𝔢𝔫𝔠𝔥𝔞𝔫𝔱𝔢𝔡🔮
En el inminente castillo del reino de Yeoui-dong entre el extenso y perfectamente cuidado jardín del rey, se encontraba una pequeña casita oculta entre trepadoras y flores de colores brillantes, donde habitaba el poderoso brujo predilecto del rey. Escondido ahí como servidor esencial y cuidador de la familia real contra hechizos y maldiciones, un apoyo mágico secreto que necesitaban de vez en cuando, desde curar a la reina de un envenenamiento letal hasta producir la mejor sopa que haya existido.
Kim Seokjin mezclaba de forma elegante elixires de colores chirriantes en su caldero, brillos parpadeantes saltaban de ahí cada que vertía algo de extraña procedencia, intrigando a su cliente.
— ¡Un elixir solar vampírico ya listo!— anunció finalmente el brujo, para luego verter el líquido amarillo neón en un frasco de vidrio y entregárselo.
El vampiro lo miró desconfiado luego de recibir el frasco.
—Agregaste más cosas que la última vez. No intentarás matarme, ¿o sí?— cuestionó el vampiro desconfiado, observando el líquido como una amenaza.
—Oh, Yoongi.— se carcajeo Seokjin— Quizás no quiero asesinar a un vampiro, quizás quiero convertirme en uno. ¿Qué te parece eso? ¿Eh?
El contrarío rodó los ojos hastiado.
—Quisiera que ya no vinieras más pero tus visitas siempre me traen una ganancia monetaria así que no puedo deshacerme de ti, aunque lo dudes.— comentó el brujo guiñando un ojo— En realidad, le agregué un poco más para que durara más tiempo, así no tengo que encontrarme con tu fea cara por unas semanas más. Así que todo tiene un costo adicional, págame.— extendió su mano de forma exigente, el vampiro respondió con un gruñido mientras hurgaba en sus bolsillos buscando el dinero que el brujo deseaba.
De pronto un crujido entre las paredes sobresaltó a ambos presentes, la pared dividiéndose en dos mostrando una puerta secreta y de esta se asomaba una figura encapuchada, siendo revelada enseguida cuando esta apartó la tela de su cara.
—Oh, ¿está ocupado?— quiso saber el recién llegado al notar la presencia del vampiro.
— ¡Príncipe Hoseok! Que sorpresa verlo por aquí, pase adelante. —invitó Seokjin mientras que con un elegante movimiento de sus manos brillantes por la magia que desprendía, colocó una silla para que el joven príncipe pudiera sentarse, enseguida arregló una mesa también y la llenó de aperitivos. Todo con un simple movimiento de manos y brillo púrpura— ¿Qué puedo hacer por usted?
El príncipe lucía asustado, casi como si estuviera a punto de hacer algo malo y la consciencia lo estuviera recriminando, los ojos naturalmente morados de Seokjin brillaron intrigados. Como el interés del vampiro ante la sorpresiva visita.
—Mi padre siempre ha dicho q-que usted puede hacer lo que sea.
— ¡Así es! Especialmente para la familia real, así que aquí me tiene, Kim Seokjin brujo de Yeoui-dong, a su servicio.— reverencio exageradamente, Yoongi pensó que era un ridículo.
—Necesito un favor, p-pero me gustaría mantenerlo en secreto.— pidió el príncipe con sus ojos llenos de duda.
Sin disimulo ambos miraron directamente al vampiro, quien enseguida al entender que no estaba invitado a la conversación empezó a caminar por el lugar pretendiendo no estar escuchando nada.
—Ignórelo, puede proseguir.
Hoseok tragó saliva con dificultad antes de hablar.
—Me he enamorado de un hada del bosque.— soltó de golpe, sorprendiendo a Seokjin e incluso a Yoongi quien dejó caer las objetos de un estante estrepitosamente, delatando que estuvo escuchando.
— ¡Lo siento! No estoy escuchando, ustedes sigan, yo limpiare esto.— habló nerviosamente el vampiro al recibir la mirada recriminatoria de Seokjin y la avergonzada de Hoseok, para luego empezar a recoger lo que había tirado con una velocidad que solo los de su especie poseían.
Seokjin hizo sonar su garganta ignorando el inconveniente del vampiro, y le sonrió a Hoseok quien parecía estar temblando de los nervios.
— ¿Le gustaría un poco de té mientras me cuenta un poco más sobre eso?— preguntó Seokjin con suavidad a lo que Hoseok asintió repetidas veces olvidando sus modales por los nervios.
Enseguida Seokjin volvió a agitar su mano haciendo bailar el brillo púrpura entre sus dedos, haciendo que una taza junto un jarrón de agua caliente apareciera en la mesa para luego el respectivo sobre del té ser movido por una cuchara sin dueño. Hoseok trató de ignorar todo lo extraño de la situación, la presencia deslumbrante de Seokjin con sus peculiares ojos morados y la mirada intensa del vampiro mal escondido tras los estantes de libros. Suspiró.
—Sucede que desde niño me ha gustado visitar el bosque, mi padre me ha enseñado a amar la naturaleza y respetar a los pequeños o grandes seres que cuidan con dedicación de ella. —explicó el príncipe— Usted sabe que mi padre tiene una mente bastante abierta y ha logrado paz entre los seres mágicos y el reino, p-pero no sé qué vaya a p-pensar de esto.— balbuceó angustiado.
—Príncipe Hoseok, tranquilo, de aquí nada saldrá si es así que usted lo desea.— aseguró Seokjin con una voz calma y tranquilizadora para hacer sentir más seguro al príncipe.— Y si es el vampiro lo que le preocupa entonces me encargaré de hacerlo tragar ajo si abre la boca.
— ¡Oye!— se quejó Yoongi del otro lado de la habitación, delatando nuevamente que estaba escuchando.
Hoseok soltó una carcajada, luciendo un poco más relajado. Seokjin sonrió satisfecho.
—Tiendo a visitar el bosque en mis tiempos libres, me gusta despejar mi mente así, y he logrado relacionarme con algunos seres que habitan ahí. Pero en este caso es diferente... —la mirada del príncipe se transformó en una enamorada, casi podría soltar corazones de los ojos, su tono de voz cambió a uno más suave y dulzón.— Su nombre es Jimin.
El viento moviendo bruscamente las cosas alrededor sobresaltó al príncipe, encontrándose con Yoongi repentinamente frente a él notando entonces que había corrido desde el lugar donde estaba hasta él.
