capítulo veintinueve
Una vez que el entrenamiento había terminado tus pies se habían alejado del campo de fútbol para dirigirse hacia tu habitación con rapidez, estabas tan avergonzada de lo que sucedió en el campo cuando estabas entrenando con Hiroto.
Simplemente cuando estabas apunto de lanzarle el balón accidentalmente no habías medios la fuerza con la que lanzaste el balón, por lo que él recibió un fuerte golpe en el abdomen porque no logro reaccionar a tiempo para detener el balón. Todo esto debido a que aún seguías pensando en la situación que tanto te mortificaba, no querías seguir teniendo ese sentimiento de arrepentimiento y cólera sobre ti.
— ¡(T/N) espera!— cuando escuchaste aquella voz te detuviste por completo, justamente para que después un escalofrío atacará todo tu cuerpo.
Fubuki no sabía cómo estabas pasándola escondiendo aquel pequeño secreto que afectará demasiado a su relación, estabas tan asustada por lo que podría suceder, molesta contigo misma por lo que habías hecho y llena de amargura por qué lo más seguro es que ya no se volverían a ver como antes. Tus sentimientos no te dejaban avanzar y cada vez más te estaba costando mucho decir lo que había sucedido.
— ¿Estás bien?— preguntó el albino una vez que logró llegar a tu lado.
— Estoy avergonzada por lo que sucedió— presionaste tu mandíbula—. Hiroto podía haberse lastimado aún más y es mi culpa por no medir la fuerza.
— Sabes que no es completamente tu culpa— Fubuki tomó tu mano con suma delicadeza—. Fue un accidente, él también lo entiende.
— Fue algo que yo hice— corregiste—. Me siento muy mal por eso.
Tus palabras expresaron una gran sinceridad, no querías que nadie más saliera herido por las cosas que puedas hacer a futuro y es por esa razón que ya estabas planeando decir todo lo que sentías. Además de que la situación con tu madre aún seguía igual de pésima, la mayor seguía esforzándose por conseguir que hablaras con ella pero seguías ignorandola para no crear una discusión innecesaria de tu parte.
Él de cabellos albinos estiró sus brazos hacia tu dirección, envolviendolos alrededor de tu cuerpo y generando ese pequeño calor en tu interior, algo que te agradaba demasiado. Tus manos se colocaron en la espalda de tu pareja, los pequeños momentos como este te hacían sentir que alguien más estaría para ti no importaba la situación.
— No quiero que esto se terminé— pronunciaste al borde de las lágrimas, sentías desesperación—. Quiero estar así toda la vida.
— ¿Por qué dices eso?— preguntó Fubuki alejándose un poco de tu para lograr observar mejor tu rostro.
Evadiste la mirada de él, debido a que pequeñas lágrimas recorrieron tus mejillas debido al enorme sentimiento que tenías cargando desde hace días atrás.
— Últimamente te he notado demasiado distraída en los partidos de entrenamiento— expusó Fubuki—. No se porque también tengo la sensación de que tratas de evitarme— presionaste tus ojos con fuerza cuando escuchaste sus palabras—. ¿Segura que estás bien?— preguntó acercándote aún más a su cuerpo—. ¿Quieres que hablemos al respecto?
— Te amo mucho, Fubuki— hablaste con sinceridad, evitando sus preguntas.
Después de todos los intentos que trataste de hacer para tratar de estar bien fueron en vano, porque como lo suponías él ya sabía que algo no estaba nada bien contigo desde que regreso. Las cosas que sucedieron después terminaron por confirmar lo que él ya pensaba.
— Hay algo de lo que tengo que hablar contigo— lo observaste a los ojos, los cuales seguían derramando lágrimas a cada segundo.
Como lo había dicho Touko, lo mejor que podrías hacer si lo amabas demasiado era contarle la verdad, porque él se merecía la verdad, porque él no había hecho nada malo para que le hicieras eso y porque no estaba bien que siguieran la relación a base de un engaño que escondiste a sus espaldas.
— ¿Qué sucede?— preguntó escuchado atentamente.
— Es algo que sucedió cuando no estabas— bajaste la mirada al suelo, no eras capaz de verlo a los ojos y enfrentarlo—. No sabes cómo me arrepiento de haberlo hecho, no mereces a alguien como yo.
— ¿Cómo dices?— preguntó con confusión, por tus palabras ya estaba analizando la información y aunque no le agradaba ya estaba pensando en algo malo.
Habías roto aquella muestra de afecto por parte de Fubuki, no sabías como reaccionaria ante las palabras que estabas por decir y lo más difícil para ti eran pronunciarlas, estabas tan congelada por el miedo que simplemente se te complicaba aún más decirlo.
— Lo siento mucho— mordiste el interior de tus mejillas.
— ¿Por qué lo sientes?— Fubuki colocó sus dedos sobre tu mandíbula, levantando tu mirada—. Tranquila (T/N) respira, cálmate un poco y...
— ¡Yo besé a alguien más!— exclamaste con rapidez interrumpiendo sus palabras.
De pronto se formó un enorme silencio en el pasillo, donde podías concentrarte en los rápidos latidos de tu corazón las lágrimas avanzaban con más fuerza por tus mejillas y simplemente no podías creer que finalmente lo habías dicho, sentías un enorme dolor en tu pecho y ni siquiera eras capaz de observar la expresión de Fubuki.
Un pequeño recuerdo había inundado tu mente, cuando conociste al albino en la caravana relámpago donde el subió para ir más rápido hacia su destino. Dónde con una sola sonrisa había provocado muchas cosas en tu interior, simplemente nunca pensaste ese día en que él se volvería muy importante en tu vida.
Y allí estabas frente a él, rompiendo su corazón en pedazos el cual nuevamente se había recuperado después de todo lo que había vivido y explicándole que besaste a alguien más teniendo en cuenta de que él es tu novio, justamente cuando se encontraba en el hospital contando los días para volver a regresar al equipo y verte de nuevo.
— Perdóname— presionaste tus nudillos con fuerza—. Te amo demasiado y se que mereces algo mucho mejor que esto.
Cuando elevaste tu mirada para observar su expresión simplemente a los pocos segundos te arrepentiste de haberlo hecho, Fubuki se encontraba frente a ti con una expresión de decepción en sus ojos mientras que unas pequeñas lágrimas comenzando a bajar por sus mejillas de forma lenta y silenciosa.
— ¿H-hice algo malo?— cuestionó con amargura.
— No, claro que no hiciste nada malo— respondiste con seguridad—. Yo fui la que hizo algo malo.
Fubuki asintió girando la mirada y dándote la espalda, sabías que estaba por dirigirse hacia su habitación.
— De verdad lamento q-que las cosas hayan terminado de está forma— trataste de retirar las lágrimas de tus ojos.
— Yo también— Fubuki bajo la mirada, aquellos ojos grisaceos expresaba completa desilusión.
Intentaste acercarte a el para intentar darle un pequeño abrazo pero, él se movió lo bastante rápido para no aceptar aquel gesto. Por lo que simplemente se giró hasta darte la espalda, de este modo alejándose cada vez más de ti.
— Perdón...— murmuraste cuando observaste su suelta caminar a paso firme lejos de ti.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top