de ira, Windy también tenía sus malos momentos, pero tenía un poco más de control, pero aquí era todo paz y tranquilidad, hasta incluso se notaba una amabilidad tanto de parte de la princesa como de sus súbditas hacia ellos, aunque también tuvieran su carácter, así que tenían que andarse con ojo, y también tener cuidado de enfadar a Windy otra vez ya que estarían protegidas por ella.
-Le pedí a la princesa Hanon que me diera algo para que te sirviera de cama temporal hasta que recuperemos su cuerpo, capitán – Le dice Jeice al ver una gran cesta sin asa con una pequeña sábana y una manta encima de su cama - ¿Qué te parece? – Preguntó mientras le dejaba en ella.
-Mmm... – El capitán palpó la sábana y al sentir el tacto suave se tumbó – Ohh...es muy cómoda, Jeice, es perfecta – Soltó un suspiro empezando a relajarse.
-Me alegra que te guste – Sonrío contento, cogió la cesta para depositarle en una de las mesitas de noche – Aquí estarás más cómodo y dejaré la puerta un poco abierta para que puedas salir y entrar sin problemas – Ginyu asintió y se arropó para entrar en el mundo de los sueños.
Su segundo al mando al verle descansar se sintió aliviado al volver a verle después de tanto tiempo, por fin volvían a estar juntos como equipo y ahora podrían tener una vida tranquila desde que viven con Hanon y están aprendiendo a ser mejores personas gracias a Windy y los otros, aunque tengan peleas continuas con Vegeta si no llegan a interferir los Guerreros Z o las sirenas si se encontraban con ellos. Aunque en el fondo aún le aterraba si Freezer llegaba a planear alguna venganza contra ellos por no resucitarle o no conquistar el planeta como a él le hubiera gustado que pasara si regresaban a la vida, pero eso era lo de menos, ahora mirarían hacia el frente para tener una mejor vida como estaban haciendo sus compañeros Windy y Burter.
Al cabo de un par de horas, reinaba la tranquilidad en el palacio de Hanon, no se oía nada, solo el silencio dando a entender de que todos estaban durmiendo...bueno, casi todos, Ginyu llevaba un buen rato que se removía con la manta teniendo que despertar.
-Mmm...creo que aún no supero el que tenga que estar en este pequeño cuerpo, no quiero despertar a Jeice para que me ayude a dormir, daré una vuelta por el palacio a ver si puedo despejar mi mente – Pensó el capitán, bajó con cuidado para no despertar a su segundo al mando y salió de la habitación.
Por una vez podía pasearse por un lugar de forma tranquila sin estar en alerta todo el tiempo por si había un depredador cerca que quisiera servírselo de cena, así que esta vez iba a ser diferente, estaba admirando la belleza del palacio que no había podido contemplar aún. Le parecía algo majestuoso, más que la nave o el planeta de Lord Freezer, ojalá y permanecieran allí mucho tiempo con Windy, esto sin duda era el paraíso para ellos.
Un rato más tarde, decidió volver a la habitación para volver a reconciliar el sueño. Daba pequeños saltos ya que empezaba a sentirse agotada y sólo quería caer a la cama de una vez, pero...
-¿Es mi imaginación o no he pasado por aquí antes? – Pensó Ginyu al detenerse en el pasillo por donde estaba pasando – La habitación de Jeice está entreabierta y las demás las he visto cerradas, creo que debo estar cerca – Continúo su camino hasta encontrar la habitación que estaba buscando - ¡Por fin! Sabía que la encontraría tarde o temprano – Trotó contento para meterse corriendo en el interior.
No se dio cuenta de que en realidad se había metido en la habitación equivocada, concretamente en la de Burter y Windy, lo que no se esperaba era pillarlos en una situación algo...incómoda.
-¡WUAAAAAAJ! ¡NO ES POSIBLE! – Gritó haciendo que se separasen de golpe.
-¡Ginyu, ¿qué haces aquí? ¡LARGO! – Gritó Windy sonrojada intentando cubrirse con el cuerpo de su novio.
-¡Lo siento, jefa! ¡Socorro! – Gritó mientras salía de allí para proteger su vida, aunque le alcanzó un pequeño rayo que le dio en la retaguardia haciendo que se impacte contra la pared.
-¡Aprende a llamar a la puerta, idiota! – Le reprochó Windy saliendo de la habitación con el pijama puesto.