— ¡Lo conozco!— exclamó Yoongi.
— ¿En serio?— preguntó Hoseok ilusionado.
—Si, es un imbécil.— declaró enfurruñado.
Hoseok parpadeo sorprendido por la palabra.
— ¡Yoongi!— regañó Seokjin— Será mejor que te vayas o te haré desaparecer.
— ¡Oh, no! Ya estoy aquí, ya escuché, así que ahora quiero saber el chisme completo.— exigió. Seokjin iba a replicar, pero Hoseok le lanzó una mirada expresando que no importaba.
— ¿Entonces qué necesita que haga?— preguntó Seokjin.
—Quiero enamorar a Jimin con un encantamiento.
Seokjin sonrió interesado, Yoongi se cruzó de brazos y arrugó la nariz.
— ¿Vas a enamorar a esa fea hada?— cuestionó Yoongi disgustado, ambos lo ignoraron.
—Príncipe, con todo respeto.— habló Seokjin— ¿Está seguro de que está enamorado? Las hadas tienden a hechizar a los humanos para divertirse con ellos un rato.
Hoseok se levantó de un salto de la mesa golpeando esta con ambas manos, descolocando a ambos.
— ¡Claro que estoy seguro! Nunca había sentido algo tan hermoso y puro por alguien, jamás. De solo pensar en su hermoso cabello lacio adornado por pequeñas flores de tonos pastel, sus rechonchas mejillas con un rubor rosa natural que lo hace ver tan maravilloso, y su sonrisa... —suspiró encantado con su mirada perdida imaginando a su ser amado, volviendo a sentarse poco a poco en la silla.
Seokjin y Yoongi se miraron de reojo, compartiendo el pensamiento de que los humanos eran extraños.
—Si de verdad lo siente así, ¿por qué quiere encantarlo?— interrogó Seokjin.
La mirada enamorada de Hoseok desapareció por una mueca de tristeza como si quisiera llorar. A lo que al vampiro le pareció adorable.
— ¡Él no me quiere!— lloriqueó
— ¿Cómo está tan seguro de eso?
—Porque pasa de mí, me ignora completamente, no parece interesado. ¡Y yo de verdad quiero tenerlo entre mis brazos y apreciar su belleza literalmente mágica!— explicó rápidamente.— ¿Podrá ayudarme?
Hoseok era el primer hijo del rey Namjoon, estaba a punto de cumplir dieciocho años por lo que Seokjin entendía que esas cosas le afectaran más. Él era mucho más sentimental que su hermano menor, Jungkook, y era el que estaba destinado a tomar el mando luego de que el rey no estuviera, por lo que Seokjin se compadeció de esa pobre alma adolescente con una carga de responsabilidades en sus hombros y ojos tristes de cachorro, decidiendo ayudarlo.
— ¡Pues claro! No me llaman el gran brujo de Yeoui-dong por nada.— alardeó, ganándose una brillante y extensa sonrisa de felicidad de Hoseok.
—Nadie te llama así.— intervino Yoongi.
Y con un movimiento rápido de mano soltando chispas púrpuras, le cerró la boca al vampiro evitando que pudiera volver a abrirla.
— ¡Entonces mi querido príncipe!— habló Seokjin anímicamente ignorando los quejidos de Yoongi— ¿Tenemos un trato?
Seokjin se inclinó un poco extendiendo su mano para así cerrar el trato, pero Hoseok entusiasmado se levantó nuevamente de un saltó de su silla y se lanzó a abrazarlo.
— ¡Si, si! Gracias.
Para Seokjin eso fue suficiente pagó para poder empezar a trabajar.
Mientras Hoseok terminaba su té sentado junto al vampiro y Yoongi miraba al brujo de manera asesina con los brazos cruzados, aun con su boca sellada, Seokjin finalizaba de mezclar en un tazón lo que ayudaría a Hoseok.
— ¡Ya está!— anunció. Hoseok celebró derrochando alegría y Yoongi aplaudió sin ganas.— Si a un hada quiere enamorar, un polvillo deberá usar.— canturreó Seokjin. Hoseok parpadeó confundido, el brujo suspiró.— Solo tiene que soplar este polvillo encima de él y quedará atraído hacia usted por un tiempo indefinido. Es lo máximo que puedo hacer, no quiero que el rey me cuelgue por darle descendencia mágica. Úselo con sabiduría.— bromeó el brujo para luego extender un pequeño frasco con un polvillo de color escarlata, Hoseok nuevamente saltó a abrazarlo.
— ¡Muchísimas gracias! ¡Jamás olvidaré esto!— exclamó el joven luego de recibir lo que más preciaba para después irse por donde había llegado mientras seguía exclamando agradecimientos.
Finalmente la pared movediza se cerró, pero Seokjin seguía observándola ensimismado sintiéndose orgulloso de haber hecho feliz al príncipe. Hasta que Yoongi tocó bruscamente su brazo volviéndolo a la realidad.
— ¿Todavía sigues aquí?— cuestionó Seokjin, Yoongi lo miró aterradoramente y señaló con un movimiento brusco su boca.— ¡Oh, es cierto! La verdad es que estás mejor así.— se burló, Yoongi intensificó su mirada y Seokjin finalmente deshizo el hechizo.
—Te odio.— soltó el vampiro apenas pudo abrir nuevamente su boca.
—Aww ¡Yo también!— sonrió.
Seokjin esperaba que el vampiro lo insultara pero la expresión de Yoongi cambió a una suplicante.
—Seokjin... Debemos evitar que enamore a esa hada.— pidió. Seokjin no preguntó la razón porque había notado a la perfección el interés del vampiro por el príncipe.
— ¿Y qué gano yo a cambio?
— ¡Te compraré todos tus elixires!— aseguró Yoongi suplicante.
Seokjin ni se inmutó.
—De acuerdo, no vendré más.— refunfuño el vampiro.
—Trato hecho.
Ahora fue Yoongi quien saltó a abrazarlo de la felicidad.
Tenía el conocimiento de cuándo Hoseok visitaría el bosque para encontrarse con el hada y Yoongi sabia donde se encontraría Jimin, así que juntos se escabulleron entre el fascinante bosque sin que el príncipe lo notara para espiarlo. No sabía qué hacer todavía para evitarlo, no tenían un plan pero Seokjin tenía confianza en si mismo, así que estaba seguro de que se le ocurriría algo. A veces trabajaba mejor bajo presión.
—Oh, por fin, luz del sol. Estar encerrado en ese feo sótano hace mal para mi hermosa piel.— dramatizó Seokjin observando el encantador bosque lleno de vida y magia.
