Capítulo 1
Desde un lugar estratégico, un apuesto alfa contemplaba la escena con interés. Jungkook estaba allí para inspeccionar las instalaciones del estudio, parte de la reciente adquisición de su familia, los Jeon, quienes habían dejado este lugar bajo su supervisión. Pero su atención se desvió hacia una sala de baile. A través de una ventana, observó a un joven bailarín que se movía solo, con una gracia y sutileza que desafiaban la perfección.
Las luces del estudio rebotaban su cabello ondulado, quien era más delicado que cualquier otro en la sala. Cada mechón cobraba vida bajo la luz tenue, y sus ojos verdes, como gemas ocultas en la sombra, brillaban con una intensidad magnética. Para Jungkook, todo se ralentizó en ese momento, como si el universo conspirara para que solo existiera ese bailarín y nada más. La delicadeza de Taehyung contrastaba con su propia presencia dominante: Jungkook era todo músculo, fuerte y sólido, con su cabello azabache cayendo de manera desordenada, otorgándole un aire despreocupado pero intimidante. "¿Quién eres?", pensó, sintiendo el latido acelerado de su corazón.
El alfa no pudo apartar la mirada mientras de aquel chico que giraba, sus movimientos tan perfectos como una coreografía celeste. La diferencia en sus cuerpos era evidente. Mientras Taehyung parecía un cisne, ágil y refinado, Jungkook se sentía como un lobo acechante, fuerte y feroz. Una sonrisa involuntaria apareció en su rostro, el tipo de sonrisa que surge cuando alguien está viendo algo que no esperaba, algo fascinante.
Cuando el ensayo terminó, Jungkook sintió una necesidad imperiosa de acercarse. "¿Por qué me siento así?", se preguntó, frunciendo el ceño. Decidió esperar en el pasillo, apoyado en la pared con una pose calculada pero con el corazón latiendo a mil por hora. "No puedo parecer desesperado", se dijo, ajustando la ropa casual que resaltaba su figura musculosa.
El silencio en el pasillo se rompió solo por el eco de los pasos del bailarín, y entonces lo vio. Era omega. "¿Sus feromonas huelen a fresas?", se sorprendió Jungkook al sentir el embriagador aroma que lo envolvía, haciendo que sus propios nervios se activaran, como un instinto primitivo en respuesta a la presencia de un potencial compañero.
Aunque superaba por mucho al omega en estatura, la mirada de Taehyung era como una daga, fría y calculada, que lo atravesaba con una mezcla de desafío y desinterés. La atmósfera entre ambos cambió, cargada por las feromonas de ambos, casi como un campo de batalla invisible donde los instintos chocaban. Jungkook podía sentir cómo su propia feromona, con olor a chocolate puro, se desbordaba en el aire, una respuesta instintiva, una declaración silenciosa de su dominancia.
—Hola, soy Jeon Jungkook —dijo Jungkook, rompiendo el silencio y extendiendo la mano, aunque la frialdad en los ojos de Taehyung lo hizo dudar por un segundo. Sentía cómo su alfa interior despertaba, deseando algo más que una simple presentación.
Taehyung bajó la mirada hacia la mano extendida, sin moverse. Sus labios se curvaron apenas, pero no de una manera amistosa.
—¿Y? —respondió Taehyung, como si el gesto del alfa fuera insignificante.
Jungkook sonrió, aunque el nerviosismo le traicionaba. Sacó la mano rápidamente y la metió en sus bolsillos, intentando no parecer afectado.
—Solo quería decir que tu actuación fue impresionante —añadió, intentando recuperar el control de la situación, pero su voz revelaba más interés del que había planeado.
—Era solo un ensayo —respondió Taehyung, con un tono que insinuaba que aquello no tenía importancia. Sin embargo, sus ojos no se apartaban del alfa, examinándolo en silencio.
Jungkook sintió la presión de la mirada del omega. Había algo en él que lo mantenía al borde, como si cada palabra dicha pudiera inclinar la balanza.
—¿Te gustaría que te invitara a comer? —propuso Jungkook, intentando sonar casual, pero la tensión en el aire hacía que todo pareciera mucho más significativo.
Taehyung arqueó una ceja, con una media sonrisa que no llegaba a sus ojos.
—¿De verdad crees que funcionaría? —su tono estaba cargado de sarcasmo—. ¿O piensas que me acostaría contigo después?
El corazón de Jungkook dio un vuelco, pero no se dejó intimidar por la brusquedad del omega. Al contrario, se sintió más atraído por ese filo afilado en sus palabras.
—Bueno, no me quejaría —replicó Jungkook con una chispa en los ojos, manteniendo el juego.
