Capítulo 4

Taehyung miraba por la ventana del aula, absorto en cómo la brisa movía las hojas de los árboles. A sus 22 años, sentía que la vida era un constante tira y afloja entre las expectativas de su padre y sus propios sueños. Estudiar Administración de Empresas era un sacrificio que hacía para complacerlo, aunque sabía que su padre jamás entendería su verdadera pasión.

—¡Taehyung! —lo llamó la profesora, sacándolo de su ensoñación—. ¿Puedes compartir tu opinión sobre el último estudio de mercado que analizamos?

Taehyung suspiró y se enderezó en su silla, preparándose para hablar. Aunque sus pensamientos siempre volaban hacia el estudio de ballet, donde sus pies encontraban libertad en cada plié, sabía que en la clase tenía que aparentar seriedad.

Cuando sonó el timbre, Taehyung sintió una oleada de alivio. El receso era su oportunidad para escapar, al menos por un momento, del estrés de las clases. Se dirigió a la cafetería con sus amigos, mientras el bullicio y las risas llenaban el aire.

Al llegar, se unió a Minho, quien ya había apartado una mesa. Minho era un beta con cabello oscuro y ojos intensos que siempre brillaban un poco más cuando Taehyung estaba cerca. Aunque habían sido amigos por años, el omega no notaba la chispa especial que Minho sentía por él.

—¿Qué tal te fue en clase? —preguntó Minho, observando a Taehyung mientras se sentaba.

—Bastante aburrida, como siempre —respondió Taehyung, comenzando a sacar su almuerzo—. Pero estoy emocionado, iré al estudio esta tarde.

Minho sonrió, aunque con un toque de nostalgia. —Siempre hablas de ballet con tanto entusiasmo. Deberías dedicarte a eso a tiempo completo.

Taehyung rió, pero su risa sonó forzada. —¿Y decepcionar a mi padre?

Minho permaneció en silencio, observando cómo Taehyung se encogía ligeramente.

—Tienes talento, Taehyung —dijo Minho con suavidad—. No deberías dejar que nadie te detenga.

De pronto, el teléfono de Taehyung vibró en la mesa, interrumpiendo sus pensamientos. Miró la pantalla y su corazón dio un brinco al ver el nombre de Jeon Jungkook.

"¿Dónde estás?"

Una chispa de emoción recorrió a Taehyung, y no pudo evitar sonreír. Decidió responder rápido.

"En la universidad. Estoy almorzando. Luego voy al estudio."

Minho lo observaba con atención, sintiendo un nudo en el estómago al ver cómo la expresión de Taehyung cambiaba al leer el mensaje.

—¿Con quién hablas? —preguntó, intentando sonar despreocupado.

—Es Jungkook. Lo conocí recientemente... es un alfa —respondió Taehyung, mientras revisaba su teléfono.

Un nuevo mensaje hizo vibrar el dispositivo, y Taehyung sonrió aún más al leerlo.

"Genial. Acabo de salir de la oficina. Puedo recogerte si quieres, también voy al estudio."

El corazón de Taehyung aceleró. La idea de que Jungkook lo buscara le llenaba de emoción, y además, sería mucho más conveniente que ir en transporte público.

—Vas a salir con él, ¿verdad? —dijo Minho, con un tono que mezclaba curiosidad y un atisbo de preocupación.

—Se ofreció a llevarme al estudio —dijo Taehyung, sin ocultar su entusiasmo mientras empezaba a escribir la respuesta.

Minho sintió una punzada de celos, pero trató de mantener la conversación ligera.

—Eso es... genial. Pero, ¿no crees que podría ser peligroso? Ya sabes lo que tu padre opina sobre los alfas —dijo Minho, forzando una sonrisa.

—Lo sé, pero con él es diferente. Solo está siendo amable —respondió Taehyung, restándole importancia al comentario.

Minho asintió, pero en su interior una tormenta de emociones crecía. La idea de que un alfa estuviera interesado en Taehyung le resultaba difícil de soportar.

"Perfecto. Nos vemos en la entrada de la universidad en 20 minutos."

—¡Tengo que irme! —dijo Taehyung, levantándose de la mesa apresuradamente.