— ¡Silencio! Nos va a descubrir.— susurró el vampiro.
—Yoongi, estamos muy lejos de Hoseok como para que nos oiga...— señaló el brujo.— Además, coloqué un hechizo sin que lo notarás para que no pueda oír nuestros pasos.
—Pero no puedes evitar que nos vea y- ¡Oye! ¿Por qué estás hechizándome sin mi consentimiento?
—Eso tiene solución.— dijo Seokjin con una clara idea en la mente que asustó al vampiro.
— ¿Cuál?— preguntó Yoongi desconfiado.
Seokjin no dijo nada, simplemente señaló los enormes árboles de color verde puro que se extendían lo suficientemente alto pareciendo que estuvieran rozando el cielo. Yoongi volvió su mirada a Seokjin mirándolo con terror.
— ¡Absolutamente no!
— ¿Quieres evitar que Hoseok encante a Jimin o no?
Yoongi lo miró serio sin decir nada por unos segundos, antes de correr para agarrar impulso y trepar el árbol habilidosamente aprovechando su fuerza y velocidad vampírica. Seokjin sonrió satisfecho.
— ¡Al menos podrías haberme ayudado a subir también!— reclamó Seokjin desde el suelo, recibiendo la amable respuesta del dedo medio de Yoongi entre las ramas del árbol.
En medio de las flores que bailaban sin que el viento las golpeara, pequeñas criaturas que desamarraban las trenzas de sus zapatos y melodías delicadas que salían de las bocas de las hadas, apareció el bello príncipe vestido con su traje blanco más elegante, la reluciente corona de oro puro acompañando el brillo del sol, con sus mejillas cubiertas de un leve rosa pastel y sus manos entrelazadas en su espalda de forma apenada. Buscando a la bella hada que le robaba los suspiros y pensamientos.
Y ahí lo encontró, revoloteando entre las flores en su forma diminuta, pareciendo bailar entre los pétalos mientras los llenaba de vida y color.
—J-jimin...— tartamudeó Hoseok.
El nombrado dejo de reír mientras bailaba en el aire y volteó para encontrarse con la enorme figura del príncipe Hoseok frente a él, giró los ojos cansado y se acercó para hablarle, dando vueltas en el mismo eje soltando brillos en el proceso para transformarse así en el porte de un humano. Ante los ojos de Hoseok, no había ser habitado en la tierra más hermoso que Jimin, él siempre parecía brillar de una forma angelical, con sus alas de un color tornasol y su cabello rosa pastel cubierto de pequeñas flores haciendo un perfecto contraste con su tez pálida. Vestía siempre con pétalos de flores de tonos cálidos que adornaban perfectamente el rubor natural de sus mejillas rosadas, manchadas de diminutas pecas cafés junto a unas adorables orejas puntiagudas y unos pequeños ojos azules grisáceo que brillaban de una manera que hacía sentir especial a Hoseok. Todo en Jimin irradiaba pureza y alegría, volviéndolo el ser más encantador para el príncipe.
— ¿Qué quieres?— cuestionó el hada cruzándose de brazos.
Hoseok lo miraba encantado.
—Quería venir a verte, te traje un regalo...
Jimin lo miró curioso, acercándose poco a poco interesado en ver lo que le había llevado. Mientras que en las ramas del árbol más cercano al príncipe y el hada, se encontraba Min Yoongi haciendo su mayor esfuerzo para escuchar la conversación.
— ¡No los escucho!— se quejó el vampiro por séptima vez aferrándose a la rama para no caer al estirarse un poco más para intentar escuchar.
—Tranquilo, vampiro, cuando Hoseok saque el frasco es nuestro momento de actuar.— habló Seokjin calmadamente recostado en la rama contraria mientras comía del extraño fruto del árbol.
— ¡Oh! Está buscando algo en su bolsillo.— informó Yoongi observando atentamente, llamando la atención de Seokjin quien enseguida se acercó a mirar.— ¡Haz algo!
Pero Hoseok simplemente sacó una cajita plateada de su bolsillo.
—Tranquilo, Yoongi, solo le está dando un regalo.— dijo Seokjin restándole importancia.
Yoongi buzó mientras observó como un feliz Hoseok le tendía el regalo al hada, podía ver las manos temblorosas del príncipe y la expresión imperturbable del hada. Sintió mucha envidia pero no lo diría en voz alta, aun así su expresión enfurruñada lo delataba, divirtiendo a Seokjin.
Observaron como el hada tomaba el regalo con algo de duda, intercambiaron un par de palabras más y Jimin se volteó dispuesto a seguir con su trabajo, Hoseok parecía nervioso a morir pero aun así sacó el pequeño frasco oculto en su bolsillo trasero aprovechando el descuido del hada para rociarlo, activando las alertas del brujo y el vampiro.
— ¡Seokjin!— exclamó el vampiro alterado.
El brujo levantó su mano dispuesto a hacer algo para detener al príncipe pero antes de que pudiera ejecutar algún movimiento, ambos observaron como un brillo verdoso aparecía de la nada y lanzaba a Hoseok por los aires. Yoongi actuó rápidamente como reflejo, se lanzó desde la copa del árbol, cayendo al suelo con la agilidad de un felino y capturó a Hoseok en el aire justo antes de que su cuerpo impactara fuertemente contra el duro y frío suelo mohoso.
Seokjin miró la escena totalmente confundido aún con su mano extendida, él no había hecho nada pero alguien más si y aunque logró que el príncipe no hechizara al hada, atentó contra su bienestar. Bajó del árbol dispuesto a reclamarle a la criatura que había atacado al príncipe, poniendo su expresión más intimidante.
— ¿Quién se ha atrevido a tocar al príncipe?— cuestionó fuerte y alto, mirando a sus alrededores buscando un responsable pero solo encontrando la mirada aturdida de Jimin y la expresión furiosa de Yoongi quien sostenía el cuerpo inconsciente de Hoseok. ¿Se había desmayado?
—Fui yo.— habló una voz profunda entre los árboles.