-Lo...siento... – Pronunció con dificultad – Estaba...dando un paseo...quería volver a la habitación...con Jeice, pero...me perdí – Explicó y casi estaba desmayándose.
-Windy suelta un suspiro – Espero que recuperes pronto tu cuerpo para que no vuelvas a "perderte" – Se cruzó de brazos estando aún molesta.
-Vuelve a la cama, pequeñaja, yo lo llevaré con Jeice – Burter lo coge con cuidado – Tranquila, supongo que aún hay que entenderle estando así, duérmete en lo que regresó – Le da un beso en la mejilla y se va con la rana herida e inconsciente.
Mientras el guerrero de élite llevaba al capitán de vuelta con su compañero, en la otra ala del castillo, Hanon intentaba conciliar el sueño tras los sueños que le provocó Windy la noche anterior, quería hacerle saber que su prometido no era malo y que igualmente sería feliz y tendría esa familia con la que tanto soñó.
-En el sueño de Hanon-
A ver, Windy... ¿En qué tipo de sueño vas a transportarme esta vez? Sólo espero que no sea algo para que deje a Nagisa definitivamente...cada vez esto se está volviendo continuo, pero...necesito saber más sobre el futuro que espera. Una luz aparece ante mis ojos, provocando que pusiera una mano para que no me cegara, al cabo de unos segundos estaba en un hermoso prado, rodeado de flores e incluso había un lago donde vi unas sombras infantiles jugando cerca de él, pude notar que eran varios niños y entre ellos había una niña, algo que me resultó curioso.
-¿Otra vez en tus pensamientos, mi sirena? – Hablaron cerca de mi oído haciéndome sentir un pequeño escalofrío. Giré un poco la cabeza y pude ver que era otra sombra.
-Ehhh...s-sí... – Contesté algo nerviosa, la sombra que tenía ante mí era bastante alta que incluso llegaba a intimidarme ya que no podía verle la cara ni nada a la persona que tenía delante.
-Desde que te conozco más a fondo sé cuándo te preocupa algo, ¿estás bien? – Me da una caricia en la mejilla...por la reina del agua...que bien se ha sentido ese tacto.
-S-Sí...sólo...es que estaba pensando en muchas cosas que aún rondan por mi cabeza – Me giré para volver la vista al lago.
-Lo sé, ¿aún ves extraña nuestra relación? – Preguntó y le noto coger mi mano – Sé que no soy el tipo de hombre que hubieras deseado tener en tu vida, ni como marido ni como rey, pero no me arrepiento el haberte elegido como madre de mis hijos – Lleva mi mano a su boca y le da un suave beso.
Mi cuerpo estaba reaccionando solo ante tal acción, cuando levanté mi otra mano rocé con algo, bajé la mirada encontrándome con que estaba embarazada de nuevo, lo más probable es que esta fuera mi segunda hija, a la que descubrí en el anterior sueño. Sonreí y acaricié mi vientre con cuidado, la mano de la sombra se posó encima de la mía.
-Estoy deseando conocerle, seguro que será tan hermosa como tú y tan fuerte como yo, cuando crezca querrá unirse a sus hermanos para ser muy poderosa – Se acerca lentamente hacia mi cara.
-¡Papa, mamá! ¡Vengan, el agua está estupenda! – Escuchamos a lo lejos, la sombra se separó no sin antes dejar un beso en mi mejilla.
-Deberíamos ir antes de que vengan a buscarnos, no me gustaría que volvieran a interrumpirnos otro momento así – Alarga su mano indicando que la tomara, acción que hice y fuimos de forma tranquila ya que tenía miedo de caerme y hacer daño al bebé.
Cuando llegamos, algunos de los niños me preguntaron si estaba bien o cómo me sentía, yo sonreí al escuchar sus palabras de preocupación, e incluso tocaban mi barriga para poder sentir a la pequeña. A los minutos se retiraron para seguir jugando, la sombra les dijo que no se alejaran mucho y que cuidaran a la niña para que no me preocupara.
-¿Admitirás que soy un padre perfecto después de tantos intentos por hacer que se comporten mientras están fuera del palacio, verdad? – Puso una mano tras mi cintura para atraerme hacia su cuerpo.
Esta vez mi cuerpo hablaba por mí, la curiosidad me despertaba, levanté mis brazos posando mis manos en su pecho, lo sentía fuerte, lentamente subí hasta dejarlas en sus hombros, él como respuesta fue bajando su cara hacia la mía, lentamente fui cerrando los ojos esperando que me besara...
