08



YoonGi no es la clase de persona que le gusta salir a tomar después de un largo día de trabajo, con suerte muy pocas veces termina temprano, y aunque hoy parecía que sería una tarde pacífica, JiMin había aparecido para arrastrarlo hasta un club nocturno.

No puso resistencia, pues en realidad quería ver al menor, probablemente los clubes no son lo suyo, pero siempre que sea con JiMin está bien.

Esta vez, sus gorilas sí lo acompañaban. Era un club grande y muy concurrido, por ende aquellos guardias debían acompañarlo en cualquier momento.

El rubio no pudo quitarle la mirada de encima a su acompañante, joder, JiMin se veía radiante esa noche. Su cabello rosa resaltaba entre las personas, sus labios gruesos lucían deliciosos gracias al brillo labial que el menor traía, llevaba puesto un cardigan y debajo un top negro que dejaba a la vista su ombligo y cintura, un pantalón ajustado de las caderas hasta los muslos y algo suelto en la parte baja, JiMin se veía precioso.

Su corazón latía desenfrenado cada vez que el menor se acercaba lo suficiente como para olfatear su agradable aroma, seguramente el perfume que se había echado lo estaba engatusando, pues el pelirrosa de por sí ya lucía atractivo a sus ojos y al de los demás.

Estaban solo ellos dos, sentados en la misma mesa mientras hablaban y reían sobre extrañas anécdotas que YoonGi contaba, JiMin comenzaba a tomarle cariño al mejor amigo de YoonGi, Taehyung, pues el rubio se tomaba su tiempo para contarle lo que había sucedido cuando fue a visitarlo.

—Suena a que es un gran amigo— JiMin casi gritó estando a su lado, el ruido del lugar no les permitía hablar correctamente.

—Lo es, algo extraño e hiperactivo, pero es un buen amigo.

JiMin asintió lentamente, observando el centro del lugar donde un montón de personas estaban bailando. El pelirrosa jamás había intentando bailar frente a otras personas o con otras personas, pero el ritmo de la música le estaba gustando. Además, no quería meterse entre la gente a bailar él solo.

—¿Alguna vez haz bailado? — JiMin le preguntó, acercando su boca al oído del mayor para que lo escuchara mucho mejor.

—Bueno, algunas veces.

—¿Vamos juntos?— pidió una vez más, sosteniendo a YoonGi de los hombros mientras bajaba hasta tomar sus manos, agarrándose con cuidado de él para dirigirse al tumulto de gente.

YoonGi lo siguió sin siquiera rechistar, no había manera de negarse ante JiMin. Si el pelirrosa quería bailar, entonces lo harían.

No podía descifra si era porque le gustaba, pero parecía que él siempre estaría dispuesto a obedecer lo que JiMin le dijera. Aquel chico tenía una fuerte aura de atrevimiento con dominación que salía en momentos como este, y a YoonGi le gustaba.

Fundiéndose poco a poco entre la gente, JiMin comenzó a balancear su cuerpo cerca de YoonGi, llevando sus manos hasta su cuello mientras lo acariciaba con lentitud, para luego envolver todo su cuello con sus brazos, tomando entre sus dedos algunos mechones de cabello, sus caderas se pegaron sin vergüenza alguna, invitando a YoonGi a agarrar de ellas.

El pálido subió sus manos hasta tomar su cintura, era preciosa y fina cintura que dejaba al descubierto por el top que traía, gracias a que JiMin tenía sus brazos aferrados a él, el cardigan dejaba a la vista su preciosa desnudez sobre su ombligo.

YoonGi se movía siendo guiado por JiMin, quien mantenía una sonrisa en sus labios al mismo momento en que tarareaba la canción que estaba sonando por todo el club.

Sus bocas estaban lo suficientemente cerca y al igual que todos los demás, se encontraban en su propio mundo.

Y justo cuando YoonGi había tomado la iniciativa de querer juntar sus labios, sintieron un peso más encima de ambos, pues un chico había llegado a colgarse de ellos.

—¡YoonGi hyung!

Oh, si, de nuevo ese niñito con aires de querubín.

—¿Seonwoo? ¿qué haces aquí?— preguntó el rubio al verlo, dándose cuenta de que el menor lucía demasiado agitado y borracho, pues su cuerpo se mecía como un ligero pétalo de flor.

