Capítulo 6
Después de la confesión de Jungkook, la tensión que había flotado entre ellos durante tanto tiempo parecía haberse disipado, dejando un espacio nuevo y desconocido. Ese primer beso tímido, que ambos habían deseado sin admitirlo en voz alta, había cambiado todo. Ahora, un entendimiento silencioso los unía, aunque ninguno de los dos sabía bien cómo seguir.
Habían salido de la oficina de Jungkook solo para regresar minutos después, pero esta vez con un aire distinto, más relajado, más íntimo. Taehyung caminaba tras él, con una sonrisa imposible de ocultar, todavía saboreando el eco del beso en sus labios. Los papeles desparramados sobre el escritorio los esperaban, como un recordatorio de que el mundo seguía su curso, pero en ese momento, lo único importante era la presencia del otro.
—Deberías terminar con esto —dijo Taehyung, señalando los documentos con un gesto perezoso, sin dejar de observar a Jungkook—, antes de que se haga más tarde.
Jungkook soltó una risa suave, su sonrisa cansada pero genuina.
—Podrías ayudarme —bromeó—, o al menos hacerme compañía.
Taehyung no necesitaba más invitación. Cerró la puerta con un gesto delicado y se acercó al escritorio, moviéndose con la gracia que tanto caracterizaba sus pasos en el estudio de ballet. Al principio, se inclinó sobre la mesa, observando en silencio cómo Jungkook trabajaba, pero pronto, un impulso juguetón lo llevó a rodear el escritorio. Sin previo aviso, se acomodó sobre las piernas de Jungkook, en un movimiento tan natural que hasta él mismo se sorprendió.
—¿Qué haces? —preguntó Jungkook, con los ojos abiertos por la sorpresa, aunque un brillo travieso iluminaba su mirada.
—Nada —respondió Taehyung con una inocencia fingida, acurrucándose contra el pecho de Jungkook y apoyando la cabeza en su hombro—. Dijiste que te hiciera compañía.
Jungkook rió suavemente, una risa baja que vibró en su pecho. Sus manos, casi por instinto, se deslizaron hacia la cintura de Taehyung, sujetándolo con ternura. Un nudo de nerviosismo se formó en su estómago, pero no hizo ningún intento de apartarlo. Al contrario, sentía que ese momento se había convertido en algo tan natural como respirar.
—No sé si podré concentrarme con esto —murmuró, su voz quebrándose un poco al sentir el calor de Taehyung contra su cuerpo.
Taehyung sonrió ante esas palabras, un brillo de satisfacción en sus ojos mientras se acurrucaba más cerca. Inhaló profundamente el aroma a chocolate que envolvía a Jungkook, sintiéndose envuelto en una burbuja de calor y seguridad que solo él le proporcionaba. Cada pequeño suspiro de Jungkook le llenaba de un gozo tranquilo, como si finalmente hubieran encontrado su lugar en el mundo.
—Entonces tendrás que esforzarte más —susurró, sus palabras perdiéndose en la cercanía, mientras su mano se deslizaba suavemente por el brazo de Jungkook, explorando cada centímetro de su piel.
El ritmo constante del bolígrafo deslizándose sobre el papel se mezclaba con la respiración calmada de Jungkook, creando una sinfonía de tranquilidad. Taehyung no recordaba la última vez que se había sentido tan en paz, tan cómodo en los brazos de alguien. El olor de las feromonas de ambos, una mezcla embriagante de fresas y chocolate, llenaba la habitación, envolviéndolos como una promesa tácita, una que ninguno de los dos necesitaba verbalizar para entender.
—¿Te molesto? —preguntó Taehyung, rompiendo el silencio, su voz suave y ligeramente adormilada.
—No en lo absoluto —respondió Jungkook, sin apartar los ojos de los papeles. Aunque su tono seguía siendo formal, había un leve temblor en sus palabras, una sutil vibración que delataba lo que ambos sentían: la comodidad y la cercanía que los envolvían. Era como si el mundo exterior, con todas sus preocupaciones y ruido, no existiera mientras estuvieran juntos—. Me gusta que estés aquí.
Las palabras hicieron sonreír a Taehyung, quien hundió un poco más el rostro en el cuello de Jungkook, disfrutando del calor y la calma que emanaba de su piel. Su mano, de forma casi inconsciente, comenzó a jugar distraídamente con los rizos oscuros en la nuca de Jungkook, un gesto tan natural y tan íntimo que ni él mismo se daba cuenta de lo significativo que era. Era un contacto ligero, pero lleno de significado, uno que parecía surgir sin esfuerzo, como si no hubiera barreras entre ellos.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Taehyung, simplemente por el placer de escuchar la voz grave de Jungkook, el sonido de su cercanía.
—Revisando las inscripciones para el nuevo curso de ballet —contestó Jungkook, con una pequeña sonrisa que apenas se asomaba en sus labios—. Parece que vamos a tener más alumnos de lo que esperaba.