-Fin del sueño de Hanon-
-¡Ah! – La sirena se despertó de golpe interrumpiendo el sueño - ¿Qué demonios me está pasando? – Pensó y se tocó la frente, estaba algo caliente, reacción del sueño que había tenido – Necesito calmarme o me volveré loca con todo este asunto – Sacudió la cabeza y se acostó tratando de volver a dormirse.
-Al día siguiente-
-¿Cómo se encuentra, Sr Ginyu? – Le preguntó Meru mientras le aplicaba un poco de pomada.
-Algo...mejor... – Contestó con un poco de dolor aún.
-¿En serio se metió en vuestra habitación sin darse cuenta? – Preguntó Hanon al escuchar el por qué Ginyu había terminado de esa manera.
-Eso dijo, pero todavía sigo enfadada con él por habernos interrumpido – Responde Windy mientras tomaba un poco de café.
-Recuérdame que le haga algún mapa del palacio para que no vuelva a pasarle – Se ríe la sirena mientras terminaba de desayunar – Por cierto, me gustaría pedirte algo – La mira, la pelinegra enarcó una ceja esperando la petición – Me gustaría que me acompañases al Otro Mundo – Soltó, Windy abrió los ojos sorprendida por aquello.
-¿Por qué quieres ir allí de nuevo? – Preguntó la pelinegra algo confusa.
-Me gustaría explorarlo un poco más, quiero ver hasta dónde llega ese mundo – Dijo encogiéndose de hombros – Ya sabes que no sé defenderme físicamente ni volar, por eso necesito tu ayuda – Añadió.
-Me impresiona tu curiosidad por volver a meterte en ese infierno lleno de villanos, Hanon...¿te ha pasado algo en especial para que hayas llegado a esa decisión? – Preguntó algo curiosa mientras apoyaba la barbilla en su mano.
-N-No...simplemente es por interés y por conocerlo más antes de que yo deje el mundo de los vivos – Contestó Hanon mirando a otro lado – Saldremos en un rato, iré a prepararme – Se levanta y se va a su habitación.
-Jejeje, me parece que la sirenita ha soñado algo muy bonito esta noche...lo ha disfrutado bastante por su tono de voz... – Pensó Windy cuando la vio irse con rapidez.
Al cabo de unos minutos, Hanon volvió a la sala para irse con la pelinegra, mientras tanto, las Fuerzas Especiales irían a buscar el cuerpo del capitán a ver sí podían tener algo de suerte para encontrarlo para tranquilizar a Ginyu después de tantos años atrapado en ese cuerpo, decidieron que Windy se llevara un scouter para que pudiesen comunicarse con ella en caso de haberlo encontrado.
Al salir del palacio, se fueron cada uno por su camino, las sirenas nadaron hasta el túnel que conectaba la Tierra con el Otro Mundo, solo esperaban no encontrarse problemas al llegar ni al salir después de esas experiencias con los villanos de allí. Unos minutos más tarde llegaron al Infierno, se aseguraron de que no hubiese ningunos de esos monstruos cerca para que pudiesen salir tranquilas.
-No hay nadie, esto es muy raro – Dijo Windy cuando asomaron la cabeza fuera del agua.
-¿Crees que nos estarán observando para luego atacarnos? – Preguntó Hanon un poco asustada.
-Sería demasiada coincidencia, pero no son tan listos – Se burló – Seguramente estén entrenando en algún sitio apartado, vamos, hay que aprovechar la oportunidad – Salen del agua – Intentaremos no llamar la atención, sube – Se eleva un poco.
-No vayas muy rápido, aún no me acostumbro a sobrevolar el cielo – Se agarra por detrás al cuello de la pelinegra.
-Oh, pero sí es muy divertido, sirenita – Se río y emprende el vuelo.
Aunque no quisiera admitirlo abiertamente, le gustaba esa sensación de volar entre las nubes, se estaba en otro mundo y se tenía sensaciones diferentes a como se estaba en tierra, era algo agradable. Mientras volaban, Windy le fue explicando a Hanon cada lugar por el que pasaban para que no se le quedara ninguna duda ni se perdiera si decidía de explorarlos en algún momento. La sirena se quedó impresionada de que había una purificadora de almas para aquellas almas que en su vida pasada habían sido malvados y ahora podrían vivir en paz.