—Yo... buenooo... vine con unos amigos pero, ah... los perdí de vista hace un rato, d-después de que te vi... aquí jajaja.

El chico comenzó a reír sin pena alguna, viéndose completamente perdido en el alcohol. YoonGi se separó un poco de ambos chicos para comenzar a buscar a los amigos del chico, si es que lograba reconocer a alguno.

—¿Hoseok no vino contigo?— le preguntó de nuevo, sintiendo como Seonwoo jalaba de su cuello para acercarlo más a su rostro —. Seonwoo, te estoy preguntando-

—¡YoonGi hyung! Llévame a casa, por favor, estoy perdido y no sé dónde están mis amigos — lanzó un chillido algo fingido —, Hoseok está... en una cita, creo que con Taehyung.

YoonGi entonces recordó que su amigo le había dicho que iba a salir con alguien. No sabía quién era esa persona, pero ahora ya se había enterado gracias a Seonwoo.

Suspirando, el mayor miró a JiMin, quien estaba estático en su lugar mientras veía de una manera lamentable a Seonwoo. No era broma, el pobre niño se veía fatal, completamente perdido en el alcohol.

Y JiMin no supo porqué razón, pero quería dejar que YoonGi ayudara al problema chico. Además, podía ser algo caprichoso a veces, y aunque quisiera la atención de YoonGi ahora, no podía pasar por alto que un menor estaba casi perdido de borracho en un ligar lleno de gente extraña.

—JiMin — el pelinegro se acercó hasta su oreja, sintiendo como Seonwoo se aferraba a su cuerpo con fuerza —, te molesta si lo llevo a mi casa, yo... escucha, quiero quedarme contigo, pero es el hermano de uno de mis amigos, no quiero dejarlo solo.

El pelirrosa se mordió el labio por unos segundos. Le dio una sincera sonrisa al rubio y se acercó, dejando un suave beso sobre su mejilla.

—No te preocupes, Yoon. Llévalo a tu casa.

YoonGi le sonrió, agradeciéndole por ser tan comprensivo, también pidiéndole perdón por estar abandonando su salida. Pero JiMin no se iba a quedar sólo mirando, pues el pelirrosa les pidió a sus cuatro ayudantes que trajeran el carro para llevar a YoonGi hasta su hogar.

El departamento del mayor quedaba casi en el centro, pues debía estar en un lugar donde pudiera tomar el transporte rápidamente. Cuando llegaron al edificio, JiMin les pidió a sus guardias que se quedarán ahí mientras él ayudaba a YoonGi con el chico casi inconciente que llevaban.

Seonwoo había caído completamente hecho un asco sobre la cama de YoonGi. Su departamento no era tan grande, pero sí lo suficiente como para una sola persona, tenía una pequeña cocina a duras penas separada por una pared de la sala, un pequeño baño a la par de la recamara de YoonGi.

JiMin observó todo a su alrededor, viendo las pequeñas fotografías que el mayor tenía sobre la pared, algunas de su familia y otras con sus amigos.

Escuchó un extraño quejido provenir de la habitación del mayor, creyó que tal vez estaba batallando por ayudar a Seonwoo a acomodarse en la cama. Pero cuando se asomó por aquella puerta, dispuesto a brindarle ayuda, se quedó sin palabras al notar como el menor estaba casi encima de YoonGi, queriendo besarlo.

Las manos de Seonwoo estaban sobre su playera, tomándolo con algo de fuerza mientras presionaba sus labios contra los contrarios, YoonGi tiró con algo de fuerza de sus cabellos para alejarlo, escuchando como el menor se quejaba un poco. JiMin quiso reír por lo poco sensible que había sido YoonGi, pero trató de no tomarle mucha importancia.

Aún así, cuando el mayor se zafó del agarre y pudo salir de la cama. No pudo evitar sentirse algo celoso, el maldito niño con aires de querubín había puesto sus labios sobre los de YoonGi, y no debía, no se supone que él debía besarlo, porque YoonGi ya lo había hecho con él y solo él podía hacerlo.

—Yo... — JiMin volvió a prestarle atención a YoonGi cuando este habló, al verlo justo frente a su puerta —, lamento que hayas tenido que ver eso, Seonwoo es algo... complicado.

—¿Ah?