Taehyung soltó una risa suave, una risa que resonó cálida en el ambiente, como un eco de felicidad compartida. Le encantaba ser parte de esos momentos con Jungkook, esos en los que no necesitaban palabras para entenderse, donde la comodidad de estar juntos lo decía todo.
Finalmente, Jungkook terminó el último documento con un suspiro de alivio, dejando el bolígrafo sobre el escritorio. Alzó los brazos para rodear a Taehyung por completo, abrazándolo con una suavidad que ocultaba todo el deseo que aún ardía entre ellos. Inclinó la cabeza para plantar un beso en su cabello, sintiendo cómo el contacto de Taehyung lo envolvía en una sensación de hogar.
—Listo —murmuró, con una sonrisa satisfecha y casi un susurro de paz—. Ya podemos relajarnos.
Taehyung alzó la vista, sus ojos verdes brillando con una mezcla de emoción y ternura.
—Te ves cansado —murmuró, sus dedos trazando una línea suave y delicada sobre la mandíbula de Jungkook, sintiendo la leve aspereza de su barba incipiente. El gesto era simple, pero el amor en él se sentía profundo.
Jungkook cerró los ojos, disfrutando del contacto, sintiéndose más relajado que nunca. La calidez de Taehyung, la suavidad de su toque, lo envolvían como un abrigo protector, y su respiración se fue calmando, fundiéndose con la de él.
—Un poco —admitió Jungkook, con una sonrisa tenue y sincera—, pero esto... —hizo una pausa, envolviendo a Taehyung con más fuerza en sus brazos, apretándolo contra su pecho—... esto hace que todo valga la pena.
Jungkook recordó algo que había estado rondando su mente durante días: la audición para El Cascanueces. Sabía que Taehyung tendría que tomar una decisión importante, y no podía evitar preguntarse qué elegiría.
—Por cierto —dijo Jungkook, rompiendo el cómodo silencio que los envolvía—, ¿ya decidiste qué personaje interpretarás en la audición?
Taehyung levantó la cabeza, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y picardía, como si hubiera estado esperando esa pregunta.
—Sí, lo pensé mucho —respondió, acercándose un poco más a Jungkook, sus labios peligrosamente cerca de los suyos—. Y creo que ya lo tengo claro.
—¿Ah, sí? —preguntó Jungkook, genuinamente curioso mientras dejaba el bolígrafo a un lado y rodeaba a Taehyung con los brazos con más firmeza—. ¿Y cuál es?
Taehyung sonrió con esa sonrisa traviesa que siempre desarmaba a Jungkook, y respondió en un susurro cargado de significado.
—Clara.
Jungkook parpadeó, sorprendido, pero pronto una sonrisa apareció en sus labios. Lo miró, intentando visualizarlo en ese papel tan icónico.
—¿Clara? —repitió, curioso, mientras trataba de imaginar a Taehyung en el personaje principal, una figura delicada pero fuerte. La idea lo intrigaba más de lo que quería admitir—. No lo esperaba, pero... creo que encaja contigo.
Taehyung asintió, un brillo de emoción y nerviosismo en su mirada.
—Te quedará perfecto —dijo Jungkook, con una sinceridad que resonó en el aire—. Clara tiene una valentía silenciosa, una fortaleza oculta, y eso encaja contigo.
Taehyung sonrió, una risa suave escapando de sus labios.
—¿Verdad? —preguntó, como si buscara en los ojos de Jungkook la confirmación que necesitaba—. Siempre quise interpretar a alguien que enfrentara lo desconocido... y Clara lo hace de una manera tan elegante.
Jungkook lo observó con ternura, sintiendo cómo su corazón se llenaba de afecto al ver la pasión con la que Taehyung hablaba de su arte. Sabía que el omega podría enfrentarse a cualquier reto y hacerlo suyo. En ese momento, más que nunca, quería ser testigo de su grandeza en el escenario.
—Por cierto —dijo Taehyung, cambiando el tono con una sonrisa traviesa—, la maestra Sohee me comentó algo interesante sobre mi elección.
Jungkook arqueó una ceja, curioso.
—¿Ah, sí? ¿Qué te dijo?
—Me dijo que, si eligen a un omega varón para el papel de Clara, adaptarán el guion —explicó Taehyung, jugando con los rizos en la nuca de Jungkook—. En vez de llamarse Clara, el personaje sería Clarence.
Jungkook soltó una risa baja, su rostro iluminado por una mezcla de sorpresa y diversión. El pensamiento de un "Clarence" en lugar de Clara era tan inesperado, pero de alguna manera, encajaba en el mundo que compartían.
—Clarence suena... intrigante —respondió Jungkook, una sonrisa ligera curvando sus labios. —No importa cómo lo llamen, sé que lo harás increíble.
Taehyung apoyó la cabeza en el hombro de Jungkook, cerrando los ojos mientras sus brazos se deslizaban alrededor de su cuello, disfrutando de la cercanía.