Seokjin levantó su mirada afilada dispuesto a enfrentarse con este, pero sorprendiéndose al ver como aterrizaba en el pasto de manera intimidante una figurada con enormes alas marrones similares a las de un halcón de las cuales desprendían pequeñas y brillantes chispas verdosas, moviendo todo a su alrededor al agitarlas. Seokjin se quedó sin palabras al observarlo más de cerca, su pecho solo era cubierto por ramas de flores que abrazaban su cintura y hombros mostrando piel entre los lugares que no alcanzaban a llegar, su pantalón llegaba hasta las rodillas y se veía de un material natural que no logró identificar por estar perdido en las atractivas facciones marcadas de su rostro, su cabello era muy oscuro y tenía hojas de árbol sobre este, pero sus ojos eran lo que más cautivó la atención a Seokjin: uno era tan marrón como la tierra y el otro tan azul como el cielo sobre ellos. Todo él desprendía una imagen natural, tan hermoso como una rosa pero al mismo tiempo tan peligroso como las espinas.
— ¡Como te atreves a atentar contra el príncipe!— escupió Yoongi enojado.— Tienes suerte de que no se haya hecho daño porque te arrancaría la cabeza.
Seokjin no dijo nada, completamente deslumbrado por la poderosa presencia del brujo.
—Silencio, vampiro diurno.— demandó el chico alado, estremeciendo a los presentes por su voz grave— Aunque sea el príncipe o el mismísimo rey, intentó atacar a uno de los habitantes de mi bosque y mi trabajo es cuidar de ellos. ¿Acaso está bien que ataque a uno de los míos solo porque tiene sangre real?
— ¡Él no intentaba atacarlo!— defendió Yoongi, sus ojos tornándose rojos por la furia y mostrando sus afilados colmillos.
— ¿Ah, no? ¿Y qué trataba de hacer esparciendo ese polvillo misterioso sobre un hada?— cuestionó el brujo dejando sin palabras al vampiro.— ¿Ya no eres tan rudo al ser descubierto?
—Taehyung...— intervino el hada llamando al brujo cuando vio como la situación se estaba saliendo de control, sabiendo que si Yoongi no tuviera a Hoseok entre sus brazos, definitivamente hubiera saltado sobre él.
—No te hagas el listo, chico pájaro, puedo estar indefenso ahora pero te aseguro que iré por ti.
— ¡Basta!— irrumpió Seokjin alzando su voz, saliendo finalmente de su trance.— Nos vamos.
— ¡Pero Seokjin, Hoseok pudo hacerse daño!— se quejó Yoongi.
—Pero no lo hizo. —contestó Seokjin— Y él tiene razón, Yoongi, si bien Hoseok no intentaba hacer nada malo, no debía haber venido a encantar al hada, es mi culpa.— Yoongi lo miró enojado— ¡Sin embargo! Tampoco estuvo bien haber lanzado al príncipe por los aires, así que esto no se quedara aquí... Brujo del bosque.— advirtió Seokjin mirando directamente a los ojos heterocromáticos del contrario quien lo observaba fijamente mostrándose imperturbable— Vendré otro día a hablar sobre esto con usted.
Yoongi siguió protestando, pero Seokjin insistió en volver al castillo para cuidar de Hoseok, por lo que el vampiro aceptó a regañadientes, lanzándole una última mirada amenazante al brujo alado mientras cargaba a un Hoseok inconsciente entre sus brazos. Seokjin también lo miró unos segundos antes de retirarse, pero para no olvidar la magnífica imagen del chico de alas enormes y ojos encantadores.
El regreso al castillo fue un desafío, donde intentaban entrar sin llamar mucho la atención pero siendo imposible por llevar al mismísimo príncipe inconsciente. Seokjin no quería explicarle nada de eso al rey así que tuvieran que ingeniárselas para burlar la seguridad con ayuda de un poco de distracción y magia, logrando que nadie los viera. Con Yoongi aun enfurruñado y Seokjin ilusionado con el chico alado lograron entrar con éxito al hogar del brujo. Solo esperaba que el rey y la reina no se enteraran lo que le había hecho a los guardias.
Yoongi acostó delicadamente el cuerpo de Hoseok en la cama del brujo, admirando en silencio las facciones del príncipe y deseando que estuviera bien. Seokjin no se veía preocupado por lo que enojaba y aliviaba un poco al vampiro. Aun así se desquitó un poco golpeándolo fuertemente, tomando por sorpresa a Seokjin quien cayó al suelo.
—Te gustó el chico pájaro.— aseguró Yoongi.— ¡No dijiste nada luego de que él apareció!
Seokjin se levantó del suelo impulsándose con ayuda de algo de magia en un solo movimiento elegantemente, actuando como si no lo hubieran golpeado hace un segundo.
—Es un bombón, ya estoy empezando a planear nuestra vida juntos y cuantas plantas vamos criar.— comentó Seokjin ilusionado.
— ¡Lo sabía! ¡Tú, brujo bastardo! ¡No dijiste nada porque el chico pájaro te gustó!— continuó acusándolo, cosa que Seokjin no desmintió con una sonrisa traviesa que alteró más a Yoongi.— ¿Qué fue lo que le hizo?— preguntó confundido.— No pareces estar preocupado por él.
—Hechizo de sueño.— explicó Seokjin mientras pasaba sus manos chispeantes de magia por el cuerpo de Hoseok para comprobar su estado— Ese chico no pretendía hacerle daño, solo quería alejarlo del hada... De una forma un tanto brusca, pero no es nada grave.
—Ni siquiera reaccionaste cuando lo empujaron.— acusó Yoongi.
—Jamás permitiría que le hicieran daño a la familia real, si no hice nada fue porque no me diste tiempo de hacerlo cuando al segundo ya lo tenías abrazado.— expuso Seokjin haciendo ruborizar a Yoongi, lo que intrigó al brujo.— ¿Estás robando sangre de nuevo? Estás ruborizado.
— ¡Yo no robo sangre de humanos! ¡Eso es ilegal!— se defendió el vampiro bastante ofendido— Sabes que yo tengo una dieta distinta, deja de molestarme con eso.
Seokjin se burló de él soltando una carcajada.
—Hoseok estará bien, despertará en poco tiempo, solo hay que estar preparados por cómo reaccionará su cuerpo luego de ser sometido a un hechizo tan pesado.
Y así como si fueran las palabras mágicas para romper el hechizo, Hoseok se removió en la cama mientras empezaba a abrir sus ojos, ambos chicos se acercaron un poco a mirarlo con atención, esperando ver cómo reaccionaría el príncipe.
— ¿Ji-jimin?— preguntó confundido— ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Jimin? ¿Qué pasó?
Yoongi le lanzó una mirada a Seokjin para que fuera él el que explicara todo, pero Seokjin no tenía ni idea de que decir.
— ¡Quiero ver a Jimin!— exigió Hoseok empezando a desesperarse.
