capítulo veintisiete

  Presionaste tus manos con impotencia, el hecho de haber ayudado a el equipo en el partido anterior no significaba que estabas liberada del castigo que te había impuesto el entrenador Kudou, por lo que nuevamente tendrías que quedarte en las bancas a observar cómo es que tus compañeros entrenaban.

— Estoy segura de que él te dejará jugar— Fuyuka había tomado asiento a tu lado—. Ya has demostrado ser importante en el equipo.

— Gracias— le diste una leve sonrisa.

  Aún no te sentiás con la fuerza suficiente como para seguir adelante y olvidar lo que tú madre había hecho años atrás, no sabías que era lo que había sucedido y tu abuela lo mencionó, tu podías escuchar lo que ella tenía que decirte pero no te sentias lo suficientemente fuerte como para creer lo que salga de su boca.

  Tus "hermanas" aún seguían conversando contigo esto debido a que ellas no eran como Kudou, Fuyuka sabía que para ti sería mucho más difícil entender que tú madre regreso nuevamente a tu vida desdes de que nunca estuvo en ella. La joven no sabía cómo ayudarte a sobrepasar este problema y por supuesto que quería ayudarte, pero también tenía que ganarse tu confianza para hacerlo.

  Tu mirada se había concentrado en Kurimatsu quién ahora tenía el balón de entrenamiento, una vez que él lanzo con fuerza aquel balón comenzó a ir por dónde se había dirigido para recogerlo.

— No puede ser— fórmulaste con un pequeño destello en tus ojos.

  Tus orbes habían logrado visualizar unos cabellos albinos y a una persona que tenía el mismo uniforme que el equipo, sabías por mucho de quién se trataba y eso te alegraba demasiado ya que anteriormente habías necesitado mucho de la presencia de aquella persona. Solo que así como apareció la alegría, apareció una punzada en tu corazón que te regreso nuevamente a la realidad.

  El beso que te habías dado con Mark regreso nuevamente a tus pensamientos, lo que provocó que mordieras con intensidad el interior de tus mejillas.

  Tenías que hablar con él.

— ¿Ese no es Fubuki?— cuestionó la fémina a tu lado con una ligera sonrisa, sabía que últimamente tu estado de humor había decaído demasiado por lo que de manera incrédula pensó que la presencia de Fubuki te ayudaría mucho.

— Si, lo es— diste una pequeña sonrisa, cuando esté se acercó a todos los jugadores del equipo.

  Cuando sus orbes en color grisaceos encontraron tu mirada lograste sentir una corriente eléctrica que recorrió tu espalda al instante, estabas demasiado alegre de que finalmente se haya recuperado de aquel pequeño accidente que había tenido contra el partido de Corea. Él ensanchó su sonrisa tomando camino para dirigirse hacia donde te encontrabas.

  El sentimiento de amargura cada vez más se acumulaba sobre tu garganta y sabías que si pronunciabas alguna palabra ahora mismo, podrías decir todo lo que sentías en ese momento pero no querías arruinarlo.

— (T/N)— el de cabellos albinos se colocó frente a ti con una expresión que irradiaba alegría.

  Después de volver a escuchar su voz nuevamente tus brazos se habían enredado en su cuerpo en un cálido abrazo, tus sentimientos habían sido fuertes por lo que varias gotas de agua lograron salir de tus ojos, deslizándose por tus mejillas en un silencioso recorrido.

  Tenías mucho miedo de lo que podría suceder después, no estabas lista para dejar ir a la persona que conseguía entenderte, el pánico se aferraba a ti al igual que el egoísmo. Querías ser feliz de nuevo, Fubuki era un completo caballero capaz de conseguirlo pero, no podrías seguir viéndolo de la misma manera por lo que ocurrió días antes.

  Él albino correspondió a tu afectuoso abrazo, disfrutando del momento en el que finalmente ambos lograron reencontrarse.

— Te extrañe demasiado— formuló en voz baja provocando que tú corazón se estrujará con aquellas palabras.

— Yo igual— cerraste los ojos por completo disfrutando el momento.

  Definitivamente ya nada volvería a ser igual de lo que fue, todo era tu culpa lo que habías hecho podría afectar demasiado a Fubuki porque él no era igual a ti, él te tenía demasiado respeto y jamás hubiera pensando en hacer lo que tú hiciste.

  Él albino juntó sus labios en tu mejilla, a diferencia de ti estuvo esperando en el hospital hasta el día en que lo dieran de alta para regresar nuevamente al equipo, lo único que esperaba ahora era que la relación que tenías con tu madre haya mejorado durante este tiempo en que él estuvo ausente. Fubuki sabía que las cosas no andaban bien contigo desde que no respondías sus mensajes de texto, llegó a pensar que tenías mucho estrés por los partidos.

  Querías que aquel momento se congelará por siempre, por lo menos tendrías un leve recuerdo alegre de lo que fue tu adolescencia. Porque después de todo Fubuki formo parte importante en tu vida, jamás va a poder cambiar eso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top