Los ojos de Taehyung brillaron por un momento antes de que los rodara con desdén. Pero había algo en esa respuesta que, aunque le irritaba, lo mantenía intrigado.
Cuando Jungkook dio un paso más cerca y rozó la mano del omega, este se tensó de inmediato. El contacto fue breve, casi insignificante, pero lo suficiente para que Taehyung sintiera el poder detrás de ese simple gesto. Un latido, y el omega se soltó con brusquedad.
—No me toques —espetó, sus ojos verdes lanzando una advertencia—. Conozco a los tipos como tú.
Jungkook levantó las manos en señal de paz, pero sus ojos mantenían ese destello juguetón.
—Está bien, no quiero incomodarte... por ahora —murmuró en tono bajo, sin perder esa chispa en su mirada.
El omega le lanzó una última mirada afilada antes de girarse y continuar su camino. Pero mientras se alejaba, el dulce aroma de sus feromonas a fresas permanecía en el aire, como un reto silencioso. Jungkook lo observaba, sintiendo cómo su propio aroma a chocolate puro se mezclaba en ese ambiente cargado de deseo contenido.
—¿Al menos me dirías tu nombre?
—No.
Taehyung reanudó su camino, altivo, pero Jungkook no podía apartar la mirada, como si una fuerza invisible lo mantuviera anclado a él. Algo en la forma en que el omega caminaba, con esa indiferencia desafiante, lo mantenía completamente cautivado.
Taehyung sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo. El poder que tenía sobre el alfa era palpable, pero no iba a ceder terreno tan fácilmente. "Qué interesante", pensó Jungkook, una sonrisa asomando en sus labios, mientras sus ojos lo seguían como un cazador que estudia cada movimiento de su presa.
Tan absorto estaba en la cadencia hipnótica de las caderas de Taehyung que apenas notó cuando una chica corrió hacia el omega, llamándolo con un bolso en las manos.
—¡Taehyung, espera!
"Así que ese es tu nombre", pensó Jungkook, saboreando esa pequeña victoria personal. El nombre sonaba tan perfecto como su dueño, sencillo pero imponente. Un nombre común que, en los labios de Jungkook, parecía adquirir un nuevo significado, casi como si fuera algo sagrado.
La chica le susurró algo, y Taehyung asintió ligeramente, despidiéndose de ella con una breve inclinación. Jungkook observaba la escena como si fuera testigo de un secreto revelador, con una fascinación que comenzaba a rayar en lo obsesivo.
Cuando el omega continuó su marcha hacia la salida, Jungkook sintió el impulso de seguirlo, su mente calculando qué comentario mordaz lanzarle para mantener el juego en marcha. Algo ingenioso, un toque arrogante que lo hiciera sentir superior, pero que a la vez dejara clara su creciente atracción.
Antes de que pudiera moverse, su teléfono vibró en el bolsillo. Jungkook frunció el ceño, irritado por la interrupción.
—Maldición —murmuró, mirando su reloj. "¿Tan tarde ya?" El tiempo parecía haberse evaporado mientras lo observaba.
Volvió a dirigir su mirada hacia Taehyung, y para su sorpresa, el omega lo estaba mirando también. Esa mirada, fugaz pero intensa, revelaba algo más profundo detrás del desdén que mostraba. ¿Interés? ¿Curiosidad?
—Te veo pronto, Taehyung —dijo Jungkook, dejando que el nombre rodara de sus labios como una promesa desafiante.
Taehyung frunció el ceño, evidentemente molesto, y comenzó a recoger sus cosas con una urgencia casi teatral. Jungkook sonrió, sabiendo que había tocado un nervio.
Lo vio subir al primer taxi que pasó. Durante un segundo, Jungkook tuvo la tentación de seguirlo, de no dejar que ese breve encuentro terminara tan rápido. Pero el taxi desapareció, llevándose consigo al omega, y él se quedó allí, una sonrisa persistente en su rostro. "Este chico es algo más", pensó, encantado por la intensidad que irradiaba Taehyung.
Un cosquilleo extraño se instaló en su pecho. Algo en ese breve encuentro había despertado una chispa dentro de él: una combinación de deseo, atracción, y sobre todo, un anhelo por lo desconocido. No solía obsesionarse tan rápido, pero había algo en Taehyung que lo desafiaba de una manera irresistible.
—Taehyung —susurró Jungkook, saboreando el nombre una vez más, dejando que acariciara su lengua mientras el taxi se alejaba—. Nos veremos pronto.
El alfa se quedó allí un momento más, con la certeza de que esto apenas estaba comenzando.
...
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