— ¿Hoseok?— llamó Yoongi, confundido por la actitud alterada del príncipe. El nombrado se levantó de golpe de la cama, intentando salir de ahí en busca del hada.— Seokjin, algo no está bien...
Seokjin chasqueó sus dedos paralizando el cuerpo de Hoseok a mitad de camino, agitó su mano después haciendo que el enorme libro que siempre tenía sobre la mesa se abriera de golpe y pasara las hojas rápidamente hasta parar en un lugar específico. El brujo leyó unos segundos mostrando concentración, hasta volver a agitar su mano sacando botellas entre su extenso estante donde guardaba cada objeto para elixires y recetas, los objetos flotaban en el aire hasta aterrizar en la mesa junto a él.
— ¿Qué estás haciendo?— preguntó Yoongi desconcertado.
—Creo que Hoseok está bajo un encantamiento.
— ¿Qué?
Seokjin no respondió. Movía sus manos de un lado a otro leyendo el libro, mientras los objetos que había sacado de los estantes bailaban en el aire mezclándose en un jarrón de plata. Yoongi miraba cada cosa intrigado, aunque no era la primera vez que veía a Seokjin haciendo magia y creando elixires, no entendía que estaba haciendo en ese momento mientras el cuerpo de Hoseok se mantenía tieso en medio de la sala.
—Muy bien.— aplaudió el brujo cambiando su expresión de concentración por una más alegre.
Las cosas a su alrededor se detuvieron, dejando en el aire el jarrón plateado expulsando humo naranja del borde, Seokjin lo tomó entre sus manos con cuidado para luego acercarse a Hoseok, descongelarlo y sin delicadeza, tirarle el líquido encima.
— ¡Seokjin!— regañó Yoongi sorprendido.
Hoseok tosía en su lugar mientras el líquido se evaporaba sobre el cuerpo del príncipe, secándose como si no hubiera estado ahí, cumpliendo el efecto que el brujo quería.
— ¿Hoseok?— llamó Seokjin cautelosamente — ¿Cómo te sientes?
— ¿Qué fue lo que me sucedió?— preguntó el príncipe en cambio, cubriendo su cara con sus manos tratando de asimilar lo que había pasado.
—Habías sido encantado, Hoseok.— explicó Seokjin, el príncipe descubrió su rostro mostrando una expresión sorprendida, Yoongi se acercó de inmediato.— Hechizo de enamoramiento instantáneo, no sé qué exactamente pasó, pero las hadas tienden a hacerse bromas entre ellas, quizás caíste en una. Aunque jamás había visto que tocaran el tema de enamoramiento... ¿Qué sientes ahora?
—Me siento... ¿Engañado?— Hoseok suspiró— No, estoy avergonzado. ¡No puedo creer que haya hecho todo eso! ¡Soy una horrible persona!
—No lo eres.— aseguró Seokjin— Estabas bajo un efecto mágico, solo actuaste como tal sin poder controlarlo. No eres el culpable de lo que alguien más te haya hecho, la culpa es mía por no haberme dado cuenta desde el principio y ceder a darte el polvillo para Jimin.
—Lo importante es que no llegó a mayores.— intervino Yoongi— Hoseok ya no está encantado y tú aprendiste la lección.
—Tienes razón.— aceptó Hoseok mirando a los ojos a Yoongi, quien se emocionó por la atención.— Le debo una disculpa al brujo del bosque, me ha dado la confianza de entrar y lo he defraudado. Y a Jimin, claro, por intentar encantarlo y medio acosarlo cuando evidentemente no estaba interesado.
El bombillo imaginario de Seokjin se encendió, abriendo sus ojos por la gran idea que se le había ocurrido.
— ¡Eso me parece una buena idea, su majestad! Yo podría acompañarlo para así juntos hablar con ese brujo y aclarar todo.
Yoongi lo miró con los ojos entre cerrados sabiendo que lo único que deseaba era volver a encontrarse con el brujo alado.
—Tu compañía me sería de gran ayuda, —aceptó Hoseok sintiéndose más tranquilo— podríamos ir mañana en la tarde y llevar una ofrenda de paz.
—Lo mejor será que piense en eso otro día, creo que debe descansar luego de haber salido de varios encantamientos en tan poco tiempo.— dijo Seokjin acompañando al príncipe a la salida— Lo mejor es que no le comente nada de esto al rey, ya sabe...— Seokjin hizo una mueca mientras deslizaba uno de sus dedos sobre su cuello simulando que le cortarían la cabeza, Hoseok rió por la ocurrencia.
—No se preocupe, estoy de acuerdo con eso, en ese caso, nos cortaría la cabeza a los dos.
Seokjin rió nervioso mientras despedía a Hoseok por la puerta secreta y este volvía al castillo con un caminar elegante. Al cerrarse la puerta dejo de reír y giró solo para asustarse al encontrarse a Yoongi frente a él.
—Te conozco y sé que estás tramando algo.
—Mm, a veces creo que vuelves más por ver al príncipe que por necesidad de caminar bajo el sol.
Yoongi bajó la guardia al ser descubierto.
— ¡No me cambies el tema!
— ¿Cómo esperas que no haga nada? ¿Lo viste bien? ¡Demasiado bueno para no tenerlo junto a mí! Creo que me estoy enamorando... — se calló unos segundos para luego soltar un alarido de sorpresa sobresaltando al vampiro— ¿Me habrá hechizado?
—Oh, Seokjin, ni siquiera voy a discutir contigo porque sé que igual harás lo que quieras. Brujo loco.
Yoongi se dirigió a la puerta refunfuñando, transformándose en un movimiento en murciélago y volando lejos del lugar. Seokjin se asomó por la puerta despidiéndolo con una mano.
— ¡Adiós, Yoongi! ¡No vuelvas más!— se despidió feliz, cerrando la puerta y tirándose en un mueble para seguir pensando en el hermoso chico de alas de halcón y ojos de distinto color.
Hoseok volvió al siguiente día sintiéndose renovado, traía una hoja con un extenso texto escrito a mano sobre sus disculpas firmadas para entregarle al hada, como también bolsas de semillas como regalo de paz para el brujo.
—Tenemos que ir lo más pronto posible al bosque para así arreglar la situación, mi padre quiere que haga unos deberes en el castillo por lo que— ¿Seokjin? ¿Me estás escuchando?
Seokjin asomó su cabeza entre los estantes de libros al escuchar su nombre.