— ¿Crees que tu papá lo entenderá? —murmuró Jungkook, acariciando suavemente la espalda de Taehyung.
El omega bajó la mirada, como si un peso invisible lo hubiera aplastado. Los recuerdos y las expectativas familiares siempre parecían seguirlo, sin importar cuán lejos estuviera.
—No lo sé —admitió con voz baja, casi quebrándose—. A veces pienso en cómo reaccionaría si le dijera que quiero interpretar a Clarence, o que el ballet es lo que realmente quiero hacer. —El silencio que siguió entre ellos se llenó de una tensión palpable, una que Taehyung rara vez dejaba ver, pero que estaba ahí, siempre presente.
Jungkook lo observó en silencio, sintiendo que las palabras que acababan de decir habían cambiado el aire entre ellos. Había algo frágil en Taehyung, algo que solo mostraba a contadas personas, y eso solo hacía que Jungkook quisiera protegerlo aún más.
—Sabes que soy parte de los jueces, ¿verdad? Tal vez, si me sobornas... podríamos llegar a algún acuerdo.
La sorpresa iluminó los ojos de Taehyung, y aunque su corazón latía con fuerza, no pudo evitar devolverle la broma. Inclinándose ligeramente hacia adelante, sus labios curvaron en una sonrisa traviesa.
—¿Sobornarte? —repitió, su voz suave pero cargada de provocación—. ¿Y qué tal si te ofrezco un beso a cambio de mi papel?
Los ojos de Jungkook se ensancharon levemente antes de que una risa baja escapara de sus labios. Pero la calidez en su mirada no disminuyó; de hecho, parecía arder con más fuerza.
—¿Un beso? —preguntó en un murmullo que hizo que un escalofrío recorriera la columna de Taehyung—. ¿Y si quiero más de uno?
Taehyung sintió cómo la electricidad pasaba entre ellos, un tirón invisible que lo impulsaba a acercarse más, a cruzar esa delgada línea que habían estado bordeando durante días. Sus manos encontraron el pecho de Jungkook de nuevo, sus dedos enredándose en la tela de su camisa mientras se inclinaba un poco más cerca, sus labios apenas rozando los de él.
Taehyung rió suavemente, sintiendo cómo la química entre ambos vibraba en el aire, como una cuerda a punto de romperse. Inclinándose un poco más cerca, casi en un susurro, respondió:
—Te prometo que será un beso inolvidable.
Jungkook se quedó quieto, expectante, como si esperara que Taehyung tomara la iniciativa. El ambiente entre ellos se volvió denso, cargado de tensión y una anticipación palpable. El corazón de Taehyung latía con fuerza, pero había una seguridad nueva en su interior. Lentamente, tomó la mano de Jungkook, disfrutando del calor que emanaba de su piel, esa conexión silenciosa que empezaba a consolidarse entre ellos.
Con un suave tirón, Taehyung se acercó, sus respiraciones sincronizadas mientras sus corazones martilleaban al unísono. En ese instante, todo a su alrededor pareció detenerse. Cuando sus labios se encontraron, fue apenas un roce tímido, un susurro entre los dos. Sin embargo, la chispa fue inmediata, un destello que hizo que Taehyung sonriera contra los labios de Jungkook, sabiendo que ese primer beso era solo el preludio.
—Eso fue... —murmuró Jungkook, con una mezcla de sorpresa y satisfacción, pero antes de que pudiera terminar la frase, Taehyung lo interrumpió con una sonrisa confiada, inclinándose de nuevo.
—No tan rápido. Te debo un beso mejor.
Esta vez, Taehyung se inclinó hacia él con determinación, y sus labios se encontraron en un beso más profundo, lleno de deseo contenido y promesas no dichas. El mundo a su alrededor se desvaneció, y el beso se convirtió en un intercambio de emociones, en una comunicación silenciosa que ninguno de los dos necesitaba verbalizar. Cada segundo era una revelación, cada caricia de sus labios una promesa que ambos estaban dispuestos a cumplir.
Jungkook respondió al instante, sus manos firmes rodeando la cintura de Taehyung, acercándolo más. El beso, que había comenzado con un toque suave, se volvió más intenso, más urgente. En ese momento, el resto del mundo dejó de existir. El estudio, la ciudad, incluso el tiempo se disolvieron. Lo único real era el calor entre ellos, la certeza de que estaban dando un paso que cambiaría todo.
Cuando finalmente se separaron, ambos se quedaron quietos, respirando pesadamente, mirándose a los ojos como si el universo entero dependiera de ese contacto visual. La sorpresa, la emoción y la felicidad estaban reflejadas en sus rostros, pero sobre todo, había una nueva comprensión, una conexión más profunda que las palabras no podían expresar.
—Ahora definitivamente tengo que considerar tu soborno —dijo Jungkook, su voz aún temblorosa, con una sonrisa en sus labios que delataba lo mucho que el momento lo había afectado.
...
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