Al cabo de un rato descendieron a una parte en el que se apreciaban unas vistas espectaculares e incluso se podía apreciar a hombres luchando en el cielo.
-¿Qué te ha parecido el recorrido? – Le preguntó mientras se sentaba en una piedra grande.
-Ha sido genial, nunca imagine que el Otro Mundo se dividiera de tal manera que hubiera un sitio para cada fallecido – Contestó Hanon bastante satisfecha - ¿Nunca se cansan de entrenar los luchadores que ya han muerto? – Preguntó curiosa.
-Eso sería como preguntarte a ti ¿si ya has decidido que dejarás a tu prometido después de todo lo que has visto? – Le devolvió la pregunta con una expresión divertida mientras se reía.
-Tampoco ha sido una pregunta que sea difícil de responder – Se cruza de brazos mientras refunfuña – No quiero que volvamos a tocar ese tema, Windy, ya sabes mi respuesta ante eso – La mira de reojo.
-Te noté algo contenta esta mañana, ¿soñaste algo agradable anoche? – Le miró con una sonrisa pícara, Hanon se sonrojó un poco al recordar el sueño – Por tu expresión puedo deducir que estoy en lo cierto... – Fueron interrumpidos por un pitido, Windy sacó su scouter del bolsillo – Un buen momento para interrumpir, chicos – Pensó algo molesta ya que podía haberle sacado información a la sirena - ¿Qué ocurre, Burter? – Preguntó al contestar.
-¡Pequeñaja, no vas a creerlo! Hemos encontrado el cuerpo del capitán, pero además hay algo que queremos enseñarte, tienes que venir enseguida – Se escucha al guerrero azul con una voz de entusiasmo.
-¿A sí? ¿Qué es eso que tenéis que enseñarme? Por el tono que estás usando, suena importante – Dijo algo curiosa.
-Tienes que verlo con tus propios ojos, pequeñaja, te esperamos en la Capsule Corp dentro de media hora, te quiero – Dijo y rápidamente cortó la llamada.
-Eso sí que ha sido extraño – Pensó la pelinegra mientras guardaba su scouter.
-¿Qué ha ocurrido, Windy? – Preguntó Hanon cuando terminó la llamada.
-Burter acaba de llamarme, dice que han encontrado a la rana con el cuerpo de Ginyu y otra cosa más que quieren enseñarme, no me han dado detalles – Contestó Windy – Tenemos que regresar.
-Adelántate tú, quiero quedarme un poco más – Dice la sirena azul mirando de nuevo al horizonte.
-Quisiera, pero no puedo dejarte aquí sola, Hanon, recuerda que estamos algo alejadas del estanque de sangre – Windy se cruzó de brazos queriendo hacerle entrar en razón.
-Lo sé, estaré bien, de verdad, vete tranquila, tendré cuidado, te lo prometo – Le dio una pequeña sonrisa sincera para convencerle.
-...está bien, asegúrate de que no te vea ninguno de esos villanos – Le dio un abrazo – Cuídate – Emprende el vuelo y se va dejándole sola.
Necesitaba unos minutos para despejar su mente sobre ese sueño que tuvo anoche...parecía tan real, sobre todo el tacto que tenía esa sombra con ella, se sentía tan real que casi no podía describir tal sensación y lo peor es que estaba comprometida, no podía hacerle eso a su pareja después de todo lo que habían pasado juntos, no quería que estos sueños interfirieran en su relación, sabiendo que estaban a unos pasos de contraer matrimonio.
-Quizás no debería seguir dándole más vueltas, al fin y al cabo, son sólo sueños, ninguno de ellos puede impedir que me case con la persona que amaré hasta el día que deje este mundo – Pensó la sirena reflexionando todo lo ocurrido durante un buen rato.
Cuando ya terminó, decidió que ya debía regresar al mundo de los vivos, haciendo caso de lo que le advirtió Windy: Evitar que le viesen cualquiera de esos villanos. Se aseguraba de esconderse entre las montañas de pinchos para no ser vista ya que ya empezaba a escuchar sonidos de golpes en el cielo, lo que significaba que se encontraban peleando cerca de su posición. Cuando no vio a ningún malvado salió corriendo de su escondite ya que estaba cerca del estanque, pero...
-Vaya, vaya, volvemos a encontrarnos, sirenita – Escuchó una voz detrás de ella haciendo que se detuviera, se giró con miedo para ver de quién se trataba.
-Tú...
-Continuará-
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