—Sí, él siempre es así conmigo y trata de obtener tanto de mí, no me gusta que sea así pero... también me preocupó por él, después de todo, le tengo un cariño como si fuera mi hermanito.

—¿Sólo como si fuera tu hermanito?— alzó una ceja el pelirrosa, al mirar como YoonGi se ponía algo nervioso por la manera en la que lo veía y como se acercaba a su cuerpo —, estoy seguro de que le romperás el corazón si le dices eso.

—B-bueno... es que, es la verdad, yo no puedo corresponderle — murmuró el mayor, entrando en pánico al sentir las suaves caricias que JiMin dejaba por lo largo de su pecho, hasta que llegó a sus hombros, dejando sus manos sobre estos —, sabes que quien me gusta eres tú.

Sonriendo en grande ante sus respuesta, JiMin acorraló a YoonGi contra la pared, acariciando sus cabellos con algo de lentitud mientras unía sus labios con rapidez. El mayor correspondió al beso al instante, moviendo sus labios con fervor contra los de JiMin.

Un gemido grotesco escapó de ambos al sentir como JiMin empujaba sus caderas contra las de YoonGi, sintiendo el momento exacto en el que sus miembros se restregaron contra el otro.

Las manos de YoonGi seguía sobre su cintura, pero el pelirrosa se atrevió a tomar las contrarias y bajarlas hasta sus glúteos, incitándolo a apretar de ellos. YoonGi se sentía en el jodido cielo, JiMin lo estaba besando con fuerza, la calentura se extendió por todo su cuerpo en el momento que sus lenguas se encontraron, y volviendo a tocar el cielo, YoonGi decidió apretar las nalgas de JiMin al mismo tiempo que el menor comenzó a chupar su lengua sin pudor alguno.

A pasos torpes ambos chicos se movieron por todo el departamento, hasta que llegaron al sofá más grande la sala de estar. JiMin empujó a YoonGi sobre este, provocando que el mayor quedará sentado sobre este.

—No quería apresurar las cosas — JiMin dijo, mientras se sentaba encima de él —, pero ya estoy harto de fingir que no muero por montar tu pene.

YoonGi pudo sentirse avergonzado, o tal vez tímido, e incluso haberse asustado por el ambiente tan repentino. Pero le importaba una mierda sus gritos internos en este momento, JiMin se veía jodidamente caliente y hermoso montado encima de él, mientras tenía una sonrisa juguetona en sus labios y ese brillo especial en sus ojos.

—Entonces hazlo.

YoonGi tomó de sus caderas después de responder aquello, volviendo a acercarse para volver a unir sus labios en busca de esa agradable lengua que hacía maravillas. JiMin soltó una jadeo con fuerza en el momento que el mayor metió lentamente con sus manos bajo la tela de su pantalón.

Con algo de dificultad desabrochó su ropa para permitirle a YoonGi mayor acceso a su trasero. El rubio suspiró extasiado cuando pudo sentir el encaje de la ropa interior que traía JiMin, supuso entonces que el menor traía la bonita ropa de lencería que había comprado.

—Levántate un poco, bonito. Necesito sacarte esto. — YoonGi demandó y JiMin obedeció, muerto por querer sentir las caricias de YoonGi sobre su piel.

Como si el mayor no pudiera esperar, tiró del pantalón del pelirrosa con rapidez, escuchando como JiMin se quejaba un poco. Sus labios volvieron a encontrarse con necesidad, besando descaradamente mientras YoonGi dejaba un fuerte golpe sobre uno de sus muslos.

—¡A-aah! — JiMin dejó salir un chillido ante el golpe, sonriendo como si aquello le hubiera encantado, y tal vez así era, no podía negar que tenía ese lado masoquista bien desarrollado.

—El rojo te queda bien — YoonGi susurró sobre sus labios, dejando al descubierto sus piernas con aquel bonito encaje rojo cubriendo su erección —, me encanta como se ve en ti.

YoonGi lo abrazó de la cintura, tomándolo con firmeza para comenzar a recostar su cuerpo a lo largo del sofá. JiMin soltó una risita al sentirlo jugar con la tela de su ropa interior.

—Sólo no las rompas, no sé cuando volveré a comprar más. — JiMin soltó una suave risa cuando YoonGi asintió, dejando besos sobre su cuello hasta su clavícula.