—Siendo honesto, no. —confesó Seokjin sin problemas, Hoseok puso sus manos en su cintura ofendido.— Estoy buscando un libro de elixires de atracción discretos.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— ¡Para mí! Quiero colocárselo al brujo del bosque, eso me ayudará a llamarle un poco la atención.
— ¿Quieres hechizarlo? ¿Y por qué no lo enamoras como las personas normales?
—Porque soy un fracaso en el amor, mi última relación fue con una sirena que me demostró que realmente habían más peces en el mar. ¡Me dejó por un salmón apestoso! ¡Ja! Así que un hechizo me servirá.
—Seokjin... —lo llamó el príncipe despacio— Ya viste como los hechizos de amor pueden salir mal, no lo hagas, es terrible jugar con los sentimientos de una persona. ¿Qué pasara cuando se entere? ¿O si está interesado en alguien más? Estarías manipulándolo, no es agradable.
Seokjin analizó las palabras de Hoseok. En todos sus años de trabajo jamás había conocido a una persona que pensara las consecuencias que sus actos podrían hacerle a los demás, los humanos eran tan egoístas que preferían hacerle daño a sus iguales solo para ellos mantenerse en lo alto. Atacándose unos a otros cuando estaban en el mismo camino.
—Tienes razón. He trabajado tanto tiempo en esto que nunca había visto el lado receptor de estos encantamientos, normalmente a los humanos no les importa los sentimientos de los demás cuando quieren conseguir algo para ellos mismos. —concordó Seokjin aliviando al príncipe— ¿Qué debería hacer para enamorarlo como las personas normales? Fuera de trucos.
Hoseok pareció emocionarse, se sentó en el asiento más cercano y palmeó el asiento junto a él para que el brujo se acercara a sentarse con él.
—Hay una leyenda que suelen enseñarnos en el castillo, sobre el catorce de febrero de cada año.— empezó el príncipe mostrando entusiasmo por la historia.— Dicen que en esa fecha los planetas están perfectamente alineados, el sol y la luna brillando más potentes de lo normal, el aire esparciéndose más tranquilo y la naturaleza colaborando para que las personas sean un poco más felices, por lo que, los corazones que tienen el nombre de una persona marcado tienden a regalarles a sus amados algo muy especial para demostrar su amor. Puede ser cualquier cosa, pero para ambos tiene que ser significativo y que de verdad demuestre lo que sienten, solo así, la otra persona será correspondida o amada por siempre.
—Suena como magia.
—La magia del amor verdadero.— aseguró Hoseok— Faltan dos días para el catorce de febrero, espero tomes la decisión correcta.
Seokjin le pareció que las palabras de Hoseok tenían mucho sentido, aunque las creencias de los humanos eran bastante extrañas, le parecía un detalle puro que no le hacía daño a nadie, por lo que le pareció interesante intentarlo.
—Lo haré.— dijo Seokjin haciendo sonreír a Hoseok.
Seokjin se levantó buscando otra clase de libro, sabiendo perfectamente que podría regalarle al brujo. No había detalle más sincero que algo hecho a mano.
Los siguientes dos días se la pasó trabajando en crear ese regalo especial, recopilando información de diferentes libros y recetas para hacerlo lo más perfecto posible. No se explicaba la sensación extraña que le daba al recordar la imagen de Taehyung, pero sentía como los nervios recorrían su cuerpo y una sensación agradable abrazaba su corazón deseando volver a verlo. Una sensación totalmente diferente a la que se daba al recibir un encantamiento, una más honesta y verdadera.
—Parece que de verdad te gusta el chico pájaro.— comentó Yoongi recién entrando al lugar.
—Vaya, te perdiste unos días, creí que de verdad no volverías, ya me había puesto feliz.— bromeó Seokjin sin dejar de trabajar en el líquido dentro del caldero.
— ¿Eso significa que me extrañaste? Sé que cada vez que me desprecias es tu forma de decir que me quieres, si no fuera por el chico pájaro pensaría que estás enamorado de mi otra vez.— se burló el vampiro detallando como el lugar que siempre se mantenía pulcro estaba hecho un desastre.
— ¡Qué asco! No quiero caer en el mismo hueco otra vez.
Yoongi se rió sin sentirse ofendido realmente, husmeando las cosas que estaban regadas sobre la mesa. Seokjin dejó de mover el caldero y agregó un líquido gris espeso que enseguida al hacer contacto con el líquido dentro de este se tornó morado.
— ¡Finalmente he terminado!— exclamó Seokjin mostrando una enorme sonrisa sintiéndose realizado.
— ¿Qué es eso?— preguntó Yoongi con curiosidad, asomando su cabeza dentro del caldero para averiguar qué era lo que tanto hacia él brujo con dedicación.
Seokjin tomó unas pinzas metálicas que estaban sobre el mesón y las metió en el líquido para sacar de este orgullosamente una gema morada que relucía de belleza.
— ¿Una piedra?— preguntó Yoongi desilusionado.
— ¡Es una gema de amatista!— corrigió Seokjin sin dejar de mostrar emoción.
— ¿Creaste una amatista? ¿No era más fácil ir a buscar una?
—No, está es especial. —explicó Seokjin señalando la gema— Está hecha con magia, el poseedor de esta gema será bendecido con protección por lo que no será posible recibir ningún hechizo o encantamiento en su contra, la gema se encargará de deshacerlo. Seguí una receta antigua que leí hace dos mil años para crearla.
—Wow, ni siquiera la sirena y el hombre lobo te hicieron hacer algo así.
—Ni tú. Me hicieron falta tres mil años de aprendizaje y corazones rotos, gracias.— respondió el brujo colocando con cuidado la amatista en un envase de cristal— ¿Y bien? ¿Cómo debería arreglar mi cabello?— cuestionó Seokjin moviendo sus dedos en al aire haciendo que su castaño cabello se volviera despeinado— ¿Así?— luego volvió a mover sus dedos cambiando su peinado a uno perfectamente arreglado que mostraba su frente.— ¿O así?— chasqueó sus dedos agregando una mullet— ¿O qué tal un color diferente?
—No sé de qué te preocupas tanto si sigues luciendo como un loco.
Seokjin iba a replicar pero unas botellas cayendo estrepitosamente le llamaron la atención, ambos voltearon al lugar donde provenía el ruido, encontrándose a una pequeña hada volando sobre las botellas rotas. Yoongi se movió mucho más rápido que el intruso y agarró un frasco de vidrio para encerrarlo en este contra su mano.
— ¡Jimin!