—Claro, hablamos después —respondió Minho, intentando ocultar su decepción.

Después de despedirse de Minho, Taehyung caminó apresurado hacia los baños de la universidad. Quería asegurarse de que todo estuviera perfecto antes de ver a Jungkook. Al entrar, notó que solo había un par de chicas conversando en un rincón, dándole la privacidad que necesitaba.

Taehyung se miró en el espejo y sonrió, aunque un leve nerviosismo lo recorría. La luz del baño resaltaba el brillo en sus ojos verdes, que reflejaban una mezcla de emoción y expectación. Sabía que necesitaba un toque final para sentirse completamente listo.

Después de lavarse los dientes, sacó su bolsa de maquillaje, seleccionando con cuidado los productos que acentuarían su belleza natural. Retocó su base con delicadeza y aplicó un poco de rubor, asegurándose de que su piel luciera radiante. Mientras lo hacía, una de las chicas del fondo lo observó con curiosidad y le lanzó una sonrisa.

—¡Vaya, parece que te estás preparando para una cita! —comentó juguetona, con una sonrisa cómplice.

Taehyung sintió un ligero sonrojo y cómo sus feromonas de fresa se activaban. —No es una cita, Mina. Solo voy a ver a un amigo —dijo, soltando una risa nerviosa.

—Claro, lo que tú digas —respondió Mina, arqueando las cejas en un gesto pícaro.

Con renovada determinación, Taehyung se dio una última mirada en el espejo. Decidió que un poco de brillo labial no estaría de más, así que sacó su bálsamo y lo aplicó con cuidado. Una de las chicas asintió en aprobación desde el otro lado de la sala.

Cuando estuvo satisfecho con su apariencia, salió del baño con una sonrisa confiada. El nerviosismo disminuía, reemplazado por la emoción de encontrarse con Jungkook. Mientras caminaba hacia la salida, su corazón latía al ritmo de sus pasos.

Al cruzar la puerta, la luz del sol lo envolvió, y lo primero que vio fue el auto deportivo de Jungkook, un modelo elegante y negro que brillaba bajo la luz del día. Jungkook estaba apoyado en el capó, con su atuendo de oficina perfectamente ajustado a su figura atlética.

El cabello de Jungkook caía despreocupadamente sobre su frente, realzando la profundidad de sus ojos oscuros, que brillaban con una confianza natural. Al verlo, el corazón de Taehyung dio un vuelco, y una sonrisa se dibujó involuntariamente en sus labios. La suave brisa trajo consigo el irresistible aroma a chocolate puro de Jungkook, y Taehyung sintió cómo sus feromonas de fresa lo envolvían, creando un lazo invisible que lo atraía hacia él.

—¡Hey! —saludó Taehyung, sintiéndose como si estuviera atrapado en un sueño.

Jungkook levantó la mirada y su sonrisa se amplió, iluminando su rostro. —Me alegra que hayas salido —dijo, su tono relajado y amistoso llenando el aire entre ellos—. Estaba comenzando a pensar que no vendrías.

Mientras Taehyung se acercaba al auto, trató de ocultar su nerviosismo, pero el aire estaba impregnado del dulce aroma de Jungkook, y cada paso lo hacía sentir más atraído hacia él. —¿Cómo estuvo tu día en la oficina? —preguntó, con un atisbo de emoción en su voz.

—Un caos, como siempre —respondió Jungkook, abriendo la puerta del lado del pasajero con un gesto elegante que hacía que Taehyung se sintiera aún más intrigado—. Pero sabía que verte lo haría mucho mejor.

Esa simple declaración encendió una chispa en el pecho de Taehyung, haciéndolo sentir que tal vez, solo tal vez, había algo más que amistad entre ellos.

—¿Ah, sí? —preguntó Taehyung, acomodándose en el asiento y sintiendo cómo el aroma a chocolate se intensificaba a su alrededor—. ¿Qué tipo de empresa manejas?

—Mi familia tiene una cadena de hoteles de lujo —dijo Jungkook, dejando entrever un brillo de orgullo en su mirada—. Llevo trabajando en la empresa desde que me gradué, aunque a veces se vuelve un poco abrumador.