El menor quitó rápidamente su cardigan y tirándolo en alguna parte del piso. Llevó sus manos hasta el extremo de su top negro y lo sacó, observando también como YoonGi se quitaba su ropa, dejando al descubierto su firme pecho y esos brazos bien trabajados.

Se levantó de su lugar para bajar sus pantalones al igual que sus bóxers, volviendo de nuevo a la posición que ocupaba entre las piernas de JiMin. El menor no se había perdido de la increíble vista, pues la cosa que estaba entre las piernas de YoonGi era realmente grande, o al menos era del tamaño suficiente para su gusto.

JiMin estuvo dispuesto a llevar sus manos hasta su ropa para quitarse aquélla última prenda que le estorbaba, pero el mayor lo detuvo, haciéndole sentirse algo confundido cuando lo vio agacharse.

Y maldita sea, la imagen que presenció fue la más caliente de toda su vida. YoonGi llevó su boca hasta donde estaba el tiro de la prenda, mordiendo con sus dientes el encaje para comenzar a bajarlo lentamente por toda sus piernas.

Ahora estaba más caliente, más necesitado que antes, pues aquel simple acto había puesto su mundo de cabeza. ¿Cómo era posible que YoonGi le pusiera tanto con una simple acción?

Cuando quedaron completamente desnudos, YoonGi acarició con sus manos las piernas de JiMin, abriéndolas para él, dejando a la vista su perfecto miembro completamente duro y su entrada. JiMin sonrió satisfecho cuando el mayor comenzó a dejar besos alrededor de sus pezones, liberando suaves jadeos que eran provocados por la corriente de excitación que corría por su cuerpo.

YoonGi atrapó entre su boca uno de los botones, mordiendo levemente para no causar dolor, sus manos seguían acariciando sus piernas y jugando con toda su extensión. Su miembro ya estaba duro y podía sentir como el pre semen salía poco a poco. La sola imagen de JiMin completamente a su merced le hacía querer obtener el éxtasis.

—No tengo lubricante, tampoco condones, el dolor será demasiado.

JiMin escuchó sus palabras y negó rápidamente, obviamente no quería que YoonGi terminara lo que habían empezado sólo por no tener aquello. Así que antes de que el mayor se separara para verificar si había algo más para usar, JiMin tomó su mano con firmeza y se atrevió a acercarla a su boca.

—Entonces usemos esto — metió los dedos del mayor a su boca, procurando cubrirlos todos con aquel líquido —, al menos ayudará en algo.

El rubio estaba boquiabierto, completamente anonadado por la imagen que tenía frente a sus ojos. Park JiMin era un jodido dios griego, con ese bonito cabello rosa algo desordenado, el sudor bajando por su cuerpo y sus ojos brillando con sus pupilas dilatadas por la excitación, dando la escena más placentera y sexy de todo el jodido mundo.

JiMin se encargó de cubrir aquellos dedos con mucho cuidado, pasando su lengua con lentitud y degustando de ellos sin vergüenza alguna, ni siquiera le importaba que tan poco higiénico fuera eso, no estaba para pensar correctamente en un momento como este.

Ni siquiera le importaba no tener un condón, estaba demasiado sumergido en el mar de excitación.

—Es suficiente — YoonGi dijo, con el pequeño problema entre sus piernas que ya no daba para más —, si sigues así me voy a correr aquí mismo.

JiMin sonrió algo apenado ante sus palabras, liberando los dedos del mayor, echó su cabeza hacia atrás al sentir como YoonGi acariciaba su entrada, tanteando con cuidado y en círculos para comenzar a introducir sus dedos. JiMin se sentía horriblemente acabado, sólo sabía que necesitaba tener algo dentro de él, y aunque los dedos de YoonGi eran perfectos y largos, quería algo más grueso.

Comenzó dando pequeños empujes, sus dedos entraban y salían con fuerza y rapidez, sacando largos gemidos de la boca del menor, el ruido se escuchaba por todo el departamento, no de una manera estruendosa pero esa evidente. Ni siquiera les importaba si había otra persona ahí con ellos.

El chapoteo de sus dedos golpeando el interior de JiMin se hizo constante, el menor movió sus caderas al ritmo perfecto para hacerle entender a YoonGi que estaba por tocar su próstata. Sin embargo, el mayor sacó sus dedos rápidamente, escuchando como JiMin se quejaba entre lágrimas de placer.