El pequeño intruso hizo un berrinche por estar encerrado, golpeaba el frasco con sus diminutas manos intentando romperlo sin éxito, quejándose en gritos que no lograban ser audibles.
— ¿Qué estás haciendo aquí?— cuestionó Seokjin acercando su cara al frasco para verlo con más detenimiento. Jimin se cruzó de brazos haciendo un puchero enojado, negándose a hablar.— ¿Estabas espiándonos?
—Vamos a aplastarlo por chismoso.— propuso Yoongi para llamar la atención del hada, quien enseguida transformó su expresión en una aterrada.
—Tú también eres un chismoso y nadie te quiere aplastar. Libéralo.— pidió Seokjin.
Yoongi lo obedeció levantando el frasco de su mano, Jimin enseguida vio la oportunidad de escapar pero Seokjin sabía que lo haría así que lo paralizó con un chasquido de dedos tal como lo había hecho con Hoseok hace unos días atrás. Buscó dentro de un cajón un líquido azul que se encargó de hacer que Jimin tomara antes de descongelarlo. El hada se transformó en su forma porte humano, tratando de escupir lo que se había tragado.
— ¡Esa cosa sabe horrible! ¿Qué me has hecho?
—Fácil, te he dado un suero de la verdad, no podrás mentir en las siguientes doce horas, así que ahora responde, ¿te ha enviado el brujo del bosque?
— ¡Su nombre es Taehyung y sí, me ha enviado él!— contestó Jimin, dándose cuenta tarde de lo que había dicho cubriendo su boca enseguida y queriendo golpearse por lo tonto que había sido.
Seokjin se interesó por eso.
— ¿Cuánto tiempo llevas espiándonos? ¿Por qué te ha enviado?— preguntó Seokjin y Jimin se negó a hablar, pero sabía que eso no duraría mucho porque el suero no se lo permitiría. Esperó pacientemente hasta que el hada empezó a desesperarse y no pudo evitar volver a abrir la boca.
—Cinco meses, me ha enviado aquí porque quiere saber de ti.
Los ojos de Seokjin se abrieron por la sorpresa, se sentía confundido por la nueva información, pero a la vez le agradaba.
—Cuéntame todo.— ordenó Seokjin, sus ojos lanzando chispas púrpuras por la intriga.
Yoongi se encontraba interesado por lo que ocurría mientras que Jimin hacía un nuevo berrinche al no poder controlar su boca.
—Taehyung te conoció hace seis meses en una reunión anual de brujos a la que ambos asistieron, tú no lo viste a él pero él si te vio a ti por lo que quedó encantado contigo porque según él, eres extremadamente guapo y muchas cosas cursis.— contó Jimin resignado— Hicimos un pequeño plan para llamar tu atención ya que Taehyung es un tonto penoso que no se atrevía a hablarte directamente sin desmayarse, entonces me pidió a mi encantar a uno de los príncipes para que te pidieran ir al bosque. —el hada tomó aire antes de volver a hablar— ¡Pero soy un tonto y encante al príncipe equivocado de la manera equivocada! ¡No quería hacerle daño a Hoseok! ¡Yo quería encantar al príncipe Jungkook porque me gusta desde hace años pero él nunca visita el bosque! ¡Hoseok cayó en el encantamiento en vez de Jungkook y por mis sentimientos involucrados por su hermano terminó siendo un hechizo de amor! ¡Soy un idiota! ¡Ahora Taehyung va a querer matarme por estar revelando todo esto!
Seokjin se quedó sin palabras tratando de procesar todo. Si Jimin no estuviera bajo el efecto del suero no se hubiera creído ni una palabra de lo que decía, pero era imposible que estuviera mintiendo y aunque habían en medio de todo muchas malas decisiones lo único que pensaba era que Taehyung correspondía sus sentimientos desde hace mucho tiempo atrás, por lo que prefirió ignorar el resto de la historia y enfocarse solo en eso como un tonto enamorado. Quería saltar de la emoción pero tenía que pretender que nada pasaba.
—De verdad me siento muy mal por lo que sucedió, actuamos mal y quería pedirle disculpas a Hoseok. —continuó Jimin— Quiero devolverle el regalo que me dio porque no lo merezco, aunque tampoco merezco su perdón.
—No, no lo mereces.— opinó Yoongi. Jimin hizo un puchero y sus alas bajaran derrochando tristeza— Pero Hoseok es un buen chico por lo que estoy seguro de que te perdonara igual, creo que ambos están a mano.
Jimin agitó sus alas contento.
—Entonces creo que tú mereces más que yo esto.— dijo Jimin sacando de su bolsillo la cajita de plata que habían visto que Hoseok le entregó en el bosque. Jimin la abrió revelando de esta una flor blanca reluciente de magia que estaba guardada cuidadosamente en la cajita, se la entregó a Yoongi— Era una flor común pero la renové porque creí que así sería más especial.
—Gracias, Jimin, creo que Hoseok apreciará el detalle.— aseguró Seokjin.
Jimin lo miró directamente a los ojos más tranquilo, aún con los efectos del suero no pudo evitar callarse.
—Taehyung también apreciará el tuyo. Espero que la verdad no te detenga a hablarle.
—No, claro que no, creo que tenemos más cosas de las que hablar de las que pensaba.— rió Seokjin— ¿Qué debería decirle? "Oh, hermoso chico alado, llévame al cielo"
—Creo que aunque le escupas en la cara le va a gustar.— contestó Jimin, cubriendo de nuevo su boca.
Seokjin se rió encantado.
El bosque lo recibió de nuevo encantadoramente. Los rayos del sol se deslizaban entre las hojas de los árboles haciendo brillar el camino y dando mucha más claridad al lugar, sentía una comodidad agradable al estar ahí, quizás se debía a que sabía que pronto se encontraría con Taehyung o simplemente el lugar daba esa sensación de paz.
Jimin se quedó en el castillo para escapar de Taehyung y hablar con Hoseok, por lo que Seokjin se adelantó al encuentro y fue solo a visitar al brujo. Jimin le había dado las indicaciones para llegar a su hogar por lo que se dirigía allí mientras formulaba en su mente lo que le diría a Taehyung. Había escuchado diferentes leyendas a lo largo de los siglos contadas por los humanos, entre ellas había oído algo de almas gemelas; almas que estaban destinadas a conocerse, almas que habían nacido para estar juntas. Sus sentimientos por Taehyung fueron tan sorpresivos que empezaba a creer sobre la verdad en esa leyenda, en la hermosa posibilidad de que estuvieran destinados a estar juntos.