—Eso suena impresionante —comentó Taehyung, sintiéndose cada vez más fascinado—. Si tu familia maneja hoteles, ¿por qué decidiste comprar el estudio de ballet?

Jungkook se detuvo un momento, mirándolo con seriedad. —Fue idea de mi padre. Quiere que demuestre que puedo manejar algo por mi cuenta, y este estudio fue su forma de ponerme a prueba —respondió Jungkook, arrancando el motor con un rugido que resonó en el aire—. Está mayor y quiere dejar a alguien al mando antes de retirarse.

La forma en que Jungkook hablaba de su familia y sus responsabilidades hizo que Taehyung sintiera una profunda admiración por él. No solo era un alfa atractivo, sino también alguien con ambiciones y sueños.

—Vaya, eso es mucha responsabilidad —dijo Taehyung, impresionado—. ¿Y cómo logras equilibrar todo eso con tu vida personal?

Jungkook fijó la vista en la carretera, su expresión tornándose más pensativa. —La verdad, mi sueño es formar una familia.

El corazón de Taehyung dio un vuelco. —Eso suena bonito —murmuró, sintiendo que su admiración por Jungkook crecía aún más—. Quizá deberías empezar a cortejar a alguien pronto.

Jungkook le lanzó una mirada rápida, una chispa juguetona brillando en sus ojos. —¿Y si ya tengo a alguien en mente? —preguntó, con una sonrisa que prometía más de lo que decía.

El corazón de Taehyung se aceleró, la idea de ser ese "alguien" provocándole una mezcla de ansiedad y emoción. —¿De verdad? —preguntó, intentando mantener la calma aunque su voz temblaba ligeramente..

—Si, estoy pensando en declararme pronto —dijo Jungkook, lanzándole una mirada breve y cargada de significado—. Solo espero que no se asuste por lo que siento.

—¿Por qué habría de asustarse? —preguntó Taehyung, desafiando su mirada con una chispa de curiosidad y esperanza.

—Porque a veces puedo ser un poco intenso —murmuró Jungkook, su voz cargada de sinceridad mientras la conexión entre ambos se volvía más palpable, sus feromonas de fresa mezclándose con el dulce aroma de chocolate que emanaba de él.

Taehyung sintió que su estómago se llenaba de mariposas, la posibilidad de ser la persona a la que Jungkook pensaba declararse iluminando su rostro. La idea era tan emocionante como aterradora, y no podía evitar preguntarse si sus sentimientos eran correspondidos.

—Bueno, si lo sientes de verdad, estoy seguro de que la otra persona no se asustará —dijo Taehyung, tratando de transmitir su apoyo, aunque en el fondo deseaba ser esa persona.

—Aquí estamos —anunció Jungkook al detenerse y apagar el motor.

Ambos bajaron del auto y, mientras se dirigían hacia la puerta de la sala de práctica, Taehyung se detuvo de repente y giró hacia Jungkook. Con un toque de timidez en su voz, preguntó: —¿Te gustaría quedarte a ver un baile que invente? Podría necesitar algunos consejos.

Jungkook sonrió, sus labios curvándose en una expresión que hizo que Taehyung se sintiera ligero y lleno de confianza. —No sé si soy la persona adecuada para dar consejos, pero me encantaría verte bailar.

Taehyung se dio la vuelta rápidamente, sintiendo una mezcla de nervios y emoción burbujear en su interior. Entró al vestuario, donde los espejos reflejaban la imagen de un joven decidido pero vulnerable. Se despojó de su ropa de calle, el frío aire del vestuario lo envolvió mientras se cambiaba.

Se puso una camiseta ajustada y unos pantalones de ballet que abrazaban sus piernas, acentuando su figura ágil. Mientras se miraba en el espejo, ajustó su cabello en una coleta, intentando disipar cualquier rastro de duda que pudiera afectar su desempeño.

En el fondo de su mente, pensaba en Jungkook. Se imaginaba su sonrisa alentadora, y eso le dio el impulso que necesitaba.

—Voy a dar lo mejor de mí —se dijo a sí mismo, respirando hondo antes de salir del vestuario.