—Si te duele, por favor dímelo.

JiMin asintió cuando YoonGi dijo aquello, esperando pacientemente al sentir la punta de aquel miembro deslizarse fuera de su ano, su cuerpo temblaba al sentir como rozaba por la aquélla zona.

—¡Aah! dios, dios, es muy grande — JiMin abrió la boca tanto como pudo, sentía que el aire se le iba y tensó sus caderas al sentirlo entrar, era grueso, muy grueso.

—Lo siento... mierda, ah~ — YoonGi jadeó, la mitad de su pene estando dentro de JiMin.

Sin aviso alguno, el pelirrosa comenzó a mover sus caderas, buscando que el mayor se diera cuenta de lo mucho que necesitaba de esto. JiMin puso sus manos sobre el sofá, con sus piernas a cada lado de YoonGi y con la mitad de aquel trozo de carne dentro, comenzó a empujarse contra él, penetrándose cada vez más rápido.

YoonGi se sentía perdido, JiMin había tomado el control de la situación, moviendo sus caderas y dándose estocadas certeras, el rubio podía sentir perfectamente bien como aquella paredes anales lo apretaban cada vez que se movía.

—Ahh~ cielo, YoonGi, aahh~ — JiMin empujó aún más su pelvis hacia abajo, acomodándose sobre el sofá, empujando un poco su cuerpo sobre el de YoonGi.

El mayor lo tomó de la cintura y lo ayudó a acomodarse sobre él, una vez más habían quedado sentados, está vez como era debido. JiMin se movió sobre su polla, comenzando a dar saltos suaves pero firmes, YoonGi se abrazaba a su cintura con fuerza, dejando que el pelirrosa lo utilizara como un maldito dildo.

—Mmh~ tan rico, ahh, es muy grande — el menor rodeó su cuello con sus brazos, pegándose por completo a su cuerpo, sus caderas subían y bajaban con más rapidez ahora.

El sonido obsceno de su culo siendo follado por aquel falo era lo único que se escuchaba, además de sus gemidos, jadeos constantes llenos de placer.

Las mejillas de JiMin estaban húmedas por el sudor y las lágrimas. YoonGi también estaba llorando, probablemente el placer había nublado los sentidos de ambos, pero sabían que estaban completamente perdidos.

—Mi-mierda~ estas tan... ah-apretado — YoonGi llevó sus manos hasta las nalgas del menor, ayudándole a ir más rápido.

Su verga de perdía entre aquel agujero, JiMin se movía sobre él, saltando con fuerza y gimiendo sobre su oído. Sus quejas quedaron y gritos quedaron ahogados en la garganta de YoonGi, cuando el mayor junto sus bocas con fuerza, pues había tocado la próstata de JiMin, llenando su cuerpo de aquélla corriente de placer que se acumulaba en su pene.

Se iba a correr sin siquiera haberle tocado ahí abajo, y estaba satisfecho por ello.

—Voy a... JiMin, necesito salir, ahh — el mayor soltó una gemido grotesco cuando el pelirrosa se negó a ello, apretando su agujero alrededor de aquel miembro para no dejarlo.

—No importa, aahh, pero por favor no... —JiMin lloriqueó.

YoonGi ignoró su petición y antes de poder llegar al orgasmo, llevó su mano hasta el miembro de JiMin para tocarlo y hacer que se concentrará en su propia liberación. Salió de su interior rápidamente al sentir que no podía más, llegando al orgasmo poco después que JiMin.

El menor pareció chillar cual niño pequeño por no haber obtenido lo que quería, pero en vez de ponerse a pelear por ello. Se dejó llevar por el placer liberado, recargado su frente en el pecho de YoonGi.

—Prometo que la siguiente vez será. — YoonGi murmuró, dejando un rápido beso sobre su húmeda mejilla.

JiMin sólo pudo emitir un sonido en forma de respuesta, sintiéndose extremadamente cansado. Tal vez porque era su primera vez, tal vez porque había sido con YoonGi, no lo sabía, pero estaba acabado.

A la mañana siguiente, le había importado muy poco que el tal Seonwoo los hubiera encontrado desnudos sobre el sillón.




En la noche terminaré de subir los últimos capítulos. ♡

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