Llegó finalmente al lugar descrito por el hada, enredaderas floreadas y plantas colgantes vestían los alrededores dándole la bienvenida a una nueva zona, donde las plantas trazaban perfectamente el camino para dar a relucir el árbol más grande en el centro de todo. Taehyung vivía en lo alto del árbol, al alzar la vista se podía detallar las ramas tomando la forma de una casa, y en el grueso tronco se marcaba el camino de una escalera.
Estuvo a punto de subir, pero sintió un fuerte viento detrás de él que sacudió las hojas a su espalda. Su piel se erizo mostrando cada sensación peculiar que había sentido la primera vez que lo había visto. Giró despacio, encontrándose finalmente frente a él al chico que tanto había rondado por su mente, con su largo cabello oscuro y despeinado, sus majestuosas alas descansaban a cada lado de su anatomía, tan hermosas y pulcras como siempre.
En sus peculiares ojos se reflejó el asombro que le causó ver a Seokjin de pie frente a él y tuvo que apretar un poco la mandíbula para no soltar el suspiro de tonto enamorado que rasguñaba con fuerza su garganta cuando los relucientes ojos morados del contrario lo miraron fijamente.
—Taehyung...— saludó reverenciando respetuosamente, inconsciente del efecto que había hecho en el nombrado simplemente por ese acto.
— ¿Has venido a aclarar lo ocurrido?— le preguntó, su pregunta sonando más ruda de lo que él quiso.
El perfecto rostro del brujo real fue adornado con una suave y encantadora sonrisa que hicieron al corazón de Taehyung brincar sin parar contra su pecho.
—He venido a declarar mis sentimientos. —confesó Seokjin. Tragó saliva dando por perdido el monólogo que creó improvisadamente en el camino hasta el bosque.
La expresión imperturbable de Taehyung se transformó en una sorprendida, destruyendo la fachada fuerte y mostrando los verdaderos nervios que sentía.
— ¿D-declarar sentimientos?— tartamudeó sin entender, con las mejillas rosas y el corazón acelerado.
—Sé lo que has estado haciendo en los últimos meses.— admitió Seokjin calmadamente, pero asustando a Taehyung al ser descubierto.
Se había enamorado de Seokjin como un loco y no había medido límites cuando envió a Jimin a espiarlo pero, ¿qué podía hacer al respecto? Seokjin era tan hermoso como una flor y su timidez y testarudez no le permitían acercarse a él por sus propios medios. Pero dentro de él sabía que no estaba actuando del todo bien, ahora temía jamás poder conseguir el amor que deseaba.
—Yo... Estoy avergonzado por mi actuar.— declaró Taehyung, bajando su vista al brillante pasto.
—No estoy enojado, aunque todo no salió de la mejor manera, tus sentimientos son correspondidos.
Taehyung levantó su mirada mostrando sus ojos brillantes por la emoción, trataba de retener una sonrisa pero se le fue imposible.
—Te he traído un obsequio.— anunció Seokjin.
Los ojos de Taehyung descendieron hasta las manos del contrario, encontrándose ahí una caja de tamaño mediano. Extendió sus manos temblorosas para tomar la caja, abriéndola con cuidado para encontrarse en ella una hermosa amatista que brillaba de magia y le recordaba a la perfección el hermoso color de los ojos de Seokjin.
—Una gema de protección.— dijo Taehyung ilusionado entendiendo al instante el significado del regalo solo con verlo. Mostró una enorme sonrisa de la que Seokjin sintió enamorarse un poco más. —Yo también tengo algo para ti.— declaró tomándolo por sorpresa.
Taehyung sostuvo la caja en el aire mientras que movía sus manos formando una esfera de brillo verde a lo que Seokjin entendió como una invocación a un objeto, apareciendo luego entre sus manos una bella flor plateada que nunca había visto antes.
—Es un flor de luna, —explicó Taehyung—solo nacen bajo los rayos de la luna en ocasiones específicas, esta nació el día en que te conocí. Son muy difíciles de cultivar por lo frágiles que son, pero yo cuide especialmente de esta, pensando en ti.
Sus pétalos brillaban y se abrían delicadamente siendo movidos por el viento haciendo que su brillo natural resaltará más, a Seokjin le pareció la flor más bella que había visto en toda su larga vida. Dejó de admirar la reluciente flor para mirar a los ojos al chico, quien no había dejado de verlo en ningún momento
—Es mi manera de disculparme por mi tonto actuar, pero ahora me gustaría empezar las cosas bien. —dijo Taehyung mostrando seguridad ante sus palabras—Mi nombre es Kim Taehyung, soy el protector del bosque del reino de Yeoui-dong, nací entre la naturaleza y me encargo de mantener el lugar donde nací lleno de calma y amor. Estoy enamorado de Kim Seokjin.
Seokjin sonrió lleno de amor, su corazón estaba vuelto loco y sus ojos delataban su felicidad.
—Mi nombre es Kim Seokjin, soy el brujo del reino de Yeoui-dong, encargado de proteger a la familia real y mantener el bienestar entre ellos, trabajo de vez en cuando creando elixires para los mortales o inmortales. Estoy enamorado de Kim Taehyung.
Taehyung sonrió profundamente feliz al escuchar la última frase, sintiéndose complementado como si finalmente encontrara lo que tanto buscaba.
—Yo, Kim Taehyung pido formalmente a Kim Seokjin empezar un nuevo camino juntos, donde protegerán por muchos años más al reino y al bosque, a los humanos y a las criaturas mágicas. Prometo devoción y nada de trucos de por medio.
—Yo, Kim Seokjin acepto totalmente la petición del hermoso chico alado, —respondió Seokjin rompiendo un poco la formalidad, haciendo reír a Taehyung por el apodo—pero ahora realmente solo deseo que me bese.
Seokjin tomó la iniciativa de acercarse pero fue Taehyung quien sin dudarlo unió sus labios en un suave beso que tanto deseo desde hace tiempo. Los habitantes del bosque que espiaban a los alrededores hicieron una pequeña celebración tirando pétalos de flores sobre ambos brujos, pero a ninguno de los dos les importó, porque estaban demasiado ensimismados en sentir el cariño del otro y el suave cosquilleo en sus pechos sintiéndose en el lugar donde debían estar.
Y justo ahí, en medio del bosque donde la naturaleza hacía de las suyas, los planetas se alineaban perfectamente, el sol y la luna brillaban más potentes y la felicidad se expandía en el aire, Seokjin podía confirmar que Hoseok estaba en lo cierto.
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