Cuando volvió al estudio, la luz iluminaba el espacio, revelando cada rincón con una claridad vibrante. Allí estaba Jungkook, apoyado contra la pared, su expresión de expectación y admiración creando un ambiente eléctrico.

—Estoy listo —anunció Taehyung, sintiendo cómo una chispa de confianza se encendía dentro de él.

Desde su lugar, Jungkook lo observaba con fascinación, como si cada movimiento de Taehyung fuera un hechizo. La forma en que se movía era hipnotizante; su gracia y dedicación brillaban en cada paso, cada giro. A medida que la danza avanzaba, el corazón de Jungkook latía más rápido, no solo por el arte que contemplaba, sino por la conexión intensa y palpable que sentía con el joven omega. Era un sentimiento que iba más allá de la admiración, una atracción que se profundizaba con cada encuentro.

Cuando la música se detuvo, Taehyung se dio la vuelta, buscando la mirada de Jungkook, ansioso por su opinión. —¿Qué te pareció? —preguntó, su voz llena de esperanza y un ligero temblor.

Jungkook se acercó un poco más, la mirada fija en los ojos verdes de Taehyung, donde podía ver reflejados sus propios sentimientos. —Fue increíble; realmente tienes un talento excepcional —respondió, su voz baja y cargada de emoción. La sinceridad en sus palabras hizo que una calidez recorriera el cuerpo de Taehyung.

El silencio entre ellos se volvió palpable, cargado de una tensión que había estado creciendo en cada encuentro, como un hilo invisible que los unía. Jungkook sintió una irresistible necesidad de acercarse más, y en un impulso, se inclinó hacia Taehyung, sus labios a un susurro de distancia. La cercanía hizo que su corazón latiera desbocado, y el deseo ardiente que había reprimido durante tanto tiempo se convirtió en un torrente que lo invadía.

—Taehyung... —comenzó Jungkook, su voz temblando con la emoción acumulada. Pero antes de que pudiera continuar, el sonido de una puerta abriéndose abruptamente interrumpió el momento, separándolos de inmediato, como si un frío velo hubiera caído entre ellos.

Ambos retrocedieron, tratando de recomponer sus expresiones en un instante, como si no hubiera sucedido nada. El grupo de bailarinas que entró en la sala de práctica era ajeno a la tensión que había flotado en el aire, llenando el espacio con risas despreocupadas y charlas animadas. Jungkook sintió que su corazón se hundía; aquel beso que había imaginado tantas veces se desvanecía como un sueño irrealizable, y la frustración lo invadió, golpeándole en el pecho como un puño cerrado.

—Que tengan una buena práctica. Si necesitan algo, pueden buscarme en mi oficina —dijo Jungkook, su voz resonando con un tono que ocultaba el tumulto de sus emociones. Intentó mantener la compostura mientras se apartaba, aunque sus ojos se aferraban a Taehyung, buscando algún indicio de que él también había sentido lo mismo. Pero solo encontró una expresión de calma que parecía más un acto que una verdad.

—Gracias, señor Jeon —respondió una de las bailarinas, su tono despreocupado interrumpiendo el silencio tenso que se había instalado entre Taehyung y Jungkook. El sonido de risas y conversaciones se convirtió en un eco lejano, acentuando el aislamiento que sentía al lado de Taehyung.

Taehyung intentó concentrarse en el calentamiento de las bailarinas, pero su mente divagaba hacia el momento que casi compartieron.

Justo antes de girarse para irse, Jungkook lanzó un guiño rápido hacia Taehyung, un gesto ligero que chisporroteaba con picardía, prometiendo más de lo que decían sus palabras.

—Nos vemos después, Taehyung —dijo, su voz baja pero cargada de significado, mientras se alejaba con una confianza que lo hacía aún más atractivo.

La broma ligera en su tono y ese guiño insinuante dejaban claro que la conexión entre ellos aún estaba viva, aunque ambos se esforzaran por ocultarla. Taehyung sintió que las mejillas se le sonrojaban mientras Jungkook se alejaba, dejando a su paso el dulce aroma a chocolate que lo seguía como un recordatorio de lo que podría haber sido.

...

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